Concepto acuñado por el filósofo inglés Joseph Glanvill, el clima de opinión nos rodea. Existen ciencias para medirlo, pero también hay lugar para lo inesperado, tal como el aleteo de una mariposa en Pekín puede desatar un huracán en México que contraríe el pronóstico del tiempo. Este blog de tendencias de opinión pública e influencia social pretende aportar elementos al "sensor cuasiestadístico" con que sondeamos el ambiente y ser un foro para intercambiar puntos de vista.
martes, 7 de septiembre de 2010
La insoportable levedad de Twitter
Hace décadas, Giovanni Sartori constató la relevancia social que la TV venía adquiriendo en las campañas políticas y acuñó el término "videopolítica". Es un fenómeno con matices: desde una perspectiva positiva, puede ser una forma de dar más transparencia y sentido a la elección de los candidatos a un cargo. Por otro lado, tiene un costado negativo evidente: los tiempos en televisión excluyen los debates argumentativos y conservan sólo aquellos componentes que dan interés y espectacularidad al hecho, por lo que Sartori llegó a afirmar que el proceso político mediatizado "ya no tiene sentido y la transparencia ya no desvela nada".
La videopolítica no tardó en impregnar las campañas en todo el mundo, incluida, por supuesto, Latinoamérica. Como señala Gustavo Martínez Pandiani, en la década del 70 el "paradigma político" latinoamericano era tan poderoso que condicionaba a los medios de comunicación, imponiéndoles sus ritmos y muchas de sus reglas de juego; la relación política- medios se desarrollaba en términos de una virtual centralidad política de la comunicación. En cambio, "veinte años más tarde, se observa que la relación dialéctica entre política y comunicación se ha invertido. Hoy son los medios masivos de comunicación quienes imponen sus ritmos y sus reglas de juego a la actividad política (...) los que están obligados a adaptarse ya no son los medios sino los políticos. Son ellos quienes sienten que deben aprender a contestar preguntas de fondo en veinte segundos, para veinte periodistas al mismo tiempo y, si es posible, mirando a cámara".
Hoy, la novedad política es Twitter. Atentos a cualquier herramienta nueva en la era de las comunicaciones, y de cara a la campaña electoral del 2011, es comprensible que la clase política se sienta atraída por las posibilidades que ofrece esta tecnología pública y en ascenso, más todavía cuando llegan a estas costas asesores o consejeros que narran las bondades del uso de redes sociales en la campaña presidencial de Barack Obama en EE.UU. Sin embargo, el acercamiento de los políticos argentinos muchas veces deja que desear, ya sea por exceso de verborragia (en julio pasado, el canciller Héctor Timerman escribió en promedio 17 mensajes por día, con "picos" de 44 tweets por día, y se enredó en discusiones con periodistas como Alfredo Leuco y Pepe Eliaschev) o por desconocimiento de la herramienta (Macri prometió vía Twitter responder una vez por semana por video a las preguntas más frecuentes que le lleguen a través de esa red social, iniciativa encomiable pero inadecuada para una herramienta cuyo fuerte es instantaneidad y espontaneidad, por lo que responder una vez por semana sirve de poco y nada).
La dirigencia política argentina la está usando para plantear temas de actualidad. Digo plantear más que debatir, porque ¿se puede debatir realmente en 140 caracteres? Aunque se trata de una herramienta nueva, aún no del todo asimilada por los usuarios, hasta ahora los hechos muestran que en la "Política Twitter" abundan los cruces de opinión, las acusaciones, ironías y, no pocas veces, insultos. Pero no hay espacio para argumentos, razonamientos, para sostener una posición, elementos indispensables para una discusión política de mínima altura. Muchas veces los temas son importantes, pero el tratamiento es trivial. En ese sentido, Twitter está siendo usado como una vidriera nueva, pero una vidriera al fin, una herramienta flamante para una propaganda de poco vuelo. En muchas ocasiones lo que se exhibe es una repetición de consignas fáciles, cuando no una tendencia a exponerse más propia de un reality show barato, por parte de personas hasta irresponsablemente preocupadas por su privacidad (un ejemplo: «Estoy llevando a mi hijo a natación», twiteó el sindicalista de los porteros Víctor Santa María, una verdadera gansada que no puede interesarle a nadie más que a sus amigos, familiares, o eventualmente a algún delincuente que siga los pasos del twittero con malos propósitos).
No obstante, voy a ser más optimista que Sartori: Twitter puede ser una interesante herramienta de contacto directo del candidato con sus votantes, un modo de reforzar a quienes ya están convencidos o comparten una idea (ya que difícilmente 140 caracteres puedan persuadir o hacer que alguien reconsidere una posición). Respecto a la personalización del recurso, en realidad es aparente o limitada, ya que un político en campaña no puede dedicar mucho tiempo a intercambiar tweets con seguidores o usuarios, sino que deberá montar equipos de información específicos para redes, como ya se está viendo en la campaña presidencial de Brasil en estos meses.
Por otro lado, no estoy seguro de que el efecto de Twitter sea tan persistente en la política una vez que pase la novedad, básicamente por las limitaciones de contenido que presenta esa red. Asimismo, como sostiene el especialista Alejandro Prince, hay que ver qué pasa cuando deje de ser moda: "Twitter tiene más de 146 millones de usuarios en el mundo (...) en abril, tenía 105 millones y hace poco, ni sabíamos lo que era. La radio tardó 38 años en tener 50 millones de oyentes, la tele demoró 13 años en alcanzar la misma cota, e Internet solo tardó 4 años. Facebook, poco más de dos años, y Twitter, solo un año y medio: ya en mayo 2009 tenía aproximadamente 50 millones de usuarios. La viralidad y los efectos en red, a la orden del día. Pero, ojo, ¿se acuerdan de Second Life? Notas en tapas de diarios, blablabla, que el metaverso virtual, etc... No habiendo barreras de salida, las cascadas de fuga de usuarios pueden tener la misma o mayor velocidad que la de ingreso".
Para tener un parámetro de comparación, Facebook ya cuenta con 500 millones de seguidores, pero una encuesta reciente señaló que el 60% de ellos estarían dispuestos a darse de baja si sus problemas de privacidad continúan. Veremos, veremos, veremos...
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De un tiempo a esta parte desde diferentes ángulos y vertientes ideológicas se viene hablando de la las nuevas formas de “hacer política”, es decir campañas por parte de los partidos políticos. Se suceden las elecciones, y tanto el uso de las nuevas tecnologías, como de los llamados equipos técnicos no ha hace más que profundizarse. Pero ¿Que quiere decir esto políticamente? ¿Tendrá que ver con la crisis de representación que no es otra cosa que la expresión de un determinado desarrollo del proceso histórico? O será que es solo una adaptación al inevitable a los adelantos tecnológicos
ResponderEliminarEn mi opinión, uno de los puntos desde donde encarar la tarea de explicar esta situación pasa por observar que las explicaciones del escenario político y económico que a traviesa el país ya casi no es abordada por los partidos políticos burgueses. Ahora, esa función la llevan acabo las consultoras. Entonces, los “Mora y Araujo” reemplazan a organismos que debieran debatir y procesar políticamente la agenda publica, mas allá de la orientación que tome cada partido para resolver los problemas
Y si son los grupos empresariales los que tienen la función profesional de analizar y pensar lo que en teoría era tarea de los partidos políticos, entonces asistimos a un vaciamiento de esos organismos, es decir a la pérdida de una de sus ocupaciones principales: debatir programaticamente la solución de los problemas asignados por la agenda pública.
Entonces, al no hacer una de sus principales tareas políticas tanto al interior como al exterior, el debate es remplazado por la incesante búsqueda de efectos, tal vez así, en parte pueda entenderse que no haya “espacio para argumentos, para sostener una posición, elementos indispensables para una discusión política de mínima altura. Muchas veces los temas son importantes, pero el tratamiento es trivial”.
Estimado anónimo, tocás un tema clave pero arduo: si las consultoras ocupan el vacío que dejaron los partidos en la discusión de la agenda pública, o no. Consciente de que es un debate inagotable, te agrego algunos apuntes sobre el tema:
ResponderEliminar1) un buen consultor no debe pretender señalar al candidato “qué decir” (en sentido absoluto) ni un buen dirigente debe esperar que sea el consultor el que le proporcione toda la “letra” de su propuesta: ésta debe ser el resultado de las decisiones que el candidato y sus consejeros tomen sobre la base de sus propios valores, ideales e ideologías. Tampoco se puede construir una propuesta ni tomar decisiones como una forma de reacción espasmódica frente a las encuestas, ya que así no se puede seguir mínimamente un plan de acción determinado ni imponer dentro de la batalla política las propias convicciones (Ferrari Wolfenson, 2001).
2) Lourdes Martín Salgado (2002: 206) señala, sin embargo, que “aunque muchos consultores tengan por norma no decir al candidato lo que tiene que pensar, sino cómo decirlo, el papel de los profesionales del marketing político en la toma de posiciones ha crecido constantemente en los últimos veinte años”.
3) aunque las encuestas son instrumentos para conocer las prioridades e inclinaciones del electorado, no se puede definir la política sobre la base de encuestas. Germano (2001) sugiere que el rol del dirigente político tiene que trascender la reproducción de las opiniones de la gente, ya que lo propio de la política es trabajar en la construcción del futuro de una sociedad partiendo de un proyecto. Un proyecto tiene que integrar el concepto de consenso social, pero eso no significa que deba subordinarse al humor social (que es, por naturaleza, altamente cambiante y volátil). Si llega a ser gobernante, el dirigente tiene que estar preparado para aquellas ocasiones en las que deba tomar medidas que no necesariamente cuenten de inmediato con el aval de la gente; tendrá que hacer un trabajo de comunicación para lograr el consenso: “el político, sobre todo el gobernante, muchas veces tiene que colocarse un paso más delante de su sociedad, para proponer temas o perspectivas que quizás en ese momento no cuentan con el aval mayoritario. La apuesta del dirigente no es tan sólo acertar con lo que la sociedad ya piensa, sino también proponer alternativas y soluciones, confiando en que el valor de su propuesta podrá volcar la opinión en su favor”. El autor también insiste en que la planificación requiere de un diagnóstico adecuado de la opinión pública, para lo cual uno se sirve de las encuestas como instrumento, pero la encuesta-dependencia (una de las formas de la sobrevaloración de las herramientas del marketing político) conduce a un achicamiento del espacio de la política, y a una homogeneización de las propuestas que contribuye al vaciamiento de la misma; o, lo que también es cierto, muchas veces la sobrevaloración de las herramientas del marketing político se produce, justamente, por una carencia de política, por una pobreza de contenidos y de sustancia.
(extractos de mi libro sobre Investigación de opinión pública y campaña electoral)
Coincido con la visión optimista de Norman, ya que si bien el twitter como herramienta de comunicación política, es superficial, fugaz... produce "chispas" (comentarios, breves opiniones) que se desvanecen rápidamente; también permite acercar el electorado a los candidatos y de alguna manera (aunque no sea personalizado) interactuar directamente.
ResponderEliminarGoogleando, encontré que twittear significa en castellano algo así como parlotear.. y siempre es mejor hablar de ciertas cosas. Como ciudadanos que somos hablar/opinar/conocer de política siempre suma, aunque más no sea "por arriba".
hola profe, me sirvio la respuesta, ya seguiremos el "arduo" debate, je, atentamente, su "anonimo" alumno, osvaldo
ResponderEliminarNo se puede negar un efecto positivo del fenómeno internet ha sido la democratización del espacio comunicacional por el facil acceso de millones de personas. Esto ha modificado también las rígidas estructuras unilaterales de la radio y la TV. La desventaja es que les permite a las empresas y grupos tenernos bajo control con el termómetro "just in time". Me parece que Facebook, Twitter y similares son instrumentos para acceder en tiempo casi "real" a información privada de muchos millones de personas. Sin duda con fines desde meramente comerciales, hasta -¿por que no?- de manipulación política. Parece lo mio una teoría de la conspiración? No hay que creer en brujas, pero que las hay...
ResponderEliminara propósito, no se como hay que hacer para registrarse como seguidor del blog
ResponderEliminarHola Fabián! Simplemente clickeás en la parte que dice "seguidores" ubicada en el costado superior izquierdo (Seguir-Google Friend Connect) y ahí te dará la opción de agregarte con el nombre que vos elijas. Gracias por opinar y espero tus comentarios en la entrada más reciente del blog!
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