miércoles, 19 de agosto de 2015

PASO: en busca de regularidades estadísticas de cara a octubre (2)

Decíamos en el post anterior que los antecedentes de primarias anteriores arrojan que en 2011 el FPV obtuvo en las PASO presidenciales de agosto el 50% y en las generales de octubre el 54,1%, esto es, subió 4,1 puntos. En las legislativas de 2013, el FPV sumó en las primarias de agosto 27,1% pero en octubre logró 33,1%, es decir, subió 6 puntos. El promedio de ambos incrementos da 5 puntos redondos, con lo cual trazamos una primera hipótesis de lo que el FPV podría crecer de acá a octubre, que de confirmarse lo llevaría a 43,4, a sólo 1,6 de vencer sin necesidad de segunda vuelta (dado que en esa instancia no se computan los votos en blanco, lo cual hace subir los guarismos positivos). 

Un análisis de contexto nos recuerda que la de 2011 fue una elección poco competitiva: el 50% obtenido por CFK en las primarias dejaba claro que se impondría sin necesidad de ballotage y con una enorme distancia respecto del candidato opositor más votado (ninguno de los cuales llegó al 15% en aquellas PASO). La suba de 4 puntos del FPV de la primaria a la general de octubre puede atribuirse a un efecto del “carro ganador” (electores que se suman a la espiral ascendente de opinión), en un contexto económico por demás favorable al oficialismo. En una coyuntura muy diferente en 2013, el FPV subió 6 puntos porcentuales entre las primarias y las generales. El movimiento parece contraintuitivo en una mirada superficial, pero no lo es: en 2011, el guarismo del FPV del 50% era demasiado alto como para poder subir demasiado, al contrario que en 2013, cuando el oficialismo hizo en las PASO su peor elección desde que llegó al poder (27,15%): en ese marco hay que leer la suba de 6 puntos de una instancia a otra (primarias a generales); por eso, estimamos un promedio de 5 puntos de suba del FPV entre las PASO de agosto y la general de octubre como primera hipótesis tentativa, dado que la coyuntura de este año no es tan favorable como la de 2011 para el oficialismo, pero parece mejor que la de 2013. 

La comparación en el oficialismo es más sencilla, dado que se mantiene la identidad de la fuerza (FPV), más allá de los matices diferenciales entre coyuntura. En cambio, intentar el mismo ejercicio para la oposición se complica: por caso, en 2011 la UCR fue con fórmula propia a las elecciones, mientras que en 2013 concurrió con aliados en un frente que ya no existe; en 2011, el PRO no llevó candidato presidencial, y el Frente Renovador ni siquiera existía (en 2013, en cambio, esas fuerzas ya se insinuaban como competidores para 2015 y obtuvieron 17% y 9%, respectivamente; ver cuadro arriba). Pero, si hacemos abstracción de las siglas partidarias, podemos marcar que en 2011 las primarias no dejaron claro quién era el “mejor segundo”, ya que Ricardo Alfonsín y Eduardo Duhalde obtuvieron 12% del total, seguidos de cerca por Hermes Binner (con 10%). Alberto Rodríguez Saá consiguió casi el 8% (contra 2,11% de Adolfo en las PASO 2015, con lo cual aquí no hubo regularidad estadística) y Elisa Carrió el 3% (contra 2,33% este año, muy cerca de la regularidad estadística en este caso). La falta de un "mejor segundo" claro hizo que ninguno buscara acercar posiciones con los otros candidatos y que se mantuviera de cara a la primera vuelta de octubre un escenario de dispersión del voto opositor que resultó muy funcional al kirchnerismo. 

En el campo opositor, de las PASO a las generales de 2011, hubo sensibles movimientos. La politóloga María Esperanza Casullo los expone así: “El que más sufrió la fuga de votos fue Eduardo Duhalde, que había casi empatado el segundo lugar en las PASO con 12% y perdió más de la mitad: quedó quinto con el 5%. Lo más probable es que esos votantes, de carácter netamente antikirchnerista, hayan fugado hacia la opción opositora más “útil”, o sea, la de Hermes Binner. Por otra parte, también sufrió pérdida de votos Elisa Carrió, que pasó del 3% a quedar última con 1,82%. También, es más que probable que esos votos se hayan redirigidos hacia Hermes Binner. Ricardo Alfonsín, por su parte, no perdió tantos votos pero no pudo crecer: evidentemente los votantes decidieron que Hermes Binner (que en la primaria había quedado cuarto, debajo de Alfonsín) era una opción “más útil” que Alfonsín. Sin embargo, notemos lo sólido del voto de Alberto Rodríguez Saa, que casi permaneció igual, alrededor del 8%. Por su parte, también creció Cristina Fernández de Kirchner, que pasó del 50% al 54%. La amplitud de su victoria en las PASO parecía indicar que no quedaban muchos votos disponibles, pero un número de votantes prefirieron saltar al vagón de la ganadora. (probablemente algunos de los partidos que quedaron fuera, y algunos duhaldistas vueltos al redil.) Entonces, sin que esto signifique que es correcto realizar una extrapolación directa a las actuales elecciones, puede decirse que es probable que veamos desgranamiento de los votos de Sergio Massa y José Manuel De La Sota hacia las opciones vistas como “útiles”, ya sea tanto dentro del FPV como el campo opositor (esto más allá de los acuerdo cupulares establecidos o no por sus dirigentes: el votante demuestra bastante autonomía.) La pregunta es hacia dónde irán, y si primará el carácter peronista (Scioli) u opositor (Macri). Si el votante massista tiene un perfil similar al duhaldista en 2011 esto sería una buena noticia para Macri. Los votantes muestran autonomía, pero es probable que la mejor negociación que podría establecer Scioli sea con los Rodríguez Saá: ellos parecen tener más “controlado” su voto y probablemente puedan redigirlo más eficazmente. Finalmente: así como es seguro que una parte del voto de Massa y De La Sota irá a otras opciones, también es casi seguro que una parte permanecerá. Es muy poco probable que Massa pueda apropiarse de todo el voto massista-delasotista en esta primera vuelta, y esto es una mala noticia para él. Para finalizar, es muy poco probable (aventuramos) que los votantes de Sanz fuguen hacia la opción de Margarita Stolbizer. El impulso de votar “útilmente” en las elecciones presidenciales parece fuerte, y el “costo psicológico” del acuerdo del centenario partido con el de centroderecha ya ha sido, de alguna manera, saldado en las PASO. Es más probable que opten por la opción que a su juicio tiene más opciones de ganarle al peronismo”

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