La interna en el Frente de Todos (FDT) escaló este fin de semana con la renuncia del ministro de Hacienda, Martín Guzmán, quien estaba en la mira del kirchnerismo desde hace varios meses. Paradójicamente, su salida del gabinete se produce en un momento en el que había logrado algunas mejoras relativas de indicadores perceptivos microeconómicos (blandos) que le venían siendo esquivos y que se corresponden con algunos datos duros. En primer lugar, la expectativa de inflación según el Centro de Investigación en Finanzas (CIF) de la Universidad Torcuato Di Tella (UTDT) arrojó un junio una leve caída de 0,5 puntos porcentuales respecto de mayo pasado (cedió de 58,4% a 57,9%; gráfico arriba). Si bien dentro de niveles aún muy altos, la leve mejoría resulta consistente con un bimestre de descenso de la inflación que mide el Indec, que en mayo (última actualización) se ubicó en 5,1%, reportando una baja de 1,6 puntos porcentuales respecto al pico de marzo pasado (6,7%; gráfico abajo).
De todos modos, también aquí se trata de niveles elevados, insuficientes para generar un giro de expectativas en materia inflacionaria, que perforaron el umbral del 20% de optimismo en febrero pasado, según la serie de encuestas de Rouvier & Asociados; desde entonces, se mantuvieron en leve pendiente descendente (gráfico abajo).
Otro resultado de relativa mejoría en términos de percepción microeconómica que dejó el último mes de gestión de Guzmán es el Índice de Confianza del Consumidor (ICC) que también mide el CIF-UTDT: alcanzó 39,1 contra 36,3 de mayo pasado, lo que insinúa una suba de 2,8 puntos; a nivel interanual (contra junio de 2021), creció 4,5 puntos, mientras que se ubicó apenas 0,2 puntos porcentuales por debajo de junio de 2020 (gráfico abajo).
Por fuera de esos indicadores, los mejores resultados recientes de la gestión Guzmán son macroeconómicos: en materia de consumo, por ejemplo, en el segmento centros de compras las ventas crecieron 100,2% interanual en abril (última actualización) y las ventas en supermercados subieron 3,1% interanual, según el Indec. En términos de actividad, el producto interno bruto (PIB) creció 6% interanual en el 1° trimestre de 2022, y en abril (última actualización) creció 0,6% respecto de marzo y 5,1% interanual (gráfico abajo).
Sin embargo, el centro del debate en el FDT no pasa por la macroeconomía, sino por la microeconomía, y más precisamente, por el impacto del crecimiento en el “metro cuadrado” de los electores y el desgaste que ocasiona la inflación en las expectativas, dos desafíos que terminaron por llevarse puesto a Guzmán. En ese marco, en el promedio de las últimas encuestas la política económica del gobierno nacional ronda el 30% de imagen positiva vs 65% de negativa, lo que ubica al último sondeo de consultora Analogías como el más representativo de la serie (gráfico abajo).
Ese 30% de promedio de evaluación positiva de la política económica del gobierno nacional es consistente con el 34% de electores que en un estudio reciente de D´Alessio/IROL afirmó que sus ingresos se mantuvieron o pudieron ganar frente a la inflación en el último año. En sentido contrario, el 65% de calificación negativa se corresponde con el 64% que dice haber perdido algo o mucho contra la inflación (gráfico abajo). La apertura por voto muestra que sólo entre los electores oficialistas aparece una mayoría (51%) que dice haber mantenido sus ingresos o ganado contra la inflación.
Según la serie evolutiva de la misma consultora que indaga la expectativa económica del país dentro de un año, el optimismo insinuó una recuperación en mayo pasado de 28% a 31%, contra un pesimismo del 66% (gráfico abajo). Ese 31% se corresponde con ese núcleo en torno al 30% de adhesión que se detecta en los indicadores revisados. Finalmente, de acuerdo a la serie evolutiva de D´Alessio/IROL que compara la evaluación de la situación económica del país respecto al año pasado, el optimismo se estabilizó en torno al 26% contra un pesimismo muy alto, aunque por debajo del pico histórico (gráfico abajo). Este es el plexo de variables blandas y duras en el que asume la flamante ministra Silvina Batakis. El desafío es mayúsculo: debe combinar el desempeño positivo de la macroeconomía que dejó Guzmán, acelerar el “derrame” o impacto de la mejoría de la actividad en términos microeconómicos, y a la vez, profundizar o al menos sostener la desaceleración de la inflación del último bimestre.
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