En esos guarismos, la preferencia por Sputnik se ubica casi 7 puntos porcentuales por debajo del caudal del Frente de Todos (FdT) en las primarias abiertas, simultáneas y obligatorias (PASO) de agosto de 2019, mientras que la inclinación por la Pfizer se ubica en el orden de magnitud del caudal de JxC en esa misma elección (casi 33%). Es decir, aparece aquí una grieta relativa en forma de una polarización asimétrica, pues la posición más cercana al oficialismo aventaja a la contraria por una diferencia estadísticamente significativa de 8,3 puntos porcentuales. Sputnik V vuelve a ganarle el clásico a Pfizer en percepción de seguridad: 42% ve muy segura a esa vacuna, contra 26% de su “rival”, según el informe más reciente de Udesa; también gana en el acumulado (muy segura + algo segura), con 68% vs 55% (gráfico abajo).
La grieta se diluye en cuanto a la producción local de la Sputnik V, con 83% de acuerdo acumulado (64% está muy de acuerdo y 19% algo de acuerdo, según el mismo informe). También hay acuerdos mayoritarios, aunque menos contundentes, con la fabricación local de las vacunas de Oxford-AstraZeneca y de Sinopharm (gráfico abajo). Esto sugiere que las posiciones más sensatas se han ido imponiendo por encima de la confrontación conforme pasaron los meses, lo cual sin dudas es una buena noticia en el marco de la pandemia.
Sin embargo, por debajo de los consensos que muestran los datos anteriores (que oscilan entre primeras minorías por arriba del 40% y mayorías plenas por arriba del 60%), la esfera pública también está atravesada por discursos que realimentan la grieta y que la oposición aparece dispuesta a desempolvar de cara a la carrera electoral que se viene. Según los primeros resultados de un estudio realizado por el Laboratorio de Estudios sobre Democracia y Autoritarismos (LEDA) de la Universidad de San Martín, que indagó cómo los argentinos se identifican con las vacunas de Pfizer, Sputnik V y AstraZeneca y Sinopharm y la relación de esas preferencias con los Discursos de Odio (DDO) en la Argentina, habría una relación entre la preferencia por determinadas vacunas y modos violentos de participación en la esfera pública. De acuerdo a la encuesta, entre quienes eligen la vacuna Pfizer 45,8% aprueba y promueve los DDO, mientras que 42,7% los desaprueba. Entre los que prefieren la vacuna de AstraZeneca, 41,1 % promueve los DDO y 49,9 % los rechaza (gráfico abajo).
La relación se modifica drásticamente entre quienes se inclinan por Sputnik V: sólo 14% aprueba los discursos de odio, mientras que 70,8 % los rechaza. Lo mismo sucede entre quienes prefieren a Sinopharm: un 21,9 % se muestra afín a los DDO y 67,7% los rechaza. “En la esfera pública pareció activarse la memoria de un conflicto que polarizó al mundo: comunismo/anti-comunismo. Si a los primeros se los demonizaba, a los segundos se los asociaba con el diálogo democrático. Sin embargo, en el cruce con el índice de DDO la asociación parece indicar un sentido inverso”, afirma Ezequiel Ipar, doctor en Ciencias Sociales y director del proyecto. La encuesta también muestra que entre los convencidos de que en las vacunas “hay algo raro” el porcentaje de quienes promueven DDO asciende a 34,9%. Entre quienes consideran que “no hace falta vacunarse” el porcentaje es similar: un 34,1 % se manifiesta a favor esos discursos. En sentido contrario, entre quienes aceptan cualquier vacuna sólo 17,1% aprueba o promueve DDO. En síntesis, los datos sugieren que los DDO correlacionan con las posturas anti-gobierno que JxC representa, lo cual es consistente con otros estudios que arrojan que la intolerancia política en su nivel más intenso es más alta dentro del macrismo y del radicalismo que dentro del peronismo y el kirchnerismo. Esto enciende una alerta sobre el tono de la próxima campaña.
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