viernes, 5 de diciembre de 2025

Relación entre el PRO y LLA: qué dicen las últimas encuestas nacionales (nota publicada en CBA24N)

Recientemente, el ex presidente y líder del PRO, Mauricio Macri, advirtió que ese sello tendrá un candidato propio en el turno electoral 2027. Se trató de un nuevo giro de su relación con La Libertad Avanza (LLA) y el presidente Javier Milei, que oscila entre las invitaciones a comer milanesas y el destrato, extremos que se combinan con la cooptación de dirigentes del PRO y la avanzada sobre las bancas amarillas que supuso el resultado de la última elección de medio término. 

Sin embargo, el augurio de Macri debe ser visto dentro de un pronóstico reservado. Así como la UCR diluyó su carácter de fuerza nacional luego de la Convención de Gualeguaychú en 2015 (cuando el radicalismo selló su suerte al quedar como vagón de cola del PRO), 10 años después el signo amarillo parece correr la misma suerte (gráfico arriba). El primer paso se dio antes del ballotage de 2023, cuando el ex presidente apoyó a Milei de cara a la segunda vuelta para apalancar la victoria frente al peronismo. El segundo se concretó en mayo pasado, con la victoria libertaria en el bastión amarillo, Ciudad Autónoma de Buenos Aires, y el tercero con la fusión por absorción del PRO en listas lideradas por LLA en casi todos los distritos del país, con algunas excepciones (como Córdoba y Río Negro).


Esto crea una situación en apariencia paradójica: si bien LLA se impuso en las elecciones de medio término de manera clara, lo hizo con un caudal menor al de Cambiemos en el turno electoral comparable (2017) y también obtuvo una ventaja mucho menor sobre el pan peronismo (unos 5 puntos porcentuales a nivel país, contra los casi 15 pp que le sacó el PRO a Unidad Ciudadana + aliados hace 8 años). Así, el objetivo de Macri de quitar al peronismo del gobierno en 2023 se cumplió, pero a costa de debilitar al sello que fundó. Aunque hoy Milei tiene mucha menor satisfacción que la del ex presidente a la misma altura de su gobierno, según la última encuesta de Udesa (40% vs 53%, gráfico arriba), la transferencia de electores que comenzó en 2023 y se consolidó este año se insinúa como irreversible. 

Lo mismo sucede con la aprobación: la de Milei es mucho menor que la de Macri a idéntica altura de su gobierno, según el mismo informe (45% vs 62%, gráfico arriba) pero, al haber capitalizado LLA la posición de alternativa al kirchnerismo, el desplazamiento del PRO a una posición marginal parece irremontable. En el marco de una polarización que goza de buena salud, como demostró el resultado del 26 de octubre (casi 41% para LLA+ aliados vs casi 35% para el panperonismo y aliados), una grieta recreada condena a los demás sellos y frentes a la irrelevancia electoral, si bien en términos parlamentarios pueden conservar una relativa importancia. 

En ese marco, el peronismo, aun en el desconcierto de la derrota, capitaliza la condición de ser la principal referencia opositora para casi el 70% de los electores (gráfico arriba). Perdió el gobierno en 2023 y la elección de este año (como viene sucediendo en los comicios de medio término desde 2017), pero conserva la ventana de oportunidad  como alternativa al oficialismo: tanto la UCR como el PRO no llegan ni siquiera al 5% de menciones individuales como sello en ese mapa político (gráfico arriba). 

De cara a la futura (e inevitable) sucesión en el pan peronismo, hoy se registra un empate técnico entre la ex presidenta CFK y el gobernador de Buenos Aires, Axel Kicillof, con 26% vs 25% de las menciones cuando se mide quién es el principal líder de la oposición (gráfico arriba). En esa grilla, Macri apenas alcanza el 2%, mientras que hay una ventana de oportunidad para nuevas figuras, dado que 23% responde “ninguno” y 15% “no sé”. En este contexto, de cara al turno 2027 el PRO enfrenta el dilema de la supervivencia, ya que se mantiene relativamente estable la proporción de electores que piensan que ese sello debe formar una coalición con LLA y crecen levemente quienes se inclinan por una cooperación legislativa sin sumarse al gobierno. Los principales cambios se dan en los extremos: mientras que tienden a caer los que prefieren una fusión entre sellos, suben quienes prefieren un PRO opositor (gráfico abajo).  

En síntesis: 1) 10 años después del “suicidio político” de la UCR a nivel nacional (cuando prestó sus electores al PRO), el sello amarillo parece correr la misma suerte 2) los votantes que “transfirió” el PRO a Milei en 2023 aceleraron esa migración este año, y difícilmente vuelvan al sello amarillo mientras LLA conserve la condición de alternativa anti-K/anti peronista 3) el pan peronismo, aun en medio de una interna y una sucesión no resuelta, está hoy más fuerte que en el turno electoral 2017 4) Milei, aun victorioso hoy, tiene menor fuerza que la de Macri a la misma altura de su gobierno. Para recobrar centralidad política, el PRO tiene una sola alternativa de cara a 2027: que Milei transite la segunda parte de su mandato en un contexto de crisis que lo debilite sensiblemente para el siguiente turno electoral. 

jueves, 27 de noviembre de 2025

A un mes de la elección, polarización emocional e incertidumbre económica marcan el tono en las encuestas (nota publicada en CBA24N)

Hace 30 días, La Libertad Avanza (LLA) + aliados obtenía casi 41% de los votos a nivel país, vs  35% del peronismo y aliados. Sobre el cierre de noviembre, con apenas matices, persiste la situación de polarización levemente asimétrica que favoreció el triunfo oficialista, aunque ahora con tendencias cruzadas respecto al gobierno nacional (algunas le resultan favorables, pero otras no). Según la última medición nacional de la Universidad de San Andrés (Udesa), el 45% de los electores se encuentra satisfecho con el resultado electoral, vs 48% que está insatisfecho (gráfico arriba). La brecha negativa de 3 puntos porcentuales (pp) perfila, de todos modos, un empate técnico. 

En tanto, la encuesta más reciente de Vox Populi reportó que el resultado de la elección generó 45% de sentimientos positivos vs 41% de negativos (gráfico arriba), una brecha de 4 pp a favor del oficialismo que mantiene el empate técnico y la polarización en términos estadísticos. 

A su turno, la última encuesta nacional de Pulso Research arrojó una brecha negativa de 3 pp  en términos de sentimientos a futuro: 37% de estado de ánimo positivo vs 40% de negativo (gráfico arriba). Otro empate técnico, aunque en este caso con una polarización atenuada que invierte el sentido de hace un mes.  

El terreno donde el panorama se complica para el oficialismo es la percepción de la economía: según el relevamiento nacional realizado por Zentrix para la Federación Económica de Santa Cruz (FESC), casi 62% califica la actual situación económica del país como negativa, lo que triplica al optimismo (20,3%; gráfico arriba). Si se considera al regular (casi 18%) como un primer nivel de malestar, el pesimismo acumula casi 80%. 

En sintonía con eso, según el último informe de las consultoras trespuntozero & La Sastrería el 70% de los electores califica como negativa la situación económica del país, vs 29,4% que opina de manera positiva (gráfico arriba). Mientras que el optimismo transita una pendiente desde julio pasado y se ubica en el nivel del núcleo duro libertario (el 30% que votó por LLA en agosto y octubre de 2023), el pesimismo creció sin pausa a lo largo del segundo semestre del año.

Similar tendencia desfavorable reportó Vox Populi en cuanto a la expectativa económica pos electoral: 39% espera una mejora vs 46% que espera un empeoramiento (gráfico arriba). El optimismo se ubica en el mismo orden de magnitud del apoyo a LLA hace un mes, pero queda 7 pp por debajo del pesimismo, que replica el voto obtenido por Unión por la Patria en el ballotage de hace dos años (44,4%). 

En la misma línea, la última encuesta nacional de Giacobbe consultores arrojó que 38,5% del electorado le hace el aguante al esfuerzo económico que pide el gobierno, vs 48% que opina que el oficialismo está sometiendo a la gente a un sufrimiento sin sentido (gráfico arriba). Aquí, el saldo desfavorable es de 9,5 pp, con casi 11% que se ubica en una posición intermedia. En síntesis: 1) las posturas y sentimientos sobre el resultado electoral replican una situación de polarización simétrica 2) el estado de ánimo a futuro también muestra una “grieta” emocional 3) sin embargo, esas paridades relativas se rompen cuando entra en juego la variable económica; allí, tanto la percepción de la coyuntura actual como la perspectiva y expectativa a futuro muestran al pesimismo muy por encima del optimismo 4) esto confirma a la economía como el terreno más desafiante para un oficialismo que no debería asumir el resultado del 26 de octubre como un “cheque en blanco”, pues uno de cada cuatro electores lo votaron para darle tiempo, pero es un crédito extendido a la espera de resultados (gráfico abajo). 


   

jueves, 20 de noviembre de 2025

A dos años del ballotage, se achica la clase media y la movilidad social descendente se impone (nota publicada en CBA24N)

El 19 de noviembre de 2023, luego de obtener alrededor del 30% de los votos tanto en las primarias de agosto como en la primera vuelta de octubre, Javier Milei de La Libertad Avanza (LLA) se impuso con el 55,6% ante Sergio Massa de Unión por la Patria/UP (44,4%). A dos años de esa victoria, las últimas mediciones arrojan que el metro cuadrado de los electores, lejos de mejorar, acusa señales de deterioro. Según el relevamiento nacional que consultora Zentrix realizó para la Federación Económica de Santa Cruz (FESC), casi 7% se autopercibe de clase alta o media alta según sus ingresos, mientras que en el otro extremo poco menos del 60% se identifica como de clase media baja o baja, en tanto que casi un tercio cree pertenecer a la clase media típica (gráfico arriba). 

La consultora Casa Tres cruzó datos de su encuesta nacional realizada en octubre de 2025 con los de la encuesta permanente de hogares (EPH) del Indec durante el segundo trimestre de este año. La comparación arrojó un resultado claramente desfavorable: el 26% se autopercibió de clase media (casi 7 puntos porcentuales menos que en el estudio de FESC) pero, sobre la base de los ingresos mensuales netos que releva la EPH, apenas 14% reúne los ingresos para ser considerado como de clase media (gráfico arriba). En tanto, poco más de un tercio (34%) se percibe como de clase baja, vs 52% que es de esa clase según ingresos. Esto arroja una pirámide de ingresos en la que la sumatoria de las clases media baja y la baja (74%) acumula casi tres cuartos del total. 

En tanto, la última encuesta provincial de consultora Delfos (gráfico arriba), que midió según los parámetros homologados por la Asociación Argentina de Marketing/AAM) y la Sociedad Argentina de Investigadores de Marketing y Opinión/Saimo (no por autopercepción ni por ingresos), reportó que 27% de los cordobeses son de clase media típica o C3 (que en este caso se corresponde de manera aproximada al 26% que se autoidentifica así en el país). Comparando con octubre de 2023 (antes del cambio de gobierno), el acumulado de las clases baja inferior (D2) y marginal (E) creció 2 pp (de 18% a 20%), lo mismo que bajó la sumatoria de las clases media típica y baja superior (D2), una señal de deterioro y movilidad social descendente.  


Ese deterioro también se traduce en un ajuste de las economías domésticas: según Casa Tres, el 63% de los argentinos resignó algún servicio o actividad que realizaba habitualmente, lo que casi duplica al tercio que no hizo recortes (gráfico arriba). En el nivel socioeconómico (NSE) bajo se ajustó casi el 80%, mientras que en el NSE medio recortó poco menos de la mitad (48%). Sólo el NSE alto no tuvo que privarse de nada.  

Consistente con este proceso de movilidad social descendente y ajuste, más de la mitad (55%) percibe que la clase media se está achicando, vs 20% que cree que se mantiene igual y similar proporción de optimistas que ven un crecimiento (gráfico arriba). En ese marco, una primera minoría de casi 41% considera que su situación económica actual es negativa, vs casi 28% que la califica como positiva; así, el malestar acumulado en dos niveles de intensidad trepa a 72,3%. 


Finalmente, según la última encuesta nacional de Explanans (gráfico abajo), el impacto de las medidas de Milei en el bolsillo es peor que el que surge de la medición de FESC: poco menos de la mitad (casi 48%) dice estar peor que antes, casi un 24% dice que su situación no cambió y 28,3% responde estar mejor que antes, guarismo que se ubica en el mismo orden de magnitud del voto duro a LLA en 2023. En síntesis: 1) en conjunto, los datos socioeconómicos convergen en mostrar un deterioro de la clase media, atravesada por un proceso de ajuste 2) la movilidad social descendente es consistente con recortes en el consumo y una pesimista evaluación del metro cuadrado de la economía doméstica 3) esto plantea un panorama que desafía la euforia pos electoral del gobierno nacional y obliga a calibrar las razones del triunfo del pasado 26 de octubre, lo que será tema de la siguiente nota en este espacio.