Concepto acuñado por el filósofo inglés Joseph Glanvill, el clima de opinión nos rodea. Existen ciencias para medirlo, pero también hay lugar para lo inesperado, tal como el aleteo de una mariposa en Pekín puede desatar un huracán en México que contraríe el pronóstico del tiempo. Este blog de tendencias de opinión pública e influencia social pretende aportar elementos al "sensor cuasiestadístico" con que sondeamos el ambiente y ser un foro para intercambiar puntos de vista.
jueves, 30 de septiembre de 2021
lunes, 27 de septiembre de 2021
domingo, 26 de septiembre de 2021
De las PASO a la elección de noviembre: cómo ven los argentinos la campaña y cuántos podrían cambiar su voto (nota publicada en CBA24N)
Con el resultado del pasado 12 de septiembre ya “puesto”, las primarias abiertas, simultáneas y obligatorias (PASO) aún siguen dejando tela para cortar. Algunas encuestas recientes brindan datos clave de cómo los electores argentinos vieron la campaña y aportan información clave de cara al turno electoral decisivo que se viene el próximo 14 de noviembre. Según la consultora Zuban Córdoba, casi 74% de los votantes está muy o algo de acuerdo en que las campañas electorales no los interpelan, mientras que casi 18% se muestra en desacuerdo con esa afirmación (gráfico arriba).
Si bien algo menor, también es mayoritario el consenso de que las campañas electorales no les generan “nada”: 64,2% se muestra muy de acuerdo o algo de acuerdo con esa frase, contra casi 28% que se pronuncia en sentido contrario, según el mismo estudio (gráfico arriba). Consistente con eso, casi 36% afirma que los contenidos de campaña no le produjeron nada y casi 22% responde que le generaron aburrimiento; apenas 7% sintió esperanza, 16,2% rescata su rol informativo y 19,4% dijo que los contenidos le resultaron indignantes (gráfico abajo).
Esa mirada crítica respecto a las campañas se confirma en la última encuesta de Taquión: 84,4% de los electores argentinos se mostró muy o bastante de acuerdo con la afirmación “algunos spots de campaña me dieron vergüenza ajena” y apenas 15,4% dijo lo mismo respecto a la frase “siento que las propuestas de campaña se hicieron pensando en mí y en mis necesidades” (gráfico abajo).
Asimismo, la campaña parece haber tenido un efecto del tipo que Joseph Klapper describió ya hace más de 60 años, de refuerzo de actitudes preexistentes más que de cambio: 58,3% dice que no influyó en su decisión de voto, contra casi 7% que admite un cambio del sentido por otro partido o candidato (gráfico abajo).
En cuanto a las emociones dominantes durante la campaña, 47,5% se identificó con positivas (esperanza, tranquilidad, alegría) y 51,2% con negativas como incertidumbre, bronca y desilusión (gráfico abajo).
Se puede profundizar el análisis revisando los datos de la encuesta realizada en agosto por la red ENCResPA (integrada por 18 universidades nacionales y otras tres instituciones), que muestra con claridad los matices en cuanto a la percepción de la situación doméstica de la coyuntura en función de la intención de voto.
Claramente, la intención de voto al oficialismo se correspondía con quienes sentían una situación económica mejor o un poco mejor que la previa a la pandemia, mientras que la inclinación por la oposición o el voto bronca predominaban entre quienes se sentían igual o peor (gráfico arriba).
En la misma línea, la intención de voto al oficialismo se correspondía con quienes sentían que el Gobierno nacional había hecho todo bien o bastante bien frente a la pandemia, mientras que la inclinación por la oposición o el voto bronca predominaban entre quienes sentían que lo realizado desde la gestión iba desde un poco bien hasta todo mal (gráfico arriba). Finalmente, según Taquión, 4 de cada 10 electores consideraron votar por un candidato distinto al que finalmente votaron, la misma proporción se siente conforme con los resultados de las PASO y un dato clave: 3 de cada 4 (75,1%) afirma que en las elecciones de noviembre mantendrá su voto al mismo espacio político que eligió en las primarias, lo cual implica que casi 25% podría modificar su sufragio de cara a la elección decisiva del 14-11 (gráfico abajo): se trata de una masa de entre 3 y 3,5 millones de votantes en todo el país (variable según cuál sea la afluencia efectiva en la general, y habitualmente mayor que en las primarias), suficiente para hacer una diferencia sustantiva respecto a la antesala del 12 de septiembre. En síntesis, los datos perfilan que la campaña electoral de las PASO no fue movilizadora, que los esfuerzos propagandístico-publicitarios de las fuerzas competidoras le hablaron más que nada a los “propios” y no fueron efectivos en persuadir a electores no alineados, y que de cara al decisivo turno electoral de noviembre existe un nicho de oportunidad para una comunicación que interpele mejor a los votantes que se auto perciben como independientes.
Sin embargo, la campaña electoral en tanto emergente del trabajo de consultoría de opinión pública tiene un poder limitado: los procesos sociales poseen determinada dinámica y las investigaciones sociales aportan para detectarlos, diagnosticarlos y, dentro de ciertos límites, medirlos, sobre todo en su potencialidad con respecto a la continuidad o el cambio, pero hay muchos límites para la producción comunicativa de consensos o de conflictos. Una campaña electoral bien nutrida de investigaciones de opinión pública y eficazmente ejecutada puede activar ciertas tendencias preexistentes en la sociedad, pero no puede crear nada nuevo; puede movilizar a favor o en contra de una determinada fuerza, pero no generar adherentes u opositores de la nada. En este sentido, las palabras que Paul Lazarsfeld escribió originalmente en 1953 aún mantienen vigencia: “La campaña es como el baño químico que revela las fotografías. La influencia química es necesaria para que surjan las imágenes, pero sólo pueden aparecer aquellas imágenes ya latentes en la placa”.
sábado, 25 de septiembre de 2021
miércoles, 22 de septiembre de 2021
sábado, 18 de septiembre de 2021
viernes, 17 de septiembre de 2021
El efecto de las PASO de cara a la elección general de noviembre (columna publicada en CBA24N)
El pasado 12 de septiembre se celebraron las primarias abiertas, simultáneas y obligatorias (PASO), antesala de la que será la undécima elección legislativa de medio término desde el retorno de la democracia en 1983. De las 10 elecciones pasadas, en 7 se impuso el oficialismo de turno como primera minoría a nivel nacional (1985, 1991, 1993, 2005, 2009, 2013) y en tres perdió (1987, 1997 y 2001). Desde que el Frente para la Victoria (FPV) llegó al gobierno en 2003, ese sello siempre conservó la primera minoría en el total nacional, pero sólo en 2005 superó el 40% de los votos a nivel país y también ganó en provincia de Buenos Aires (PBA): en 2009 y 2013 cayó ante opciones opositoras en ese distrito, con lo cual su caudal total cayó cerca del 30%. El resultado distrital adverso de 2009 construyó la expectativa de un cambio de signo político presidencial en 2011, que luego fue rebatido con el histórico 54% de los votos que Cristina Fernández logró al ser reelecta como presidenta; en cambio, el triunfo de Sergio Massa sobre el FPV en PBA en 2013 cimentó su candidatura presidencial, dividiendo al espacio pan justicialista en el turno presidencial de 2015 y abriendo el camino al ballotage en el que Mauricio Macri se impuso de manera ajustada (por menos de 3 puntos porcentuales) sobre Daniel Scioli. En la elección de medio término de 2017, Cambiemos venció y se ubicó como primera minoría nacional con más del 40% de los votos y también se impuso en PBA (gráfico arriba).
Sin embargo, un año después estalló la crisis económica y dos años después el oficialismo, aun con un sello remozado (Juntos por el Cambio, JXC) perdió en las PASO, donde rondó el 33% de los votos y quedó más de 15 pp detrás del Frente de Todos (FDT), otra novedad política que reunificó el espacio pan justicialista. Aunque en las generales JXC remontó hasta 40,28% de los votos, Alberto Fernández se consagró presidente con 48,24% y una ventaja de casi 8 pp, lo que saldó la disputa sin ballotage. El pasado domingo, ambas coaliciones volvieron a medirse y en la decisiva PBA la sumatoria de las dos listas de JXC se impuso al FDT por 4,35 pp (gráfico arriba). El peso de ese distrito (37% del padrón nacional) imprime gran parte de la lectura poselectoral, como viene sucediendo desde 2005 (al punto que las derrotas oficialistas allí en 2009 y 2013 suelen ser evocadas como derrotas nacionales, cuando en rigor no es así). Sin embargo, el revés en PBA, bastión del FDT en su doble regreso al poder de 2019 (la presidencia con Alberto Fernández y la gobernación con Axel Kicillof) atraviesa hoy al oficialismo, que tiene que administrar el resultado adverso de las primarias cuando aún está procesando su transición desde la condición de coalición electoral exitosa en 2019 a coalición de gobierno en el contexto inédito de una pandemia global. El cálculo del resultado a nivel país es algo dificultoso, dado que los sellos no son homogéneos en los 24 distritos. De todos modos, si hacemos un punteo JXC con aliados ronda el 40% y el FDT con aliados ronda el 32%. Desde el punto de vista de la aritmética electoral, la coalición opositora le sacó al actual oficialismo la misma brecha que le sacó Fernández a Macri al llegar a la presidencia. Así, al FDT le pasó algo similar a lo que le sucedió a JXC en las primarias de 2019, cuando rondó el 33%; en cambio, el sello opositor se mantiene en su caudal de las legislativas de 2017 y la primera (y definitiva) vuelta presidencial de 2019.
De ese modo, tenemos un panorama bi-coalicional: mientras que JXC se ha mostrado más sólido en estas primarias, el FDT se ha replegado a su núcleo duro, con un caudal más cercano a las legislativas de medio término de 2009 y 2013 (entre 30% y 31%) que de su mejor performance en elecciones de medio término (el 41,6% registrado en 2005). De los 24 distritos electorales que tiene el país, la mejor aproximación al resultado nacional la sigue aportando PBA: el casi 38% de JXC se ubica a 2 pp del agregado nacional, mientras que el casi 34% del FDT en ese distrito está a menos de 2 pp de su sumatoria. La primera encuesta realizada pos PASO en PBA por CB Consultora (una de las que antes del 12-S perfilaba como posible la victoria opositora) muestra a ambas fuerzas con un leve retroceso (estadísticamente no significativo) respecto a su cosecha en las primarias: -2,3 pp en JXC (35,7%) y -3,1 pp en el FDT (30,5%; gráfico arriba). Aunque faltan poco menos de 60 días para el turno decisivo que define las bancas, esto insinúa una polarización un poco menor que en las recientes primarias, con un empate técnico entre la derecha de Avanza Libertad y el Frente de Izquierda, ambos en torno al 5%, mientras que Vamos de Florencio Randazzo aparece en torno al 4% que obtuvo el 12-S. Ese escenario relativamente menos polarizado, consistente con una elección legislativa de medio término, va a ser desafiado en las próximas semanas por las dos coaliciones tanto en PBA como en todo el país: JXC lo hará para sostener su ventaja y cimentar una victoria en noviembre, y el FDT apuntará a achicar la brecha en el distrito clave y tratar de forzar un resultado más cerrado en la sumatoria nacional.
El resultado del 14 de noviembre no será decisivo de cara al turno presidencial de 2023 (el FPV se recompuso en 2011 luego de un escenario relativamente desfavorable en 2009, mientras que, en sentido contrario, JXC perdió en 2019 luego de su victoria en 2017), pero sí gravitante para la dinámica legislativa del próximo bienio. La práctica parlamentaria desde diciembre de 2019 ha demostrado que las dos coaliciones son ideológicamente heterogéneas y que sus diferencias no son de actitudes o enfoques de campaña electoral sino programáticas: los legisladores nacionales de cada fuerza tienden a estar en desacuerdo con los del polo contrario sobre aspectos centrales del debate político, como lo ilustró con claridad la votación del proyecto de interrupción voluntaria del embarazo (IVE) a fines del 2020. Más allá de los matices que hubo, el FDT aportó la mayoría de sus votos a favor de la IVE, mientras que la mayoría de los legisladores de JXC votó en contra (gráfico arriba).
martes, 14 de septiembre de 2021
lunes, 13 de septiembre de 2021
sábado, 11 de septiembre de 2021
viernes, 10 de septiembre de 2021
El efecto pandemia en las compras online según los últimos estudios (nota publicada en CBA24N)
Desde marzo de 2020, la irrupción del Covid-19 junto con las restricciones de desplazamiento, los cierres y/o límites en atención comercial y la adopción de la tecnología como herramienta principal de compra, trabajo y ocio generaron un aumento exponencial de la cantidad de argentinos que concretaron compras online. Desde la pandemia se sumaron más de 8 millones de nuevos compradores, el doble que en años previos. El incremento atravesó todos los rubros: servicios, gastronomía, pago de facturas y compra de dispositivos electrónicos, según un estudio del área de Pagos Online de Mercado Pago. Entre abril de 2020 y marzo de 2021, 8,1 millones de consumidores realizaron operaciones de compra, con ropa/accesorios al tope, escoltada por servicios profesionales, almacén/kiosco/panaderías, gastronomía y telefonía/electrónica (gráfico arriba).
A nivel empresa, las pequeñas y medias (Pymes) aumentaron su presencia: las mayores alzas en ventas online las encabezaron heladerías (+1.248%), comida rápida (+993%), mensajería (+890%), restaurantes (+823%) y fábricas de pastas (+693%), conformando el top 5 de sectores. En la misma línea, la Cámara Argentina de Comercio Electrónico (CACE) realiza un estudio anual para conocer la situación del e-commerce en Argentina que da cuenta del fenómeno. La medición sistematizada a cargo de la consultora KANTAR en la medición presentada en agosto pasado (Informe Mid Term 2021) arrojó algunos datos clave:
124%
creció la facturación del comercio electrónico en Argentina durante 2020
$ 905.143
millones
fue la facturación del e-commerce en 2020
90%
de los adultos argentinos conectados ya compró on line alguna vez
250
millones de productos se comercializaron, un 72% más que el año anterior
Asimismo, el ticket promedio de compra es de $ 5.222, lo que representa un aumento interanual de 53% contra el estudio presentado el año pasado (gráfico abajo).
Desde el punto de vista de la oferta, la unidad de análisis de la investigación son las empresas socias de la CACE que participaron, conformada por una muestra de 257 firmas relevadas de manera online entre el 14 y el 24 de julio de 2021); desde la demanda, una muestra de 1.000 casos de adultos de los niveles socioeconómicos ABC1, C2, C3, D1 y D2 (es decir, todos los NSE desde el alto top al bajo inferior menos el E, marginal), relevados del 26 al 30 de julio de 2021 vía online (CAWI).
Según el estudio, se superaron las 80 millones de órdenes de compra (un aumento interanual de 47%) y el top se compone por alimentos/bebidas, indumentaria no deportiva, hogar/muebles/jardín, artículos de limpieza y accesorios para vehículos (gráfico arriba). Asimismo, se vendieron casi 121 millones de productos, 31% más que en el estudio anterior. Otro indicador que reporta un claro efecto pandemia es que el envío a domicilio desplaza al retiro en punto de venta, alcanzando una proporción del 64% (gráfico abajo). El retiro en punto de venta alcanza a un tercio (33%) y en sucursal de operador logístico un 3%.
En cuanto al uso de medios de pago, en poco más de 3 de cada 4 operaciones (76%) la tarjeta de crédito es el más utilizado (gráfico abajo), mientras que la tarjeta de débito suma un neto de 9%.
La facturación según las empresas encuestadas rondó los 632 mil millones de pesos, duplicando así al resultado del año anterior (gráfico abajo).
Finalmente, el efecto Covid-19 terminó de consagrar al “mobile” como canal de compras: 7 de cada 10 sesiones se realizaron a través de esos dispositivos (gráfico abajo).
Además de copar el 74% del tráfico, más de la mitad de las ventas (54%) también se concretó vía mobile.
Las PASO del domingo, una elección distinta que define algo más que candidaturas (nota compartida con colegas en La Nueva Mañana)
Mirando el escenario amplio, Norman Berra advierte sobre “una campaña compleja”, teniendo en cuenta los dos niveles, el nacional y el distrital. “Ahí hay diferencia clara con una elección presidencial, donde los candidatos son comunes a todos los distritos. Acá las listas son por sello nacional en primer término y por local en segundo”. En ese marco, el analista de opinión pública observa que, mientras el FdT lleva listas de unidad en la mayoría de los distritos, JxC debe definir sus diferencias internas en los principales distritos del país. “Eso complejizó aún más el análisis por fenómenos como el que se dio con Macri y Bullrich, a quienes ningunearon en el armado de listas pero subieron a la campaña en el trayecto definitivo”, de la misma. “Eso básicamente porque temen perder votos por derecha, sobre todo a manos de los libertarios, en CABA y en menor medida en PBA, donde se meten en la pelea entre Santilli y Manes”, advierte.
“A nivel creativo la campaña no ha sido destacada y la unidad del FdT puede haberse vista empañada por los errores no forzados generados en medio del proceso electoral. A eso se le suma pandemia, entonces la incógnita en algún punto pasa por el nivel de participación y ver cómo esto influye en los resultados”, anticipa Berra.
sábado, 4 de septiembre de 2021
viernes, 3 de septiembre de 2021
Las encuestas pronostican una pelea voto a voto entre Negri y Juez (nota compartida con colegas en Letra P)
Qué dicen las últimas encuestas a 10 días de las PASO (nota publicada en CBA24N)
A 10 días de las Primarias Abiertas, Simultáneas y Obligatorias (PASO), actualizamos los escenarios y tendencias que surgen de las más recientes encuestas nacionales realizadas entre agosto y los primeros días de septiembre.
Escenario 1: ventaja del oficialismo similar al 2019
Según Ricardo Rouvier (gráfico arriba), el Frente de Todos (FdT) rondaría el 37% contra casi 30% de Juntos por el Cambio (JxC). Así, la ventaja (7,2 puntos porcentuales) sería similar a la de octubre de 2019, cuando alcanzó 7,96 pp (48,24% vs 40,28%, respectivamente), en un escenario menos polarizado que el de la elección presidencial, consistente con una primaria de legislativas de medio término. Con 12,2% de indecisos, la brecha le da una luz de ventaja al oficialismo sin ser categórica. Las terceras fuerzas podrían mejorar su caudal respecto a 2019, lo cual también se corresponde con una elección de senadores y diputados nacionales sin la tracción de una boleta presidencial.
Escenario 2: ventaja oficialista en torno a 5 puntos porcentuales
Hay dos estudios que perfilan este escenario. El primero es de OhPanel, que arroja 34% para el FdT vs 29% para JxC, ambos subiendo respecto a la encuesta previa a costa de los indecisos, y con la derecha (7%) y la izquierda (5%) en empate técnico (gráfico abajo). Aun así, el 22% de indecisos deja el resultado abierto en cuanto a la definición del resultado.
La otra encuesta que arroja una brecha en torno a 5 pp es de CELAG, que reporta 43,3% para el Fdt vs 38,1% para JxC (gráfico abajo). En este caso, se proyectan indecisos y sólo se cuentan los votos válidos positivos, con lo cual el oficialismo rebasa el umbral del 40% y la principal fuerza opositora ronda el 38%. Esto marcaría una polarización notoria, más típica de una elección presidencial que de una primaria legislativa. Por fuera de “la grieta”, queda una “avenida del medio” que no llega al 10% (lavagnismo + randazzismo en 6,5%) y la izquierda en empate técnico con la derecha (5,7% vs 4,5%, respectivamente).
Escenario 3: empate técnico
Hay dos encuestas nacionales recientes que reportan esta tendencia. Por un lado, la del Observatorio de la Universidad Nacional de La Matanza (UNLAM), que arroja casi 35% para el FdT vs 32,5% para JxC (gráfico abajo). La brecha es de 2,4 puntos porcentuales, lo que cae dentro del rango del error muestral promedio e implica un empate técnico.
En ese estudio, el 10,3% de indecisos incrementa la incertidumbre del resultado que plantea el escenario de empate técnico. Por otro lado, ninguna de las terceras fuerzas con sello identificado se acerca a los dos dígitos, marcando así un escenario polarizado para una elección legislativa. Los libertarios apenas rozan el 5% y la izquierda perfila una cosecha magra en el total nacional. La otra encuesta que muestra un empate técnico es de Udesa y coloca arriba a JxC por 3 pp sobre el FdT, 35% a 32% con proyección de indecisos. Aquí, los libertarios mejoran su performance y alcanzan 12%, superando a la izquierda por 5 pp (gráfico abajo).
Promedio y participación, una variable clave
El promedio de las últimas encuestas arroja 35% para el FdT vs 30% para JxC, con lo cual si tomamos la media de error muestral el oficialismo podría descender hasta un piso de 32% y trepar hasta un techo del 38% y la principal fuerza opositora rondar entre 27% y 33% (contando todos los votos, no sólo los positivos). En algunas mediciones, el piso oficialista es más bajo, como en la última encuesta de Synopsis (gráfico abajo).
Sin embargo, ese mismo estudio perfila tres escenarios, en los que el caudal del oficialismo oscila entre 29,2% y 38,4%. Esto marca cierta convergencia de las mediciones en el potencial de caudal oficialista (el último informe de Poliarquía coincide en esa proyección). Synopsis plantea que la variable concurrencia puede ser muy gravitante, ya que si una parte del electorado opositor no vota en las primarias y sí lo hace el votante oficialista para expresar su apoyo, el FdT podría acercarse al 40%, que lo ubicaría claramente como la primera minoría nacional (gráfico abajo).
Como se vio en las cuatro elecciones provinciales recientes, la concurrencia fue menor que en comicios anteriores: cayó entre 4 y 15 pp comparada con comicios realizados en 2019 y 2017. En Misiones (votó el pasado 2 de junio), la participación fue del 59,53% del padrón, 19 pp menos que en comicios provinciales de 2019 y 2017. En Jujuy (votó el pasado 27 de junio), la participación electoral fue del 70,68%, lo que implicó una caída de 8 y 10 pp respectivamente comparada con las elecciones de gobernador y diputados provinciales de 2019 (78,69%) y las legislativas provinciales de 2017 (80,75%, coincidieron con las nacionales). En Salta, en las elecciones provinciales realizadas el 15 de agosto pasado, la participación fue del 60,21%, con una caída de 11 y de 14,7 pp respecto del 71,39% y del 74,92% de las elecciones locales de 2019 y 2017, respectivamente. Finalmente, en Corrientes, donde se eligió gobernador (un cargo ejecutivo que genera más afluencia que elecciones legislativas), la afluencia de electores fue la más baja de los últimos cuatro años: 66%, contra el 70% de las provinciales del 2 de junio de 2019 (-4 pp), el 81% de la elección de diputados nacionales 2019 (-15 pp) y el 79% de la elección de gobernador del 8 de octubre de 2017 (-13 pp). Habrá que esperar para confirmar si esa disminución también se dará en las PASO nacionales, en función de la situación sanitaria de la pandemia, el temor de algunos segmentos ante la posibilidad de contagiarse cuando la elección decisiva será recién en noviembre y el desinterés, descontento o apatía de parte del electorado.