En febrero de 2020, antes de la llegada de la pandemia del Covid-19, la expectativa de mejora de la situación con el por entonces nuevo gobierno nacional encabezado por Alberto Fernández trepaba al 57,1%, ubicándose así casi 9 puntos porcentuales por encima del caudal obtenido por el Frente de Todos en octubre de 2019 (48,24%). En marzo, la llegada del coronavirus al país cambió drásticamente el escenario: con 9 meses de gestión en plena pandemia global, a fines del año pasado la expectativa de mejora de la situación seguía por encima del pesimismo y de la perspectiva de estabilidad, pero el optimismo alcanzaba a apenas 1 de cada 3 electores argentinos: 33,4%. En cambio, el pesimismo había crecido del 19,6% a 28,8%, al mismo tiempo que la incertidumbre expresada en la respuesta ns/nc subió de 1,8% a 13,7% (gráfico arriba). Así, queda claro que el impacto del coronavirus se tradujo en una caída del optimismo: la incógnita es qué puede pasar en 2021, lo que depende fundamentalmente de la posibilidad de superar la pandemia, como queda puesto de manifiesto en el último estudio de Rouvier & Asociados. Según ese informe, el 48,3% cree que una vez que termine la pandemia la economía va a mejorar, un guarismo que está en el mismo orden de magnitud del voto oficialista en 2019. En cambio, 32,1% cree que la economía va a seguir igual y 13,2% es pesimista (gráfico abajo).
Si vemos la serie evolutiva de ese estudio, que arranca en abril de 2020 (mes de cuarentena plena), se detecta que el optimismo alcanzó su punto más alto en noviembre pasado, al igual que la perspectiva estable; en cambio, el pesimismo se mantuvo sin variaciones estadísticamente significativas entre abril y noviembre (gráfico abajo).
Cuando repasamos las mediciones que hacen foco en el tránsito hacia el nuevo año, encontramos algunos matices relevantes. A fines de 2020, la consultora Voices indagó las percepciones para el 2021: el 58% consideró que este será un año de dificultad económica, mientras que 22% espera una mejoría y 17% cree que será igual (gráfico abajo).
El análisis por variables arroja que el mayor optimismo se da en el segmento etario de 30 a 49 años (28%), el nivel socioeconómico (NSE) bajo (27%) y el Gran Buenos Aires (GBA, 26%), mientras que el mayor pesimismo se da en adultos de 65 años y más, el NSE alto y Capital Federal. En este punto, cabe destacar que el GBA es un bastión electoral del Frente de Todos, mientras que Capital lo es de Juntos por el Cambio (gráfico abajo).
Cuando se comparan las expectativas argentinas con las de la región y el mundo en general, se advierte que nuestro país es el más pesimista relativamente. Esto no se da a costa del optimismo (las diferencias entre quienes esperan que 2021 sea un año de mejoría económica no son estadísticamente significativas), sino que pasan fundamentalmente por el segmento de quienes esperan que este año sea igual al pasado (gráfico abajo).
En cambio, la última encuesta de Clivajes detectó un optimismo de 55,8%, dividido entre casi 24% que cree que la situación económica mejorará bastante en 2021 y casi 32% que cree que apenas mejorará; en sentido contrario, casi 42% es pesimista, con un 25,5% que cree que la economía empeorará un poco más y 16,13% que cree que será mucho peor (gráfico abajo). Si comparamos ese casi 56% de optimismo acumulado, tenemos una expectativa positiva similar a la que detectó CEIS en febrero de 2020, mientras que el pesimismo acumulado (41,7%) se ubica en el mismo orden de magnitud del voto de Juntos por el Cambio en octubre de 2019 (40,28%).
Ese optimismo en torno al 55% en materia de expectativas socioeconómicas coincide con la confianza en el gobierno nacional para resolver los problemas económicos actuales, según la misma medición, mientras que el pesimismo se corresponde con la desconfianza (43,7%; gráfico abajo).
Con matices, este clivaje electoral de las expectativas socioeconómicas también se advierte en los guarismos de la consultora CELAG: su estudio de fin de año reportó un optimismo de casi 60% respecto a que el gobierno pueda resolver la crisis económica, pero distinguiendo entre el corto plazo (22,1% que espera que suceda este año) y 37,5% que lo espera a mediano y largo plazo (dentro de 2 o 3 años). En sentido contrario, un 37,6% se mostraba pesimista, nuevamente un guarismo que está en el orden de magnitud del caudal de JxC en 2019.
En síntesis, el repaso de encuestas de expectativas socioeconómicas para 2021 arroja que el optimismo depende fundamentalmente de dos cuestiones: 1) que se supere la pandemia 2) la variable electoral, dado que el optimismo se articula con la confianza en el actual gobierno, al mismo tiempo que el pesimismo se corresponde con la desconfianza en el oficialismo. De cara a la elección de medio término de este año, un test crucial para el gobierno nacional, el desafío para el presidente Alberto Fernández será administrar las expectativas a efectos de que no resulten tan bajas como para acotar las posibilidades de una recuperación económica traccionada (al menos en parte) por el consumo interno, pero tampoco tan altas como para dejar paso a una desilusión preelectoralmente riesgosa.
https://www.cba24n.com.ar/opinion/las-expectativas-socioeconomicas-para-2021-en-las-encuestas_a6000de617d89dc7a4b6a9f86
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