En el post anterior sintetizábamos lo arrojado por las encuestas de FUNEDUTRA y OSPM así: el FPV es competitivo, pues sostiene su condición de primera minoría ratificada en 2013; no está claro que haya un fin de ciclo, aunque es cierto que el precandidato que parece medir mejor es el que tiene más perfil propio (esto podría equivaler a un "fin de ciclo" dado por sus matices diferenciales y, en términos psicoanalíticos, por el necesario "duelo" asociado a la salida de CFK de la presidencia), y por cierto, aún no ha sido “nominado” como el candidato del espacio pan-oficialista. Macri ha crecido en los últimos meses, mientras que Massa se ha estancado o retrocedido en intención de voto, pero todavía no puede decirse que se haya "abierto la boca del yacaré" entre los dos opositores más competitivos. FAUNEN ya aparecía relegado de la pelea mayor, incluso antes del portazo de Carrió; ese frente repite la crisis que ya sufrió el Acuerdo Cívico y Social en 2010, y Carrió es la figura que funciona como síntoma de esa crisis, pero no la única responsable, dado que otros referentes de ese espacio, como el precandidato radical Ernesto Sanz, también venían mostrándose partidarios de una apertura del Frente hacia el PRO.
Nuevas mediciones ratifican, en líneas generales, ese panorama: se repite el podio de los tres candidatos Daniel Scioli, Sergio Massa y Mauricio Macri, en una condición de triple empate técnico en la pelea presidencial, por encima de los candidatos de FAUNEN que vienen cayendo en los últimos meses. Según un estudio del consultor Raúl Aragón, realizado entre el 13 y el 20 de noviembre sobre la base de 3.002 casos presenciales en todo el país (con un margen de error de 1.8%) consultados sobre un escenario de primera vuelta (no PASO) Massa cosechó un 26,1% de intención de voto, Scioli 24,8% y Macri 21,3%. Detrás aparece Julio Cobos, del FAUNEN, con 8,8% y José Manuel de la Sota con 4,5%. Así, Massa se muestra estable pero estancado, en tanto que Macri subió sostenidamente y ahora aparece consolidado, mientras que Scioli mejoró su posicionamiento respecto a mediciones anteriores. Esto es consistente con diversos análisis en el sentido de que su candidatura al interior del espacio pan-oficialista se va consolidando sobre la base de dos factores básicos 1) mide más que figuras alternativas del FPV en todas las mediciones conocidas en todos los distritos 2) para gran parte de la estructura de gobernadores del PJ, más pragmática que ideológicamente cercana al kirchnerismo, es el candidato con más chances de retener el poder para el peronismo en 2015.
Ante la pregunta por el voto en las primarias, según Aragón Scioli cae al tercer puesto por 15,5%, Massa sigue primero con 20,1% y Macri escala al segundo lugar con 18,3%. En sentido contrario, Cobos baja a 3,1%. Sin embargo, desde esa consultora marcan que en el caso de los candidatos “frentistas” (Scioli y Cobos) se asume que en la elección general sumarían al menos parte (aunque no todos) de los porcentajes que en la hipótesis de PASO incluyen a otros candidatos de los sellos por los que serían postulantes. En el caso del FPV, detrás de los 15,5 puntos de Scioli miden en las primarias Florencio Randazzo con 6,9%; Sergio Urribarri con 2,3%; Agustín Rossi con el 0,4% y Julián Domínguez con el 0,3%. Esto da algunos indicios de quiénes podrían ser contendientes del gobernador bonaerense en un escenario tripartito o bipartito, es decir, uno donde no hubiera candidato consensuado: en las PASO podría competir Scioli como candidato K “no puro” vs Randazzo (mano a mano) o Randazzo y Urribarri (escenario de 3), como candidatos más “kirchneristas”. Va de suyo que esa división, a priori, parece beneficiar a Scioli, dado que fragmenta en dos porciones el voto más “kirchnerista”, en una elección de carácter abierto en la que el aparato tiene una gravitación importante pero no tan decisiva como en una interna propiamente dicha de carácter “cerrado”.
En el caso del FAUNEN, según la encuesta de Aragón el ex gobernador mendocino recoge más intención de voto afuera que adentro del sello: en una eventual primaria ganaría el socialista Hermes Binner con el 5,5%, seguido por Elisa Carrió con el 3,7% (hasta nueva orden, no sería candidata en las PASO). Después aparece Cobos con el 3,1% y al final de todo Ernesto Sanz con el 1% (ratificando nuestra tesis de que el espacio mediático dedicado a este precandidato no tiene correlación positiva con su desempeño en las encuestas, sino más bien inversa). “Pino” Solanas (Proyecto Sur), otra figura de este frente, ni siquiera aparece en los reportes. Que Cobos mida relativamente más por fuera que por dentro tiene cierta lógica, toda vez que el ex vicepresidente de CFK es muy resistido al interior de la UCR justamente por ese antecedente (haber sido parte de la Concertación kirchnerista). Finalmente, la encuesta de Aragón confirma que no se abrió la boca del yacaré entre los candidatos que integran el podio (Massa, Scioli y Macri), pero que sí parece abrirse relativamente cuando la cuenta incluye a las figuras del FAUNEN, que muestran una tendencia al retroceso y quedan en situación de competitividad menguada.
Concepto acuñado por el filósofo inglés Joseph Glanvill, el clima de opinión nos rodea. Existen ciencias para medirlo, pero también hay lugar para lo inesperado, tal como el aleteo de una mariposa en Pekín puede desatar un huracán en México que contraríe el pronóstico del tiempo. Este blog de tendencias de opinión pública e influencia social pretende aportar elementos al "sensor cuasiestadístico" con que sondeamos el ambiente y ser un foro para intercambiar puntos de vista.
miércoles, 26 de noviembre de 2014
domingo, 23 de noviembre de 2014
Nota publicada en suple Tendencias de La Voz
Tecnología aplicada a la educación
Ayudas a los procesos. Se incorporan dispositivos y plataformas que suman aportes. Algunos, sin embargo, también desatan controversias. Novedades y casos destacados.
Por Norman Berra (Especial)
En los últimos años, asistimos a un proceso en el que las nuevas tecnologías complementan crecientemente a los clásicos útiles escolares y las herramientas educativas tradicionales. Repasemos algunos desarrollos y novedades:
http://www.lavoz.com.ar/tendencias/tecnologia-aplicada-la-educacion
jueves, 20 de noviembre de 2014
El mapa político va decantando en escenario preelectoral (2)
Con
posterioridad a la encuesta del CEOP que comentamos en la entrada anterior,
trascendieron otros dos estudios. El primero fue realizado por la consultora Opinión
Pública Servicios y Mercados (OPSM), dirigida por Enrique Zuleta Puceiro, entre el 2 y el 7 de noviembre. Sobre una muestra nacional de 1.200
casos, la encuesta sondea, en distintos escenarios, la intención de voto a
presidente y ubica en primer lugar a Daniel Scioli con el 24,1%. Mauricio Macri, sin ninguna alianza sino en carácter de candidato del
PRO, lo seguiría con 23,9%, lo cual implica un empate técnico. Detrás quedaría Sergio
Massa, con 19%) y, rezagados, los presidenciables del FAUNEN, Hermes Binner,
Ernesto Sanz, Julio Cobos y Elisa Carrió (13,9%), que esta medición reporta
como un aglomerado de candidatos.
El
segundo escenario medido por OPSM muestra a nuevamente a Scioli al tope, con 24,9% de
intención de voto para presidente, pero explora un supuesto frente entre Macri y parte del FAUNEN (Elisa Carrió, Ernesto Sanz y Julio Cobos). Medida por OPSM, esta conjetura alcanza 24,3% de intención de voto, con
lo cual no muestra a la oposición ganando competitividad aun armando un frente
si se lo compara con el registro de Macri en solitario. En cambio, esta hipótesis,
siempre según OPSM, mejora algo la performance de Massa, que llegaría a 22,6%. Este escenario también mide el desempeño de una fórmula liderada
por Hermes Binner en compañía de Fernando ‘Pino’ Solanas: según OPSM, logra 9,3%
de intención de voto. Es decir, lo que presupone aquí Zuleta Puceiro es que una
alianza entre Macri con los referentes de FAUNEN mencionados arriba podría
generar una ruptura con el ala más de “centroizquierda” del FAUNEN, que en ese
caso presentaría un binomio aparte (de ahí que se mida a Binner-Solanas). En
síntesis, según este estudio, una alianza hacia el PRO deja en el camino (9,3%)
más de lo que suma (menos de 1 punto). No obstante, hay que remarcar que la encuesta es previa al portazo que dio Elisa Carrió esta semana.
El otro
estudio divulgado es la Encuesta Nacional de Imagen y Voto que viene realizando
mensualmente el Observatorio de Política y Democracia de la Fundación Educando
para el Trabajo (FUNEDUTRA). Relevada de manera telefónica entre el 11 y el 14
de noviembre pasado, trabajó con una muestra de 850 casos que abarcó la
población de los centros urbanos más importantes del país: Buenos Aires,
Córdoba, Santa Fe, la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y Mendoza. En el
estudio, Daniel Scioli
aparece liderando la intención de voto de cara a
las presidenciales de 2015 con un 27,3%; lo sigue Mauricio Macri (19,6%) y en tercer lugar Sergio Massa (16,4%). Esta encuesta arroja una ventaja mayor para Scioli como candidato del FPV y una disputa más pareja entre Macri y Massa por el segundo lugar. Considerando los datos de las encuestas que
realizó FUNEDUTRA en los últimos meses, entre marzo y noviembre el mandatario
bonaerense creció un 7% y el jefe de Gobierno porteño un 6,5%, mientras que por
contrapartida, Massa, líder del Frente Renovador, sufre una caída en la
intención de voto del 8,4%. Detrás del podio mencionado (que, como venimos
repasando en este blog, coincide en todas las encuestas conocidas hasta ahora,
a veces con matices en el orden relativo en que se ubican los precandidatos)
aparece el ex gobernador de Santa Fe y líder del socialismo, Hermes Binner (5,8%o) y el ex vicepresidente y ex gobernador de Mendoza, Julio Cobos (4%), ambos del FAUNEN. Los encuestados que eligieron otros candidatos suman
un 5,9% y los que no eligieron a ninguno 11,8%, en tanto que los indecisos
trepan al 9,5% (respuesta ns/nc, que en rigor mezcla indecisión con cierto
rechazo actitudinal a responder).
FUNEDUTRA también explora un escenario sólo con los tres precandidatos del podio: en ese caso, 32,9% votaría a Daniel Scioli, el 27,9% se inclinaría por Mauricio Macri, el 21,7% por Sergio Massa y el 17,3% no votaría a ninguno. Por otra parte, según esta encuesta el voto oficialista rígido comienza a tener buena percepción de Scioli (abona la tesis de que el menos K de los candidatos del FPV va limando la resistencia interna), al mismo tiempo que Macri se consolida como opositor en detrimento de Massa. Más allá de los matices respecto al estudio de OPSM, el repaso de ambas encuestas permite confirmar algunas tendencias que ya venimos observando y agregar algunas otras consideraciones: 1) El FPV es competitivo; no está claro que haya un fin de ciclo, aunque es cierto que el precandidato que parece medir mejor es el que tiene más perfil propio, y por cierto, aún no ha sido “nominado” como el candidato del espacio pan-oficialista 2) Macri ha crecido en los últimos meses 3) Massa se ha estancado o retrocedido en intención de voto, pero todavía no puede decirse que se haya "abierto la boca del yacaré" entre los dos opositores más competitivos 4) FAUNEN ya aparecía relegado de la pelea mayor, incluso antes del portazo de Carrió; ese frente está repitiendo la crisis que ya sufrió el Acuerdo Cívico y Social en 2010, y Carrió es la figura que funciona como síntoma de esa crisis, pero no la única responsable (de hecho, radicales empinados como Sanz también venían mostrándose partidarios de una apertura del Frente hacia el PRO).
FUNEDUTRA también explora un escenario sólo con los tres precandidatos del podio: en ese caso, 32,9% votaría a Daniel Scioli, el 27,9% se inclinaría por Mauricio Macri, el 21,7% por Sergio Massa y el 17,3% no votaría a ninguno. Por otra parte, según esta encuesta el voto oficialista rígido comienza a tener buena percepción de Scioli (abona la tesis de que el menos K de los candidatos del FPV va limando la resistencia interna), al mismo tiempo que Macri se consolida como opositor en detrimento de Massa. Más allá de los matices respecto al estudio de OPSM, el repaso de ambas encuestas permite confirmar algunas tendencias que ya venimos observando y agregar algunas otras consideraciones: 1) El FPV es competitivo; no está claro que haya un fin de ciclo, aunque es cierto que el precandidato que parece medir mejor es el que tiene más perfil propio, y por cierto, aún no ha sido “nominado” como el candidato del espacio pan-oficialista 2) Macri ha crecido en los últimos meses 3) Massa se ha estancado o retrocedido en intención de voto, pero todavía no puede decirse que se haya "abierto la boca del yacaré" entre los dos opositores más competitivos 4) FAUNEN ya aparecía relegado de la pelea mayor, incluso antes del portazo de Carrió; ese frente está repitiendo la crisis que ya sufrió el Acuerdo Cívico y Social en 2010, y Carrió es la figura que funciona como síntoma de esa crisis, pero no la única responsable (de hecho, radicales empinados como Sanz también venían mostrándose partidarios de una apertura del Frente hacia el PRO).
martes, 18 de noviembre de 2014
El mapa político va decantando en escenario prelectoral (1)
En las últimas tres entradas, ensayamos aritméticas electorales que perfilan por dónde pasan las chances de victoria del oficialismo y de la oposición, respectivamente. Sintéticamente, en el primer caso, la apuesta central es imponerse en primera vuelta, para evitar que el voto adverso al oficialismo se encolumne detrás del opositor más votado (ya sea en la instancia de ballotage formal propiamente dicho o bien en una primera vuelta pos-PASO que haría las veces de “doble vuelta informal”-tesis Carlos Fara). En sentido contrario, decíamos, las chances de la oposición dependen fuertemente de que se abra “la boca del yacaré”, es decir, que crezca la intención de voto de Mauricio Macri y se estanque o descienda la de Sergio Massa, o viceversa; el FAUNEN, con varios precandidatos lanzados (pero pocos "midiendo") según todos los estudios de opinión conocidos, hoy por hoy no tiene chances de arrimarse a la pelea mayor.
En el post anterior, revisábamos a su vez la fuerza relativa de los sellos en una encuesta que confirmaba la ventaja del FPV (33,7%, contra 20,7% del PRO, 18,4% del Frente Renovador, casi 13% del FAUNEN y casi 6% del Frente de Izquierda. El registro del oficialismo es prácticamente el mismo que obtuvo en las elecciones legislativas de 2013, que confirmaron su carácter de primera minoría electoral nacional (aunque lejos del récord del 54% obtenido en las presidenciales de 2011 con CFK como candidata). Dado que ese tercio también lo mantuvo el kirchnerismo en las legislativas de medio término de 2009, diversos analistas hablan de un núcleo duro K del 33% como piso electoral del oficialismo. Este fin de semana, una encuesta del CEOP reportó cifras similares, colocando al FPV con 35%, seguido por el PRO y el Frente Renovador de Massa, en ese orden. “Preguntamos si se votaría en las PASO y a qué partido votaría; la próxima etapa serían candidatos. La intención de voto por partido desnuda las lealtades de la gente, y hoy el Frente para la Victoria metido adentro de la estructura del FPV logra casi un 35%”, señaló Roberto Bacman, titular del Centro de Estudios para la Opinión Pública. “Si el FPV tiene 35%, donde hay indecisos y voto en blanco, si se lo proyecta está por encima del 40%, que es el piso histórico del PJ, del ´83 en adelante”, sostuvo. Para Bacman, tanto el PRO como el FR están “unos 20 puntos por debajo” del FPV, con ventaja leve de Macri sobre Massa.
El estudio que citábamos en el post anterior avanzaba sobre el posicionamiento de los candidatos. Al interior del FPV, Daniel Scioli lograba el 54,9% de adhesión, seguido por Florencio Randazzo (29,8%) y Sergio Urribarri (5,8%). En las elecciones generales, si el candidato del FPV fuera Scioli, de acuerdo a ese estudio obtendría un 33,2% (primera vez que un precandidato del espacio pan-oficialista aparece capitalizando “el tercio de los sueños”). Por su parte, Sergio Massa logra un 24% y Mauricio Macri un 22,6% (un empate técnico) en tanto que Julio Cobos, a priori el precandidato más competitivo del FAUNEN, suma un 12,1%. La comparación entre junio y octubre, siempre de acuerdo a esta encuesta, muestra que Scioli pasó del 29,2% al 33,2 %, Massa bajó del 25,2% al 24%, Macri pasó del 21,4 al 22,6; Cobos del 13,2 al 12,1%. Hay que decir que, en rigor, ninguna de estas variaciones es estadísticamente significativa. En el caso de Jorge Altamira, la variación sí es más sensible: bajó del 4,8% al 1,9%.
En conclusión, el mapa político va decantando lentamente en escenario preelectoral. El oficialismo sigue siendo primera minoría electoral, como fue en 2013, y si bien muestra un escenario con múltiples candidatos (como el FAUNEN), las tendencias sugieren que irá ordenándose, sino en torno a una candidatura única, en una compulsa entre no más de dos o tres figuras, una de las cuales seguramente será K “menos pura” (Scioli), para contender con uno o dos candidatos más cercanos o “aceptables” para las minorías “doctrinarias” del kirchnerismo. Esa misma división, en una instancia de primarias abiertas como las PASO, beneficiaría a Scioli, el candidato más potable para los segmentos electorales "moderados" (ni anti -K ni kirchneristas "fieles") y para gran parte de la estructura del PJ, que comparte la condición de ese electorado volátil. Como sucedió en 2010 después de las anteriores legislativas de medio término, el oficialismo confirmó que maneja la agenda política, mantiene la iniciativa y además reforzó su posición en el clima de opinión (considerar, en este marco, el fracaso del 13-N). También como en 2010, el FAUNEN está repitiendo el fracaso del Acuerdo Cívico y Social, ya que oscila entre la ruptura y una convivencia forzada, ya no sólo por la perpetua vocación desafiante de Elisa Carrió en todos los espacios que integra-desintegra, sino por la abierta inclinación de figuras de peso del radicalismo (como el titular del Comité Nacional, Ernesto Sanz, nada menos) de abrir el frente hacia el PRO, contra la voluntad de los socios de “centroizquierda” que integran el frente.
Aunque por ahora la sangre no llegó al río, este debate interno deja al FAUNEN en condición de cuarto cómodo en intención de voto y sujeto a la canibalización electoral de las dos figuras opositoras más competitivas, Sergio Massa y Mauricio Macri. Hoy, no se advierten en el escenario nichos donde puedan insertarse nuevas figuras o candidatos, menos todavía si lo hacen bajo el auspicio de sellos débiles (como el partido Fe, de “Momo” Venegas). Por el contrario, lo que hay es superabundancia de precandidatos: como ya planteó el consultor Carlos Fara hace un mes, “no es tiempo de hablarle demasiado al electorado. Es tiempo de tener paciencia. Hay demasiadas fichas en el aire”.
En el post anterior, revisábamos a su vez la fuerza relativa de los sellos en una encuesta que confirmaba la ventaja del FPV (33,7%, contra 20,7% del PRO, 18,4% del Frente Renovador, casi 13% del FAUNEN y casi 6% del Frente de Izquierda. El registro del oficialismo es prácticamente el mismo que obtuvo en las elecciones legislativas de 2013, que confirmaron su carácter de primera minoría electoral nacional (aunque lejos del récord del 54% obtenido en las presidenciales de 2011 con CFK como candidata). Dado que ese tercio también lo mantuvo el kirchnerismo en las legislativas de medio término de 2009, diversos analistas hablan de un núcleo duro K del 33% como piso electoral del oficialismo. Este fin de semana, una encuesta del CEOP reportó cifras similares, colocando al FPV con 35%, seguido por el PRO y el Frente Renovador de Massa, en ese orden. “Preguntamos si se votaría en las PASO y a qué partido votaría; la próxima etapa serían candidatos. La intención de voto por partido desnuda las lealtades de la gente, y hoy el Frente para la Victoria metido adentro de la estructura del FPV logra casi un 35%”, señaló Roberto Bacman, titular del Centro de Estudios para la Opinión Pública. “Si el FPV tiene 35%, donde hay indecisos y voto en blanco, si se lo proyecta está por encima del 40%, que es el piso histórico del PJ, del ´83 en adelante”, sostuvo. Para Bacman, tanto el PRO como el FR están “unos 20 puntos por debajo” del FPV, con ventaja leve de Macri sobre Massa.
El estudio que citábamos en el post anterior avanzaba sobre el posicionamiento de los candidatos. Al interior del FPV, Daniel Scioli lograba el 54,9% de adhesión, seguido por Florencio Randazzo (29,8%) y Sergio Urribarri (5,8%). En las elecciones generales, si el candidato del FPV fuera Scioli, de acuerdo a ese estudio obtendría un 33,2% (primera vez que un precandidato del espacio pan-oficialista aparece capitalizando “el tercio de los sueños”). Por su parte, Sergio Massa logra un 24% y Mauricio Macri un 22,6% (un empate técnico) en tanto que Julio Cobos, a priori el precandidato más competitivo del FAUNEN, suma un 12,1%. La comparación entre junio y octubre, siempre de acuerdo a esta encuesta, muestra que Scioli pasó del 29,2% al 33,2 %, Massa bajó del 25,2% al 24%, Macri pasó del 21,4 al 22,6; Cobos del 13,2 al 12,1%. Hay que decir que, en rigor, ninguna de estas variaciones es estadísticamente significativa. En el caso de Jorge Altamira, la variación sí es más sensible: bajó del 4,8% al 1,9%.
En conclusión, el mapa político va decantando lentamente en escenario preelectoral. El oficialismo sigue siendo primera minoría electoral, como fue en 2013, y si bien muestra un escenario con múltiples candidatos (como el FAUNEN), las tendencias sugieren que irá ordenándose, sino en torno a una candidatura única, en una compulsa entre no más de dos o tres figuras, una de las cuales seguramente será K “menos pura” (Scioli), para contender con uno o dos candidatos más cercanos o “aceptables” para las minorías “doctrinarias” del kirchnerismo. Esa misma división, en una instancia de primarias abiertas como las PASO, beneficiaría a Scioli, el candidato más potable para los segmentos electorales "moderados" (ni anti -K ni kirchneristas "fieles") y para gran parte de la estructura del PJ, que comparte la condición de ese electorado volátil. Como sucedió en 2010 después de las anteriores legislativas de medio término, el oficialismo confirmó que maneja la agenda política, mantiene la iniciativa y además reforzó su posición en el clima de opinión (considerar, en este marco, el fracaso del 13-N). También como en 2010, el FAUNEN está repitiendo el fracaso del Acuerdo Cívico y Social, ya que oscila entre la ruptura y una convivencia forzada, ya no sólo por la perpetua vocación desafiante de Elisa Carrió en todos los espacios que integra-desintegra, sino por la abierta inclinación de figuras de peso del radicalismo (como el titular del Comité Nacional, Ernesto Sanz, nada menos) de abrir el frente hacia el PRO, contra la voluntad de los socios de “centroizquierda” que integran el frente.
Aunque por ahora la sangre no llegó al río, este debate interno deja al FAUNEN en condición de cuarto cómodo en intención de voto y sujeto a la canibalización electoral de las dos figuras opositoras más competitivas, Sergio Massa y Mauricio Macri. Hoy, no se advierten en el escenario nichos donde puedan insertarse nuevas figuras o candidatos, menos todavía si lo hacen bajo el auspicio de sellos débiles (como el partido Fe, de “Momo” Venegas). Por el contrario, lo que hay es superabundancia de precandidatos: como ya planteó el consultor Carlos Fara hace un mes, “no es tiempo de hablarle demasiado al electorado. Es tiempo de tener paciencia. Hay demasiadas fichas en el aire”.
domingo, 16 de noviembre de 2014
Nota publicada en suplemento Tendencias de La Voz
La nube, para todos y todas
Soluciones “cloud”. Tanto para usuarios como para empresas, se multiplican los servicios y desarrollos asociados a la nube. Novedades recientes y casos destacados.
Por Norman Berra (Especial)
Sin dudas, un gran activo de las personas y las compañías es su información, capital cada vez más móvil y “flotante” desde la irrupción de servicios alojados en “la nube”. La nube permite a los usuarios tener sus archivos disponibles en todas partes y en cualquier dispositivo con conexión a Internet (ya que la información está descargable desde la web), lo que proporciona grandes ventajas pero también plantea desafíos en términos de funcionalidad, seguridad y privacidad.
http://www.lavoz.com.ar/tendencias/la-nube-para-todos-y-todas
viernes, 14 de noviembre de 2014
Aritmética electoral: las chances del oficialismo y las chances de la oposición hacia 2015 (3)
Que el mejor escenario electoral para el oficialismo es ganar en primera vuelta está bastante claro en el debate al interior del espacio. En todo casos, los matices pasan por el proceso de definición de la sucesión/candidato: 1) muchos precandidatos compitiendo en las PASO y un ganador emergente que encolumne el voto FPV, 2) dos figuras –una más cerca de la corriente “K” pura vs otra más “impura”- o bien 3) un candidato “por consenso” o ungido por la “gran electora” (CFK). El debate por la “pureza”, relevante en términos de “sustancia doctrinaria” del modelo, no deja, sin embargo, de estar atravesado por la discusión de si para la estrategia pan-oficialista suma más un candidato más puro capaz de encolumnar tras de sí el voto “duro” del FPV o, en cambio, si ese voto “duro” es el piso de la fuerza casi en cualquier circunstancia (aun en escenarios adversos como 2009 y 2013 el FPV se garantizó ese caudal) y, por consiguiente, el desafío es construir una coalición ganadora sumando segmentos electorales refractarios a un candidato K puro, pero dispuestos a votar un mix entre continuidad y cambio.
La ventaja del sello oficialista parece incontestable para arrimarse a un triunfo en primera vuelta (decimos “arrimarse”: no hay ninguna posibilidad de profecía exitosa a tanto tiempo de las PASO y las elecciones generales). Una reciente encuesta, que abarcó todo el país y 24 partidos del conurbano bonaerense (no fue identificada la consultora; quizá lo sea en los próximos días, pero las tendencias son una profundización de lo que viene reportando en estudios anteriores la consultora Aresco) muestra al FPV con relativa comodidad en primer lugar, no tan lejos de ganar en primera vuelta, pero aún en riesgo de ser derrotado en un eventual ballotage. Otro dato saliente del estudio es que confirma al Frente Renovador de Sergio Massa con una tendencia entre el estancamiento y el retroceso. En cuanto a la polarización entre continuidad y cambio, el estudio arroja que los que prefieren que el próximo gobierno continúe con las políticas actuales llegan al 10,1% y los que prefieren continuar de la misma forma pero con algunos cambios llegan al 40,9 %. Por el contrario, quienes se inclinan por cambiar todas las políticas actuales llegan al 46,1%.
Sin embargo, aunque esto pareciera insinuar una polarización (continuidad con cambio vs cambio total), en rigor continuidad y cambio son significantes vacíos per se, cuya funcionalidad política-electoral depende del contenido con que se los habite. Sí queda claro que un oficialismo que logre encolumnar el voto duro y sumarle una fracción de no alineado (parte de ese amplio 41%) puede enfrentar con chances a una oposición que en primera instancia se reparte el 46% de adversos netos (adviértase que 46% coincide con el porcentaje de quienes no votaron a CFK en 2011). Sin embargo, con tantos precandidatos opositores, ese 46% difícilmente podría ser tomado por uno solo, con lo cual está claro que la oposición tiene que ir también por aquel amplio 41% si quiere ganar en 2015 (insistimos en nuestra tesis de que la próxima elección se define por el medio, planteada también por Fara). Medidos los sellos de cara a las PASO del 2015, según ese estudio el FPV lograría un 33,7%; el PRO un 20,7%; el Frente Renovador un 18,4%; el FAUNEN (en proceso de implosión acelerada por estos días) un 12,9% y el Frente de Izquierda un 5,8%. Como dato, el FPV en junio era elegido por un 30% y ahora llega al 33,7%. Por su parte, el PRO pasó del 15,2% al 20,7% y el FR pasó de un 18,2% al 18,4 % lo que implica un amesetamiento. La variación del FPV entre mediciones no es estadísticamente significativa, pero si la tendencia persistiera, se estaría arrimando al triunfo en primera vuelta; en cambio, sí parece más sustancial el ascenso de PRO, presumiblemente a costa de FAUNEN más que del estancamiento del Frente Renovador.
Hasta no hace mucho, se sugería que la estrategia oficialista era llevar la elección hacia una polarización con Mauricio Macri, el candidato que mejor le servía al “modelo” para confrontar ideológicamente. No obstante, en los últimos meses parece insinuarse la tendencia de que al oficialismo le conviene enfrentar una oposición dividida en al menos tres actores con cierto protagonismo (Massa, Macri, FAUNEN), pues eso facilita arrimarse al triunfo sin ballotage (instancia con muchos riesgos para el FPV). En esta línea de análisis, al FPV no le conviene que se abra demasiado “la boca del yacaré” que grafica la intención de voto de Massa vs Macri: si se abriera, significaría que uno de los dos opositores se está quedando con el voto adverso al kirchnerismo y por lo tanto haciéndose más competitivo. Por el contrario, las chances de victoria de Massa y Macri pasan centralmente por la apertura de la boca del yacaré, ya que despegarse del otro les permitiría arrimarse al FPV para impedir el triunfo oficialista en las PASO y en la primera vuelta, tanto como para llegar con chances de lograr la victoria en una eventual segunda (ballotage que depende, como planteamos, de las posiciones relativas obtenidas por oficialismo vs opositores en las PASO, por la tesis de que las primarias podrían funcionar como primera vuelta y la general de octubre como segunda). Por eso, se entiende que Macri y Massa se estén disputando la estructura política de la UCR, dado que en términos de mapa político el opositor que logre captar más adhesión electoral en ese cantera sería aquel en mejores condiciones de enfrentar al oficialismo.
La ventaja del sello oficialista parece incontestable para arrimarse a un triunfo en primera vuelta (decimos “arrimarse”: no hay ninguna posibilidad de profecía exitosa a tanto tiempo de las PASO y las elecciones generales). Una reciente encuesta, que abarcó todo el país y 24 partidos del conurbano bonaerense (no fue identificada la consultora; quizá lo sea en los próximos días, pero las tendencias son una profundización de lo que viene reportando en estudios anteriores la consultora Aresco) muestra al FPV con relativa comodidad en primer lugar, no tan lejos de ganar en primera vuelta, pero aún en riesgo de ser derrotado en un eventual ballotage. Otro dato saliente del estudio es que confirma al Frente Renovador de Sergio Massa con una tendencia entre el estancamiento y el retroceso. En cuanto a la polarización entre continuidad y cambio, el estudio arroja que los que prefieren que el próximo gobierno continúe con las políticas actuales llegan al 10,1% y los que prefieren continuar de la misma forma pero con algunos cambios llegan al 40,9 %. Por el contrario, quienes se inclinan por cambiar todas las políticas actuales llegan al 46,1%.
Sin embargo, aunque esto pareciera insinuar una polarización (continuidad con cambio vs cambio total), en rigor continuidad y cambio son significantes vacíos per se, cuya funcionalidad política-electoral depende del contenido con que se los habite. Sí queda claro que un oficialismo que logre encolumnar el voto duro y sumarle una fracción de no alineado (parte de ese amplio 41%) puede enfrentar con chances a una oposición que en primera instancia se reparte el 46% de adversos netos (adviértase que 46% coincide con el porcentaje de quienes no votaron a CFK en 2011). Sin embargo, con tantos precandidatos opositores, ese 46% difícilmente podría ser tomado por uno solo, con lo cual está claro que la oposición tiene que ir también por aquel amplio 41% si quiere ganar en 2015 (insistimos en nuestra tesis de que la próxima elección se define por el medio, planteada también por Fara). Medidos los sellos de cara a las PASO del 2015, según ese estudio el FPV lograría un 33,7%; el PRO un 20,7%; el Frente Renovador un 18,4%; el FAUNEN (en proceso de implosión acelerada por estos días) un 12,9% y el Frente de Izquierda un 5,8%. Como dato, el FPV en junio era elegido por un 30% y ahora llega al 33,7%. Por su parte, el PRO pasó del 15,2% al 20,7% y el FR pasó de un 18,2% al 18,4 % lo que implica un amesetamiento. La variación del FPV entre mediciones no es estadísticamente significativa, pero si la tendencia persistiera, se estaría arrimando al triunfo en primera vuelta; en cambio, sí parece más sustancial el ascenso de PRO, presumiblemente a costa de FAUNEN más que del estancamiento del Frente Renovador.
Hasta no hace mucho, se sugería que la estrategia oficialista era llevar la elección hacia una polarización con Mauricio Macri, el candidato que mejor le servía al “modelo” para confrontar ideológicamente. No obstante, en los últimos meses parece insinuarse la tendencia de que al oficialismo le conviene enfrentar una oposición dividida en al menos tres actores con cierto protagonismo (Massa, Macri, FAUNEN), pues eso facilita arrimarse al triunfo sin ballotage (instancia con muchos riesgos para el FPV). En esta línea de análisis, al FPV no le conviene que se abra demasiado “la boca del yacaré” que grafica la intención de voto de Massa vs Macri: si se abriera, significaría que uno de los dos opositores se está quedando con el voto adverso al kirchnerismo y por lo tanto haciéndose más competitivo. Por el contrario, las chances de victoria de Massa y Macri pasan centralmente por la apertura de la boca del yacaré, ya que despegarse del otro les permitiría arrimarse al FPV para impedir el triunfo oficialista en las PASO y en la primera vuelta, tanto como para llegar con chances de lograr la victoria en una eventual segunda (ballotage que depende, como planteamos, de las posiciones relativas obtenidas por oficialismo vs opositores en las PASO, por la tesis de que las primarias podrían funcionar como primera vuelta y la general de octubre como segunda). Por eso, se entiende que Macri y Massa se estén disputando la estructura política de la UCR, dado que en términos de mapa político el opositor que logre captar más adhesión electoral en ese cantera sería aquel en mejores condiciones de enfrentar al oficialismo.
miércoles, 12 de noviembre de 2014
Nota publicada en suple Tendencias de La Voz del Interior
Entre la casa inteligente y el “hágalo Ud. mismo”
Tecnología aplicada al hogar. Novedades en domótica y soluciones constructivas amigables para el usuario auguran la próxima revolución en la casa. Lo que se viene.
Por Norman Berra (Especial)
Recientes novedades tecnológicas sugieren que la masificación de la domótica y la aparición de soluciones de construcción autogestionables pueden generar un salto evolutivo en la manera de concebir una casa. Veamos algunos desarrollos en este campo:
http://www.lavoz.com.ar/tendencias/entre-la-casa-inteligente-y-el-hagalo-ud-mismo
martes, 11 de noviembre de 2014
Aritmética electoral: las chances del oficialismo y las chances de la oposición hacia 2015 (2)
Cerrábamos el post anterior planteando la hipótesis de que la próxima elección tiende a definirse “por el medio”, y marcando la coincidencia con el consultor Carlos Fara. Presentaremos aquí una postura contraria, para enriquecer el debate: según el sociólogo Artemio López (consultora Equis), “la lección que deja Brasil, como las prácticas electorales triunfantes del conjunto de las experiencias popular-democráticas latinoamericanas abiertas la década pasada, es que en esta instancia del desarrollo de los proyectos nacionales y de cara a su continuidad luego de más de 10 años de gestión, la alternativa electoral más eficaz es polarizar. Bien lejos del cambio moderado o la continuidad con cambios que proponen muchos analistas y medios opositores - sean o no oficialistas- , en Brasil pero también en nuestro país. Fue nuevamente Lula el que en la campaña de segunda vuelta ocupó el centro de la escena electoral, recordando que frente al proyecto encarnado por Dilma se alzaba su antagónico que proponía el retorno al pasado neoliberal, la falta de empleo, de educación, la ausencia de políticas sociales. Dos proyectos muy diferentes en disputa, uno para minorías, ordenado por el FMI, el otro para las mayorías populares, soberano y por el cual Brasil es respetado internacionalmente. Claro y sencillo el mensaje de Lula exhortaba a elegir entre dos modelos opuestos, al tiempo que advertía que Brasil no puede retroceder. Este mensaje del líder del PT, finalmente resultó el que logró resolver exitosamente la estricta segunda vuelta y encaminar al PT a su cuarto turno de gobierno”.
En esa línea de argumentación, es central el dato de que la principal figura del espacio político oficialista y gran electora (CFK) aún no entró de lleno en la carrera hacia 2015. “Que el kirchnerismo pase o no el 40% dependerá de cuánto se involucre Cristina en la construcción de un candidato –dijo a Perfil Artemio López, director de la consultora Equis–. Un cristinista puro tendría mucha más potencialidad que un candidato del ‘cambio moderado’ como Scioli, ya que recibiría el caudal electoral de la principal figura del kirchnerismo, que es justamente CFK”. Como vemos, este planteo es diametralmente opuesto al que venimos desarrollando en las últimas entradas, según el cual Daniel Scioli es el precandidato del espacio pan-oficialista mejor “aspectado” (para usar un término caro a la astrología) en el actual panorama. Como de costumbre, el argumento de López resulta estimulante para el debate.
Sin embargo, ahora planteamos nuestros puntos de discrepancia. En primer lugar, polarizar en Brasil funcionó porque en la situación preelectoral de base ya había, incipientemente, dos polos: PT vs. oposición, en sentido general (claramente representada por el PSDB, y un poco menos por Marina Silva; de ahí que la ecologista quedara tercera y fuera del ballotage). La estrategia del oficialismo fue efectiva porque se montó sobre una situación real preexistente, y la explotó de manera eficaz. En Argentina, en cambio, no hay polos: el electorado está mucho más fragmentado, en una situación que, aun ordenándola a través del análisis, se parece a más a tres tercios que a dos polos. En segundo lugar, el oficialismo en Argentina está lejos de ser un polo: en rigor, insistimos, es un tercio. De hecho, el mismo López cita un artículo de Perfil, en el cual Facundo Barrio plantea que “el kirchnerismo tiene el “núcleo duro” de votantes más pequeño entre los gobiernos de Latinoamérica que considera afines. En las recientes elecciones presidenciales de Brasil, Uruguay y Bolivia, los oficialismos de esos países obtuvieron más del 40% de los sufragios en primera vuelta. En Venezuela, Ecuador y Nicaragua, las fuerzas gobernantes también superan ese nivel de apoyo. En la Argentina, en cambio, el techo de votos puros K se estima cercano al 30%”. Un 30 o 33 por ciento de los votos está bien lejos de constituir un polo: para ganar, entonces, el oficialismo necesita construir una coalición, dado que el voto máximo “transferible” por la gran electora (CFK) nunca puede ser el mismo que obtendría una boleta encabezada por Cristina Fernández (45% en 2007 y 54% en 2011). Sin CFK al tope de la lista, no existe tal continuidad pura (ninguno de los precandidatos la expresa), con lo cual cualquier precandidato del FPV tiene un techo del 30-33% (piso del FPV en las legislativas de 2009 y 2013) de despliegue máximo capitalizando el voto K "duro"; gran plataforma, pero a todas luces insuficiente para ganar en primera vuelta.
En tercer lugar, como bien planteó Martín Granovsky, “el PT consiguió repetir el esquema de gobernar evitando la polarización y concurrir a elecciones polarizando. La polarización sacó de juego a Marina Silva en la primera vuelta y fortaleció la figura de Aécio como la gran esperanza del establishment brasileño. En la segunda vuelta, la polarización volvió a favorecer al PT porque logró aumentar su caudal en 11 millones de votos. Dilma pasó del 41,59 por ciento al 51,63 por ciento. Si se tiene en cuenta que los blancos y nulos bajaron del 9,64 por ciento al 6,34 por ciento, tal vez allí esté el origen de una parte de los sufragios de ayer. Otro origen, sin duda, es la cantera de los 22 millones de votos que formaron el 21,32 por ciento de Marina. Es obvio que no fueron en masa a Neves, como sugerían en las últimas tres semanas algunos análisis apresurados, porque de otro modo hoy Aécio y no Dilma sería el presidente electo para el próximo mandato”. La situación en Argentina es bien distinta, porque, a diferencia del PT, el oficialismo aquí “polariza” desde la gestión misma. De cara a las elecciones de 2015, entonces, no necesita polarizar, sino retener el caudal electoral propio y captar un segmento adicional para completar una coalición ganadora. Para eso no requiere un candidato “K” puro (por otro lado, no podría haber tal cosa, sin CFK en la boleta) sino uno en condiciones de captar segmentos electorales no alineados nítidamente con la oposición ni con el oficialismo. El cálculo que hace Scioli (y que cada vez hacen más al interior del FPV, por lo cual ha cedido sensiblemente la resistencia interna respecto a ese precandidato) es el siguiente: el voto duro "está", no es esperable que los votos kirchneristas migren a candidatos opositores como Sergio Massa, Mauricio Macri o alguno del FAUNEN, más allá de que Scioli no convenza del todo a los K más "consistentes" (una minoría, dentro del FPV). Pero como el voto duro no alcanza (condición necesaria, pero no suficiente), hay que capturar otro 10% o 12%, y con eso existirían incluso chances de ganar sin ballotage.
En esa línea de argumentación, es central el dato de que la principal figura del espacio político oficialista y gran electora (CFK) aún no entró de lleno en la carrera hacia 2015. “Que el kirchnerismo pase o no el 40% dependerá de cuánto se involucre Cristina en la construcción de un candidato –dijo a Perfil Artemio López, director de la consultora Equis–. Un cristinista puro tendría mucha más potencialidad que un candidato del ‘cambio moderado’ como Scioli, ya que recibiría el caudal electoral de la principal figura del kirchnerismo, que es justamente CFK”. Como vemos, este planteo es diametralmente opuesto al que venimos desarrollando en las últimas entradas, según el cual Daniel Scioli es el precandidato del espacio pan-oficialista mejor “aspectado” (para usar un término caro a la astrología) en el actual panorama. Como de costumbre, el argumento de López resulta estimulante para el debate.
Sin embargo, ahora planteamos nuestros puntos de discrepancia. En primer lugar, polarizar en Brasil funcionó porque en la situación preelectoral de base ya había, incipientemente, dos polos: PT vs. oposición, en sentido general (claramente representada por el PSDB, y un poco menos por Marina Silva; de ahí que la ecologista quedara tercera y fuera del ballotage). La estrategia del oficialismo fue efectiva porque se montó sobre una situación real preexistente, y la explotó de manera eficaz. En Argentina, en cambio, no hay polos: el electorado está mucho más fragmentado, en una situación que, aun ordenándola a través del análisis, se parece a más a tres tercios que a dos polos. En segundo lugar, el oficialismo en Argentina está lejos de ser un polo: en rigor, insistimos, es un tercio. De hecho, el mismo López cita un artículo de Perfil, en el cual Facundo Barrio plantea que “el kirchnerismo tiene el “núcleo duro” de votantes más pequeño entre los gobiernos de Latinoamérica que considera afines. En las recientes elecciones presidenciales de Brasil, Uruguay y Bolivia, los oficialismos de esos países obtuvieron más del 40% de los sufragios en primera vuelta. En Venezuela, Ecuador y Nicaragua, las fuerzas gobernantes también superan ese nivel de apoyo. En la Argentina, en cambio, el techo de votos puros K se estima cercano al 30%”. Un 30 o 33 por ciento de los votos está bien lejos de constituir un polo: para ganar, entonces, el oficialismo necesita construir una coalición, dado que el voto máximo “transferible” por la gran electora (CFK) nunca puede ser el mismo que obtendría una boleta encabezada por Cristina Fernández (45% en 2007 y 54% en 2011). Sin CFK al tope de la lista, no existe tal continuidad pura (ninguno de los precandidatos la expresa), con lo cual cualquier precandidato del FPV tiene un techo del 30-33% (piso del FPV en las legislativas de 2009 y 2013) de despliegue máximo capitalizando el voto K "duro"; gran plataforma, pero a todas luces insuficiente para ganar en primera vuelta.
En tercer lugar, como bien planteó Martín Granovsky, “el PT consiguió repetir el esquema de gobernar evitando la polarización y concurrir a elecciones polarizando. La polarización sacó de juego a Marina Silva en la primera vuelta y fortaleció la figura de Aécio como la gran esperanza del establishment brasileño. En la segunda vuelta, la polarización volvió a favorecer al PT porque logró aumentar su caudal en 11 millones de votos. Dilma pasó del 41,59 por ciento al 51,63 por ciento. Si se tiene en cuenta que los blancos y nulos bajaron del 9,64 por ciento al 6,34 por ciento, tal vez allí esté el origen de una parte de los sufragios de ayer. Otro origen, sin duda, es la cantera de los 22 millones de votos que formaron el 21,32 por ciento de Marina. Es obvio que no fueron en masa a Neves, como sugerían en las últimas tres semanas algunos análisis apresurados, porque de otro modo hoy Aécio y no Dilma sería el presidente electo para el próximo mandato”. La situación en Argentina es bien distinta, porque, a diferencia del PT, el oficialismo aquí “polariza” desde la gestión misma. De cara a las elecciones de 2015, entonces, no necesita polarizar, sino retener el caudal electoral propio y captar un segmento adicional para completar una coalición ganadora. Para eso no requiere un candidato “K” puro (por otro lado, no podría haber tal cosa, sin CFK en la boleta) sino uno en condiciones de captar segmentos electorales no alineados nítidamente con la oposición ni con el oficialismo. El cálculo que hace Scioli (y que cada vez hacen más al interior del FPV, por lo cual ha cedido sensiblemente la resistencia interna respecto a ese precandidato) es el siguiente: el voto duro "está", no es esperable que los votos kirchneristas migren a candidatos opositores como Sergio Massa, Mauricio Macri o alguno del FAUNEN, más allá de que Scioli no convenza del todo a los K más "consistentes" (una minoría, dentro del FPV). Pero como el voto duro no alcanza (condición necesaria, pero no suficiente), hay que capturar otro 10% o 12%, y con eso existirían incluso chances de ganar sin ballotage.
viernes, 7 de noviembre de 2014
Aritmética electoral: las chances del oficialismo y las chances de la oposición hacia 2015 (1)
La apuesta de la oposición a pasar a una segunda vuelta para derrotar con relativa comodidad al oficialismo (premisa compartida por varios analistas) deviene problemática si consideramos otro detalle no menor: en Argentina es relativamente más sencillo que en Brasil y Uruguay vencer en primera vuelta. Basta con más del 40% de los votos y al menos 10 puntos porcentuales de ventaja sobre el segundo, o bien más del 45% (en nuestro país, por ejemplo, Tabaré Vásquez del Frente Amplio no hubiera necesitado un ballotage, dado que obtuvo más del 45% de los votos y mucho más de 10 puntos de ventaja sobre el opositor más votado). En Argentina, con una instancia previa de elecciones primarias, abiertas y simultáneas (PASO) antes de las generales, una clave pasa por los votos logrados en las PASO y la diferencia respecto a los candidatos alternativos.
En ese marco, las PASO podrían funcionar como una suerte de “primera vuelta testigo”, que ordenara y encolumnara las tendencias y preferencias hacia las elecciones generales de octubre. Si ese ordenamiento cobrara suficiente volumen, quizá no habría necesidad de una segunda vuelta (la semana pasada, el consultor Carlos Fara expuso su hipótesis en esta línea). En las elecciones de 2011 y 2013, antecedentes recientes de procesos que se abrieron con elecciones primarias, los resultados electorales mostraron que la tendencia aparecida en las PASO se profundizó en las generales: en las presidenciales de 2011, CFK sacó más votos y más diferencia sobre la oposición que en las primarias; en 2013, Massa sacó más votos y estiró la diferencia sobre el FPV en provincia de Buenos Aires en las legislativas. Si las PASO funcionan en la práctica como una “primera vuelta” informal y las generales de octubre funcionan como una “segunda vuelta”, amplificando las tendencias ya registradas en agosto, el próximo presidente podría ser consagrado, una vez más, sin ballotage.
En cualquier caso, hoy las discusiones al interior del oficialismo pasan por si conviene que se baje alguno de los varios precandidatos de ese espacio para definir un candidato por consenso, o bien ir a las PASO con dos figuras para hacer más atractiva (competitiva) la elección en el sello FPV. En el caso de la candidatura por consenso, hay dos posibilidades que sobresalen: que la figura sea definida por “la gran electora” (CFK), o bien que surja en función de las encuestas (en cuyo caso, Daniel Scioli corre con ventaja). Se asume que mantener varias candidaturas al interior del espacio pan-oficialista le resta competitividad al sello FPV (algo parecido a lo que sucede en el FAUNEN, frente donde esta discusión se cruza con el debate de Macri sí o no y Massa sí o no) y que además le resulta funcional a Scioli, la figura más resistida por el kirchnerismo duro (la hipótesis es que varios precandidatos “K” dividiendo el voto duro facilitan que se imponga Scioli, un K "blando"). Si no hay consenso o heredero ungido, otra alternativa que crece es llegar a las PASO con dos candidatos, uno Scioli (el menos “K” de los K) y otro más cercano al kirchnerismo puro.
Repasando las últimas tendencias, nuestra hipótesis sigue siendo que el escenario general favorece a Scioli, más allá de la resistencia del núcleo duro del kirchnerismo (cuya gravitación es menor en una elección abierta como las PASO; la historia podría ser distinta en una elección interna "cerrada"). El consultor Carlos Fara interpreta que “desde hace 2 años y medio que la sociedad quiere más cambio que continuidad: más allá de las oscilaciones se puede decir que la proporción en promedio es de 6 a 4. Dentro del cambio, la mayoría quiere un cambio moderado: “mantener algunas cosas y cambiar la mayoría” de lo que hizo Cristina siempre está bastante por encima de “hacer algo totalmente distinto” (un cambio radical). En términos cualitativos la gran mayoría no quiere volver a la década del ´90, pero tampoco los excesos de intervención económica de la era K. En los últimos 2 años la mayoría indica que el Estado interviene demasiado en la economía (…) Conceptualmente, la sociedad de derechos que le planteó el kirchnerismo a la Argentina en los últimos 11 años, hace 2 años que tocó su techo y empezó a haber un retroceso hacia un punto de equilibrio entre derechos y obligaciones. Es recurrente la primacía de un discurso social que remarca la necesidad de premios y castigos, de recuperar la cultura del trabajo y el esfuerzo. El próximo presidente será quien mejor pueda sintonizar con este “justo medio”, diría Aristóteles. O “todo en su medida y armoniosamente”, diría alguien que leyó mucho”. En diversas entradas hemos planteado esta hipótesis de que la próxima elección se define por el medio, y aquí vemos que Fara coincide. Seguiremos profundizando este tema en próximos posts.
En ese marco, las PASO podrían funcionar como una suerte de “primera vuelta testigo”, que ordenara y encolumnara las tendencias y preferencias hacia las elecciones generales de octubre. Si ese ordenamiento cobrara suficiente volumen, quizá no habría necesidad de una segunda vuelta (la semana pasada, el consultor Carlos Fara expuso su hipótesis en esta línea). En las elecciones de 2011 y 2013, antecedentes recientes de procesos que se abrieron con elecciones primarias, los resultados electorales mostraron que la tendencia aparecida en las PASO se profundizó en las generales: en las presidenciales de 2011, CFK sacó más votos y más diferencia sobre la oposición que en las primarias; en 2013, Massa sacó más votos y estiró la diferencia sobre el FPV en provincia de Buenos Aires en las legislativas. Si las PASO funcionan en la práctica como una “primera vuelta” informal y las generales de octubre funcionan como una “segunda vuelta”, amplificando las tendencias ya registradas en agosto, el próximo presidente podría ser consagrado, una vez más, sin ballotage.
En cualquier caso, hoy las discusiones al interior del oficialismo pasan por si conviene que se baje alguno de los varios precandidatos de ese espacio para definir un candidato por consenso, o bien ir a las PASO con dos figuras para hacer más atractiva (competitiva) la elección en el sello FPV. En el caso de la candidatura por consenso, hay dos posibilidades que sobresalen: que la figura sea definida por “la gran electora” (CFK), o bien que surja en función de las encuestas (en cuyo caso, Daniel Scioli corre con ventaja). Se asume que mantener varias candidaturas al interior del espacio pan-oficialista le resta competitividad al sello FPV (algo parecido a lo que sucede en el FAUNEN, frente donde esta discusión se cruza con el debate de Macri sí o no y Massa sí o no) y que además le resulta funcional a Scioli, la figura más resistida por el kirchnerismo duro (la hipótesis es que varios precandidatos “K” dividiendo el voto duro facilitan que se imponga Scioli, un K "blando"). Si no hay consenso o heredero ungido, otra alternativa que crece es llegar a las PASO con dos candidatos, uno Scioli (el menos “K” de los K) y otro más cercano al kirchnerismo puro.
Repasando las últimas tendencias, nuestra hipótesis sigue siendo que el escenario general favorece a Scioli, más allá de la resistencia del núcleo duro del kirchnerismo (cuya gravitación es menor en una elección abierta como las PASO; la historia podría ser distinta en una elección interna "cerrada"). El consultor Carlos Fara interpreta que “desde hace 2 años y medio que la sociedad quiere más cambio que continuidad: más allá de las oscilaciones se puede decir que la proporción en promedio es de 6 a 4. Dentro del cambio, la mayoría quiere un cambio moderado: “mantener algunas cosas y cambiar la mayoría” de lo que hizo Cristina siempre está bastante por encima de “hacer algo totalmente distinto” (un cambio radical). En términos cualitativos la gran mayoría no quiere volver a la década del ´90, pero tampoco los excesos de intervención económica de la era K. En los últimos 2 años la mayoría indica que el Estado interviene demasiado en la economía (…) Conceptualmente, la sociedad de derechos que le planteó el kirchnerismo a la Argentina en los últimos 11 años, hace 2 años que tocó su techo y empezó a haber un retroceso hacia un punto de equilibrio entre derechos y obligaciones. Es recurrente la primacía de un discurso social que remarca la necesidad de premios y castigos, de recuperar la cultura del trabajo y el esfuerzo. El próximo presidente será quien mejor pueda sintonizar con este “justo medio”, diría Aristóteles. O “todo en su medida y armoniosamente”, diría alguien que leyó mucho”. En diversas entradas hemos planteado esta hipótesis de que la próxima elección se define por el medio, y aquí vemos que Fara coincide. Seguiremos profundizando este tema en próximos posts.
miércoles, 5 de noviembre de 2014
Del tercio de los sueños a la disputa por el voto “no alineado” (3)
La hipótesis de una derrota del oficialismo en la segunda vuelta de 2015 partía de la premisa de un electorado volcado netamente hacia el cambio que, al tener que elegir entre la continuidad del FPV en el poder versus un candidato opositor, se inclinaría por este último. En esa hipótesis, el voto adverso al oficialismo que en las PASO y en primera vuelta se hubiera dispersado en distintas fórmulas y candidatos (PRO/Macri, Frente Renovador/Massa, FAUNEN, etc.) terminaría por encolumnarse detrás del opositor que resultara mejor ubicado en primera vuelta para contender con el candidato oficialista (en post anteriores hemos expuesto por qué creemos que no hay chances de que pasen a segunda vuelta dos opositores y quede fuera de competencia el oficialismo).
Sin embargo, esa presunción entra en crisis a partir de datos que muestran que el segmento cuantitativo de más peso en el electorado es el que espera que el próximo gobierno lleve adelante una gestión a mitad de camino entre el cambio y la continuidad. El estudio de Poliarquía que venimos citando arrojó que el 49% del electorado quiere que el próximo presidente cambie algunas políticas del kirchnerismo, pero también espera que otras se mantengan. Que a un año de las elecciones legislativas de 2013 y a otro de las presidenciales de 2015 nacionales casi la mitad de los votantes espere que el sucesor de Cristina Fernández de Kirchner se ubique a medio camino entre la continuidad y el cambio confirma que el desgaste oficialista es visible, pero no crítico, y que aún conserva no sólo iniciativa política y manejo de la agenda, sino también una adhesión módica (no incondicional): según la consultora, sólo un 18% del electorado quiere continuar con la "mayoría" de las cosas que hizo el kirchnerismo, mientras que el 29% espera que la mayoría de esas políticas cambien. "Los votantes afrontan las elecciones con actitud conservadora, con una mayoría que desea que el próximo gobierno mantenga los logros del actual y corrija las malas políticas. Sólo un tercio de los electores no le reconoce nada al kirchnerismo. Esta tendencia pone a los candidatos opositores mejor posicionados -Sergio Massa y Mauricio Macri- ante un desafío: plantear una nueva agenda, pero dando seguridades respecto de las políticas que la mayoría de la población desea mantener", analizó Eduardo Fidanza, director de Poliarquía Consultores.
Si sólo un tercio de los electores no le reconoce nada al kirchnerismo, como sostiene Fidanza, está muy claro que ese electorado no alcanzaría para ganar las presidenciales si las elecciones fueran hoy (no conforma una coalición ganadora mínima). Entonces, la oposición debe afrontar el desafío de captar votos que no son netamente anti-K, como remarca Fidanza. Esto, que es un
desafío para Macri y Massa en tanto que candidatos "opositores", resulta en cambio terreno fértil para el precandidato del FPV Daniel Scioli, desde su condición de “el menos K de los candidatos K”. Con un concepto que juega con la idea de “la continuidad con cambio”, una postura que se alinea con la continuidad kirchnerista en los temas eje, de agenda y de coyuntura más fuertes y un discurso que está haciendo una transición desde la “etapa del crecimiento” (identificada con la “década ganada” del kirchnerismo) hacia la “etapa del desarrollo” (la promesa futura”), el gobernador bonaerense va ganando consenso interno para transformarse en la carta fuerte del oficialismo, en carácter de síntesis entre el FPV y el PJ no anti-K.
Con cifras similares a las expuestas por Poliarquía, Mariel Fornoni, directora de la consultora Management & Fit, aseguró que Scioli lidera el panorama electoral, mientras que Sergio Massa y Mauricio Macri “están peleando por el segundo lugar”. De acuerdo al último informe de intención de voto nacional, dado a conocer este fin de semana y elaborado por esa consultora, "Scioli está en el orden de los 26 puntos, y Macri y Massa están cerca del 21%, en un escenario con un 14% de indecisos, y donde el panorama está muy abierto”, resaltó Mariel Fornoni, directora de la consultora. Fornoni aclaró que es "esperable" una suba del número de indecisos, habida cuenta del tiempo que resta para las PASO, "cuando normalmente ante cada elección esa cifra llega al 20% o al 25%".
De acuerdo a las tendencias de M&F, la “interna” del espacio pan-oficialista está prácticamente decidida, pues ninguno de los varios precandidatos alternativos al gobernador bonaerense aparece por ahora con suficientemente competitividad frente a Scioli (si bien varios de ellos esperan que la “gran electora”, CFK, se pronuncie para dirimir la sucesión). Según Fornoni, Scioli “gana cómodamente la interna del FPV”, mientras resta por verificar “hacia adónde va el voto opositor, entre Macri, Massa o el Frente UNEN”. “Macri venía aumentando en las últimas mediciones pero este mes se mantuvo, no tuvo crecimiento, y mientras que Sergio Massa decae, también producto de que hay votos del Frente Renovador que pasan a las filas de Scioli”, recalcó la especialista. La titular de Management & Fit analizó también las perspectivas del FAUNEN, espacio que ronda los “10 puntos, y si medimos candidatos tanto Binner, Cobos como Sanz, se mantienen aproximadamente en ese número”. En cuanto a la interna de ese frente (con varios precandidatos en competencia, al igual que el FPV), remarcó que “Cobos aparecería en primer lugar pero está muy peleado”, aunque indicó que FAUNEN “está teniendo una baja considerable porque medía 14 o 15 puntos y hoy está apenas alrededor de los 10”. En la óptica de Fornoni, esto tiene que ver con las pocas certezas de unidad que ofrece UNEN, que cuenta “con muchos candidatos y visiones muy diferentes, que después tienen que gobernar, y eso genera algunas preocupaciones en la gente acerca de la sustentabilidad de ese acuerdo”.
Sin embargo, esa presunción entra en crisis a partir de datos que muestran que el segmento cuantitativo de más peso en el electorado es el que espera que el próximo gobierno lleve adelante una gestión a mitad de camino entre el cambio y la continuidad. El estudio de Poliarquía que venimos citando arrojó que el 49% del electorado quiere que el próximo presidente cambie algunas políticas del kirchnerismo, pero también espera que otras se mantengan. Que a un año de las elecciones legislativas de 2013 y a otro de las presidenciales de 2015 nacionales casi la mitad de los votantes espere que el sucesor de Cristina Fernández de Kirchner se ubique a medio camino entre la continuidad y el cambio confirma que el desgaste oficialista es visible, pero no crítico, y que aún conserva no sólo iniciativa política y manejo de la agenda, sino también una adhesión módica (no incondicional): según la consultora, sólo un 18% del electorado quiere continuar con la "mayoría" de las cosas que hizo el kirchnerismo, mientras que el 29% espera que la mayoría de esas políticas cambien. "Los votantes afrontan las elecciones con actitud conservadora, con una mayoría que desea que el próximo gobierno mantenga los logros del actual y corrija las malas políticas. Sólo un tercio de los electores no le reconoce nada al kirchnerismo. Esta tendencia pone a los candidatos opositores mejor posicionados -Sergio Massa y Mauricio Macri- ante un desafío: plantear una nueva agenda, pero dando seguridades respecto de las políticas que la mayoría de la población desea mantener", analizó Eduardo Fidanza, director de Poliarquía Consultores.
Si sólo un tercio de los electores no le reconoce nada al kirchnerismo, como sostiene Fidanza, está muy claro que ese electorado no alcanzaría para ganar las presidenciales si las elecciones fueran hoy (no conforma una coalición ganadora mínima). Entonces, la oposición debe afrontar el desafío de captar votos que no son netamente anti-K, como remarca Fidanza. Esto, que es un
desafío para Macri y Massa en tanto que candidatos "opositores", resulta en cambio terreno fértil para el precandidato del FPV Daniel Scioli, desde su condición de “el menos K de los candidatos K”. Con un concepto que juega con la idea de “la continuidad con cambio”, una postura que se alinea con la continuidad kirchnerista en los temas eje, de agenda y de coyuntura más fuertes y un discurso que está haciendo una transición desde la “etapa del crecimiento” (identificada con la “década ganada” del kirchnerismo) hacia la “etapa del desarrollo” (la promesa futura”), el gobernador bonaerense va ganando consenso interno para transformarse en la carta fuerte del oficialismo, en carácter de síntesis entre el FPV y el PJ no anti-K.
Con cifras similares a las expuestas por Poliarquía, Mariel Fornoni, directora de la consultora Management & Fit, aseguró que Scioli lidera el panorama electoral, mientras que Sergio Massa y Mauricio Macri “están peleando por el segundo lugar”. De acuerdo al último informe de intención de voto nacional, dado a conocer este fin de semana y elaborado por esa consultora, "Scioli está en el orden de los 26 puntos, y Macri y Massa están cerca del 21%, en un escenario con un 14% de indecisos, y donde el panorama está muy abierto”, resaltó Mariel Fornoni, directora de la consultora. Fornoni aclaró que es "esperable" una suba del número de indecisos, habida cuenta del tiempo que resta para las PASO, "cuando normalmente ante cada elección esa cifra llega al 20% o al 25%".
De acuerdo a las tendencias de M&F, la “interna” del espacio pan-oficialista está prácticamente decidida, pues ninguno de los varios precandidatos alternativos al gobernador bonaerense aparece por ahora con suficientemente competitividad frente a Scioli (si bien varios de ellos esperan que la “gran electora”, CFK, se pronuncie para dirimir la sucesión). Según Fornoni, Scioli “gana cómodamente la interna del FPV”, mientras resta por verificar “hacia adónde va el voto opositor, entre Macri, Massa o el Frente UNEN”. “Macri venía aumentando en las últimas mediciones pero este mes se mantuvo, no tuvo crecimiento, y mientras que Sergio Massa decae, también producto de que hay votos del Frente Renovador que pasan a las filas de Scioli”, recalcó la especialista. La titular de Management & Fit analizó también las perspectivas del FAUNEN, espacio que ronda los “10 puntos, y si medimos candidatos tanto Binner, Cobos como Sanz, se mantienen aproximadamente en ese número”. En cuanto a la interna de ese frente (con varios precandidatos en competencia, al igual que el FPV), remarcó que “Cobos aparecería en primer lugar pero está muy peleado”, aunque indicó que FAUNEN “está teniendo una baja considerable porque medía 14 o 15 puntos y hoy está apenas alrededor de los 10”. En la óptica de Fornoni, esto tiene que ver con las pocas certezas de unidad que ofrece UNEN, que cuenta “con muchos candidatos y visiones muy diferentes, que después tienen que gobernar, y eso genera algunas preocupaciones en la gente acerca de la sustentabilidad de ese acuerdo”.
lunes, 3 de noviembre de 2014
Del tercio de los sueños a la disputa por el voto “no alineado” (2)
La expresión “tercio de los sueños” que empleamos para referirnos a la base electoral kirchnerista del 33% surge, como dijimos en el post anterior, de una letra de Andrés Calamaro, que a su vez toma una expresión española referida a “los tercios de Flandes”: los tercios eran unidades militares del Ejército español durante la época de la Casa de Austria, famosos por su resistencia en el campo de batalla, integraban la elite de las unidades militares disponibles para los reyes de España de la época y fueron piezas claves del ejército que en 1525 capturó a Francisco I de Francia en la Batalla de Pavia. Fuera de la referencia castrense (que tomamos de la web, no somos expertos en esa materia), la metáfora en nuestro caso resulta apropiada para referirnos al segmento electoral que adhiere al kirchnerismo “a capa y espada”, al que los diversos precandidatos K aspiran a capitalizar y el que cualquiera de ellos necesitaría para enfrentar con chances de éxito las elecciones presidenciales del 2015.
No obstante, como también venimos diciendo, ese tercio de los sueños es, de alguna manera, condición electoral necesaria, pero no suficiente, para un triunfo oficialista en 2015: para el triunfo, se requiere una coalición ganadora mínima, que se proyecte por encima de ese 33% y supere o bien el 40% de los votos (con 10 puntos porcentuales de diferencia sobre el segundo) o bien el 45% (aquí ya no importa la diferencia sobre el segundo) para evitar el ballotage. Por ahora, las encuestas muestran que ninguno de los precandidatos K capitaliza del todo el tercio de los sueños (no encolumnan el 33% que el FPV obtuvo a nivel nacional en 2013 y 2009, sus elecciones de medio término más relativamente adversas) y tampoco ninguno todavía puede desplegarse más allá de ese tercio para acercarse a las chances de victoria sin ballotage. Según el estudio de Poliarquía publicado en La Nación el último fin de semana de octubre (y que se realizó entre el 17 y el 22 de ese mes vía telefónica a 1.300 personas de 40 localidades del país), para las PASO del 9 de agosto de 2015 Sergio Massa (Frente Renovador) aparece primero con el 22% de la intención de voto, Daniel Scioli (FPV) segundo con el 20% y Mauricio Macri (PRO), tercero, con el 18%. Les sigue Florencio Randazzo (FPV) con el 8%, y quinto queda Julio Cobos (FAUNEN), con el 6%. Por debajo del 5% aparecen Hermes Binner (FAUNEN) y Jorge Altamira (izquierda), ambos con el 4%, Elisa Carrió y Ernesto Sanz (ambos del FAUNEN) con 3% y 2%, respectivamente; cierran el pelotón otros candidatos del FPV, todos con 1%: Sergio Urribarri, Julián Domínguez y Jorge Taiana.
El dato llamativo es que, en esta simulación electoral, el podio de los 3 candidatos más favorecidos (que se repite en todas las encuestas conocidas) cambia su orden de prelación cuando la pregunta se ancla en la intención de voto en las elecciones generales y ya no en las PASO: en ese escenario se impone Scioli, con 26%, 3 puntos porcentuales más que Massa (23%) y cuatro más que Macri (22%). Cuarto, ya como único candidato del FAUNEN, queda Cobos, con 13%, seguido de Altamira, con 4%. Esto sugiere que Scioli toma parte de los votos de los otros precandidatos del FPV que quedarían fuera de carrera pos-PASO (trepa del 20% al 26%) pero no todos (la sumatoria lineal del FPV es del 31%), mientras que Massa apenas se mueve (22% a 23%) y Macri sube del 18% al 22%. La sumatoria lineal del FAUNEN en las PASO, vale decirlo, trepaba a 15%, es decir que aún agrupados todos quedaban por debajo de Macri, es decir en cuarto puesto, de la foto actual; nadie sabe qué pasará dentro de 1 año, si ese frente ganará en competitividad, la perderá, o terminará por romperse (de acuerdo a Poliarquía, Cobos toma 13% de una sumatoria lineal de 15%; es decir, bastante). De todos modos, hay que decir que la diferencia entre Scioli, Massa y Macri no es estadísticamente significativa ni en el escenario de PASO ni en el de primera vuelta de elecciones generales, con lo cual esas variaciones deben ser tomadas con pinzas.
Adicionalmente, una encuesta realizada por los consultores Federico González y Cecilia Valladares publicada en el diario Perfil por esos mismos días coincidió en darle la delantera al FPV con un 28,5%, seguido por el Frente Renovador con 27,6 % y luego el PRO con 21,1%. Más allá de los matices, estas encuestas señalan que habría segunda vuelta en 2015, habida cuenta que ninguna de las fuerzas y precandidatos testeados se acerca a lo que se define como “coalición ganadora mínima”. A partir de este escenario, diversos analistas vienen presumiendo que si el oficialismo no logra imponerse sin ballotage, en segunda vuelta ganaría un candidato opositor. Sin embargo, se podría problematizar esa presunción, toda vez que las últimas elecciones en Brasil (y casi con seguridad la segunda vuelta en Uruguay) han mostrado que los oficialismos, cuando se ubican primeros en primera vuelta y con buena distancia de la oposición, tienen serias chances de imponerse en la segunda. Seguiremos profundizando en este tema en un próximo post.
No obstante, como también venimos diciendo, ese tercio de los sueños es, de alguna manera, condición electoral necesaria, pero no suficiente, para un triunfo oficialista en 2015: para el triunfo, se requiere una coalición ganadora mínima, que se proyecte por encima de ese 33% y supere o bien el 40% de los votos (con 10 puntos porcentuales de diferencia sobre el segundo) o bien el 45% (aquí ya no importa la diferencia sobre el segundo) para evitar el ballotage. Por ahora, las encuestas muestran que ninguno de los precandidatos K capitaliza del todo el tercio de los sueños (no encolumnan el 33% que el FPV obtuvo a nivel nacional en 2013 y 2009, sus elecciones de medio término más relativamente adversas) y tampoco ninguno todavía puede desplegarse más allá de ese tercio para acercarse a las chances de victoria sin ballotage. Según el estudio de Poliarquía publicado en La Nación el último fin de semana de octubre (y que se realizó entre el 17 y el 22 de ese mes vía telefónica a 1.300 personas de 40 localidades del país), para las PASO del 9 de agosto de 2015 Sergio Massa (Frente Renovador) aparece primero con el 22% de la intención de voto, Daniel Scioli (FPV) segundo con el 20% y Mauricio Macri (PRO), tercero, con el 18%. Les sigue Florencio Randazzo (FPV) con el 8%, y quinto queda Julio Cobos (FAUNEN), con el 6%. Por debajo del 5% aparecen Hermes Binner (FAUNEN) y Jorge Altamira (izquierda), ambos con el 4%, Elisa Carrió y Ernesto Sanz (ambos del FAUNEN) con 3% y 2%, respectivamente; cierran el pelotón otros candidatos del FPV, todos con 1%: Sergio Urribarri, Julián Domínguez y Jorge Taiana.
El dato llamativo es que, en esta simulación electoral, el podio de los 3 candidatos más favorecidos (que se repite en todas las encuestas conocidas) cambia su orden de prelación cuando la pregunta se ancla en la intención de voto en las elecciones generales y ya no en las PASO: en ese escenario se impone Scioli, con 26%, 3 puntos porcentuales más que Massa (23%) y cuatro más que Macri (22%). Cuarto, ya como único candidato del FAUNEN, queda Cobos, con 13%, seguido de Altamira, con 4%. Esto sugiere que Scioli toma parte de los votos de los otros precandidatos del FPV que quedarían fuera de carrera pos-PASO (trepa del 20% al 26%) pero no todos (la sumatoria lineal del FPV es del 31%), mientras que Massa apenas se mueve (22% a 23%) y Macri sube del 18% al 22%. La sumatoria lineal del FAUNEN en las PASO, vale decirlo, trepaba a 15%, es decir que aún agrupados todos quedaban por debajo de Macri, es decir en cuarto puesto, de la foto actual; nadie sabe qué pasará dentro de 1 año, si ese frente ganará en competitividad, la perderá, o terminará por romperse (de acuerdo a Poliarquía, Cobos toma 13% de una sumatoria lineal de 15%; es decir, bastante). De todos modos, hay que decir que la diferencia entre Scioli, Massa y Macri no es estadísticamente significativa ni en el escenario de PASO ni en el de primera vuelta de elecciones generales, con lo cual esas variaciones deben ser tomadas con pinzas.
Adicionalmente, una encuesta realizada por los consultores Federico González y Cecilia Valladares publicada en el diario Perfil por esos mismos días coincidió en darle la delantera al FPV con un 28,5%, seguido por el Frente Renovador con 27,6 % y luego el PRO con 21,1%. Más allá de los matices, estas encuestas señalan que habría segunda vuelta en 2015, habida cuenta que ninguna de las fuerzas y precandidatos testeados se acerca a lo que se define como “coalición ganadora mínima”. A partir de este escenario, diversos analistas vienen presumiendo que si el oficialismo no logra imponerse sin ballotage, en segunda vuelta ganaría un candidato opositor. Sin embargo, se podría problematizar esa presunción, toda vez que las últimas elecciones en Brasil (y casi con seguridad la segunda vuelta en Uruguay) han mostrado que los oficialismos, cuando se ubican primeros en primera vuelta y con buena distancia de la oposición, tienen serias chances de imponerse en la segunda. Seguiremos profundizando en este tema en un próximo post.
sábado, 1 de noviembre de 2014
Nota publicada en suple Tendencias de La Voz
¿Adiós a las billeteras?
Tecnología aplicada a pagos móviles. Se suman innovadoras soluciones “para el bolsillo del caballero y la cartera de la dama”. Novedades recientes.
Por Norman Berra (Especial)
Cada vez más desarrollos tecnológicos apuestan a reemplazar a la clásica billetera por la vía de simplificar los medios de pago. Veamos:
http://www.lavoz.com.ar/tecno/adios-las-billeteras
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