La hipótesis de una derrota del oficialismo en la segunda vuelta de 2015 partía de la premisa de un electorado volcado netamente hacia el cambio que, al tener que elegir entre la continuidad del FPV en el poder versus un candidato opositor, se inclinaría por este último. En esa hipótesis, el voto adverso al oficialismo que en las PASO y en primera vuelta se hubiera dispersado en distintas fórmulas y candidatos (PRO/Macri, Frente Renovador/Massa, FAUNEN, etc.) terminaría por encolumnarse detrás del opositor que resultara mejor ubicado en primera vuelta para contender con el candidato oficialista (en post anteriores hemos expuesto por qué creemos que no hay chances de que pasen a segunda vuelta dos opositores y quede fuera de competencia el oficialismo).
Sin embargo, esa presunción entra en crisis a partir de datos que muestran que el segmento cuantitativo de más peso en el electorado es el que espera que el próximo gobierno lleve adelante una gestión a mitad de camino entre el cambio y la continuidad. El estudio de Poliarquía que venimos citando arrojó que el 49% del electorado quiere que el próximo presidente cambie algunas políticas del kirchnerismo, pero también espera que otras se mantengan. Que a un año de las elecciones legislativas de 2013 y a otro de las presidenciales de 2015 nacionales casi la mitad de los votantes espere que el sucesor de Cristina Fernández de Kirchner se ubique a medio camino entre la continuidad y el cambio confirma que el desgaste oficialista es visible, pero no crítico, y que aún conserva no sólo iniciativa política y manejo de la agenda, sino también una adhesión módica (no incondicional): según la consultora, sólo un 18% del electorado quiere continuar con la "mayoría" de las cosas que hizo el kirchnerismo, mientras que el 29% espera que la mayoría de esas políticas cambien. "Los votantes afrontan las elecciones con actitud conservadora, con una mayoría que desea que el próximo gobierno mantenga los logros del actual y corrija las malas políticas. Sólo un tercio de los electores no le reconoce nada al kirchnerismo. Esta tendencia pone a los candidatos opositores mejor posicionados -Sergio Massa y Mauricio Macri- ante un desafío: plantear una nueva agenda, pero dando seguridades respecto de las políticas que la mayoría de la población desea mantener", analizó Eduardo Fidanza, director de Poliarquía Consultores.
Si sólo un tercio de los electores no le reconoce nada al kirchnerismo, como sostiene Fidanza, está muy claro que ese electorado no alcanzaría para ganar las presidenciales si las elecciones fueran hoy (no conforma una coalición ganadora mínima). Entonces, la oposición debe afrontar el desafío de captar votos que no son netamente anti-K, como remarca Fidanza. Esto, que es un
desafío para Macri y Massa en tanto que candidatos "opositores", resulta en cambio terreno fértil para el precandidato del FPV Daniel Scioli, desde su condición de “el menos K de los candidatos K”. Con un concepto que juega con la idea de “la continuidad con cambio”, una postura que se alinea con la continuidad kirchnerista en los temas eje, de agenda y de coyuntura más fuertes y un discurso que está haciendo una transición desde la “etapa del crecimiento” (identificada con la “década ganada” del kirchnerismo) hacia la “etapa del desarrollo” (la promesa futura”), el gobernador bonaerense va ganando consenso interno para transformarse en la carta fuerte del oficialismo, en carácter de síntesis entre el FPV y el PJ no anti-K.
Con cifras similares a las expuestas por Poliarquía, Mariel Fornoni, directora de la consultora Management & Fit, aseguró que Scioli lidera el panorama electoral, mientras que Sergio Massa y Mauricio Macri “están peleando por el segundo lugar”. De acuerdo al último informe de intención de voto nacional, dado a conocer este fin de semana y elaborado por esa consultora, "Scioli está en el orden de los 26 puntos, y Macri y Massa están cerca del 21%, en un escenario con un 14% de indecisos, y donde el panorama está muy abierto”, resaltó Mariel Fornoni, directora de la consultora. Fornoni aclaró que es "esperable" una suba del número de indecisos, habida cuenta del tiempo que resta para las PASO, "cuando normalmente ante cada elección esa cifra llega al 20% o al 25%".
De acuerdo a las tendencias de M&F, la “interna” del espacio pan-oficialista está prácticamente decidida, pues ninguno de los varios precandidatos alternativos al gobernador bonaerense aparece por ahora con suficientemente competitividad frente a Scioli (si bien varios de ellos esperan que la “gran electora”, CFK, se pronuncie para dirimir la sucesión). Según Fornoni, Scioli “gana cómodamente la interna del FPV”, mientras resta por verificar “hacia adónde va el voto opositor, entre Macri, Massa o el Frente UNEN”. “Macri venía aumentando en las últimas mediciones pero este mes se mantuvo, no tuvo crecimiento, y mientras que Sergio Massa decae, también producto de que hay votos del Frente Renovador que pasan a las filas de Scioli”, recalcó la especialista. La titular de Management & Fit analizó también las perspectivas del FAUNEN, espacio que ronda los “10 puntos, y si medimos candidatos tanto Binner, Cobos como Sanz, se mantienen aproximadamente en ese número”. En cuanto a la interna de ese frente (con varios precandidatos en competencia, al igual que el FPV), remarcó que “Cobos aparecería en primer lugar pero está muy peleado”, aunque indicó que FAUNEN “está teniendo una baja considerable porque medía 14 o 15 puntos y hoy está apenas alrededor de los 10”. En la óptica de Fornoni, esto tiene que ver con las pocas certezas de unidad que ofrece UNEN, que cuenta “con muchos candidatos y visiones muy diferentes, que después tienen que gobernar, y eso genera algunas preocupaciones en la gente acerca de la sustentabilidad de ese acuerdo”.
Concepto acuñado por el filósofo inglés Joseph Glanvill, el clima de opinión nos rodea. Existen ciencias para medirlo, pero también hay lugar para lo inesperado, tal como el aleteo de una mariposa en Pekín puede desatar un huracán en México que contraríe el pronóstico del tiempo. Este blog de tendencias de opinión pública e influencia social pretende aportar elementos al "sensor cuasiestadístico" con que sondeamos el ambiente y ser un foro para intercambiar puntos de vista.
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