viernes, 6 de octubre de 2017

Hacia el 22-O y de cara al 2019: la apuesta de CFK vs la apuesta de Cambiemos

Según el sociólogo Hugo Haime, si bien el oficialismo tiene la ventaja de que después de las PASO crecieron las expectativas a futuro y que se evalúa positivamente la obra pública, la lucha contra la corrupción y contra el narcotráfico, “eso es tan cierto como que todas las políticas sociales y económicas son evaluadas negativamente". Es decir, el consultor confirma que hay una puja entre las expectativas y la evaluación positiva de determinadas áreas del gobierno versus el impacto social de la política económica que lleva adelante la administración Cambiemos. Para revisar datos recientes al respecto, según el más reciente estudio de la Universidad de San Andrés (se trata de una encuesta mensual en la que se consulta sobre diferentes aspectos de satisfacción y opinión pública), la insatisfacción de los encuestados con el desempeño de la “política económica” es elevada: un 60%. Este indicador podría ser favorable a la hipótesis que subyace a la estrategia de CFK (resumiendo: que, más tarde o más temprano, el fracaso socioeconómico de Cambiemos generará “saudade” de su figura). Sin embargo, la economía no es el área peor evaluada de la gestión Cambiemos: otras políticas públicas que alcanzan niveles preocupantes de insatisfacción son “Justicia” (el 77% está insatisfecho con el desempeño del gobierno en esa materia), Seguridad (un 69% insatisfecho) y “Educación” (un 61% insatisfecho). 

En cambio, el 63% manifiesta estar satisfecho con el desempeño oficial en materia de “obras públicas e infraestructura”, que se constituye la política pública mejor evaluada por los entrevistados. Asimismo, un 52% dice estar satisfecho con “transporte” y un 51% tanto con las políticas de “modernización del Estado” como con la “política exterior”. Asimismo, la satisfacción con la marcha general de las cosas es del 47%, mientras que la insatisfacción es del 51% (un gap negativo de 4 puntos porcentuales, que puede considerarse estadísticamente no significativo). Sin embargo, esa satisfacción está socialmente fragmentada: cae al 33% entre los más pobres y llega al 60% en el segmento ABC1 (clase alta top y alta). Según Diego Reynoso (director del estudio), “el predominio de insatisfacción no se traduce en un retiro del apoyo al Gobierno. Algunos que no manifiestan satisfacción con la marcha general de las cosas, le dan un bono de confianza al Gobierno. De hecho, los resultados indican que el Gobierno recuperó el apoyo de la opinión pública, que a principio de año se lo había comenzado a retirar. La aprobación del gobierno hoy se encuentra en niveles similares a marzo de 2016, en 64% de aprobación, cuando apenas este comenzaba su gestión”. A tenor de estos indicadores, se podría fortalecer la hipótesis favorable al oficialismo de cara al 22-O. No obstante, en este plano el estudio también detectó matices por niveles socioeconómicos (entre otras variables): “La aprobación en los sectores de nivel socioeconómico más baja es de 58% mientras que la misma sube a 72% en el nivel ABC1. A nivel etario, la aprobación sube a medida que aumenta la edad. No obstante, las diferencias entre los segmentos, en general el Gobierno ha recuperado el visto bueno de la ciudadanía. En parte, el resultado electoral de agosto pudo haber ejercido cierto tipo de wagon effect endógeno en los niveles de aprobación que observamos en septiembre, pero el mismo resultado electoral y la aprobación son producto de algunas virtudes propias y algunos defectos de las alternativas rivales”, apuntó Reynoso.

A su turno, según una reciente encuesta de Gustavo Córdoba y Asociados, la aprobación del gobierno nacional es de 48,8%, apenas dos puntos arriba de la desaprobación, que se ubica en 46,8%: es decir, un empate técnico (ver imagen arriba; click para agrandar). En este sondeo también se observa un incremento de 2,2 puntos porcentuales de la aprobación en las últimas dos mediciones, tras las PASO; esto es, una variación estadísticamente no significativa, donde no se aprecia un “efecto del carro ganador” pos primarias (a diferencia del que apunta Reynoso en el estudio de la Universidad de San Andrés). En tanto, si revisamos la última encuesta de D’Alessio IROL/Berensztein, el nivel de aprobación es más alto que en el estudio de Gustavo Córdoba (54%, contra 44% de desaprobación), pero la variación entre mediciones resulta nuevamente no estadísticamente significativa: dos puntos porcentuales. Es decir, en las valoración de variables políticas no asoma una tendencia nítida y homogénea que apuntale la hipótesis de que Cambiemos se encamina hacia una elección plebiscitaria de cara al 22-O, o al menos no todavía con claridad. Si de las cifras "blandas" de percepción política pasamos a las "cifras duras" de la estadística económica, la mejoría tampoco es tan clara como la que se instala en la agenda mediática si se hace una lectura atenta: como apuntó Jorge Velázquez en Ámbito, si bien los datos de las cuentas nacionales al segundo trimestre muestran que la economía creció 2,7%, aún sigue debajo del 2015. Según el documento publicado el 21 de septiembre, la recuperación muestra tres trimestres consecutivos de crecimiento del PBI y el primer semestre acumula una mejora de 1,6%, pero tampoco compensa la caída de 2,2% que se registró en 2016 (ver datos abajo; click para agrandar). “El Gobierno celebra los llamados ´brotes verdes´, y las estadísticas respaldan el optimismo de los funcionarios, pero es inevitable hacer una salvedad: las cifras indican que está mejorando aquello que esta misma gestión deterioró durante el año pasado. En este contexto hay que interpretar los datos sobre el comportamiento de las cuentas nacionales que el Indec dio a conocer: informó que en el segundo trimestre el PBI creció 2,7% contra el mismo período del año pasado. En la versión desestacionalizada el organismo también tuvo buenas noticias para dar: el incremento fue de 0,7% con relación al trimestre inmediato anterior. Y con ese resultado puede exhibir tres trimestres consecutivos de crecimiento (1,2% y 1,0% habían crecido el primer trimestre de este año y el último de 2016, respectivamente). Esto marca una tendencia positiva, pero el dato conocido también refleja una fuerte desaceleración en la misma curva. Por otro lado, el incremento de 2,7% interanual es auspicioso porque representa el segundo trimestre de crecimiento interanual, luego del 0,4% del primer trimestre. Pero se apoya en un punto de comparación muy bajo, ya que en el segundo trimestre de 2016 el PBI había registrado una caída de 3,7% contra el período similar de 2015. Más aún, a pesar del repunte, la economía todavía está por debajo del pico alcanzado en la primera mitad de 2015. A partir de entonces, la economía ingresó en una pendiente que acompañó el final de la gestión de Cristina Kirchner y que se tradujo en indicadores de signo negativo a partir del segundo trimestre del gobierno de Mauricio Macri. El signo positivo se recobró recién en el primer trimestre de este año, aunque todavía no compensa el terreno perdido”. 

En la misma línea, el economista jefe de la consultora Orlando Ferreres y Asociados, Fausto Spotorno, advirtió que "recién ahora estamos en los niveles del 2015", y pronosticó que el aumento de la actividad "se mantendrá el próximo año (…) Hay una real recuperación tras la crisis del año pasado y recién ahora estamos llegando a los niveles del 2015, pero también hay un crecimiento real y el año que viene se va a mantener (…) "hay mucho de rebote, porque lo comparamos con una situación muy baja del año pasado, pero también es real que hay más actividad y va a mejorar el año que viene (…)  Es cierto que estamos creciendo al 4 o 5 por ciento anual, como se señala desde el Ministerio de Hacienda, pero lo estamos comparando contra meses muy malos, aunque la recuperación se siente", insistió el economista. Profundizando en su explicación, apuntó que "hay fuertes inversiones en el sector energético, en la construcción hay una fuerte recuperación, tanto en el sector estatal por la obra pública, pero también hay crecimiento en el sector privado (...) al sector industrial le está costando más la recuperación, porque todavía hay una parte afectada por la situación de Brasil y otra por el consumo, pero la que está ligada a la construcción y al agro está mejor, o sea que el crecimiento no es tan homogéneo". En ese marco, destacó que esa consultora está "proyectando un 2,1% de crecimiento para el próximo año", bien por debajo de la pauta de la ley de presupuesto del 3,5% que fijó el Gobierno.


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