En nuestro último post previo al 22-O apuntábamos: “Un promedio considerando nueve mediciones da 40% a Bullrich y 36,6% a CFK, una diferencia de 3,4 puntos porcentuales. Sigue siendo ´too close to call´, es decir, un resultado técnicamente abierto, aunque está claro que al final la elección se gana por un voto o bien puede que se gane por esa brecha de 3 puntos”. El resultado fue 41,38% a 37,25%, una diferencia de 4,13 puntos porcentuales que confirma lo que decíamos en el sentido de una elección reñida y difícil de anticipar en encuestas (pues la brecha es muy similar al error muestral promedio).
También escribíamos en aquel post: “…surge un panorama donde se incrementa la polarización, perfilando una leve tendencia favorable a Cambiemos, que de todos modos no haría una elección tan buena como la de Massa en 2013 (casi 44%). En tanto, CFK mejoraría la elección del FPV en ese año, un resultado que la consolidaría como principal opositora a nivel país en función de un caudal por arriba de 3,3 millones de votos en el distrito más gravitante del país y cerca de 2,7 millones de su sello y aliados en las demás provincias”. Ese escenario también se confirmó: efectivamente, CFK mejoró el resultado respecto al que obtuvo el FPV en 2013, y Cambiemos hizo una buena elección, pero no tan buena como la de Sergio Massa en ese año. La ex presidenta sumó más de 3,3 millones de votos en provincia de Buenos Aires (3.491.136) y más de 2,7 millones en el resto del país (en rigor, 2.834.665). Así, podemos decir que nuestro pronóstico fue ajustado a la realidad.
Por otro lado, apuntábamos lo siguiente. “A diferencia de lo que sucedió antes de las PASO, se han dado a conocer pocos datos del resto del país, pero en general no sería raro que se verifique un mix: inercia de los resultados obtenidos en las primarias con variaciones estadísticamente no significativas en algunos distritos, junto con otros donde se refuerce la polarización (…) en distritos gobernados por el PJ donde Cambiemos sacó ventaja en las PASO, ahora se insinúa un achicamiento de la brecha: ¿efecto 17 de octubre?”. Concretamente, hubo “efecto 17 de octubre” en tres provincias gobernadas por frentes liderados por el PJ, donde el oficialismo pudo revertir en la elección del 22-O la derrota que había sufrido en las PASO del 13-A frente a Cambiemos: Chubut (33,21% a 31,13%), La Pampa (45,54% a 45,26%) y San Luis (55,00% a 43,06%). Mientras en los dos primeros casos la victoria fue magra (2,08 puntos porcentuales y 0,28 puntos porcentuales), en el caso de San Luis fue por más de un dígito (11,94 puntos porcentuales). En el caso de Córdoba, si bien UPC hizo una mejor elección que en las primarias (llegó a 30,52%), no logró achicar la diferencia con Cambiemos (48,47%).
El resultado en San Luis sugiere que el oficialismo acertó en su estrategia de formar un frente amplio contra Cambiemos, integrado por varias fuerzas, entre ellas el kirchnerismo. En Chubut, si bien el oficialismo pudo imponerse, la existencia de una lista “K” (salió tercera, con 23,9% de los votos) dio lugar a un resultado apretado. En La Pampa no hubo lista K. En Córdoba sí, y salió tercera, con 9,72% de los votos. Lo mismo en Chaco, donde salió tercera, con 10,74%, mientras que la lista del oficialismo gobernante (Frente Chaco Merece Más) alcanzó 39,61% y Cambiemos 41,76%. Es decir, los peronismos gobernantes tienen más chances de ganar cuando el kirchnerismo está integrado a sus frentes que cuando juega por fuera. Además de las provincias que citamos, esto también se verificó en Formosa, donde el Frente de la Victoria alcanzó 62,11% contra 36,35% de Cambiemos; San Juan, donde el Frente Todos superó a Cambiemos por 53,65% a 31,72% (pese a que el massismo presentó lista propia, la que alcanzó 4,84%). Excepciones a esta tendencia: Catamarca, donde el Frente Justicialista para la Victoria se impuso a Cambiemos por 47,85% a 41,82%, aun habiendo una lista “K” que alcanzó 5,98% de los votos. Otra: Entre Ríos, donde pese a ir con un frente unificado, la lista del frente justicialista gobernante (alcanzó 37,98%) fue derrotada por Cambiemos (52,97%).
Esto tiene claras implicancias de cara a una potencial reunificación del espacio pan-justicialista hacia el 2019. Contra el discurso que circula pos 22-O (periodístico y desprovisto de un análisis científico de datos), el resultado, lejos de mermar las acciones de CFK, hace que coticen más. En rigor, el kirchnerismo (ahora con nuevo sello) no sólo es la segunda minoría electoral a nivel nacional por detrás de Cambiemos (24,4%, contra 42,8%), sino que mejoró sus números en el conurbano bonaerense respecto a su performance en las primarias y en toda la provincia de Buenos Aires con respecto a sus registros del 2013 y el 2015 (ver cuadro arriba; click para agrandar. Fuentes: Página/12 y Andy Tow). En sentido contrario, el massismo, que se planteaba como la alternativa renovadora, no sólo fue superado ampliamente por CFK, sino que sufrió un franco declive respecto a sus resultados del 2013 y 2015 (ver cuadro abajo; click para agrandar).
Concepto acuñado por el filósofo inglés Joseph Glanvill, el clima de opinión nos rodea. Existen ciencias para medirlo, pero también hay lugar para lo inesperado, tal como el aleteo de una mariposa en Pekín puede desatar un huracán en México que contraríe el pronóstico del tiempo. Este blog de tendencias de opinión pública e influencia social pretende aportar elementos al "sensor cuasiestadístico" con que sondeamos el ambiente y ser un foro para intercambiar puntos de vista.
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gracias por este análisis y explicación tan concisa!! me renueva la esperanza!! abrazos!!
ResponderEliminarCarlosF
Gracias por la lectura y el comentario, Carlos. ¡Abrazo!
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