miércoles, 1 de noviembre de 2017

Derribando mitos del proceso electoral 2017

Dedicaremos este post a analizar “mitos” de este proceso electoral y a derribarlos o, más modestamente, problematizarlos y plantear objeciones a ciertas afirmaciones que se han vertido sobre el resultado de las primarias y las generales de este año, basándonos en datos y análisis. Veamos:

Mito 1. "El ciclo de Cristina está terminado". Datos y análisis: la fuerza liderada por la ex presidenta, el kirchnerismo (ahora con nuevo sello) es la segunda minoría electoral a nivel nacional por detrás de Cambiemos (24,4%, contra 42,8%). Cuenta con 6.325.801 votos en todo el país y un amplio nivel de implantación territorial nacional, ya que presentó listas en Capital Federal (CABA), provincia de Buenos Aires (PBA), Catamarca, Chubut, Córdoba, Misiones, Neuquén, Río Negro, Salta, Santa Cruz, Santa Fe y Tierra del Fuego (ver cuadro arriba; click para agrandar). Así, en 12 de 25 distritos se presenta con sello propio, y en dos de ellos ganó las elecciones en esa condición: Río Negro y Tierra del Fuego. Asimismo, integra los frentes que resultaron vencedores en San Luis y Formosa. Para matizar nuestro argumento, podríamos conceder que el deseo de “jubilar” a CFK de la política sí es palpable en muchas de las figuras del PJ, pero se trata de un deseo difícil de respaldar en datos (lo que no quiere decir que no termine sucediendo dentro de los avatares de la política). 

Mito 2. "Cristina viene en debacle". Datos y análisis: la fuerza liderada por CFK mejoró el 22-O sus números en el conurbano bonaerense respecto a su performance en las primarias del 13-A y también mejoró los resultados en toda la provincia de Buenos Aires (3.491.136 votos) con respecto a sus registros del 2013 (2.900.494 votos) y el 2015 (3.419.041): En sentido contrario, el massismo, que se planteaba como la alternativa renovadora, no sólo fue superado ampliamente por CFK, sino que este año (1.061.207 votos) sufrió un franco declive respecto a sus resultados del 2013 (3.943.056 votos) y 2015 (2.062.610). La performance de la ex presidenta también fue muy superior a la de Florencio Randazzo, otra figura que se planteaba como alternativa: lo supera en una proporción 7/1 (Cumplir alcanzó 497.409 votos en provincia de Buenos Aires). Por otra parte, como adelantamos en el punto anterior, ni Massa ni Randazzo (y lo mismo podría decirse de los gobernadores anti-K) tienen un nivel de implantación territorial capaz de competir con la ex presidenta. Al contrario de lo que se dice, la fuerza de CFK no está conurbanizada o acotada a PBA (si bien es cierto que el 55% de sus votos los recogió en esa provincia). En cambio, sí está acotada al conurbano la del massismo, puesto que el 73% de sus votos salieron de la PBA, con una débil presencia en los demás distritos en los que se presentó: en CABA, Corrientes, Jujuy, Neuquén, San Juan, Santa Fe y Santiago del Estero obtuvo resultados muy magros. 

Mito 3. "Cristina es funcional a Cambiemos". Datos y análisis: esa afirmación es moneda común entre los referentes del PJ anti K y no K. Por el contrario, los resultados del 22-O confirman que hay segmentos electorales que eligen votar al oficialismo, y que quienes eligen votar a la oposición tienden a decantarse por alternativas opositoras nítidas (como Unidad Ciudadana y sus aliados) y menos por opositores “blandos”. De hecho, el gobernador de Salta, Juan Urtubey, uno de los referentes del espacio pan-justicialista que se autopostulaba como presidenciable para el 2019 y apostaba sus fichas a una “jubilación temprana” de CFK, lo admitió esta semana: “muchos pagamos el costo político de acompañar al Gobierno". Todos los gobernadores y referentes del espacio pan-justicialista “amigables” con el gobierno nacional perdieron las elecciones 2017 de manera abultada: el ya mencionado Juan Urtubey (por 6,78 puntos porcentuales), el cordobés Juan Schiaretti (17,95 puntos porcentuales), el entrerriano Gustavo Bordet (por 14,99 puntos porcentuales). Por el contrario, aquellos gobernadores que son nítidos opositores a Cambiemos y aliados de CFK ganaron: los Rodríguez Saá en San Luis (por 12,45 puntos porcentuales en senadores, dando vuelta el resultado de las PASO) y Gildo Insfrán en Formosa (por 25,76 puntos porcentuales). También ganaron aquellos que tienen al kirchnerismo integrado dentro de sus frentes, sin ser abiertamente aliados de CFK, como Sergio Uñac en San Juan (por 22,13 puntos porcentuales). Asimismo, resultaron ganadores los gobernadores que son tanto anti-Macri como anti-CFK: es el caso de Carlos Verna en La Pampa (que ganó por apenas 0,28 puntos porcentuales, dando vuelta al resultado de las PASO) y el recientemente fallecido Mario Das Neves en Chubut (por 2,08 puntos porcentuales, también dando vuelta el resultado de las PASO). Por su parte, también se impuso por 6,03 puntos porcentuales la lista del gobierno de Catamarca, políticamente más cercana al kirchnerismo (aunque este presentó lista propia) que a Cambiemos. En síntesis, si hubiera una regla, es esta: a mayor funcionalidad y cercanía política con Cambiemos dentro del espacio opositor, más chances de perder las elecciones frente al oficialismo, y por lo tanto diluirse como alternativa opositora. Esta regla también aplica a Sergio Massa, opositor moderado que fue superado ampliamente por CFK, opositora nítida, en PBA. 

Mito 4. "Cambiemos se impuso a Cristina porque tiene un discurso más joven que ella". Datos y análisis: aunque es cierto que la estrategia comunicacional de Cambiemos tiene ese perfil, no hay una correspondencia de ella con el voto. De hecho, todas las encuestas previas al 22-O mostraban con claridad que en provincia de Buenos Aires la intención de voto a Cambiemos era más alta en los segmentos etarios de adultos y adultos mayores, y la de CFK era más alta en los segmentos de jóvenes y adultos jóvenes (ver datos de Synopsis debajo; click para agrandar). De paso, esta fue la consultora que más se acercó al resultado del 22-O: dijo que la diferencia iba a ser de 4,2%, con 42% para el oficialismo y 37,8% para Unidad Ciudadana (fue 41,38% a 37,25%). Esto también sugiere que la carrera política de CFK tiene una vitalidad que contradice los intentos de “jubilarla” que exteriorizan los referentes del PJ anti-K y no K. Por otro lado, esta tendencia también se detecta a nivel nacional: como apuntó correctamente José Natanson, el voto a Cambiemos “tiene un claro componente de clase, con un sesgo a los sectores de mayor poder adquisitivo, y etario, con un respaldo nítido entre los mayores”





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