De nuestro análisis del Mito 3 en el post anterior se desprenden algunas claves que es preciso remarcar 1) los resultados del 22-O confirman que hay segmentos electorales que eligen votar al oficialismo, y que quienes eligen votar a la oposición tienden a decantarse por alternativas opositoras nítidas (como Unidad Ciudadana y sus aliados) y menos por opositores “blandos”. De ahí que a las posiciones del tipo “terceras vías” no les fue bien en las elecciones.
Los ejemplos más claros de ese problema de posicionamiento lo ilustran las derrotas sufridas por el gobernador de Salta, Juan Urtubey (su lista perdió ante Cambiemos por casi 7 puntos porcentuales), el cordobés Juan Schiaretti (su lista perdió ante Cambiemos por casi 18 puntos porcentuales) y el entrerriano Gustavo Bordet (su lista perdió ante Cambiemos por casi 15 puntos porcentuales). Tampoco les fue bien a otras figuras que no se recortan claramente como nítidamente opositoras ni como nítidamente oficialistas: Martín Lousteau en CABA (tercero en CABA, detrás del oficialismo y del kirchnerismo) y Sergio Massa (tercero en provincia de Buenos Aires, también detrás del oficialismo y del kirchnerismo). Así, surge una paradoja: precisamente las figuras que trataron de eludir “la grieta” fueron “fagocitadas” por la misma. En sentido contrario, los gobernadores que se pararon como opositores a Cambiemos (algunos de ellos, además, aliados de CFK) salieron airosos: los Rodríguez Saá en San Luis (por casi 13 puntos porcentuales en senadores, dando vuelta el resultado de las PASO) y Gildo Insfrán en Formosa (casi 26 puntos porcentuales) Sergio Uñac en San Juan (por 22 puntos porcentuales), Carlos Verna en La Pampa (por apenas 0,3 puntos porcentuales, dando vuelta al resultado de las PASO), Juan Manzur en Tucumán (por 14 puntos porcentuales) y el recientemente fallecido Mario Das Neves en Chubut (por 2 puntos porcentuales, también dando vuelta el resultado de las PASO) y Lucía Corpacci en Catamarca (por 6 puntos porcentuales). Así, decíamos: a mayor funcionalidad y cercanía política con Cambiemos, más chances de perder las elecciones frente a Cambiemos.
En ese marco, dentro del espacio pan-justicialista asoman diferentes polos de poder: a) por un lado, Unidad Ciudadana, que cuenta con el segundo mayor caudal de votos a nivel país por detrás de Cambiemos (36,6% contra 41,0% considerando el tramo de senadores nacionales; ver datos arriba, click para agrandar) y con el mayor nivel de implantación territorial dentro de la oposición b) el de los gobernadores cuyas listas salieron triunfantes de las elecciones de este año, donde conviven referentes aliados a CFK (como los Rodríguez Saá e Insfrán), otros cercanos a CFK (como Corpacci), otros equidistantes (Uñac, Manzur) y otros no K (Verna); c) el de los gobernadores anti-K, que apuestan claramente a retirar a CFK de la escena política, pero resultaron golpeados en estas elecciones (Urtubey y Schiaretti). Al análisis de esta segmentación también puede aportar la mirada del politólogo y consultor Julio Burdman. Según él, los gobernadores “no piensan en hacer una ´oposición firme´, como pidió Cristina en su discurso de la medianoche del domingo 22-O, y tampoco piensan en 2019. En todo caso, el rol que podrán tener en una renovación del peronismo a nivel nacional será después que terminen sus ciclos. Solo piensan en 2019 aquellos que ya cumplieron sus ciclos de gestión. Como Urtubey, que ya no tiene reelección, o Massa. O una Cristina Kirchner, aún joven, quien busca volver al llano para poder volver (…) Los gobernadores, mientras tanto, necesitan llevarse bien con el Presidente, que es quien firma sus cheques. Y quieren que al Presidente le vaya bien, porque sus ciclos están sincronizados. Estos gobernadores peronistas van a ayudar a Mauricio Macri a gobernar. Como los gobernadores radicales ayudaron a Kirchner. Como los gobernadores peronistas ayudaron a Menem”.
Desde esta perspectiva, más allá de los vaivenes electorales que encontraron a algunos victoriosos y a otros perdedores, la gobernabilidad asoma como un contrato de beneficio mutuo entre esas figuras y la del presidente Macri, lo cual tiene implicancias de cara las inciertas chances de reunificación del espacio pan-justicialista como alternativa opositora de cara al 2019. Asimismo, en una línea similar a la de nuestro análisis del mito 3, Burdman apunta: “en las últimas semanas han circulado algunos discursos que le atribuyen, desde el peronismo, culpas a la ex Presidenta por esa falta de liderazgo unificador del peronismo. Discursos contradictorios, de diván. Porque el quiebre no está dentro del electorado peronista, sino entre las demandas de ese electorado y las responsabilidades de los peronistas que tienen que gobernar (…) Tras el 42% nacional que logró Cambiemos en las elecciones legislativas, la única forma de que surja un liderazgo peronista unificador sería el advenimiento de un líder revolucionario. Es decir, de alguien que se levante contra las reglas del régimen político. Y nadie está pensando en eso. Cristina no lo es: solo está construyendo una candidatura presidencial futura”. Desde esa perspectiva, habiendo ganado la PASO en PBA y aun perdiendo en la general de octubre, CFK logró claramente su objetivo: a poco más de una semana de las elecciones de medio término que confirmaron la victoria del oficialismo en su condición de principal fuerza y primera minoría electoral a nivel nacional, un estudio de opinión pública ubicó a Cristina Fernández de Kirchner y Unidad Ciudadana como la oposición más seria y fuerte de la provincia de Buenos Aires, el distrito electoral más gravitante del país. El relevamiento realizado por DAlessio IROL/Berensztein apenas concluidos los comicios legislativos arrojó que la mitad de los entrevistados cree que la senadora electa será la líder política de la oposición. Así, un 29% cree que será referente del arco opositor por fuera del Partido Justicialista, es decir por Unidad Ciudadana, mientras que un 16% estima que será la referente nacional del PJ; apenas un 5% le cierra las puertas de la provincia y señala que sólo será la referente del PJ bonaerense.
Concepto acuñado por el filósofo inglés Joseph Glanvill, el clima de opinión nos rodea. Existen ciencias para medirlo, pero también hay lugar para lo inesperado, tal como el aleteo de una mariposa en Pekín puede desatar un huracán en México que contraríe el pronóstico del tiempo. Este blog de tendencias de opinión pública e influencia social pretende aportar elementos al "sensor cuasiestadístico" con que sondeamos el ambiente y ser un foro para intercambiar puntos de vista.
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