Sintetiza así Rofman: “como conclusión de este recorrido relevante
de datos, entre el cierre de la convertibilidad y los tiempos que corren, sólo
cabe agregar que los mismos son impactantes en cuanto al progresivo y firme
horizonte de progreso social y justicia distributiva que ha tenido lugar en
esta nueva etapa. La fuente de las estadísticas que corroboran esta información
es de procedencia insospechada y no se la puede acusar de ser cercana o afín a
las ideas de quienes han conducido el país en los últimos nueve años. Es
posible afirmar, entonces, que el debate en torno de la bondad del proyecto de
desarrollo vigente desde el año 2003 ha sido definitivamente cerrado con los
datos transcriptos, que puntualizan los evidentes beneficios que para los
sectores sociales que menos recursos e ingresos tienen ha venido deparando la
política económica del desarrollo con inclusión y equidad social aplicada en la
reciente década”.
Sin apuro por clausurar debates, recapitulemos: la UCA calculaba
un 21,9% de pobreza para 2011, admitiendo así un descenso de 5 puntos
porcentuales en 4 años (estimaba 26,9% de pobreza en 2007). El descenso es
ostensible, pero la pobreza, de acuerdo a estas cifras, sigue en el rango del
20-25% (medida en término de ingresos).
Existen otras mediciones alternativas: la consultora Equis, de
Artemio López, construye un índice de precios diferente al del Indec
(denominado IPX), a partir del cual estima que, con la reciente actualización de la Asignación Universal
por hijo (AUH) los valores de pobreza girarán en torno al 16% y la indigencia
en el orden del 2,5% de la población nacional. Este cálculo es más bajo que el
de la UCA y además actualiza el cuadro de situación a 2012, dando por
resultado, según López, “que en el segundo semestre de 2012 se registran los
menores niveles de pobreza e indigencia desde la recuperación democrática al
tiempo que la estratificación por ingresos señala el mayor volumen de segmentos
medios tras la crisis de 2001”.
En el mismo sentido, según la última actualización de la pirámide
de nivel socioeconómico de la Asociación Argentina de Marketing (AAM, a la que
por cierto no puede sospecharse de estar “cooptada” por el oficialismo)
confirma que, a nivel nacional, entre 2004 y 2011, la clase media (C3) creció
cinco puntos (de 25% a 30%), la media alta (C2) tres puntos (de 14% a 17%) y la
alta (ABC1) dos puntos (de 5% a 7%) y la baja y marginal (D2 y E) descendió 8
puntos (de 23% a 15%). Así, la pirámide de niveles socioeconómicos confirmaría
el descenso de la pobreza, que según estos parámetros rondaba en 2011 el 15%
(si bien, nobleza obliga, la metodología que emplea la AAM es distinta a las
otras revisadas).
Por otro lado, la afirmación de López acerca de la perspectiva
para el segundo semestre de 2012 está en la línea de lo que vienen señalando
otros analistas (algunos de los cuales ya hemos repasado en este blog). Un
reciente reporte de consultora Analyitica (de Julio Burdman) plantea el
concepto de que en la dinámica económica vienen insinuándose “brotes verdes”: “en
el consumo masivo tampoco se observan efectos marcados de la menor actividad
del primer semestre. La demanda de alimentos, a nivel nacional, medida por
Consultora W, da cuenta de una escasa desaceleración hasta julio, en
comparación con los elevados niveles de 2011, pero manteniéndose sostenida y
lejos de umbrales pre-crisis. Las mejoras en los ingresos familiares desde
mitad de año, por el cierre de las principales paritarias, y los aumentos en
jubilaciones, asignaciones familiares y AUH se están volcando sobre el consumo
masivo. La pesificación compulsiva, a su vez, presiona sobre la demanda de
bienes durables (autos, electrodomésticos, línea blanca)”.
Esto valida, de alguna manera, la afirmación presidencial de que “Argentina tiene el mejor poder adquisitivo de América latina para nuestros asalariados”, confirmada por el sitio chequeado.com, que confrontó ese dato con tanto con el ingreso mínimo como con el salario promedio, según estudios basados en la Organización Internacional del Trabajo y del Centro de Estudios Distributivos, Laborales y Sociales, entre otros.
Esto valida, de alguna manera, la afirmación presidencial de que “Argentina tiene el mejor poder adquisitivo de América latina para nuestros asalariados”, confirmada por el sitio chequeado.com, que confrontó ese dato con tanto con el ingreso mínimo como con el salario promedio, según estudios basados en la Organización Internacional del Trabajo y del Centro de Estudios Distributivos, Laborales y Sociales, entre otros.
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