viernes, 4 de julio de 2014

De “la Grieta” a “La Griesa” (1)

Ajeno al kirchnerismo (aunque fue ministro de Hacienda de CFK y promotor de la célebre 125) la cita de Martín Lousteau en el post anterior (“la insostenibilidad de dicha estructura económica –la convertibilidad-hizo eclosión hacia fines de 2001, dejando nada menos que a casi seis de cada diez argentinos en situación de pobreza”) se enlaza con la de otros "no oficialistas" memoriosos respecto a la situación social que recibió el kirchnerismo: "La explosión del 2002 llevó a la Argentina al inédito nivel del 55% de la población bajo la línea de la pobreza y al 25% de desempleo", recuerda Guillermo Oliveto, especialista en consumo.

Si hoy “la grieta” es una metáfora para graficar la división social (de lo que se atribuye responsabilidad al actual gobierno, aunque en rigor también es fogoneada por cierto antikirchnerismo capaz de festejar los fallos del juez Thomas Griesa favorables a los “fondos buitre”), entre el 2002 y el 2003 la grieta era algo mucho más tangible: se trataba de una fractura social, y se expresaba tanto en el altísimo nivel de pobreza como en el coeficiente de Gini. Para los no iniciados, consignemos que ese indicador mide la desigualdad del ingreso y se traduce en un número entre 0 y 1, en donde 0 se corresponde con la perfecta igualdad (todos tienen los mismos ingresos) y donde el valor 1 se corresponde con la perfecta desigualdad (una persona tiene todos los ingresos, y los demás ninguno). Una década atrás, el coeficiente de Gini rondaba el 0,51; actualmente, ronda el 0,42. Con esa base de comparación, la mejora en la igualdad del ingreso es ostensible (“la década ganada”, se diría desde el lado “K” de la grieta): “El Indec calculó el Coeficiente de Gini en el primer trimestre en 0,42, un nivel similar al de hace un año y mucho mejor que el 0,51 de hace una década”, remarca la consultora Idesa (que, por cierto, está lejos de tener una mirada condescendiente con el actual gobierno). 

Si este dato resulta clave, todavía más interesante es la explicación que ofrece Idesa a esa mejora en la distribución de la riqueza: “El principal factor que explica este fenómeno es la creciente incidencia del Impuesto a las Ganancias sobre las remuneraciones más altas (…) Los que menos incremento de remuneraciones tuvieron son el 10 por ciento de los trabajadores con ingresos más altos. Esto se explica fundamentalmente por el creciente impacto del Impuesto a las Ganancias. El 90 por ciento restante de los ocupados, al no estar afectados por este impuesto, tuvieron aumentos de remuneraciones superiores y, por lo tanto, sufrieron menos el deterioro real de sus ingresos". Nótese que Idesa no pone en duda el dato, y hace un análisis consistente con los últimos datos reportados por el Indec, que señalan que los deciles más pobres de la población ocupada fueron los que más mejoraron sus ingresos durante los últimos 12 meses: en el primer trimestre del 2014, los deciles 1, 2 y 3 (los más pobres) mejoraron sus ingresos 31,3%, 28,6% y 27,6% respectivamente, frente al mismo lapso del 2013. En cambio, los deciles 8, 9 y 10 (los más ricos) crecieron 26,1%, 27% y 21,9% respectivamente. 

Esto se produce pese al marco de desaceleración de la actividad económica, el alza de la inflación y el estancamiento en la creación de empleo: Idesa reporta para el primer trimestre del 2014 un PBI que varía -0,2%, actividad industrial en -3,1%, empleo asalariado registrado en el sector privado en -0,3% (si bien contrarrestado por el crecimiento del empleo público en +2,7%), inflación elevada del 2,5% promedio mensual (3,5% según los privados) e informalidad asalariada afectando al 33% del empleo. Aun así, “el Impuesto a las Ganancias, más allá de la rudimentaria forma en que se está aplicando, ha contribuido a mejorar la distribución del ingreso. Hace 10 años, cuando su incidencia era muy acotada, el 10 por ciento de las personas con más altas remuneraciones se apropiaban del 35 por ciento del total de la masa remuneratoria. En la actualidad, esa proporción se redujo al 26 por ciento”, resaltó la consultora. Resulta significativa la lectura de Idesa, toda vez que el reclamo por Ganancias es, sin duda, uno de los que en los últimos años más ha alimentado “la grieta” por parte de los críticos y opositores al kirchnerismo y también por parte de este, que en los años contractivos como 2009 y 2014 se muestra renuente a subir el mínimo imponible de ese tributo (sí lo hizo en otros años; la última vez fue en 2013, cuando elevó el piso a partir de sueldos mayores a $ 15.000 brutos) y que desde que está en el poder no modificó las escalas de las retenciones (en rigor, la falta de actualización de los tramos de escala del impuesto data del año 2000).

La conclusión de Idesa es todavía más categórica (y va más allá del dato, para tomar posición): la consultora califica como “reaccionario” el discurso y la protesta contra Ganancias (¡y es un organismo crítico del actual gobierno!... desde el lado “K” de la grieta, sin duda compartirían esta aseveración). En lugar de ello, Idesa considera que sería más conveniente dejar de avalar “el despilfarro de fondos públicos” en, por ejemplo, subsidios a Aerolíneas Argentinas y Aysa, “que en definitiva son los que determinan la necesidad de una mayor presión impositiva, como la de Ganancias sobre salarios”

2 comentarios: