lunes, 24 de agosto de 2020

Conciencia de pandemia, comunidad del cuidado y gestión del Covid-19


Los conceptos de comunidad del cuidado y conciencia de pandemia que presentamos oportunamente en este blog implican una reconfiguración en la manera de ponderar la gestión del Covid-19, habida cuenta de que la continuidad del coronavirus requiere una articulación entre las medidas sanitarias dispuestas por las autoridades y el acompañamiento de la sociedad. El ordenamiento del proceso en fases con objetivos epidemiológicos, flexibilizaciones y vueltas atrás en caso de rebrotes segmenta las medidas de aislamiento social, preventivo y obligatorio (ASPO) y las combina con las medidas de distanciamiento tanto en el tiempo como en el espacio (geográficamente). Eso genera una situación bien diferente a la cuarentena estricta e indiferenciada que rigió desde el 20 de marzo hasta fines de a abril. A partir de mayo, el proceso combina "la danza y el martillo", metáfora a la que apelaron los especialistas para describir el flujo y reflujo de medidas de flexibilización de acuerdo a la situación sanitaria y epidemiológica por distrito. Como era de esperar, la circulación comunitaria del virus se aceleró en la medida en que la movilidad creció muy por encima del ASPO estricto que rigió entre marzo y abril. En ese marco, la abierta campaña anticuarentena de la oposición no hace más que plasmar la línea dura elegida desde el principio por el ex presidente Mauricio Macri, que se puede simplificar en la frase "que se mueran los que tengan que morirse", inscripta en la ya desde hace tiempo perimida teoría de la "inmunidad de rebaño". Ubicada a 180 grados de distancia de la estrategia elegida por el gobierno de Alberto Fernández, en su momento esa línea fue adoptada en América por gobiernos como Chile, EEUU, Brasil y Ecuador, entre otros; más allá de sus matices, todos esos países exhiben hoy peores números que la Argentina en el indicador fallecimientos por millón de habitantes (gráfico arriba, click para agrandar), lo que muestra el acierto relativo del oficialismo argentino. Para más datos, la variación de la actividad económica entre febrero y junio (desestacionalizada) muestra en Chile una caída del 15%, en EE.UU. de 5,8%, en Brasil de 9,6% y en Ecuador de 16,3%, contra un descenso de 12,5% en Argentina, evidenciado así que el dilema "salud vs economía" es falaz. 


En este proceso, la oposición anticuarentena combina esa postura inicial con contorsiones discursivas que procuran transferir el costo político de la pandemia al oficialismo, algo que no se verifica en los datos. La encuesta nacional más reciente realizada por la consultora Trespuntozero muestra que en el ultimo mes la imagen del gobierno nacional insinúa dos subas: una coincide con la flexibilización de la cuarentena (+4,8 puntos porcentuales de positiva) y la otra con el acuerdo de la deuda con bonistas privados (+ 2,3 pp; gráfico arriba, click para agrandar). Es cierto que también aparecen encuestas que insinúan una baja en la imagen general del oficialismo (profusamente replicadas por el sistema de medios opositores), pero si en lugar de quedarnos con mediciones aisladas trabajamos con el promedio de las últimas 10 mediciones (método que permite corregir sesgos individuales) el promedio de imagen positiva presidencial es de 62,3% vs una negativa de 39,6%, lo que arroja un saldo favorable de 22,7 puntos porcentuales para el presidente Alberto Fernández. La gestión del Covid-19 muestra un resultado aún mejor en las últimas 10 encuestas: 65,9% de positiva vs 29,5% de negativa, un saldo favorable de 36,4 puntos porcentuales. 


En términos simples, esto significa que la gestión sanitaria del Covid-19 no está generando costos políticos al gobierno nacional; en cambio, sí los generó a la imagen de Macri, dada su temprana postura anticuarentena. Esto tiene que ver con el acierto inicial del oficialismo al establecer una cuarentena temprana, tal como recomiendan los especialistas, más allá del desgaste en el tiempo que eso supone en el estado anímico de la sociedad y los costos socioeconómicos, que tienden a incrementarse con el correr de los meses. En ese marco, se entiende que la suba de casos de Covid-19 en el último mes no impacte fuertemente en la imagen del oficialismo: la serie evolutiva de encuestas realizadas en la provincia de Córdoba por la consultora Delfos arroja que desde junio pasado (cuando las flexibilizaciones ya eran un hecho) más del 50% de los electores cordobeses cree que la responsabilidad por los rebrotes es de la gente (56% en la medición de agosto), un 28% lo atribuye a la propia dinámica de la pandemia y apenas 11% desplaza la responsabilidad de las autoridades en todos sus niveles (gráfico arriba, click para agrandar). A esto se refiere la conciencia de pandemia y la comunidad del cuidado: ya no son los gobiernos los únicos responsables de sostener el esfuerzo del combate a la pandemia, y las encuestas lo ponen en evidencia incluso en un distrito francamente adverso al oficialismo, como es Córdoba.


¿Existe alguna excepción a esta matriz? En parte, sí: la encuesta realizada por CB Consultora desde el 6 al 21 de agosto de 2020 insinúa que el punto de quiebre se da cuando el sistema de salud de una provincia está cerca del colapso. Es el caso de Jujuy, que muestra una caída de la imagen del gobernador Gerardo Morales de 11,6 puntos porcentuales respecto a la anterior medición, que lo ubica hoy como el más desfavorecido de los mandatarios a nivel país. En cambio, Horacio Rodríguez Larreta y Axel Kicillof se sostienen, pese a que la situación de la pandemia en el Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA) es seria (gráfica arriba, click para agrandar). 

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