El “premio consuelo” del oficialismo en Capital Federal fue que el precandidato “preferido”, Mariano Recalde, se impuso en las primarias con comodidad al interior del FPV por sobre las figuras alternativas de ese espacio. Sin embargo, eso resultó muy magro ante la doble constatación de que el titular de Aerolíneas quedó cuarto en el orden general (por detrás de Horacio Rodríguez Larreta, Gabriela Michetti y Martín Lousteau) y que el frente en su conjunto logró menos votos que Daniel Filmus en los anteriores comicios de 2011, cuando cosechó un 27,7% de los votos. Si bien ese año no hubo primarias, instancia con la cual procedería la comparación lineal, haber quedado a 10 puntos de distancia de Filmus marca todo lo que el FPV de Capital tendría que crecer para redondear una elección aceptable en ese distrito.
Así, pasando en limpio las líneas de fuerza identificadas en el post anterior y los resultados electorales en los 5 distritos que han votado en primarias o comicios de gobernador hasta ahora, vemos que: 1) el PJ aliado al gobierno nacional y el kirchnerismo “puro” se necesitan mutuamente para mantener el poder. La provincia de Salta lo prueba en sentido positivo y Mendoza (donde la lista “camporista” fue separada de la del PJ gobernante) lo prueba en sentido negativo. 2) Si algún estratega de campaña oficialista piensa que es sostenible ir a las primarias nacionales con superabundancia de precandidatos K, Capital Federal demostró que eso es un error en toda la línea. Con 7 figuras, el candidato más votado, Recalde, aun favorecido por el “dedo presidencial”, quedó cuarto cómodo y el frente tercero en la general. En este caso, el refrán “lo que abunda no daña” evidentemente no aplica y sería más sensato aplicar la “chuchilla” de Occam: no multiplicar innecesariamente las entidades (en este caso, los precandidatos).
En tercer término, si el FPV define sus candidatos por el "kirchnerómetro" (los microclimas ideológicos altamente politizados, necesarios en la conducción pero riesgosos a la hora de construir mayorías electorales) en lugar de hacerlo en función de una estrategia política alimentada (insistimos: alimentada, no menguada) por las encuestas, corre serios riesgos de transformarse en el FPD, lo que implicaría renunciar a la vocación de ganar la elección (movida que tendría como efecto un seguro alejamiento de gran parte del PJ que hoy es aliado del oficialismo). Es por esto que en el FPV cotizan en alza las acciones de Daniel Scioli y en baja las de las figuras alternativas al gobernador bonaerense: pese a la entendible resistencia que el kirchnerismo duro muestra respecto a la figura de Scioli, los microclimas que no generan candidatos competitivos no ganan elecciones; en cambio, el bonaerense puntea la mayoría de las encuestas y se impone a los demás referentes del FPV.
Como ya lo analizó Manuel Mora y Araujo, “la Cámpora no tracciona votos, el kirchnerismo puro se condensa en la imagen personal de la presidenta y no se proyecta al plano electoral, para ser electoralmente competitivo lo necesita a Scioli y a dirigentes locales con sus mismas características. Eso, que se viene reiterando en los distintos distritos donde ya se votó, fue ratificado en la jornada de ayer tanto en la Ciudad de Buenos Aires como en Neuquén. Al peronismo -algo que no es nuevo- le cuesta seducir al electorado de las ciudades grandes del país, y en el resto del territorio andan bien los candidatos moderados, los que se alinearán detrás de la candidatura de Scioli”. Mutatis mutandis, esto que limita las posibilidades electorales de Recalde en Capital Federal también lima las chances del principal contrincante interno de Daniel Scioli al interior del FPV, Florencio Randazzo: el avión tendría que ganar altura muy rápido para que Recalde tuviera alguna oportunidad en las elecciones y el tren de Randazzo debería acelerar demasiado para que el ministro lograra suficiente competitividad. En este marco, que Cristina Fernández se haya mostrado prescindente cuando en Rusia le preguntaron cuál era su precandidato favorito al interior del espacio pan-oficialista no define el escenario en sentido positivo en favor de ninguno, pero por omisión beneficia a una inercia preexistente en la cual Scioli corre con ventaja.
Concepto acuñado por el filósofo inglés Joseph Glanvill, el clima de opinión nos rodea. Existen ciencias para medirlo, pero también hay lugar para lo inesperado, tal como el aleteo de una mariposa en Pekín puede desatar un huracán en México que contraríe el pronóstico del tiempo. Este blog de tendencias de opinión pública e influencia social pretende aportar elementos al "sensor cuasiestadístico" con que sondeamos el ambiente y ser un foro para intercambiar puntos de vista.
miércoles, 29 de abril de 2015
lunes, 27 de abril de 2015
Elección nacional y tendencias distritales (1)
Si al análisis de los estudios nacionales de Fara y Poliarquía sumamos los datos de una tercera encuesta nacional, en este caso del consultor Hugo Haime, podemos profundizar una lectura contextualizada y añadirle un marco a las elecciones provinciales que se han sucedido en las últimas semanas. La investigación de Haime muestra al gobernador bonaerense como candidato del FPV alcanzando el 33,5% de la intención de voto, seguido por el jefe de Gobierno porteño y líder del PRO, Mauricio Macri, con el 26,5% y en tercer lugar al diputado nacional y líder del Frente Renovador Sergio Massa, con 23,5%.
Estos datos se ubican, por así decirlo, en una zona intermedia entre la encuesta de Carlos Fara -que mostraba a Scioli primero para la elección de octubre con 30% y a Massa y Macri compartiendo el segundo lugar con 24-25%- y la de Poliarquía, que ubicaba a Scioli con 33,4% y a Macri segundo con 27,3%, con Massa ya rezagado en el tercer puesto (20,1%). En el estudio de Haime, Massa vuelve a aparecer tercero, pero no a 7 puntos porcentuales de Macri, sino apenas a 3 puntos, con lo cual la “apertura de la boca del yacaré” entre ellos dos es menos visible. Tracemos ahora puntos de convergencia entre las tres encuestas: 1) todas coinciden en poner a Scioli en punta, en torno del 30% y sin rivales dentro del FPV que amenacen su posición (de no mediar, como venimos diciendo, una intervención de Cristina Fernández en favor de otros precandidato del espacio) 2) Macri parece consolidarse en el segundo puesto, y Massa ceder su posición; no hay todavía no una tendencia unánime a la “polarización” FPV-PRO en todos los estudios, pero sí insinuada en varios de ellos.
Tomar estas tendencias como marco nacional para leer los resultados de las últimas elecciones distritales es útil, ya que de lo que arrojaron las últimas urnas no pueden extrapolarse elecciones proyecciones nacionales linealmente, pero sí es posible descubrir algunas regularidades. Veamos: 1) en aquellos distritos donde el FPV/kirchnerismo que concurrió unido con el peronismo gobernante, ese frente se impuso con comodidad ante la oposición (incluyendo aquí al radicalismo, el PRO y a otras expresiones, como el massismo). Es el caso de la provincia de Salta, donde el gobernador Juan Urtubey superó el 47% de los votos en la primaria, contra 33% de Juan Romero, exgobernador, peronista disidente y aliado a Massa y Macri.
2) en aquellos distritos donde el FPV concurrió separado del peronismo gobernante, ganó la oposición. Es el caso de Mendoza, donde el radicalismo de Alfredo Cornejo encabezó un frente en el que concurren también el PRO y el massismo y le ganó las primarias al peronismo gobernante (representado por Adolfo Bermejo). El candidato K “puro” (Guillermo Carmona) quedó relegado en la contienda, bien por detrás de Cornejo y Bermejo. Sumados todos los votos del peronismo, la ventaja del frente opositor es exigua (menos de 5 puntos), pero es más que evidente que el kirchnerismo necesitará en ese distrito concurrir junto al peronismo gobernante (del cual se distanció por diferencias en el armado de listas) si quiere evitar un triunfo de la oposición UCR-PRO-Frente Renovador-otros en la futura elección general de gobernador.
3) en aquellos distritos donde el FPV es oposición, todo pinta para que siga mirando el poder desde lejos. Es el caso de Santa Fe y Capital Federal. Si bien en la primera de esas provincias falta escrutar un alto porcentaje de mesas y más de 200 mil votos, el candidato Omar Perotti, proveniente del PJ más que del kirchnerismo puro, se ubicó en tercer lugar en las primarias (con 22%), por lo cual el pronóstico es que la elección general se resuelva entre el Frente Progresista gobernante (con el socialista Miguel Lifschitiz encabezando la boleta) y el referente del PRO Miguel del Sel (la figura individualmente más votada). En Capital Federal, el candidato de La Cámpora, Mariano Recalde, se impuso en la disputa al interior del FPV con holgura, pero quedó cuarto en el orden general, con 12,3%, contra 28,4% de Horacio Rodríguez Larreta, 18,9% de Gabriela Michetti (ambos del PRO) y 17,83% de Martín Lousteau ( ECO). Para que el FPV (18,7% de votos en la sumatoria del frente) tenga chances de “polarizar” la elección con el PRO (47,3% en la sumatoria), necesitaría que ECO (22,26% en la sumatoria) se desinflara sensiblemente de aquí a la elección general del 5 de julio.
Estos datos se ubican, por así decirlo, en una zona intermedia entre la encuesta de Carlos Fara -que mostraba a Scioli primero para la elección de octubre con 30% y a Massa y Macri compartiendo el segundo lugar con 24-25%- y la de Poliarquía, que ubicaba a Scioli con 33,4% y a Macri segundo con 27,3%, con Massa ya rezagado en el tercer puesto (20,1%). En el estudio de Haime, Massa vuelve a aparecer tercero, pero no a 7 puntos porcentuales de Macri, sino apenas a 3 puntos, con lo cual la “apertura de la boca del yacaré” entre ellos dos es menos visible. Tracemos ahora puntos de convergencia entre las tres encuestas: 1) todas coinciden en poner a Scioli en punta, en torno del 30% y sin rivales dentro del FPV que amenacen su posición (de no mediar, como venimos diciendo, una intervención de Cristina Fernández en favor de otros precandidato del espacio) 2) Macri parece consolidarse en el segundo puesto, y Massa ceder su posición; no hay todavía no una tendencia unánime a la “polarización” FPV-PRO en todos los estudios, pero sí insinuada en varios de ellos.
Tomar estas tendencias como marco nacional para leer los resultados de las últimas elecciones distritales es útil, ya que de lo que arrojaron las últimas urnas no pueden extrapolarse elecciones proyecciones nacionales linealmente, pero sí es posible descubrir algunas regularidades. Veamos: 1) en aquellos distritos donde el FPV/kirchnerismo que concurrió unido con el peronismo gobernante, ese frente se impuso con comodidad ante la oposición (incluyendo aquí al radicalismo, el PRO y a otras expresiones, como el massismo). Es el caso de la provincia de Salta, donde el gobernador Juan Urtubey superó el 47% de los votos en la primaria, contra 33% de Juan Romero, exgobernador, peronista disidente y aliado a Massa y Macri.
2) en aquellos distritos donde el FPV concurrió separado del peronismo gobernante, ganó la oposición. Es el caso de Mendoza, donde el radicalismo de Alfredo Cornejo encabezó un frente en el que concurren también el PRO y el massismo y le ganó las primarias al peronismo gobernante (representado por Adolfo Bermejo). El candidato K “puro” (Guillermo Carmona) quedó relegado en la contienda, bien por detrás de Cornejo y Bermejo. Sumados todos los votos del peronismo, la ventaja del frente opositor es exigua (menos de 5 puntos), pero es más que evidente que el kirchnerismo necesitará en ese distrito concurrir junto al peronismo gobernante (del cual se distanció por diferencias en el armado de listas) si quiere evitar un triunfo de la oposición UCR-PRO-Frente Renovador-otros en la futura elección general de gobernador.
3) en aquellos distritos donde el FPV es oposición, todo pinta para que siga mirando el poder desde lejos. Es el caso de Santa Fe y Capital Federal. Si bien en la primera de esas provincias falta escrutar un alto porcentaje de mesas y más de 200 mil votos, el candidato Omar Perotti, proveniente del PJ más que del kirchnerismo puro, se ubicó en tercer lugar en las primarias (con 22%), por lo cual el pronóstico es que la elección general se resuelva entre el Frente Progresista gobernante (con el socialista Miguel Lifschitiz encabezando la boleta) y el referente del PRO Miguel del Sel (la figura individualmente más votada). En Capital Federal, el candidato de La Cámpora, Mariano Recalde, se impuso en la disputa al interior del FPV con holgura, pero quedó cuarto en el orden general, con 12,3%, contra 28,4% de Horacio Rodríguez Larreta, 18,9% de Gabriela Michetti (ambos del PRO) y 17,83% de Martín Lousteau ( ECO). Para que el FPV (18,7% de votos en la sumatoria del frente) tenga chances de “polarizar” la elección con el PRO (47,3% en la sumatoria), necesitaría que ECO (22,26% en la sumatoria) se desinflara sensiblemente de aquí a la elección general del 5 de julio.
sábado, 25 de abril de 2015
Nota publicada en suple Tendencias de La Voz
Facilitadores del trabajo
Tecnología aplicada a lo laboral. Diversas soluciones permiten interactuar con compañeros de oficina y clientes de manera más flexible. Otras herramientas aportan al proceso de trabajo y la optimización de tareas.
Por Norman Berra (Especial)
En los últimos años, la tecnología aplicada al trabajo está generando una auténtica revolución laboral. A una semana del 1° de mayo, Día Internacional del Trabajo, repasamos desarrollos en esa materia:
http://www.lavoz.com.ar/tendencias/facilitadores-del-trabajo
viernes, 24 de abril de 2015
Recapitulando tendencias (3)
Marcábamos en el post anterior que la principal diferencia entre las encuestas de Carlos Fara y la de Poliarquía pasaba por el posicionamiento de Sergio Massa. Mientras que el primer consultor registra un triple empate en las primarias para los candidatos del “podio” (el tigrense, el líder del PRO, Mauricio Macri, y el gobernador bonaerense Daniel Scioli), en el estudio de Poliarquía el candidato del Frente Renovador aparece ya rezagado para las PASO: 24,5% para Scioli y Macri, seguidos por Massa (17,6%). Los 7 puntos de brecha entre los dos primeros y el tigrense, sin ser una diferencia categórica, ya sugieren una apertura de la boca del yacaré entre Macri y Massa por la definición de la “llave” opositora que no se detecta en la encuesta de Fara, en la que Macri tiene un 21% y Massa llega al 22%. Recordemos que el estudio de Fara era domiciliario, con una muestra de casi 3.000 casos por conglomerados urbanos en 5 estratos diferentes, mientras que la encuesta de Poliarquía Consultores recogió la opinión, por vía telefónica, de 1.000 personas residentes en el país en centros urbanos de más de 10.000 habitantes. En términos metodológicos, la de Fara es más representativa, pero la de Poliarquía es más reciente.
En la definición de la “llave” oficialista, más allá de los matices entre los datos de uno y otro estudio, hay coincidencia en las tendencias: según Poliarquía, Florencio Randazzo alcanza 12,5% (6% en el estudio de Fara, contra 23% de Scioli), con lo cual queda lejos del bonaerense (24,5%) por la disputa de la candidatura del kirchnerismo. Más lejos aún del bonaerense quedan los precandidatos del FPV Sergio Urribarri (1,9%) y Jorge Taiana (0,7%); recordemos que en la encuesta de Fara Urribarri medía 1%. En este sentido, ninguna figura del FPV parece capaz de amenazar la ventaja de Scioli por la definición de la “llave” oficialista, al menos si no se produce un hecho político contundente, como podría serlo que la “gran electora” CFK se inclinara por alguno de los candidatos alternativos al gobernador de Buenos Aires antes de las primarias (definición que o bien viene retrasada o bien no se producirá nunca, si tenemos en cuenta que Cristina Fernández acaba de decir en Rusia que ella no tiene “favoritos” para la elección).
Una mirada a las demás figuras en carrera muestra que Margarita Stolbizer alcanza 3,7% de cara a las PASO (con eso, aún no llega al promedio del 5% que medía el socialista Hermes Binner antes de bajarse, pero no está lejos, si consideramos el error muestral). Jorge Altamira llega al 2,9%. Elisa Carrió (Coalición Cívica) y Ernesto Sanz (UCR), aliados de Macri, registran una adhesión del 2,7 y 2%, respectivamente. Los bajos registros de esos precandidatos implican que Macri probablemente ya captó gran parte de los votos de esas figuras, con lo cual las expectativas de crecimiento del jefe de gobierno porteño a costa de ellos no van más allá de esos 5 puntos porcentuales residuales que suman en este estudio (tesis que ya expuso oportunamente Fara, y que implica que la Convención radical de Gualeguaychú no produjo ningún vuelco en las encuestas). Los indecisos suman el 4,1% y los votos en blanco y anulados no pasan del 1,2%; hay que decir que ambos son guarismos llamativamente bajos.
La otra diferencia visible entre los estudios de Fara y Poliarquía es que el primero muestra un empate técnico por el segundo lugar entre Massa y Macri de cara a las generales de octubre (ambos en la zona de los 25 puntos, con Scioli primero, rondando el 30%). Según Poliarquía, en cambio, efectivamente Scioli se ubica en la zona de los 30 puntos (33,4% de preferencias), con ventaja leve sobre Macri (27,3%) en tanto que Massa vuelve a aparecer rezagado, en tercer lugar (20,1%). Para Fabián Perechodnik, director de Poliarquía Consultores, el crecimiento de Scioli en la primera vuelta se explica porque el gobernador bonaerense logra recoger el 85% del voto en las PASO de todos los candidatos del FPV -mientras que en la encuesta de Fara, Scioli sumaba todos los votos de Randazzo (6%) y los de Urribarri (1%) en las PASO, con lo cual pasaba de 23% a 30%-. En el estudio de Perechodnik, la diferencia entre el jefe de gobierno porteño y el tigrense vuelve a estar en el orden de los 7 puntos, no tan alta, pero en este contexto implicaría un escenario de incipiente polarización en el que es Macri y no Massa quien pasaría a disputar la segunda vuelta con Scioli. La performance de las demás figuras de cara a la general de octubre es la siguiente: Margarita Stolbizer (SurGen) 6,4%, Jorge Altamira (Partido Obrero) 2,3%, voto en blanco, con 3,8%, y de los indecisos, con 4,7%. Según Poliarquía, el gobernador bonaerense está a unos 7 puntos de ganar en primera vuelta (casualmente, la misma diferencia que hay entre Macri y Massa). Para eso, Scioli debería llegar al 40% de los votos más 1, y esperar que Macri no alcanzara el 30%. En cambio, si Macri crece del 27% al 30%, la exigencia sube: allí Scioli necesitaría estirar su performance hasta los 45 puntos para evitar el ballotage.
En la definición de la “llave” oficialista, más allá de los matices entre los datos de uno y otro estudio, hay coincidencia en las tendencias: según Poliarquía, Florencio Randazzo alcanza 12,5% (6% en el estudio de Fara, contra 23% de Scioli), con lo cual queda lejos del bonaerense (24,5%) por la disputa de la candidatura del kirchnerismo. Más lejos aún del bonaerense quedan los precandidatos del FPV Sergio Urribarri (1,9%) y Jorge Taiana (0,7%); recordemos que en la encuesta de Fara Urribarri medía 1%. En este sentido, ninguna figura del FPV parece capaz de amenazar la ventaja de Scioli por la definición de la “llave” oficialista, al menos si no se produce un hecho político contundente, como podría serlo que la “gran electora” CFK se inclinara por alguno de los candidatos alternativos al gobernador de Buenos Aires antes de las primarias (definición que o bien viene retrasada o bien no se producirá nunca, si tenemos en cuenta que Cristina Fernández acaba de decir en Rusia que ella no tiene “favoritos” para la elección).
Una mirada a las demás figuras en carrera muestra que Margarita Stolbizer alcanza 3,7% de cara a las PASO (con eso, aún no llega al promedio del 5% que medía el socialista Hermes Binner antes de bajarse, pero no está lejos, si consideramos el error muestral). Jorge Altamira llega al 2,9%. Elisa Carrió (Coalición Cívica) y Ernesto Sanz (UCR), aliados de Macri, registran una adhesión del 2,7 y 2%, respectivamente. Los bajos registros de esos precandidatos implican que Macri probablemente ya captó gran parte de los votos de esas figuras, con lo cual las expectativas de crecimiento del jefe de gobierno porteño a costa de ellos no van más allá de esos 5 puntos porcentuales residuales que suman en este estudio (tesis que ya expuso oportunamente Fara, y que implica que la Convención radical de Gualeguaychú no produjo ningún vuelco en las encuestas). Los indecisos suman el 4,1% y los votos en blanco y anulados no pasan del 1,2%; hay que decir que ambos son guarismos llamativamente bajos.
La otra diferencia visible entre los estudios de Fara y Poliarquía es que el primero muestra un empate técnico por el segundo lugar entre Massa y Macri de cara a las generales de octubre (ambos en la zona de los 25 puntos, con Scioli primero, rondando el 30%). Según Poliarquía, en cambio, efectivamente Scioli se ubica en la zona de los 30 puntos (33,4% de preferencias), con ventaja leve sobre Macri (27,3%) en tanto que Massa vuelve a aparecer rezagado, en tercer lugar (20,1%). Para Fabián Perechodnik, director de Poliarquía Consultores, el crecimiento de Scioli en la primera vuelta se explica porque el gobernador bonaerense logra recoger el 85% del voto en las PASO de todos los candidatos del FPV -mientras que en la encuesta de Fara, Scioli sumaba todos los votos de Randazzo (6%) y los de Urribarri (1%) en las PASO, con lo cual pasaba de 23% a 30%-. En el estudio de Perechodnik, la diferencia entre el jefe de gobierno porteño y el tigrense vuelve a estar en el orden de los 7 puntos, no tan alta, pero en este contexto implicaría un escenario de incipiente polarización en el que es Macri y no Massa quien pasaría a disputar la segunda vuelta con Scioli. La performance de las demás figuras de cara a la general de octubre es la siguiente: Margarita Stolbizer (SurGen) 6,4%, Jorge Altamira (Partido Obrero) 2,3%, voto en blanco, con 3,8%, y de los indecisos, con 4,7%. Según Poliarquía, el gobernador bonaerense está a unos 7 puntos de ganar en primera vuelta (casualmente, la misma diferencia que hay entre Macri y Massa). Para eso, Scioli debería llegar al 40% de los votos más 1, y esperar que Macri no alcanzara el 30%. En cambio, si Macri crece del 27% al 30%, la exigencia sube: allí Scioli necesitaría estirar su performance hasta los 45 puntos para evitar el ballotage.
martes, 21 de abril de 2015
Recapitulando tendencias (2)
La encuesta de Carlos Fara que analizamos en el post anterior incluye, además de un panorama para las primarias simultáneas, abiertas y obligatorias (PASO) de agosto, un diagnóstico de cara a la primera vuelta presidencial en octubre: en ese escenario, Daniel Scioli trepa al 30% de intención de voto, y lo siguen Sergio Massa con 25% y Mauricio Macri con 24%. Los demás candidatos quedan muy lejos de la pelea, pero claramente el que más crece entre los del "podio" es Scioli, quien toma los 6 puntos porcentuales de Florencio Randazzo en las PASO y el punto de Sergio Urribarri, otra de las figuras del espacio pan-oficialista. Así, prácticamente fideliza el núcleo duro del kirchnerismo, que oscila alrededor de un tercio de los electores (piso demostrado en las dos elecciones legislativas que le resultaron más adversas desde que está en el poder, las de 2009 y de 2013).
Esta tendencia confirma que el voto oficialista se alinea con el ganador dentro del espacio; no se advierte, estadísticamente hablando, ningún desgranamiento ni dispersión posterior a las PASO, más allá de los matices diferenciales que en Scioli despiertan la desconfianza del núcleo duro K. Esto es porque, aun con sus matices, Scioli quedaría pos-PASO como candidato del Frente para la Victoria (FPV), con lo cual resulta consistente que el elector que en las PASO votó un oficialista distinto de Scioli, en las generales vote al oficialista que sigue en carrera en lugar de cambiar su voto hacia una figura de la oposición. Ese “alineamiento”, en cambio, es más problemático dentro del espacio opositor, donde la suma aritmética lineal no siempre se da efectivamente entre figuras teóricamente ubicadas dentro del mismo espacio (el ejemplo más claro de esto lo daba el extinto FAUNEN: un elector de Pino Solanas podía estar más cerca de votar una figura de centroizquierda como Margarita Stolbizer, hoy “heredera” de la candidatura de Hermes Binner, que de inclinarse por un radical acuerdista con el PRO como Ernesto Sanz).
Por supuesto, que Scioli quede finalmente como “el” candidato del FPV depende de supuestos: el primero de ellos, que gane las primarias frente a los demás precandidatos del espacio, circunstancia que depende de que persista una situación de indefinición y competencia abierta entre todas las figuras del espacio que quieran jugar (por la condición de “primus inter pares” que ostenta Scioli al interior del FPV, habida cuenta de las encuestas). En cambio, si el kirchnerismo duro y más específicamente la “gran electora”, CFK (no “primus inter pares”, sino “líder por antonomasia” al interior del kirchnerismo), decidiera jugar abiertamente por otro candidato, o bien “vetar” al gobernador bonaerense, estas tendencias podrían modificarse. Lo cierto es que, tal como están planteadas las tendencias preelectorales hasta ahora, Randazzo y las demás figuras del FPV alternativas a Scioli necesitarían que se produzca un vuelco sustancial en las encuestas para tener chances de batir a Scioli en las PASO. Hoy, y desde hace tiempo, el gobernador bonaerense es el que aparece en mejores condiciones de quedarse con la “llave” oficialista.
Donde persiste la incógnita, a tenor de la la encuesta de Fara, es respecto a la definición de la “llave” opositora. El empate técnico entre Massa y Macri en las PASO se repite en la general, con lo cual no está claro quién sería el contendiente de Scioli para la eventual segunda vuelta de noviembre, de acuerdo a ese estudio. En cambio, según la última encuesta nacional de Poliarquía, el panorama es un poco diferente: en ese estudio, Scioli vuelve a ubicarse para las generales en la zona de los 30 puntos en que lo situó Fara (33,4%, para ser más precisos), lo cual lo confirma como el candidato individualmente más votado. La diferencia está en la pelea por el segundo lugar: según Poliarquía, hay ventaja de Macri (27,3%) sobre Massa (20,1%), con lo cual el líder del PRO tendría más chances de pasar a segunda vuelta contra Scioli.
Esta tendencia confirma que el voto oficialista se alinea con el ganador dentro del espacio; no se advierte, estadísticamente hablando, ningún desgranamiento ni dispersión posterior a las PASO, más allá de los matices diferenciales que en Scioli despiertan la desconfianza del núcleo duro K. Esto es porque, aun con sus matices, Scioli quedaría pos-PASO como candidato del Frente para la Victoria (FPV), con lo cual resulta consistente que el elector que en las PASO votó un oficialista distinto de Scioli, en las generales vote al oficialista que sigue en carrera en lugar de cambiar su voto hacia una figura de la oposición. Ese “alineamiento”, en cambio, es más problemático dentro del espacio opositor, donde la suma aritmética lineal no siempre se da efectivamente entre figuras teóricamente ubicadas dentro del mismo espacio (el ejemplo más claro de esto lo daba el extinto FAUNEN: un elector de Pino Solanas podía estar más cerca de votar una figura de centroizquierda como Margarita Stolbizer, hoy “heredera” de la candidatura de Hermes Binner, que de inclinarse por un radical acuerdista con el PRO como Ernesto Sanz).
Por supuesto, que Scioli quede finalmente como “el” candidato del FPV depende de supuestos: el primero de ellos, que gane las primarias frente a los demás precandidatos del espacio, circunstancia que depende de que persista una situación de indefinición y competencia abierta entre todas las figuras del espacio que quieran jugar (por la condición de “primus inter pares” que ostenta Scioli al interior del FPV, habida cuenta de las encuestas). En cambio, si el kirchnerismo duro y más específicamente la “gran electora”, CFK (no “primus inter pares”, sino “líder por antonomasia” al interior del kirchnerismo), decidiera jugar abiertamente por otro candidato, o bien “vetar” al gobernador bonaerense, estas tendencias podrían modificarse. Lo cierto es que, tal como están planteadas las tendencias preelectorales hasta ahora, Randazzo y las demás figuras del FPV alternativas a Scioli necesitarían que se produzca un vuelco sustancial en las encuestas para tener chances de batir a Scioli en las PASO. Hoy, y desde hace tiempo, el gobernador bonaerense es el que aparece en mejores condiciones de quedarse con la “llave” oficialista.
Donde persiste la incógnita, a tenor de la la encuesta de Fara, es respecto a la definición de la “llave” opositora. El empate técnico entre Massa y Macri en las PASO se repite en la general, con lo cual no está claro quién sería el contendiente de Scioli para la eventual segunda vuelta de noviembre, de acuerdo a ese estudio. En cambio, según la última encuesta nacional de Poliarquía, el panorama es un poco diferente: en ese estudio, Scioli vuelve a ubicarse para las generales en la zona de los 30 puntos en que lo situó Fara (33,4%, para ser más precisos), lo cual lo confirma como el candidato individualmente más votado. La diferencia está en la pelea por el segundo lugar: según Poliarquía, hay ventaja de Macri (27,3%) sobre Massa (20,1%), con lo cual el líder del PRO tendría más chances de pasar a segunda vuelta contra Scioli.
domingo, 19 de abril de 2015
Nota publicada en suple Tendencias de La Voz
Usuario prevenido vale por dos
Tecnología aplicada a seguridad y privacidad. Cómo defenderse y cómo evitar los ciberataques son cuestiones centrales en la agenda tecnológica actual.
Por Norman Berra (Especial)
Actualmente, los ciberataques generan grandes pérdidas económicas a nivel global. Las brechas de seguridad ocurridas durante el 2014 en sectores como el comercio minorista, finanzas, entretenimiento y gobierno dan cuenta de eso. Por ello, los especialistas remarcan que empresas y usuarios finales deberían considerar que los recaudos de seguridad y privacidad no son “costos”, sino inversiones.
http://www.lavoz.com.ar/tendencias/usuario-prevenido-vale-por-dos
jueves, 16 de abril de 2015
Recapitulando tendencias (1)
En post anteriores del blog hemos planteado los matices entre los diversos tipos de encuesta en términos de la modalidad de recolección de datos, y argumentado a favor de las personales domiciliarias (en el lugar de residencia del encuestado, cara a cara con él, encuestador mediante) como preferibles a las alternativas coincidentales, de tracking y telefónicas (en sus diversas variantes). Los motivos de esa preferencia ya han sido expuestos y debatidos; a los efectos de esta entrada, resumiremos diciendo que es la modalidad menos expuesta a sesgos. No es que no los tenga, sino que son menores que en los otros tipos de encuesta, las cuales son válidas, pero requieren mayores esfuerzos de “manipulación” de los datos, entendido ese término en el buen sentido, es decir, de corrección o ponderación de los sesgos que arrastran.
Esta consideración es pertinente para introducir la más reciente encuesta domiciliaria dada a conocer por el consultor Carlos Fara, cerrada hace menos de un mes atrás, la que nos permite dar una conclusión provisoria a varias cuestiones que venimos desarrollando in extenso en este blog. Repasemos entonces: a) ¿se abrió o no la boca del yacaré entre Mauricio Macri y Sergio Massa? Según la encuesta de Fara, aún no: el tigrense mide 22% de intención de voto, contra 21% de Macri, lo que implica un empate técnico dado que la diferencia no es estadísticamente significativa (el error muestral de este estudio, sobre una muestra nacional muy robusta en términos de casuística –casi 3.000 casos- es de +- 1,8%).
b) ¿Se desplomó Massa, como afirman algunos estudios? De nuevo, la respuesta es negativa; el líder del Frente Renovador muestra un estancamiento evidente si se mira la serie evolutiva, pero la comparación de su mejor medición (24,6%) con la actual (22%) también arroja una diferencia estadísticamente no significativa, con lo cual la prudencia dicta reportar así: amesetamiento sí, caída aún no sabemos. Una próxima medición nacional podría confirmar si efectivamente la performance del tigrense describe una curva descendente o no.
c) ¿Se catapultó Macri, como afirman algunos estudios? En rigor, la curva del líder del PRO dibuja un recorrido como surfeando olas, donde alterna subidas con momentos de estabilidad: en el evolutivo, entre puntas el crecimiento es evidente y estadísticamente significativo: de 8,5% a 21%, es decir 12,5 puntos porcentuales. No obstante, entre enero y marzo de 2015 se encuentra estable, por no decir amesetado. También aquí se impone esperar la próxima medición, para ver si vuelve a subir o se mantiene en torno de los 20 puntos porcentuales de intención de voto.
d) ¿Florencio Randazzo amenaza a Daniel Scioli por la disputa del espacio pan-oficialista? Contundentemente no, según las cifras de Fara. Mientras que el gobernador bonaerense alcanza un 23% de intención de voto, el ministro llega al 6% (17 puntos porcentuales de brecha). Es cierto en el evolutivo que Randazzo crece de 2,9% a 6% entre puntas, pero no lo hace a costa de Scioli, que en toda la serie muestra una pendiente ascendente: de 15% a 23% (8 puntos). En ese marco, parecería que sólo un hecho drástico (por ejemplo, que CFK vetara la precandidatura de Scioli o que se inclinara abiertamente por Randazzo) podría provocar un vuelco, dado que lo que necesita el ministro de los trenes no sólo es crecer, sino hacerlo a costa del bonaerense. Si el ascenso de Randazzo obedece principalmente a la expansión de las fronteras del voto permeable al FPV, la curva del ministro nunca llegaría a cruzar la de Scioli antes de las primarias abiertas, simultáneas y obligatorias (PASO) de agosto. Esto es, si no se acelera la curva de ascenso de Randazzo en las próximas mediciones, o no se produce un hecho de la entidad que planteamos antes (veto a Scioli o definición de la "gran electora" en favor de Randazzo), no se ve cómo el ministro podría doblegar al gobernador, más allá de la postura de los núcleos duros del oficialismo reacia a Scioli.
Esta consideración es pertinente para introducir la más reciente encuesta domiciliaria dada a conocer por el consultor Carlos Fara, cerrada hace menos de un mes atrás, la que nos permite dar una conclusión provisoria a varias cuestiones que venimos desarrollando in extenso en este blog. Repasemos entonces: a) ¿se abrió o no la boca del yacaré entre Mauricio Macri y Sergio Massa? Según la encuesta de Fara, aún no: el tigrense mide 22% de intención de voto, contra 21% de Macri, lo que implica un empate técnico dado que la diferencia no es estadísticamente significativa (el error muestral de este estudio, sobre una muestra nacional muy robusta en términos de casuística –casi 3.000 casos- es de +- 1,8%).
b) ¿Se desplomó Massa, como afirman algunos estudios? De nuevo, la respuesta es negativa; el líder del Frente Renovador muestra un estancamiento evidente si se mira la serie evolutiva, pero la comparación de su mejor medición (24,6%) con la actual (22%) también arroja una diferencia estadísticamente no significativa, con lo cual la prudencia dicta reportar así: amesetamiento sí, caída aún no sabemos. Una próxima medición nacional podría confirmar si efectivamente la performance del tigrense describe una curva descendente o no.
c) ¿Se catapultó Macri, como afirman algunos estudios? En rigor, la curva del líder del PRO dibuja un recorrido como surfeando olas, donde alterna subidas con momentos de estabilidad: en el evolutivo, entre puntas el crecimiento es evidente y estadísticamente significativo: de 8,5% a 21%, es decir 12,5 puntos porcentuales. No obstante, entre enero y marzo de 2015 se encuentra estable, por no decir amesetado. También aquí se impone esperar la próxima medición, para ver si vuelve a subir o se mantiene en torno de los 20 puntos porcentuales de intención de voto.
d) ¿Florencio Randazzo amenaza a Daniel Scioli por la disputa del espacio pan-oficialista? Contundentemente no, según las cifras de Fara. Mientras que el gobernador bonaerense alcanza un 23% de intención de voto, el ministro llega al 6% (17 puntos porcentuales de brecha). Es cierto en el evolutivo que Randazzo crece de 2,9% a 6% entre puntas, pero no lo hace a costa de Scioli, que en toda la serie muestra una pendiente ascendente: de 15% a 23% (8 puntos). En ese marco, parecería que sólo un hecho drástico (por ejemplo, que CFK vetara la precandidatura de Scioli o que se inclinara abiertamente por Randazzo) podría provocar un vuelco, dado que lo que necesita el ministro de los trenes no sólo es crecer, sino hacerlo a costa del bonaerense. Si el ascenso de Randazzo obedece principalmente a la expansión de las fronteras del voto permeable al FPV, la curva del ministro nunca llegaría a cruzar la de Scioli antes de las primarias abiertas, simultáneas y obligatorias (PASO) de agosto. Esto es, si no se acelera la curva de ascenso de Randazzo en las próximas mediciones, o no se produce un hecho de la entidad que planteamos antes (veto a Scioli o definición de la "gran electora" en favor de Randazzo), no se ve cómo el ministro podría doblegar al gobernador, más allá de la postura de los núcleos duros del oficialismo reacia a Scioli.
lunes, 13 de abril de 2015
El escenario electoral: oficialismo y oposición (2)
Del hecho de que las PASO sean elecciones primarias a padrón abierto, no internas abiertas (y mucho menos internas partidarias “cerradas”) se desprenden consecuencias que enlazan las tendencias de opinión pública con las consideraciones de armado político. Mientras más masiva es una instancia electoral, más gravitan los electores no alineados partidariamente y menos las estructuras, aparatos y militancia; esto implica que las opciones de figuras más “puristas” (entendidas como las más alineadas desde lo discursivo e ideológico, desde el arranque, o doctrinario, en una lectura todavía más densa) pueden “rendir” electoralmente menos que aquellos precandidatos que para las usinas ideológicas resultan menos representativos de una determinada corriente política. Esto sucede porque hay diferencias entre los microclimas internos (más convencidos, y por lo tanto menos susceptibles a los vaivenes y volatilidades de las corrientes de opinión generales) y los macro-climas de opinión, más sensibles a las variaciones de carácter coyuntural.
Esta dialéctica entre lo “puro” y lo “no puro” en términos de representatividad está muy presente en la discusión interna del oficialismo desde que la muerte de Néstor Kirchner primero, y la ausencia de un atajo constitucional para la re-re de Cristina después, cercenaran, respectivamente, la posibilidad de una sucesión recíproca K-K y el sueño de una “Cristina eterna” (exteriorizado oportunamente por dirigentes del FPV como Diana Conti). Sin un Kirchner al tope de la lista (Alicia nunca mostró una vocación de poder comparable a la de NK y CFK, y Máximo, el hijo presidencial, está lejos de ser una opción madura en términos de opinión pública para el desafío de una carrera presidencial), la condición de candidato “puro” entre las muchas figuras del espacio pan-oficialista deviene materia opinable. Aunque en los microclimas de analistas y cuadros la manera de ajustar el kirchnerómetro puede estar más o menos clara, esas sutilezas le escapan al gran público. La única manera de clausurar definitivamente esa discusión sería una intervención abierta de “la gran electora”, es decir CFK, que aún no se produjo y quizá no se produzca nunca. En ese marco, la mayoría de los estudios coinciden en que la inercia de las tendencias actuales llevaría a una victoria del gobernador bonaerense Daniel Scioli en las PASO dentro del oficialismo, ya sea frente a una o dos listas K “más puras”. Aunque materialmente persiste la indefinición del candidato del FPV, las encuestas benefician a la figura que más mide en el electorado general, aunque la misma pueda no resultar convincente dentro de los microclimas.
Por el lado de la oposición, el panorama también muestra indefiniciones, pero pueden reconocerse líneas de fuerza. La UCR aparece atravesada por una paradoja (entre varias): al consagrar la estrategia de impulsar un frente opositor junto con el PRO y la Coalición Cívica, Ernesto Sanz se aseguró enajenarse el apoyo de sectores que en la interna del extinto FAUNEN podrían haber traccionado a favor de un candidato radical en contra de Mauricio Macri. Con esos sectores fuera del frente –GEN, Socialismo, Libres del Sur- y definiendo una candidatura propia del espacio de centroizquierda (liderada por la exradical Margarita Stolbizer), Sanz tiene todas las de perder ante un Macri que lo doblega en las encuestas y tiene mejor llegada al sector independiente que el senador mendocino. Si bien Sanz cuenta a su favor con un aparato territorial extendido en todo el país, es dudoso que, habida cuenta del resultado de la Convención de Gualeguaychú, el mismo se encolumne 100% detrás del senador radical para que este pueda batir a Macri (como vimos en post anteriores, según Enrique Zuleta Puceiro, cerca del 40% podría inclinarse por otras opciones; por otro lado, para el consultor Carlos Fara, la migración a Macri precedió a la Convención). A Fernando de la Rúa le funcionó esa estrategia contra la candidata del Frepaso, Graciela Fernández Meijide, en la interna abierta de 1998, pero ha corrido mucha agua bajo el puente desde entonces: el radicalismo es hoy mucho más débil después de la debacle de la Alianza en 2001; en cambio, el PRO con el liderazgo de Macri es un sello ascendente.
En ese marco, el planteo del grupo radical que maneja la precandidatura presidencial del senador mendocino -"armar una fórmula de centroizquierda que pelee en las PASO con las precandidaturas de Macri y de Carrió” - parece una humorada, habida cuenta del curso que tomaron los acontecimientos (una suerte de transición de Sanz a Comic Sans). Por la competencia al mejor chiste en esta materia también participó el expresidente Eduardo Duhalde cuando auguró que en esa coalición también estará el justicialismo a través de los precandidatos Sergio Massa y José Manuel de la Sota, cuando es un hecho que el entendimiento con Macri depende centralmente de que le cierren las puertas al tigrense (condición sine qua non para el macrismo), y el perfil que tomó la alianza es francamente adverso al PJ (por el protagonismo de la UCR al interior del frente, más allá de excepciones como el acercamiento Reutemann-Macri en Santa Fe).
Esta dialéctica entre lo “puro” y lo “no puro” en términos de representatividad está muy presente en la discusión interna del oficialismo desde que la muerte de Néstor Kirchner primero, y la ausencia de un atajo constitucional para la re-re de Cristina después, cercenaran, respectivamente, la posibilidad de una sucesión recíproca K-K y el sueño de una “Cristina eterna” (exteriorizado oportunamente por dirigentes del FPV como Diana Conti). Sin un Kirchner al tope de la lista (Alicia nunca mostró una vocación de poder comparable a la de NK y CFK, y Máximo, el hijo presidencial, está lejos de ser una opción madura en términos de opinión pública para el desafío de una carrera presidencial), la condición de candidato “puro” entre las muchas figuras del espacio pan-oficialista deviene materia opinable. Aunque en los microclimas de analistas y cuadros la manera de ajustar el kirchnerómetro puede estar más o menos clara, esas sutilezas le escapan al gran público. La única manera de clausurar definitivamente esa discusión sería una intervención abierta de “la gran electora”, es decir CFK, que aún no se produjo y quizá no se produzca nunca. En ese marco, la mayoría de los estudios coinciden en que la inercia de las tendencias actuales llevaría a una victoria del gobernador bonaerense Daniel Scioli en las PASO dentro del oficialismo, ya sea frente a una o dos listas K “más puras”. Aunque materialmente persiste la indefinición del candidato del FPV, las encuestas benefician a la figura que más mide en el electorado general, aunque la misma pueda no resultar convincente dentro de los microclimas.
Por el lado de la oposición, el panorama también muestra indefiniciones, pero pueden reconocerse líneas de fuerza. La UCR aparece atravesada por una paradoja (entre varias): al consagrar la estrategia de impulsar un frente opositor junto con el PRO y la Coalición Cívica, Ernesto Sanz se aseguró enajenarse el apoyo de sectores que en la interna del extinto FAUNEN podrían haber traccionado a favor de un candidato radical en contra de Mauricio Macri. Con esos sectores fuera del frente –GEN, Socialismo, Libres del Sur- y definiendo una candidatura propia del espacio de centroizquierda (liderada por la exradical Margarita Stolbizer), Sanz tiene todas las de perder ante un Macri que lo doblega en las encuestas y tiene mejor llegada al sector independiente que el senador mendocino. Si bien Sanz cuenta a su favor con un aparato territorial extendido en todo el país, es dudoso que, habida cuenta del resultado de la Convención de Gualeguaychú, el mismo se encolumne 100% detrás del senador radical para que este pueda batir a Macri (como vimos en post anteriores, según Enrique Zuleta Puceiro, cerca del 40% podría inclinarse por otras opciones; por otro lado, para el consultor Carlos Fara, la migración a Macri precedió a la Convención). A Fernando de la Rúa le funcionó esa estrategia contra la candidata del Frepaso, Graciela Fernández Meijide, en la interna abierta de 1998, pero ha corrido mucha agua bajo el puente desde entonces: el radicalismo es hoy mucho más débil después de la debacle de la Alianza en 2001; en cambio, el PRO con el liderazgo de Macri es un sello ascendente.
En ese marco, el planteo del grupo radical que maneja la precandidatura presidencial del senador mendocino -"armar una fórmula de centroizquierda que pelee en las PASO con las precandidaturas de Macri y de Carrió” - parece una humorada, habida cuenta del curso que tomaron los acontecimientos (una suerte de transición de Sanz a Comic Sans). Por la competencia al mejor chiste en esta materia también participó el expresidente Eduardo Duhalde cuando auguró que en esa coalición también estará el justicialismo a través de los precandidatos Sergio Massa y José Manuel de la Sota, cuando es un hecho que el entendimiento con Macri depende centralmente de que le cierren las puertas al tigrense (condición sine qua non para el macrismo), y el perfil que tomó la alianza es francamente adverso al PJ (por el protagonismo de la UCR al interior del frente, más allá de excepciones como el acercamiento Reutemann-Macri en Santa Fe).
sábado, 11 de abril de 2015
Nota publicada en suple Tendencias de La Voz
Realidad aumentada: experiencias con valor agregado
Off line más on line. Lo digital se suma a la realidad física y genera un mundo mixto. Casos emblemáticos y desarrollos que acercan lo virtual a lo real.
Por Norman Berra (Especial)
Realidad aumentada (RA) es una visión del mundo físico “real” mediada por dispositivos tecnológicos que yuxtaponen elementos virtuales. De esa combinación resulta una realidad “mixta”, donde se agrega una capa sintética virtual o digital a lo real, produciendo así una realidad “incrementada”.
http://www.lavoz.com.ar/tecno/realidad-aumentada-experiencias-con-valor-agregado
Realidad aumentada (RA) es una visión del mundo físico “real” mediada por dispositivos tecnológicos que yuxtaponen elementos virtuales. De esa combinación resulta una realidad “mixta”, donde se agrega una capa sintética virtual o digital a lo real, produciendo así una realidad “incrementada”.
http://www.lavoz.com.ar/tecno/realidad-aumentada-experiencias-con-valor-agregado
miércoles, 8 de abril de 2015
Video: análisis del escenario electoral nacional y provincial en programa Objetivos de Ricardo Fonseca (desde el minuto 13)
https://www.youtube.com/watch?feature=player_embedded&v=VZH1uNiPCgg
martes, 7 de abril de 2015
El escenario preelectoral: oficialismo y oposición (1)
Del último repaso de sondeos se desprende que algunas consultoras ya detectan una brecha entre Sergio Massa (Frente Renovador) y Mauricio Macri (PRO) a favor de este último, mientras que otras arrojan aún un escenario de paridad entre ellos que no permite avizorar cuál será el más favorecido a efectos de contender con el todavía formalmente indefinido candidato del oficialismo. En ese marco, interesan también los matices a la hora de mensurar el impacto que en la opinión pública puede tener el principio de acuerdo entre la UCR y el PRO de Mauricio Macri, decidido por el máximo organismo de gobierno del radicalismo, los convencionales que debatieron en marzo en la ciudad entrerriana de Gualeguaychú.
En la medida en que ese acuerdo beneficiara a Macri en detrimento de Massa se podría interpretar que favorecería la apertura de la boca del yacaré a favor del líder del PRO; por el contrario, si la evaluación es que ese acuerdo no tiene un impacto mensurable en las encuestas, podría pensarse que el mismo no se traduce en una brecha entre ambas figuras opositoras. Al respecto, hay datos contrapuestos entre los consultores. Según OPSM, dirigida por Enrique Zuleta Puceiro, el impacto de la convención es favorable a Macri: “6 de cada 10 radicales van a apoyar la convergencia con el PRO”, aseguró el consultor. Si bien no es menor el desgranamiento (dado que el 40% de los electores podría terminar engrosando la intención de voto de otras figuras, entre ellas Margarita Stolbizer, del GEN, por su condición de exdirigente radical y “heredera” política del renunciante Hermes Binner), el acompañamiento del 60% a una alternativa anti-K podría aupar a Macri bien por encima de Massa en las encuestas en el marco de la definición de la “llave” opositora.
En cambio, el consultor Carlos Fara aporta una mirada distinta. Repasemos lo que dice. “Pasó la convención radical y casi no dejó rastros en el electorado. Esa es una de las principales conclusiones de nuestro estudio nacional post reunión de Gualeguaychú. Veamos los principales datos. En el escenario de las PASO: Scioli 23 %, Massa 22, Macri 21. En una primera vuelta: Scioli 30%, Massa 25, Macri 24, Stolbizer 4. Balotajes: Massa 48 % vs Scioli 38. Massa 44 % vs Macri 37. Scioli 46 % vs Macri 40. En la primaria PRO-UCR Macri se arranca con una intención de voto del 77 %, Carrió 13 y Sanz 7”. Como se advierte, en las cifras de Fara persiste, de cara a las primarias, un triple empate entre los candidatos que en este blog hemos rotulado como “el podio”, y no hay apertura de la boca del yacaré entre Macri y Massa (si bien puede detectarse un estancamiento del tigrense, que tiempo atrás punteaba en varias encuestas). En la elección general, midiendo a Scioli como candidato del oficialismo, aparece una cierta brecha a favor del FPV (insuficiente para ganar en primera vuelta), pero Massa y Macri no se sacan ventajas entre sí (25% a 24% es un empate técnico), con lo cual no hay incentivos para que alguno de ellos decline antes de tiempo la candidatura ni tampoco un entorno que favorezca una polarización inmediata, como sería el caso si uno de ellos estuviera hoy en clara posición de segundo frente al candidato oficialista. O sea, no puede predecirse todavía cuál es el opositor más favorecido para pasar a segunda vuelta, según las cifras de Fara.
Carlos Fara ensaya una explicación de por qué el acuerdo no impactó en las encuestas, a tenor de lo que arrojan sus mediciones: “es un hecho de la política que no modifica la vida cotidiana de la gente. Como anticipamos en esta columna, los votos radicales que quieren a Macri ya se habían ido, sin esperar ninguna decisión de la dirigencia. Los dos opositores hoy representan el cambio moderado que demanda la mayoría. Ergo, se puede iniciar una nueva etapa en el escenario de las campañas porque si todos son el mismo cambio, se produce un empate comunicacional que obliga a cambiar el eje de la discusión. El que lo consiga puede ser el próximo presidente. Curiosamente la elección podría no necesariamente ser sobre EL CAMBIO”. La hipótesis de Fara de que los electores radicales favorables al acuerdo ya se habían corrido hacia Macri tiene sustento en las cifras de su estudio, que muestran una clara ventaja del líder del PRO frente a sus "socios-competidores", Ernesto Sanz y Elisa Carrió. En la próxima entrada, profundizaremos acerca de cómo puede evolucionar la definición de la llave opositora en el marco de un acuerdo que alumbró en Gualeguaychú hace casi un mes pero cuyas repercusiones aún siguen en desarrollo.
En la medida en que ese acuerdo beneficiara a Macri en detrimento de Massa se podría interpretar que favorecería la apertura de la boca del yacaré a favor del líder del PRO; por el contrario, si la evaluación es que ese acuerdo no tiene un impacto mensurable en las encuestas, podría pensarse que el mismo no se traduce en una brecha entre ambas figuras opositoras. Al respecto, hay datos contrapuestos entre los consultores. Según OPSM, dirigida por Enrique Zuleta Puceiro, el impacto de la convención es favorable a Macri: “6 de cada 10 radicales van a apoyar la convergencia con el PRO”, aseguró el consultor. Si bien no es menor el desgranamiento (dado que el 40% de los electores podría terminar engrosando la intención de voto de otras figuras, entre ellas Margarita Stolbizer, del GEN, por su condición de exdirigente radical y “heredera” política del renunciante Hermes Binner), el acompañamiento del 60% a una alternativa anti-K podría aupar a Macri bien por encima de Massa en las encuestas en el marco de la definición de la “llave” opositora.
En cambio, el consultor Carlos Fara aporta una mirada distinta. Repasemos lo que dice. “Pasó la convención radical y casi no dejó rastros en el electorado. Esa es una de las principales conclusiones de nuestro estudio nacional post reunión de Gualeguaychú. Veamos los principales datos. En el escenario de las PASO: Scioli 23 %, Massa 22, Macri 21. En una primera vuelta: Scioli 30%, Massa 25, Macri 24, Stolbizer 4. Balotajes: Massa 48 % vs Scioli 38. Massa 44 % vs Macri 37. Scioli 46 % vs Macri 40. En la primaria PRO-UCR Macri se arranca con una intención de voto del 77 %, Carrió 13 y Sanz 7”. Como se advierte, en las cifras de Fara persiste, de cara a las primarias, un triple empate entre los candidatos que en este blog hemos rotulado como “el podio”, y no hay apertura de la boca del yacaré entre Macri y Massa (si bien puede detectarse un estancamiento del tigrense, que tiempo atrás punteaba en varias encuestas). En la elección general, midiendo a Scioli como candidato del oficialismo, aparece una cierta brecha a favor del FPV (insuficiente para ganar en primera vuelta), pero Massa y Macri no se sacan ventajas entre sí (25% a 24% es un empate técnico), con lo cual no hay incentivos para que alguno de ellos decline antes de tiempo la candidatura ni tampoco un entorno que favorezca una polarización inmediata, como sería el caso si uno de ellos estuviera hoy en clara posición de segundo frente al candidato oficialista. O sea, no puede predecirse todavía cuál es el opositor más favorecido para pasar a segunda vuelta, según las cifras de Fara.
Carlos Fara ensaya una explicación de por qué el acuerdo no impactó en las encuestas, a tenor de lo que arrojan sus mediciones: “es un hecho de la política que no modifica la vida cotidiana de la gente. Como anticipamos en esta columna, los votos radicales que quieren a Macri ya se habían ido, sin esperar ninguna decisión de la dirigencia. Los dos opositores hoy representan el cambio moderado que demanda la mayoría. Ergo, se puede iniciar una nueva etapa en el escenario de las campañas porque si todos son el mismo cambio, se produce un empate comunicacional que obliga a cambiar el eje de la discusión. El que lo consiga puede ser el próximo presidente. Curiosamente la elección podría no necesariamente ser sobre EL CAMBIO”. La hipótesis de Fara de que los electores radicales favorables al acuerdo ya se habían corrido hacia Macri tiene sustento en las cifras de su estudio, que muestran una clara ventaja del líder del PRO frente a sus "socios-competidores", Ernesto Sanz y Elisa Carrió. En la próxima entrada, profundizaremos acerca de cómo puede evolucionar la definición de la llave opositora en el marco de un acuerdo que alumbró en Gualeguaychú hace casi un mes pero cuyas repercusiones aún siguen en desarrollo.
viernes, 3 de abril de 2015
Nota publicada en suple Tendencias de La Voz
En lo profundo
Trama oculta. Debajo de la Internet que nos resulta familiar subyace un vasto océano escondido, llamado “Deep Web”. Veamos de qué se trata.
Por nberra
La mayoría de los sitios que visitamos como usuarios es sólo la que está inmediatamente accesible. La analogía pertinente es la del iceberg: sólo una parte de él, y no la más grande, es la que emerge del agua, y el resto queda sumergido y por lo tanto no visible.
http://www.lavoz.com.ar/tecno/en-lo-profundo
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