miércoles, 20 de abril de 2016

Del malhumor a la expectativa positiva y de la expectativa positiva al malestar (3)

Decíamos en el post anterior que la gestión presidencial de Mauricio Macri tiene un crédito abierto, apalancado sobre todo sobre una expectativa de mejora que, si demora mucho tiempo más, abre el riesgo de entrar en una espiral de crisis ya no latente, sino manifiesta. El plexo que puede detonar esa crisis se constituye con los diversos datos económicos que venimos repasando y que perfilan un escenario económico de estanflación para 2016: de confirmarse ese escenario en los datos duros, sin dudas tendrían correspondencia en el plano de las percepciones y subjetividades, generando ya no malhumor como en el 2015, sino abierto malestar. 

Sin embargo, aunque el escenario de estanflación en  resulta negativo para un gobierno que había prometido un primer semestre de ordenamiento y un segundo de recuperación, no resulta el peor posible: el peor sería el de una espiralización de la inflación. En ese marco, existen señales preocupantes de aceleración, y las previsiones para abril ya rondan el 6%, con lo que cual el primer cuatrimestre rondaría el 17% (tornando inviable el objetivo anual del 25%). La proyección anual del acumulado en los primeros 4 meses se ubicaría en torno al 40% según las consultoras que miden la evolución de los precios en forma privada, con lo cual superaría en 3 puntos porcentuales la inflación privada estimada en el 2014,luego de la devaluación producida al comenzar la gestión de Axel Kicillof en el ministerio de Economía (gestión CFK). En esta línea, recientemente un trabajo del Instituto de Estudios de la Realidad Argentina y Latinoamericana (Ieral) resaltó que el gobierno nacional se equivocó al evaluar el impacto que el tarifazo tendría sobre la inflación, que pasó del 2% al 3,5% mensual. 

Analistas entrevistados por La Nación (click arriba para ver los datos) afirmaron que el impacto de los recientes aumentos de tarifas en los servicios de agua, gas y transporte explica el salto de un mes al otro y advirtieron que en el segundo semestre la inflación podría ubicarse en el 2% mensual (es decir, alrededor de 12% entre julio y diciembre) sólo si no hubiese nuevos aumentos. Juan Luis Bour, economista jefe de Fiel, reportó que su medición de marzo cerró con un aumento del 3,2% a nivel general y del 3,8% en alimentos y bebidas. Para abril, Bour  calculó entre el 6 y el 7% por los aumentos de las tarifas, un nivel que se va a mantener aunque el tipo de cambio esté tranquilo, porque "se pasó de una inflación en bienes a una de servicios (…) habrá algún efecto de segunda ronda de aumentos de precios, pero con una devaluación del 60% y ajuste de tarifa del 300% no se podía esperar otra cosa", apuntó Bour. En marzo pasado, Fiel  estimó que la inflación estaba en el 33% anual; en abril llegaría al 39%, nivel que estimó se mantendrá 4 o 5 meses. Relativamente positivo: según Fiel, la inflación núcleo llegó al 2,5% el mes pasado, con un descenso continuo en los últimos tres meses. Muy negativo: esta inflación impacta más fuerte entre los segmentos sociales más desfavorecidos (lo que profundiza la percepción de que "Macri gobierna para la clase alta" que Ibarómetro registró oportunamente). Según la Fundación de Investigaciones Económicas Latinoamericanas (Fiel), el costo de la canasta básica total (que mide el nivel de pobreza) registró en marzo un alza del 6%, a $ 8.179 (para una familia tipo), mientras que la canasta alimentaria (que mide el nivel de indigencia) sufrió un aumento del 5,5%, a $ 4.402. En este escenario, las últimas medidas sociales presentadas por la gestión Cambiemos apenas son un paliativo. 

Así, el efecto contractivo puede ser visto como el “mal menor” dentro del prisma con el que gestiona el gobierno de Cambiemos. En la hoja de ruta del gobierno, el Banco Central (BCRA) mantiene tasas altas de Lebacs para contraer la masa monetaria, paga alrededor de 6.900 millones pesos/mes de intereses y sigue enfriando la economía, comportamiento que sugiere que la actual gestión prefiere pagar el precio de una recesión antes que la amenaza de una hiperinflación, que resultaría demoledora para sus chances de supervivencia política. Entonces, ordenemos  escenarios: 1) hasta ahora, el de estanflación parece el más probable en términos económicos, lo que generaría en términos político-electorales altas dosis de malestar, riesgosas como antesala del año electoral 2017, en el que Macri enfrentará elecciones legislativas de medio término. Asignamos a este escenario una probabilidad del 60%. 2) Un segundo escenario, peor que el de estanflación, sería del de espiralización de la inflación (con una híper como riesgo extremo). Este escenario, menos probable hoy (diríamos, no más del 15%), ya no decantaría en malestar, sino que abriría un proceso de descomposición política. 3) Un tercer escenario, más favorable (al que podríamos llamar “virtuoso” desde el prisma del gobierno) es el que plantea el Ieral y sería el siguiente: el BCRA manteniendo la actual política monetaria para bajar la inflación una vez que pase el shock devaluatorio (pass-through) y los efectos transitorios del ajuste tarifario. Con este, las chances de que 2016 muestre cifras positivas de crecimiento son muy bajas (por no decir nulas), pero en la medida que baje la inflación, el BCRA podría ir reduciendo las altas tasas de interés. Eso, sumado a la posible entrada de capitales luego de la salida del default, podría generar un repunte de la actividad económica en el tercer o cuarto trimestre de 2016, sentando las bases para que el año próximo se produzca la expansión. Asignamos a este escenario una probabilidad del 25%. En síntesis, traducido en términos anímicos, tenemos dos escenarios de malestar con distintos niveles de intensidad, y un tercer escenario en el que Macri lograría mantener abierto el crédito. 

3 comentarios:

  1. ¿es posible estimar un acompañamiento de inversiones o ingreso de capitales, conociendo el comportamiento que nuestros agroexportadores, no liquidar cosechas anteriores?
    (quiero decir, podria pasar que no vengan de todas formas esas esperadas "inversiones")

    la otra:
    ¿por qué bajaría la inflación este año?
    si viene creciente hace años y Macri metió devaluación, tarifazos y quita de subsidios?

    Carlos F

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  2. ¡Hola Carlos, gracias por participar! Sobre lo primero, la apuesta es que ingresen capitales externos (ya se sabe que los agroexportadores internos liquidan la cosecha según la estacionalidad y los precios de las commodities). Es difícil pronosticar si ingresarán y en qué cuantía; hasta ahora, el programa económico de Macri beneficia a algunas actividades netamente extractivas, con poco impacto en el desarrollo. El economista Gastón Utrera dijo ayer a CBA24n: no creo que las inversiones privadas, extranjeras, que se esperan, sean tales. Los inversores también ven que la actividad económica está cayendo”.
    Respecto a lo segundo, como dice el post, este año la inflación no bajaría, al contrario, puede llegar al 40%, es decir por encima del 2014 y también del 2014. Lo que puede suceder es que haya menos inflación en el segundo semestre, si no hay nuevas subas de tarifas, devaluación o inflación de otros costos. Pero en cualquier caso estará muy por encima del objetivo del 25% puesto por el gobierno. ¡Saludos!

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  3. Quise poner "del 2015 y también del 2014".

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