Los datos del CEOP confirman las hipótesis del cambio cualitativo en la composición de la agenda de demandas respecto a la que veíamos al cierre de la gestión kirchnerista. La percepción de que la desocupación regresa como problema acuciante atañe al trabajo y el ingreso, lleva a la economía al tope del podio de las áreas temáticas y pone en cuestión una de las principales promesas de campaña de Macri: la de “pobreza cero”. “Estos elementos terminan pegando en dos indicadores fundamentales a fin de evaluar lo actuado por el gobierno nacional: imagen de Macri y aprobación de su gestión. Si se observa el evolutivo de la imagen del presidente es posible concluir que la tendencia es a la baja. Hacia el 10 de diciembre su imagen se ubicaba en torno al 58% con un saldo neto positivo (diferencia entre imagen positiva y negativa) de 21,3 puntos. Ahora, ronda el 50%, con un dato aún más duro: a los cuatro meses de gestión creció en forma concomitante su imagen negativa, de 36 a alrededor del 47%. Esto remata en un saldo neto positivo de apenas 2,9 puntos, ocho veces menos que hace 3 meses”, apunta Bacman.
Asimismo, la aprobación de gestión del gobierno de Macri desde el mes de febrero divide a la sociedad prácticamente en partes iguales, recreando la situación de polarización que se produjo en el ballotage del 22-N. Según la encuesta de CEOP, la aprobación es del 48,4% (aquí, el apoyo vuelve a acercarse en orden de magnitud al 51,34% obtenido por Macri en el ballotage) y la desaprobación del 50,6% (por encima del 48,6% obtenido por el candidato del FPV, Daniel Scioli, el 22-N; es fácil advertir la inversión en los porcentuales respectivos). Este balance de 2,2 puntos porcentuales negativos implica un drástico sinceramiento respecto a las expectativas favorables de la opinión pública hacia fines de 2015, cuando la aprobación alcanzaba 58,8%, con un balance positivo de más de 20 puntos. Para Bacman, “la diferencia entre el deseo y la realidad es cada día más estrecha. A los argentinos hoy les pesa más la realidad, y es más que evidente que cargar las culpas a la gestión anterior ya no es suficiente explicación”.
Así, el fin de la luna de miel marca también un progresivo agotamiento del pensamiento desiderativo, que inauguró el cilo político de Cambiemos en una estacionalidad inusualmente alta en términos de expectativas, difícil de sostener a largo plazo con una agenda económica de impacto tan contractivo como el que se viene verificando hasta ahora. El presidente aún tiene crédito abierto y está claro que la expectativa de gran parte de la opinión pública está en lo que él puede hacer más que pendiente de las acciones de otras figuras, pero los tiempos políticos y económicos no sólo corren, sino que parecen haberse acelerado en las últimas semanas, a medida que el malestar económico comienza a impregnar en los indicadores políticos. En este marco, también se confirma que a mediano plazo la agenda económica pondera más alto en las preocupaciones que las cuestiones de carácter institucional y el issue “corrupción”. Como analizó recientemente el consultor Carlos Fara, “las prioridades de la gente no cambian por la agenda de Comodoro Py: sí se modifican las proporciones en picos como este, donde corrupción gana espacio. Sin embargo, los efectos socioeconómicos son los que siempre mandan por razones obvias. Si la semana próxima baja el nivel de novedades en los tribunales, lo más probable es que la corrupción pierda espacio (aunque más no sea por un efecto saturación) y la gente de a pie siga angustiada por sus penurias”.
En este escenario, a las mediciones nacionales que apuntan este panorama de crisis se suman estudios realizados en lo que hemos denominado “zona núcleo” en términos electorales. Un trabajo de la consultora Circuitos realizado entre el 8 y el 11 de abril con una muestra de 802 casos abarcativa de la Primera y la Tercera Sección electoral de la provincia de Buenos Aires arroja que el 36% percibe que la inflación es el principal problema actual. A tono con la coyuntura, también aparecen altos valores en corrupción (19,1%), inseguridad (17,2), salarios por debajo de la inflación (13,8) y despidos (11,7). Según el estudio, un 52,5% considera que las medidas adoptadas por el presidente Macri lo perjudican, mientras que un 30,3% cree que lo benefician. Esto impacta desfavorablemente en los indicadores de gestión presidencial: en febrero pasado, casi el 32% de los encuestados la consideraba muy buena, mientras que en marzo ese guarismo descendió al 24,7% y en abril a 23,6%; en este caso, el descenso es estadísticamente no significativo y podría, a la espera de nuevas mediciones, interpretarse como un amesetamiento. Por contrapartida, crecieron las calificaciones negativas: en febrero, el 17,8% consideraba a su gestión como mala, calificación que creció en marzo a 20,7% y se mantuvo en abril en esos valores (consecuentemente con el amesetamiento señalado). Respecto a los despidos, el 43,8% desaprueba las medidas llevadas adelante por el gobierno de cesantear empleados estatales, mientras que un 37,9% aprueba esas medidas. En otro orden, el 50,5% se considera en desacuerdo con el aumento de tarifas impulsado por el gobierno nacional, contra un 37,2% que está de acuerdo. Finalmente, este trabajo también proyecta una visión pesimista de la situación económica en los próximos meses. El 31,7% asegura que la situación se mantendrá igual; un 27,8% sostiene que va a empeorar y un 14,8% cree que empeorará mucho. Las valoraciones positivas están por debajo de los valores anteriores: el 18,4% considera que la situación económica mejorará y apenas 7,3% que mejorará mucho.
Concepto acuñado por el filósofo inglés Joseph Glanvill, el clima de opinión nos rodea. Existen ciencias para medirlo, pero también hay lugar para lo inesperado, tal como el aleteo de una mariposa en Pekín puede desatar un huracán en México que contraríe el pronóstico del tiempo. Este blog de tendencias de opinión pública e influencia social pretende aportar elementos al "sensor cuasiestadístico" con que sondeamos el ambiente y ser un foro para intercambiar puntos de vista.
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Consideramos oportuno, antes de hacer un análisis más exhaustivo de los datos, calificar como positiva la elección de cada uno de los tipos de gráficos utilizados para representar los resultados cualitativos de las encuestas. Creemos que sirve de ejemplo para observar en qué casos es conveniente usar cada tipo de gráfico.
ResponderEliminarEn el primero, sobre la agenda de demandas, hay varias respuestas para representar. Aparecen las seis demandas de más relevancia, algunas de ellas en magnitudes muy similares, lo que llevaría (en caso de elegirse un gráfico “de torta”) a ver claramente la preponderancia de las dos variables que aparecen con más frecuencia (economía y corrupción) dejando en un segundo plano las otras cuatro. La elección de un gráfico de barras ayuda a distinguir claramente cuáles son las más y las menos importantes en esta encuesta y además a comparar de manera simple la magnitud de cada una (corrupción aparece, a simple vista, el doble de veces que salud o educación).
Los gráficos de torta utilizados para mostrar la calificación sobre determinadas políticas tienen un número reducido de variables a representar (tres que son producto de cinco a las que se agrupó según sean positivas o negativas). Eso conlleva la utilización de gráficos de torta en los que lo más importante es comparar sólo dos variables (“no sabe” queda en un plano bastante inferior). El protagonismo del color rojo por sobre el celeste/azul permite al lector, con un simple golpe de vista, conocer lo más importante de la cuestión sin la necesidad de detenerse demasiado tiempo a ver de qué se trata. Tiene la posibilidad y las herramientas para hacerlo, pero en caso de elegir quedarse con esa primera mirada rápida, se lleva los datos fácilmente.
Respecto de las demandas (tratadas en el primer gráfico), rescatamos el lugar ocupado por la variable “corrupción”, puesto que ese asunto ocupa un lugar importante en la agenda mediática del último tiempo. Fácilmente, por la utlilización de barras, se ve que tiene un porcentaje similar a la suma de “salud” y “educación”, lo cual lleva a pensar que la explosión mediática del tema lo colocó como protagonista. Sin embargo, no le alcanza para competir con “inseguridad” o “economía” porque estas cuestiones afectan de manera más directa a la población que la corrupción política.
Otro punto interesante en la nota es el apartado respectivo a la aprobación de la gestión del gobierno de Mauricio Macri. La polarización instaurada en la perspectiva de los ciudadanos genera que se produzca un empate técnico, ya que no hay una gran diferencia estadística. Con una aprobación del 48,4% y una desaprobación del 50,6%, los dos puntos de diferencia que hay entre la aprobación o desaprobación no configuran una disparidad significativa y amplia como la que pueden llegar marcar los medios a la hora de vender la noticia. Esto hace referencia a que es imposible eliminar el error muestral, ya que para tal fin sería necesario censar, algo que tomaría más tiempo porque requeriría hacer un mayor relevamiento y sería indudablemente también más caro. Una diferencia como la expresada no permite, a la luz del concepto de “error muestral”, hablar de aprobación o desaprobación.
Auchterlonie-Beser
A partir de lo analizado, consideramos que es importante destacar, como núcleo del contenido del presente texto, que la imagen del actual Presidente decayó en estos primeros cuatro meses de gestión. En los "hashtags" del malestar de una parte de la población, bien podrían figurar los tarifasos en servicios e impuestos, una alta inflación e inestabilidad laboral y entre otras, han contribuido a estos bajos indicadores en la percepción de los encuestados.
ResponderEliminarCon este revelamiento, y teniendo en cuenta que sí bien es un gobierno que esta en actividades desde hace poco tiempo, no debemos dejar de lado que parte de la población ha empezado a plantear ciertas inquietudes que afectan directamente los intereses del oficialismo. "A los argentinos hoy les pesa más la realidad, y es más que evidente que cargar las culpas al gobierno anterior ya no es suficiente explicación".
Federico Aurelio, titular de Aresco, afirmo que:"La sociedad argentina hoy está expectante, en que los tiempos venideros sean bastante más positivos de la valoración del presente. Hay una brecha. El 70% piensa que el país está mal, pero se les pregunta como están las cosas en su casa la mitad dice que bien y la mitad dice esta mal. En este marco hay una preocupación de que la situación del país no siga deteriorando la situación personal de cada uno, con el deseo ambivalente de un país mejor para que uno pueda estar mejor".
En este sentido, y en contraposición a promesas de campaña, las medidas tomadas por el gobierno actual como son el deliberado aumento en las tarifas de servicios públicos, devaluación e inflación alta atentan directamente el poder adquisitivo de la población. Esto provoca, sin dudas, un malestar general y un desacuerdo con las políticas oficialistas, las cuales, a su vez, pueden ser aplacadas con el argumento (valido, o no) de que este gobierno lleva escasos cinco meses al poder y con un pueblo esperanzado en revertir esta situación.
Los elementos que nos proporciono la cátedra, y los cuales podemos apreciar claramente, giran en torno a las distintas etapas del método estadístico. En primer lugar, se lleva a cabo la recopilación, la captación de datos. Luego la organización de la información, donde el autor elimina o ajusta las inconsistencias de datos, los complementamos con otros y además los clasificamos estableciendo las cuestiones relevantes para la tabulación y presentación. En tercera instancia, se realiza la tabulación, donde se plantean las relaciones entre categorías de clasificación y se obtienen observaciones en cantidades, correspondientes a los cruces de los datos. El cuarto paso, fue la exposición de los datos, en este caso a través de un gráfico de barras que presenta las variables: economía/inflación; inseguridad; corrupción; desocupación; desocupación; educación y salud. En un quinto paso, se lleva a cabo el análisis de los datos que es el examen de la información obtenida para establecer relaciones entre estos datos y las distintas herramientas que nos proporciona la estadística. Y por último, se da la interpretación, una apreciación subjetiva de los resultados para buscar causas o determinantes en los datos observados
Barrale Joaquin - Pérez Gerardo