martes, 4 de abril de 2017

La articulación entre la comunidad que consume y que vota

“La discusión sobre si medir los resultados del Gobierno por la lucha contra la inflación o un mayor consumo es irrelevante. La votación final tiene que ver con ´la sensación del bolsillo´, que combinará ambos elementos” escribió el columnista Juan Turello a fines de marzo. Efectivamente, como proponemos en este blog, no existe por un lado un mercado y por otro un electorado: existe una comunidad, y esa comunidad consume y vota. Por lo tanto, tanto al hacer investigación de mercado como al indagar tendencias electorales, estamos midiendo una comunidad, y las dimensiones de consumo y las políticas no están desconectadas. Veamos un caso. 

El índice de Confianza del Consumidor para la ciudad de Rosario (ICC) del Primer Trimestre de 2017 (medido entre el 13 y el 16 de marzo pasado) elaborado por la comisión de Economía del Centro de Estudios arrojó en relación a la medición del trimestre anterior una importante caída del 13,6%; en términos interanuales, respecto a la medición de marzo del año pasado la disminución es del 18%. La percepción de los rosarinos acerca de la situación económica actual del país comparada con la de un año atrás empeoró significativamente: el 65,5% consideró que la economía argentina está peor que hace un año, mientras que solo el 6,5% la consideró mejor. Según Javier Ganem, el presidente del Centro de Estudios, "estos números indican una expectativa y una confianza muy baja en la economía y centralmente hay una muy mala valoración de los rosarinos/as de la situación actual económica de este año respecto del año pasado. Lo que se verificó por primera vez en esta medición es que también caen las expectativas a futuro; anteriormente se habían verificado altas esperanzas, pero esa situación se va erosionando"

Ese desgaste se traduce en una retracción de la predisposición a consumir: un 76 % de los rosarinos opinó que no es un buen momento para comprar autos e inmuebles y un casi un 65% que tampoco es un buen momento para comprar bienes como muebles, televisores, lavarropas, computadoras y otros electrodomésticos. El indicador de compra sufrió una fuerte merma del 26% con relación a la medición del último trimestre del 2016. Según el informe presentado, la pérdida de poder adquisitivo de los asalariados, la falta de definición de las principales negociaciones paritarias y la incertidumbre acerca del sostenimiento de los niveles de empleo operan como un fuerte freno a la reactivación del consumo y la economía en general, a lo que se suman también factores coyunturales como el fracaso del programa Precios Transparentes (que frustró la posibilidad de comprar en cuotas y sin interés) y otros estacionales (como los aumentos de tarifas y los gastos escolares), mermando el poder adquisitivo de los salarios. En ese marco, el ICC muestra que el incremento de la desconfianza en el consumo se da más en los sectores más humildes, en las mujeres y en los jóvenes (los insumos que más aumentaron por encima de la media son los alimentos de primera necesidad y los jóvenes se ubican en el segmento más vulnerable). 

Esa caída en la confianza del consumidor tiene su traducción político-electoral. El mismo estudio muestra una caída en las expectativas, que en el primer año del gobierno del presidente Mauricio Macri habían sido particularmente altas. En esa línea, sólo un 36,6 % de los rosarinos considera que la situación económica del país será mejor dentro de un año, cuando al comienzo del actual período presidencial las expectativas positivas al respecto alcanzaban al 56%. Adicionalmente, la última encuesta realizada en Rosario por la consultora Andrés Mautone & Asociados sobre una muestra de 400 casos arrojó que un 46% de los rosarinos desaprueba la gestión del presidente Mauricio Macri; otro 32% califica a la gestión como regular y apenas un 17% la aprueba. Comparando esos valores con los registrados en la medición de diciembre de 2016, tanto el nivel de reprobación como la imagen regular de la gestión del actual mandatario se incrementaron en 6,3 y 3,9 puntos porcentuales, respectivamente; en sentido contrario, el nivel de aprobación de dicha gestión se recortó un 7,5 %. En ese marco, de cara a las elecciones legislativas de este año, si los comicios de medio término fueran hoy poco más de 4 de cada 10 encuestados votarían a candidatos a diputados nacionales que le pongan un freno o hagan un llamado de atención al gobierno nacional. Esto insinúa un “voto correctivo” respecto al rumbo de la actual gestión (es decir, no un “voto castigo” neto, pero tampoco un aval al desempeño); algo más del 24% votaría por candidatos que reafirmen el actual rumbo del oficialismo, mientras que poco más del 32% se manifiesta indeciso al respecto.

Ese 46% de desaprobación de los rosarinos al gobierno nacional es casi idéntico al 44,2% de los argentinos que desaprueba la forma en que está conduciendo el gobierno nacional, según la más reciente encuesta de Management & Fit; por contrapartida, un 40,2 % sigue respaldando al oficialismo. Esa evaluación coincide, al igual que se advierte en Rosario, con un empeoramiento de las expectativas: el 48,3% cree que la situación económica del país “estará peor” en los próximos meses y sólo el 27 % considera que “estará mejor”. Llevando la pregunta al terreno individual y micro, el 43,7 % de los argentinos consideró que su su situación económica personal empeorará, mientras que un 20,9% cree que mejorará. Ese empeoramiento también es consistente con el dato que arrojó el Índice de Confianza del Consumidor (ICC) para marzo a nivel nacional: una caída del 15% respecto del mismo mes del año pasado, según se desprende del informe del Centro de Investigación en Finanzas de la Escuela de Negocios de la Universidad Torcuato Di Tella (ver datos arriba; click para agrandar). Esto ratifica la conexión de las dimensiones de consumo con las político-electorales. 

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