martes, 1 de agosto de 2017

PASO en PBA: polarización versus despolarización

Luego del paréntesis del post anterior en el cual contextualizamos la coyuntura a partir de dos índices nacionales (de Confianza en el Gobierno y de Confianza del Consumidor, ICC e ICG), retomamos el análisis de tendencias electorales en provincia de Buenos Aires (PBA). Decíamos que hacer un promedio de las cinco mediciones a las que nos referimos en el post anterior arrojaba dos resultados: 1) un empate técnico entre el Frente de Unidad Ciudadana y Cambiemos y 2) un escenario de polarización, puesto que dos las principales fuerzas superan el umbral del 30% (disputándose la primera minoría el FUC, con 32,4%, y Cambiemos, con 30,9%), en tanto que la tercera roza el 20% (1País alcanza el 18,7%). 

Más allá de las limitaciones y de la covarianza (cualquier punto de más que se le estime a un candidato X es un punto de menos a otro/s candidatos), no se verifica en el promedio de esas cinco mediciones un panorama de tres tercios aproximados, ni tampoco de dos tercios y un cuarto (para lo cual Massa tendría que oscilar en torno al 25%. Un panorama de tres tercios aproximados (o de dos tercios y un cuarto) serían compatibles con un escenario de “despolarización”, dado que en estos dos casos la suma de las dos fórmulas más votadas no llegaría al 70% (establecido convencionalmente como punto de corte para indicar polarización). 

Existen algunas mediciones recientes que muestran escenarios así, como la de Hugo Haime y Asociados. Según esta encuesta, CFK alcanza 31,7% de intención de voto, Esteban Bullrich 26,2%, Sergio Massa 24% y Florencio Randazzo 6,4% (ver datos arriba; click para agrandar). La diferencia de 5,5 puntos porcentuales entre Cristina y el candidato de Cambiemos es mayor al error muestral, pero no tan contundente, en tanto que Bullrich y Massa están en empate técnico (sólo los separan 2,2 puntos). Se puede decir que se perfila un escenario “despolarizado”. Un dato clave es que Haime no advierte en sus encuestas diferencias sensibles entre preguntar intención de voto por Bullrich o por el candidato del oficialismo, algo que sí se ve en otros estudios. “Hay colegas míos que le calculan un aumento a Bullrich porque dicen que hay una parte del electorado que no sabe que es el candidato de Cambiemos. Es una hipótesis de trabajo. La respeto, pero es una hipótesis. Nosotros preguntamos directamente por Bullrich como candidato de Cambiemos y en una pregunta inmediatamente posterior le agregamos que es el candidato de Macri y Vidal. No nos da una notoria diferencia. Apenas medio punto. Y yo creo que tiene que ver con ese techo que percibe nuestra encuesta: si el 64% dice que hay que votar para limitar a Macri, eso marca un techo para el oficialismo. Es un techo incluso más bajo que el de Cristina. Además, es un porcentaje que está en sintonía con otros dos datos de la encuesta: el 65% sostiene que gobierna para los ricos y el 61% dice que el gobierno va en dirección equivocada”, apunta Haime (ver datos abajo; click para agrandar).

Esta línea interpretativa se suma a la expuesta oportunamente por el director del CEOP, Roberto Bacman, según el cual no sólo CFK tiene un techo marcado, sino también los otros contendientes principales. Según el analista Ezequiel Rudman, “Cambiemos no sólo subestimó a Cristina de Kirchner sino también la volatilidad del electorado bonaerense. Ni en agosto ni en octubre estará Aníbal Fernández como archinémesis de Vidal o, en este caso, de Esteban Bullrich.  A diferencia de Cristina que arrancó con un techo y piso similar, el colectivo oficialista Cambiemos empezó la campaña con un piso de 30/35% pero sin techo. La estrategia proselitista anti peronista de identificar a todo el pan PJ con las siete plagas que azotan a la Argentina, en un contexto de inflación, recesión y pérdida de empleo, ahuyentó al electorado peronista, casi 70% del padrón. La Casa Rosada construyó así su propio ´corralito´ electoral”. En ese marco, el principal riesgo que presenta el escenario para el oficialismo es que la elección primaria podría resolverse más por la solidez de los pisos (donde CFK parece tener ventaja) que por la potencialidad de los techos (donde hoy ninguno de los tres actores principales parece sacar ventaja competitiva).


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