Al tratarse de una pandemia, la caída de la economía se verifica a nivel global y eso afecta no sólo a las empresas que atienden el consumo interno sino también a las orientadas al mercado externo, por la dificultad de operar localmente y por la retracción de la demanda internacional que ocasiona el coronavirus. En ese marco, la encuesta semestral que la Cámara de Comercio Exterior de Córdoba (Cacec) hace entre sus asociados y que se presentó a fines de mayo arrojó que el 63,6% de las firmas exportadoras de Córdoba es víctima del coronavirus, en el sentido de sufrir efectos negativos; para casi 14% tuvo impacto positivo y el resto no acusó impacto (ver gráfico arriba; click para agrandar). En promedio, las empresas vieron caer sus ventas al exterior en un 54% y cerca del 70% de las empresas vieron disminuir sus montos más del 40%; apenas 27% no reportó caídas y casi un 4% tuvo bajas por menos del 20% (ver gráfico abajo; click para agrandar).
En el podio de los efectos negativos que creen que sufrirán sus empresas figuran la disminución en la producción (casi 66%) y en ventas al exterior (casi 64%, un empate técnico). Le siguen el aumento de los problemas financieros y de liquidez (52,3%). Luego aparecen la interrupción en la cadena de suministros y corte de la cadena de pagos, que rondan 48% (ver gráfico abajo; click para agrandar). Para el estudio se encuestó a 130 empresas. Del total, 34% emplea entre 10 y 50 personas; 34%, entre 50 y 200; 18%, a más de 200; y 14% a menos de 10. Respecto a los sectores al que pertenecen las firmas, se las agrupó en dos grandes divisiones: las de Manufacturas de Origen Industrial (MOI) representaron el 75% de la muestra, en tanto que las Manufacturas de Origen Agropecuario (MOA) representan el 25% restante.
En el posteo anterior veíamos que la actividad cayó 26,4% en abril, según los datos oficiales del EMAE. Ese mismo mes, la industria cayó 18,3% respecto de marzo y 33,5% interanual desestacionalizado, según las estadísticas oficiales del Indec (ver gráfico abajo; click para agrandar). Respecto a marzo, mes que fue alcanzado por la cuarentena en los últimos 10 días, la caída fue de 3,5%. Según el informe del Indec, "entre más de 1.300 empresas, sólo un tercio de los locales de las industrias manufactureras pudo operar con normalidad en abril, mientras que los dos tercios restantes o no operó o sólo pudo hacerlo parcialmente". Sin embargo, datos sectoriales de junio marcan que el comportamiento de algunas categorías en Argentina es relativamente mejor que en países sin cuarentena estricta: ese mes, la producción de autos en el país cayó 35% interanual pero creció 226% mensual contra mayo, mientras que en Brasil cayó 58% interanual y creció 129% vs el mes anterior.
En tanto, el Indicador Sintético de la Actividad de la Construcción (ISAC) arrojó una caída interanual de 75,6% en abril. En la comparación desestacionalizada tuvo una variación negativa del 51,5% y una caída de 12,2% respecto al mes anterior (ver gráfica abajo; click para agrandar).
Algunas señales permiten abonar la hipótesis de que abril (mes de cuarentena plena en todo el país) haya marcado el piso de la actividad. Aunque no contamos todavía con datos oficiales, sí hay señales de un leve rebote de la actividad industrial en mayo, según el Indice de Expectativas Industriales (IEI) presentado en junio por el Instituto de Economía de la Universidad Argentina de la Empresa (UADE). El indicador describe las perspectivas de los industriales argentinos en un plazo de tres meses y refleja las perspectivas de crecimiento o caída de la actividad industrial, a través de un relevamiento entre más de 500 industriales de diversos sectores que incluye Pymes y grandes compañías. El IEI va de 0 a 100; cuando es mayor a 50, indica que se espera una expansión en la industria, mientras que un valor por debajo de 50 señala expectativas de contracción. Cuanto más lejano a 50 es el valor, más fuerte será la expansión o la contracción esperada. En mayo, el IEI presentó un valor de 32,4, lo cual implica una mejora de 7,5 puntos con respecto a abril, cuando el índice se desplomó hasta el 24,9 (el más bajo de toda la serie; ver gráfico abajo, click para agrandar).
Por otro lado, la cuarentena como medida elegida para aplanar la curva de contagios también logró aplanar la curva de la inflación: mayo de 2020 arrojó 1,5%, al igual que abril. Esto perfila un sendero de desinflación respecto a marzo (3,3%; ver gráfico abajo, click para agrandar), cuando todavía la pandemia no se había presentado con fuerza en el país (recordemos que el aislamiento social, preventivo y obligatorio -ASPO- fue implementado a partir del 20/3). Así, la inflación anual acumulada hasta mayo de 2020 es 11,1%; con los datos oficiales de junio se podrá apreciar si esa desinflación se confirma.
Por su parte, la proyección de Bloomberg ajustó sus pronósticos globales respecto a diciembre pasado y estimó que el PBI de Argentina caería menos que el de países con cuarentenas menos estrictas como Italia, España y Reino Unido (ver gráfico abajo; click para agrandar). Así, esa estimación coincide con la última actualización del FMI que vimos en el anterior posteo de este tema.
A su turno, la actualización más reciente de las estimaciones del Banco Mundial ubican a la Argentina con una caída de la actividad (-7,3%) que está dentro del promedio de la región (-7,4%) y por debajo de Brasil, que prácticamente no ha tenido cuarentena estricta y aún así podría caer 8%. Cuando se compara el impacto del Covid-19 en las estimaciones, nuestro país se ubica entre los que acusan menor afectación respecto a las estimaciones previas: -6 pp, por debajo del promedio regional (-9,3 pp) y de todos los países de la región, menos Paraguay (-5,9 pp; ver gráfico abajo, click para agrandar). En síntesis, los datos sugieren que, como sucede en todo el mundo, la pandemia tiene un impacto económico negativo más allá de que se implemente o no una cuarentena estricta como la que definió el gobierno nacional. Sin embargo, el confinamiento temprano definido a nivel país sí podría alentar un rebote conforme se segmente el ASPO, con lo cual los indicios de que abril (el único mes que ha sido de cuarentena plena indiferenciada) pueda haber sido el piso de la coronacrisis cobran interés (como hipótesis a confirmar en función de los próximos datos oficiales por conocerse). Por supuesto, va de suyo que la evolución del proceso no está desconectada de las posibilidades de un rebrote de la pandemia a nivel global o local, lo que abriría un escenario no de "U" ni de "V", sino de "W" (es decir, doble caída).
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