De esto se desprende una conclusión: mientras el espacio pan-justicialista y filo oficialista se constituye como una identificación positiva, el espacio antigobierno se constituye como una negatividad, como aquello que "no es", más que como lo que es. Parafraseando a Julio Cobos, son un voto "no positivo"; una negación, más que una afirmación o proposición. De hecho, ese 27,4% coincide sugestivamente con el 27,6% que alcanza el "pabellón psiquiátrico" de la opinión pública que cree que el coronavirus no existe, según una encuesta anterior de la misma consultora (gráfico abajo). Algo de eso pudo verse hoy en los medios, que mostraron a manifestantes anti-gobierno y anti-cuarentena cordobeses esperando hisoparse. Esto no implica que el 100% del "pabellón psiquiátrico" y de los negadores del Covid-19 sean votantes de Cambiemos, aunque sí hemos visto en este blog datos de otros estudios que perfilan que efectivamente en el electorado opositor la resistencia al cambio que implica la pandemia son mayores que entre los electores oficialistas, lo que activa en ellos esos "reflejos negadores".
Esa negatividad hace que su fuerza relativa dependa mucho de la galvanización del contexto, como si vio en el proceso electoral del año pasado: en las primarias abiertas, simultáneas y obligatorias (PASO) de agosto de 2019, el espacio antiperonista y antikirchnerista identificado con Juntos por el Cambio apenas rozó el 33% de los votos versus el 49,49% del Frente de Todos (cuyo caudal se ubicó en el mismo orden de magnitud del 48,66% obtenido por el FPV en el ballotage de 2015). Ese carácter reactivo con "delay" (o retardo) hizo que recién en octubre el "espacio anti" pudiera alcanzar el 40,28% de los votos (en el mismo orden de magnitud que el 41,7% que había alcanzado en la elección de medio término de 2017). Pero ya era tarde para dar vuelta la historia, dado que el Frente de Todos sumó 48,24%, con lo cual pudo imponerse en primera vuelta sin problemas (mientras que Cambiemos requirió ballotage para ganar por apenas 2,68 puntos porcentuales en noviembre de 2015). Esa debilidad relativa también se confirma hoy al medir la variable cercanía política: según Zuban Córdoba, mientras que el Frente de Todos roza el 35% de las respuestas (en el mismo orden de magnitud que el 33% de la variable identificación positiva), Juntos por el Cambio ronda el 24% y queda casi 11 puntos porcentuales atrás (gráfico arriba).
Esa misma brecha de 11 puntos porcentuales es la que se observa en la variable de opinión electoral: puesto a competir con el Frente de Todos, Juntos por el Cambio logra mejorar su promedio en torno al 26% (promedio de las variables de identificación por la negativa y de cercanía política) para rebasar el umbral del 30%. Sin embargo, vuelve a ser superado por el oficialismo, que alcanza el 42% y se ubica 8,2 puntos porcentuales por arriba del promedio de las variables de identificación y cercanía política (gráfico arriba). En rigor, si el oficialismo lograra en 2021 alcanzar ese caudal del 42% sobre votos positivos, se trataría del tercer mejor resultado de un oficialismo en elecciones de medio término desde 1983 (por detrás del 43,6% de la UCR/Alfonsín en 1985 y casi disputando el segundo lugar al 42,5% del PJ/Menem en 1995). La amenaza para Juntos por el Cambio es que el promedio de las encuestas realizadas para sondear escenarios de cara al 2021 (ya no sólo la medición de Opina) insinúan que esa fuerza opositora puede estar drenando electores a manos de la derecha liberal-libertaria (que en la medición citada alcanza los dos dígitos).
He aquí el dilema de Juntos por el Cambio: al haber corrido su posicionamiento tan a la derecha del espectro discursivo, termina disputando agenda con el voto más de derecha-libertario, que comparte su posicionamiento anti-gobierno pero tiene, a la vez, una mirada también crítica del gobierno de Macri. En situación de ballotage o cuasi-ballotage ese caudal muy probablemente volvería a Juntos por el Cambio, pero en una elección legislativa como la de 2021 puede dispersarse, volcándose a una fuerza más extrema. Por ello, en todas las encuestas de cara al 2021 JxC se ubica mucho más cerca del 30% que del 40%, mientras que el oficialismo ronda entre el 35% y el 40%. Sin embargo, ese posicionamiento de Juntos por el Cambio basado en una neta apelación a la negatividad también se explica en términos de debilidad discursiva: apenas 27% del total de electores cree que la situación sanitaria del país sería mejor con Macri en la presidencia, vs 45% que cree que sería peor (gráfico arriba). Para peor, el "issue" economía tampoco favorece a esa fuerza opositora: apenas 21% cree que Cambiemos es el sector más preparado para reactivar la economía luego del Covid-19, mientras que el 38% destaca al oficialismo en esa expectativa (gráfico abajo). Así, mientras la percepción de JxC no mejore en el debate público sobre salud y economía en la coyuntura, difícilmente pueda disputarle la primacía al oficialismo de cara al 2021.
Hola,queria saber si tenes algo escrito sobre perfil demografico de los votantes.
ResponderEliminarHola, podes buçear en el buscador del blog si está el contenido que buscas (BUSCAR EN ESTE BLOG). El año pasado hice algunas entradas de ese tipo, con datos demográficos. Si usas twitter, te invito a que nos sigamos en esa red, mi cuenta es @berranorman, ahí podrás ver las novedades de los posteos y demás contenidos que comparto. Gracias por la lectura!
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