En las últimas notas analizamos claves nacionales del proceso electoral cuyo primer turno se dio con las primarias abiertas, simultáneas y obligatorias (PASO) del 12 de septiembre pasado y que culminará el próximo 14 de noviembre, cuando serán electos senadores y diputados para el Congreso. Resulta oportuno un zoom sobre provincia de Córdoba, distrito que concentra casi el 9% de los electores del padrón total. Según consultora Delfos, casi 3 de cada 4 cordobeses no están afiliados ni sienten simpatía por ningún partido político contra casi 28% que sí, lo que plantea un electorado que se auto percibe mayoritariamente como independiente o no alineado (gráfico arriba).
Dentro del casi 28% alineado, Hacemos por Córdoba (HXC) alcanza 10,1%, UCR+PRO (que integran Juntos por el Cambio, JXC) rondan el 9% y el kircherismo roza el 6% (gráfico arriba). Así, ningún sello saca una ventaja holgada sobre el resto. Si tomamos a los principales tres frentes, HXC se ubica 14,4 puntos porcentuales por debajo del resultado obtenido en las PASO, la sumatoria de UCR+PRO casi 39 pp debajo de su performance el 12-S y el kirchnerismo 5,2 pp debajo del caudal obtenido por el Frente de Todos (FDT). Claramente, JXC logra mayor inserción en el casi 73% de cordobeses que se definen como “apartidarios”.
Según la encuesta de boca de urna realizada también por Delfos el domingo de las primarias, HXC hace su mejor elección entre votantes con bajos niveles de instrucción, mientras que las dos listas principales de JXC funcionaron mejor entre los votantes de instrucción alta; en el caso del FDT, su performance es pareja en ambos estratos educativos (gráfico arriba).
Por segmentos etarios, HXC tuvo un desempeño levemente mejor entre electores menores de 50 años, al revés de lo que se observa en las dos listas principales de JXC. Por su parte, en el FDT el voto aparece sin mayores matices por edad (gráfico arriba). Así, la competencia de cara al 14 de noviembre se plantea en los siguientes términos: dados los resultados de las PASO, el FDT puede dar por perdida la banca de senador nacional por la minoría que hoy ocupa Carlos Caserio. En ese marco, se concentrará en confirmar una banca de diputado nacional para Martín Gill, para la cual necesita de mínima sostener el caudal en torno al 11% que logró el pasado 12 de septiembre; debería subir al menos al 15% para pelear por una segunda banca, nada sencillo en este contexto. La pelea principal se dará entre HXC y JXC: el oficialismo provincial apostará a confirmar la banca al Senado nacional por la minoría para Alejandra Vigo y alcanzar tres bancas a la Cámara de Diputados, para lo cual necesita sostener un caudal en torno al 25%. Por su lado, Luis Juez y Rodrigo de Loredo jugarán todas sus fichas a arrastrar detrás de su boleta a los electores que en las primarias eligieron a las listas perdedoras encabezadas por Mario Negri, Javier Bee Sellares y Dante Rossi para acercarse al 50% y llevarse seis bancas de diputados nacionales.
El segundo frente de batalla pasa por la penetración entre electores que no fueron a votar en las PASO. Con una participación del 62,7%, hay 10 puntos porcentuales de participación potencial que podrían sumarse en noviembre, lo que arroja una masa crítica entre 200.000 y 300.000 electores. La fuerza que mejor inserción logre ahí estará más cerca de sus objetivos de máxima (una segunda banca de diputados nacionales para el FDT, una tercera para HXC o una sexta para JXC). En ese marco, una encuesta pos primarias de Delfos permite caracterizar el perfil de los electores que no votaron en las PASO. En primer término, son más del interior provincial que de Córdoba Capital (en una proporción 68%-32%), menores de 50 años más que mayores (en una proporción 65%-35%) y de nivel socioeconómico medio (62%), más que alto (13%) o bajo (25%; gráfico arriba).
Finalmente, entre quienes no votaron en las primarias de septiembre, hay que considerar que un 8% dijo no tener DNI y un 4% porque no figuraba en el padrón, lo que nos da un 12% de potenciales ausentes en noviembre. Del 78% restante que podría ser susceptible a una campaña movilizadora eficaz, casi 1 de cada 4 (23%) no votó por propia voluntad y un 3% por no considerarlo obligatorio; un 16% aludió a motivos de salud, que si obedecen a un estado transitorio o al contexto de pandemia ahora podrían revisar su comportamiento; un 25% mencionó razones de fuerza mayor (por trabajo o imposibilidad), 7% por un viaje y apenas 5% dijo no haber asistido por no saber a quién votar.
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