lunes, 20 de junio de 2022

¿Se corrió a la derecha la agenda ideológica, según las últimas encuestas? (nota publicada en CBA24N)

Un lugar común del debate político-electoral actual pasa por plantear que la agenda ideológica argentina se habría corrido hacia la derecha. Como veremos en un análisis de encuestas nacionales, depende a qué nivel se lo mida: dada la volatilidad de la opinión pública respecto a distintos “issues” o tópicos de la agenda, la lectura no es tan lineal. Veamos: según un estudio reciente de D´Alessio IROL/Berensztein, 32% de los electores argentinos prefiere un candidato a presidente orientado políticamente hacia la derecha, 28% al centro y 22% a la izquierda (gráfico arriba). Aquí, hay una ventaja de 11 puntos porcentuales estadísticamente significativa de la derecha sobre la izquierda, pero también coexisten un 28% de votantes centristas y un 18% que no sabe, con lo cual se insinúa una primera minoría volcada a la derecha, pero no una hegemonía ideológica.  

Dado ese mosaico, cuando se pasa a medir temas concretos de la agenda las posiciones ideológicas muestran matices. Por caso, la última encuesta de Analogías indagó las creencias respecto a una potencial privatización de YPF: una primera minoría de 46,4% se opuso, contra un 34,4% que se pronunció en sentido afirmativo y 19,2% no sabe (gráfico arriba). En este caso, la postura ideológica que se podría asociar a la derecha se confirma en torno a un tercio del espectro, pero pierde contra la posición favorable a la estatización por una diferencia estadísticamente significativa de 12 puntos porcentuales. Salvo entre mayores de 60 años (el electorado más afín a Juntos por el Cambio), la preferencia por la propiedad estatal se impone en los demás segmentos etarios y en la apertura por variables género y nivel educativo. 


A su turno, Zuban Córdoba & Asociados midió las actitudes respecto a una eventual privatización de Aerolíneas Argentinas: en este caso, 50% se pronunció a favor contra 44,1% que prefiere que se mantenga en la órbita estatal; la ventaja a favor de la posición más vinculada a la agenda de derecha es de 5,9 puntos porcentuales, con 5,8% de no sabe (gráfico arriba), lo que perfila una brecha escasa como para terminar de zanjar la cuestión. 

Analogías también midió creencias respecto a una eventual reforma laboral, donde detectó un panorama mucho más fragmentado: 1 de cada 4 electores plantea una reforma con más derechos para los trabajadores (es decir, en sentido contrario a lo que plantea la agenda de derecha), 18,4% no ve necesaria una reforma, casi 16% plantea una reforma pero con los mismos derechos vigentes y apenas 15,5% apoya una reforma con menos derechos para el trabajador; 25,4% no sabe (gráfico arriba). En ese caso, la posición más identificada con la derecha es claramente minoritaria. 

Finalmente, si a la agenda de la derecha se la personaliza con algunas de las propuestas de Javier Milei, precandidato presidencial de La Libertad Avanza, como ensayó la última encuesta de Ricardo Rouvier & Asociados, el acuerdo con ellas también es minoritario: dejando afuera la legalización del aborto (puesto que la interrupción voluntaria del embarazo ya fue sancionada por el gobierno del Frente de Todos en 2020), la libre portación de armas roza el 39%, pero pierde contra la posición contraria por 10 puntos porcentuales; la legalización del consumo de drogas alcanza 17,5% contra una oposición de 68,2%, privatizar la educación pública apenas roza el 9% contra un desacuerdo de casi 73%, legalizar la venta de órganos alcanza 7,5% contra un desacuerdo 10 veces mayor, no asistir al necesitado apenas suma 5,5% contra casi 79% de desacuerdo, y disolver el BCRA roza el 5% contra un desacuerdo de casi 49%, si bien en este caso hay un 46,4% de ns/nc. En síntesis, el análisis de diversas encuestas permite concluir que las posiciones afines a la derecha no configuran un bloque mayoritario ni estadísticamente homogéneo: sólo en algunos temas puntuales perfilan una mayoría (caso privatización de AA), mientras que respecto a la privatización de YPF retroceden hasta un tercio del electorado y son aún más minoritarias en tópicos como reforma laboral. En cuanto a la agenda libertaria, sus propuestas más emblemáticas están en abrumadora desventaja respecto a las posiciones contrarias.  

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