Existe consenso en que hoy el electorado se inclina mayoritariamente por un cambio político y económico a partir de diciembre de 2023. En ese marco, hace varios meses el presidente Alberto Fernández decidió no buscar la reelección y, tiempo después, Sergio Massa surgió como el candidato más fuerte del nuevo sello Unión por la Patria (UP), coalición que propone un mix de continuidad y cambio frente a dos fuerzas opositoras principales: La Libertad Avanza (LLA), liderada por Javier Milei, y Juntos por el Cambio (JXC), encabezada por Patricia Bullrich. Esas tres listas surgieron de las primarias abiertas, simultáneas y obligatorias (PASO) del 13 de agosto como las fuerzas con chances de ganar las elecciones presidenciales, lo cual impone la pregunta de cuál está en mejores condiciones de construir la coalición mínima ganadora que capitalice la demanda social. Según la última encuesta nacional del Observatorio de Psicología Aplicada de la Universidad de Buenos Aires (OPSA/UBA), 50% de los electores prefiere un cambio político y económico drástico, 28% se inclina por uno moderado y 23% prefiere continuidad política y económica (gráfico arriba). El 23% que se decanta por la continuidad está en el mismo orden de magnitud que el 27,3% que obtuvo UP en las PASO, lo cual confirma que Massa debe tratar de representar un cambio moderado para ganar la elección. Según el estudio, su intención de voto se compone de 72% de continuidad y 24% de cambio moderado, lo que plantea claramente el desafío que enfrenta. En tanto, Milei representa con intensidad el cambio drástico (90%) y menos el moderado (10%), mientras que Bullrich reparte de manera más pareja ambos: 58% y 40%, respectivamente. Entre los demás votantes queda una cantera de un tercio orientado a un cambio drástico, 54% que prefiere uno moderado y apenas 12% que se inclina por la continuidad.
A su turno, una medición de Pulsar.UBA realizada en mayo calibró las actitudes en dos segmentos, pro-reformas (afines al cambio) y anti-reformas (más proclives a la continuidad). Las reformas en cuestión son la laboral, una mayor apertura económica al mundo y reducir el gasto en empleo público: detectó 57% de electores pro-reformas vs 43% de anti-reformas, lo que arroja una mayoría de votantes que se inclina por el cambio (gráfico arriba).
En el cruce por sellos, 73% de los votantes oficialistas se define como anti-reforma y 27% como pro-reforma, mientras que en las dos fuerzas opositoras principales se invierten las proporciones: 32% anti vs 68% pro en JXC y 20% anti vs 80% pro en LLA (gráfico arriba). De nuevo, la intensidad del cambio es mayor entre los electores afines a Milei que entre los cambiemitas. Profundizando el análisis, un informe reciente del Observatorio de Tendencias Sociales y Empresariales Insight 21 aportó una aproximación al tipo de cambio que representa Milei. Según el estudio, cuando los votantes perciben un escenario negativo inminente son más propensos a elegir opciones nuevas, incluso aunque sean más riesgosas. Para que aumente el voto temerario deben darse dos condiciones: a) un descontento social alto y generalizado y b) una opción política que refleje un cambio radical.
Respecto al primer componente (descontento social alto y generalizado), el 60,4% de los argentinos señala que sus ingresos económicos no son suficientes para satisfacer sus necesidades y el 75,4% no está satisfecho con su capacidad de ahorro. Además, 80,2% considera que el gobierno no logra combatir adecuadamente la corrupción, 77,3% cree que la gestión de políticas públicas no es transparente, 66,7% considera que el gobierno no representa las opiniones y preferencias ciudadanas y sólo 21,5% cree que el país va mejorar en el futuro (gráfico arriba).
En esas condiciones, muchos electores prefieren correr el riesgo y apuestan a la novedad (a la que asocian con esperanza) por encima de la experiencia (a la que asocian con la confianza). El informe analiza las reacciones emocionales positivas en torno a cuatro candidatos de las PASO (gráfico arriba). Milei genera menores niveles de confianza (sólo 31,25% de sus votantes la mencionó), pero posee los niveles más altos de esperanza y cambio (54,81%). El escenario opuesto se observa en Massa, Bullrich y Larreta, con mayores niveles de confianza (valores promedio de 60,43%) y menores niveles de esperanza o percepción de cambio (24,44%). De esta forma, Milei se posiciona como el candidato que menos confianza genera entre sus votantes, pero el que mejor refleja una opción de cambio radical. En síntesis, en la actual coyuntura gran parte del electorado está dispuesto a asumir riesgos considerables al elegir opciones políticas menos convencionales y más extremas. En la medida en el descontento social se mantenga o crezca, mayor será la propensión al voto temerario en la población, que hoy favorece a Milei por encima de Bullrich. Al contrario, en la medida en que el electorado valore más la certidumbre, mejor posicionado resultará Massa, quien propone un cambio más moderado.
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