El presidente Javier Milei declaró que en abril el país “tocará fondo” en el actual proceso de ajuste, por lo que será clave monitorear los indicadores en ese momento bisagra. Mientras tanto, es oportuno repasar cómo evolucionó la variable confianza desde el cambio de gobierno. Según consultora Opinaia, la confianza en que Milei pudiera estabilizar la economía era del 53% apenas asumió (sumatoria de mucha + bastante) y se ubicaba en el mismo orden de magnitud de su voto en el ballotage de noviembre (55,6%). En tanto, la desconfianza (poca + ninguna) alcanzaba 39%, en el orden de magnitud del voto a Sergio Massa en la primera vuelta (casi 37%). Desde entonces, en cada medición la confianza fue a la baja, al punto que en la encuesta de febrero quedó 2 puntos porcentuales (pp) por debajo de la desconfianza: 47% a 49%, respectivamente (gráfico arriba).
A fines de febrero, Zuban Córdoba reportó que la confianza en una mejora de la economía rozaba el 45%, vs una desconfianza de 54,5% (gráfico arriba). El saldo desfavorable es de 9,6 pp e invierte el resultado del ballotage en sentido contrario a Milei. Consistente con eso, el mismo informe arrojó que el gobierno ya perdía el “mano a mano” con su predecesor: casi 51% adjudicaba la mala situación económica del país al tándem Milei-Caputo, vs 47% que la asociaba a Fernández-Massa (gráfico abajo). Desde la asunción, la atribución de responsabilidades a la actual gestión casi se duplicó, mientras que la del gobierno anterior perforó el umbral del 50%.
En enero, Pulso Social midió la variable en la provincia de Córdoba, donde 74,05% de los electores votó al libertario en segunda vuelta, vs 25,95% que eligió a Massa: la suma de mucha + algo confianza trepó a 60%, contra una desconfianza de 39% (gráfico abajo). La positiva, si bien alta, era menor al caudal que lo votó, en tanto que la desconfianza superaba en casi 15 pp al caudal de Massa.
En febrero, Pulso Social volvió a medir: la suma de mucha + algo confianza bajó 2 pp, que se transfirieron a la desconfianza (41%; gráfico abajo). Como se advierte, aun con matices, la tendencia también es declinante, tal como se aprecia en la serie evolutiva de Opinaia a nivel país.
Si pasamos de la confianza en materia económica a la confianza política, el resultado es aún más adverso a Milei: en enero, Circuitos reportó que 42,5% de los electores tenía mucha confianza en su liderazgo en esta etapa, casi 13% tenía poca confianza y casi 39% no tenía confianza (gráfico abajo).
Como se ve, en ese momento la desconfianza replicaba, con apenas matices, el voto a Massa en primera vuelta, mientras que la confianza intensa se ubicaba en 42,5%, 13,1 pp por debajo del voto a Milei en noviembre pasado. En febrero, descendió casi 6 pp y se ubicó en 36,6%, básicamente por un crecimiento de la incertidumbre expresada en el “no sabe” (gráfico abajo).
Finalmente, el enfrentamiento con las provincias en febrero puso a Milei al borde de perder otro “mano a mano”: el informe de Zuban Córdoba reportó un empate técnico entre la confianza generada por el presidente vs la de los gobernadores, 44,4% a 44,3% (gráfico abajo).
Esto confirma lo que aseveramos en una nota anterior (*) y permite ampliar el análisis: 1) el presidente viene perdiendo capital político 2) su legitimidad de ejercicio muestra una brecha significativa con su legitimidad de origen 3) Milei comete un error al plantear su legitimidad de origen como fundamento de programa, porque los gobernadores también cuentan con la legitimidad de origen por la que fueron electos 4) la confianza en su capacidad para mejorar la economía y para liderar políticamente también muestran tendencias declinantes.
No hay comentarios:
Publicar un comentario