Concepto acuñado por el filósofo inglés Joseph Glanvill, el clima de opinión nos rodea. Existen ciencias para medirlo, pero también hay lugar para lo inesperado, tal como el aleteo de una mariposa en Pekín puede desatar un huracán en México que contraríe el pronóstico del tiempo. Este blog de tendencias de opinión pública e influencia social pretende aportar elementos al "sensor cuasiestadístico" con que sondeamos el ambiente y ser un foro para intercambiar puntos de vista.
martes, 23 de noviembre de 2010
Desendeudamiento y política económica
Mientras Irlanda -que era puesta como ejemplo por el establishment financiero hasta no hace mucho tiempo- negocia con la Unión Europea (UE) y el Fondo Monetario Internacional (FMI) un plan de rescate por un valor de 85.000 millones de euros, la semana pasada la presidenta Cristina Fernández anunció que se iniciaron contactos formales con el Club de París para renegociar la deuda por u$s 6.700 millones, en default desde 2002.
En principio, las conversaciones están avanzadas (la aclaración es pertinente, pues ya un anuncio en el año 2008 fue malogrado por la crisis global y complicaciones financieras agudizadas después de la caída de Lehman Brothers) y el acuerdo será sin el FMI por medio. Días antes, los principales países acreedores que integran el Club (Estados Unidos y Alemania) accedieron al pedido de apartar al Fondo, que desde hace varios años viene reclamando la Argentina. No es un logro menor, ya que el propio estatuto del Club de París estipula la intervención del FMI; es por eso que la propuesta de pago tendría el formato de un “diferimiento”, no de una “reestructuración” de la deuda.
En la práctica, se trataría de la salida total de default, lo que podría generar una nueva tanda de rebajas en el costo de financiamiento del país y destrabar créditos millonarios hacia Argentina de las agencias de inversión del exterior. El país podría salir al mercado a buscar fondos por u$s 2.000 o u$s 3.000 millones pagando una tasa en torno al 7,5%, que podría recortarse aún más en las próximas semanas, con lo que ya tendría un “colchón” para afrontar casi la mitad del pago, sin afectar las reservas del Banco Central (u$s 52.200 millones, que también podría ser parcialmente utilizadas si hubiera una definición política en ese sentido).
El anuncio de que el Club accede a la posición argentina de negociar la deuda sin la intervención del FMI es una victoria política y diplomática. Los contactos con el Club son frecuentes desde hace meses, pero las negociaciones se aceleraron el fin de semana de la Cumbre del Grupo de los 20 en Seúl, Corea del Sur, con dos reuniones emblemáticas: en primer término, la que mantuvo la presidenta Cristina Fernández con su par Angela Merkel de Alemania (el país más reacio a dejar de lado al FMI en las negociaciones y el mayor damnificado por el default argentino, pues prestó el 30% de los u$s 6.700 millones adeudados). Pese a que la última vez en público Merkel había desalentado la posibilidad de dejar fuera al FMI, al parecer la insistencia argentina rindió frutos. La otra gestión clave fue la negociación del ministro de Economía Amado Boudou con el titular del Club de París, Ramón Fernández: Boudou encontró en él una sintonía que nunca logró con Xavier Musca, el antecesor de Fernández en ese organismo.
También fue determinante para el inicio de las negociaciones y la aceptación del Club de París de dejar de lado al FMI la presión que ejercieron los bancos públicos de los países de los principales acreedores sobre sus propias naciones, las entidades financieras de Estados Unidos, Francia, Japón, Alemania, y Holanda. Esas instituciones –como el Eximbank o el Japan Bank for International Cooperation– son los brazos financieros de las naciones desarrolladas, cuyo negocio es prestar a gran escala para financiar proyectos de infraestructura o energía en los países en desarrollo: otorgan créditos a tasa blanda, con un interés de entre 3% y 4% y a largo plazo, pero desde hace 8 años no pueden otorgar préstamos a la Argentina, porque por estatuto está prohibido por el default con el Club de París.
En un contexto mundial de tasas altas como el que predominó entre 2002 (inicio del default) y 2007, el costo de oportunidad (lo que se deja de ganar por no prestar a la Argentina) era bajo, pero el escenario que sobrevino tras la crisis financiera internacional cambió el panorama anterior por el de una abundante liquidez y tasas orillando el 0%, por lo que el costo de oportunidad de seguir con “el negocio” de Argentina vedado se hizo prácticamente insostenible: prestar miles de millones de dólares a una tasa del 4%, cuando en el mundo desarrollado cuesta encontrar rendimientos que superen el 3%, es conveniente para los bancos, así que insistir en mantener al FMI como condición era una molestia para todos los actores involucrados, los acreedores del Club, los bancos y Argentina como deudor, por lo que el acuerdo se apoyó sobre la base de un esquema de conveniencias mutuas (un modelo "ganar-ganar", en la jerga de los negocios).
Puertas adentro, el acuerdo le permite al gobierno ratificar la línea económica oficial, en el sentido de que el pago permite seguir sosteniendo la actividad y el crecimiento, y muestra además que el oficialismo conserva la iniciativa política y el manejo de la agenda, después de la muerte del ex presidente Néstor Kirchnner, quien delineó las medidas de desendeudamiento en los últimos años.
La Unión Industrial Argentina (UIA) -que en otros temas viene sosteniendo vaivenes en su relación con el gobierno- coincide en la importancia de esta política económica. Su secretario, José Ignacio De Mendiguren, destacó la visión positiva en países centrales sobre Argentina, asegurando que EE.UU. y Europa valoran el "bajo" nivel de endeudamiento: "ellos ven a la Argentina como un país que tiene una deuda sobre el PBI que no llega a 40 por ciento", subrayó. La Asociación de Importadores y Exportadores de la República Argentina (AIERA) también manifestó su apoyo a la decisión, afirmando que se "enmarca dentro de la feliz política de desendeudamiento iniciada durante el mandato del ex presidente Néstor Kirchner".
Referentes del pensamiento económico heterodoxo también la valoran: en su reciente visita, Ha Joon Chang (uno de los economistas heterodoxos más renombrados) ponderó el logro del gobierno argentino de negociar su deuda con el Club de París sin la injerencia del Fondo Monetario Internacional (FMI): "todos los que siguen el lineamiento del FMI terminan creando una recesión para reducir la demanda interna y conseguir dinero para pagar a los acreedores extranjeros. La Argentina lo ha hecho varias veces, y lo sabe bien".
Asimismo, el economista discípulo de Joseph Stiglitz y autor de 13 libros destacó que la última vez que arribó al país lo encontró "herido" mientras que hoy lo ve "rejuvenecido", y evaluó que el ex presidente Néstor Kirchner tuvo el "coraje que no tuvo Obama para cambiar la economía" pues el mandatario norteamericano "tiene buenas intenciones, pero no conoce de economía". Aventuró, además, que "si Argentina mantiene los lineamientos de este gobierno le va a ir mejor que a Brasil y Chile". Ha Joon Chang, profesor de la Universidad de Cambridge (Inglaterra), es uno de los especialistas mundiales más destacados en economía del desarrollo.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
Nuevas: Amado Boudou ratificó ayer que “en los primeros días de diciembre” habrá una reunión con el Club de París, donde se buscará avanzar "lo más rápido posible para resolver
ResponderEliminarese tema". El ministro reiteró que la negociación por los más de u$s 6.700 millones que, se estima, debe el país, será “seria, razonable y acorde con nuestras posibilidades”.
con lo que descartó la posibilidad de cancelar la deuda en un año. “Será acorde con el crecimiento de la Argentina”, dijo entonces y ratificó ayer. La deuda original con el Club de París era ante empresas, aunque ahora ha quedado en cabeza de los gobiernos que lo componen. La Casa Rosada apunta a alcanzar una negociación global a través de la Secretaría del Club, cuyos miembros deberán aceptar en conjunto la propuesta.
Boudou también confirmó que se solicitó al FMI “asistencia técnica” para el diseñó de un índice de precios a nivel nacional. Al parecer, el acuerdo se realiza ante la amenaza del Fondo de sancionar a la Argentina por negarse a permitir la revisión de la economía y los cuestionamientos sobre la medición que el Indec hace de la inflación, reconociendo que el sistema local de estadísticas requiere de una modernización. ¿El gobierno realmente tiene intenciones para avanzar en un sinceramiento de la inflación a través de este nuevo índice, o se tratará de una movida oficial para ganar tiempo, como ocurrió con el informe de las universidades nacionales sobre el Indec?
Hola! En Facebook me preguntaron también cómo veía este tema, así que aprovecho la ocasión para dar una respuesta preliminar. Al parecer el rol sería de asistencia técnica. El director del Indec, Norberto Itzcovich, afirmó que "en términos estadísticos, que es lo que venimos discutiendo hace mucho tiempo con el FMI, los técnicos tienen muchos aportes para hacernos (...) los temas sobre los que aportarán sus conocimientos los técnicos del INDEC son propios de las cuestiones metodológicas". El director técnico del organismo de estadísticas nacionales informó que el nuevo índice de precios "es algo que la Argentina no tenía". Es probable que, frente a la perspectiva de normalizar la deuda, el gobierno esté pensando en un progresivo sinceramiento de las estadísticas, para disminuir la brecha entren las mediciones privadas -metodológicamente de poca envergadura- y las oficiales, afectadas seriamente en su credibilidad, con un nuevo sistema de alcance nacional (menos dependiente del relevamiento en Capital y GBA y además que suele ser contrastado con las mediciones de provincias que no están bajo el paraguas del Indec nacional).
ResponderEliminarPara los interesados en profundizar este tema, les recomiendo la entrada "Un debate necesario", donde además incluyo el dato de que en EE.UU los analistas también están discutiendo cuestiones parecidas, en particular cuál es la verdadera medida de la inflación del dólar y la evolución del índice de precios al consumidor. En los últimos 30 años, el CPI de EE.UU ha sido modificado en varias ocasiones. La última modificación importante fue hecha en 1996 por las recomendaciones de una comisión de economistas liderada por Michael Boskin. Esa comisión concluyó que el CPI sobrestimaba la inflación en casi un 1,1% y recomendó modificar la metodología de cálculo, recomendación que fue adoptada y de la que surgió un nuevo CPI. Esos cambios dieron como resultado un crecimiento menor del índice de precios, lo que hizo que las críticas surgieran casi de inmediato. Por supuesto, el BLS negó la validez a esas críticas. Hay opiniones para todos los gustos: según algunos economistas, en realidad el CPI sobrestima la inflación; la mayoría parece seguir confiando en ese índice como medida de la inflación, pero algunos analistas de mercado muy respetados, entre ellos, Barry Ritholtz, argumentan que el CPI «ha sido un fraude durante años». Para quienes desconfían de las estadísticas oficiales, el economista John Williams (www.shadowstats.com) construye un CPI des-Boskinizado (idéntico al que publicaba el BLS en 1980) que actualmente muestra una inflación anual de alrededor del 7%.
Saludos!
Cuanto nos cuesta el diferencial de tasas que pagaremos al Club de Paris por no ser auditados?
ResponderEliminarEn este contexto que proliferan los posibles acuerdos con el Club de París sobre la deuda y de alza de algunos títulos, se supone que el riesgo país que mide el diferencial de tasas de bonos cederá sobre el final de las negociaciones. ¿Es así?. (Mar)
ResponderEliminarHola a ambos! En las últimas semanas, los rumores que habían comenzado a circular sobre la inminente cancelación del compromiso asumido dieron lugar a un nuevo impulso en las cotizaciones de títulos y acciones argentinos.
ResponderEliminarPor ejemplo, el economista Tomás Bulat no dudó en anticipar el fuerte impacto que tendría la medida sobre el riesgo país. "Esto puede implicar un salto cuantitativo. Para la Argentina podría significar bajar desde un nivel de 500 puntos básicos hasta los 400 puntos, lo que implicaría, ni más ni menos, que un abaratamiento en el acceso al crédito", sostuvo, y destacó que ese beneficio se haría extensivo al sector privado ya que, luego de un extenso período sin acceso a los mercados internacionales, las empresas podrían tomar deuda a tasas más bajas que las actuales.
Por ejemplo, en las últimas semanas -en las que se verificó una reducción en el nivel de riesgo país- hubo firmas, como Arcor, que lograron una tasa de 7,25%, cifra que sigue siendo alta en términos internacionales, pero que luce baja si se la compara con el 11% que los inversores le exigían a la Argentina para comprar sus títulos hasta hace seis meses.
Gracias por participar!
Donde dije digo, digo Diego!
ResponderEliminarExcelente trabajo de Estructura Económica !
ResponderEliminarMarc De Zabaleta Herrero
Gracias por el comentario!
ResponderEliminar