martes, 30 de noviembre de 2010

Medios, cultura y kirchnerismo


Un campo donde el kirchnerismo ha influido fuertemente en estos años es el de la cultura y los medios, en sentido amplio, generando adhesiones y divergencias por parte de referentes de la comunidad artística, intelectuales, periodistas y críticos culturales, diviendo aguas en grupos bien reconocibles del lado pro-oficialista (como Carta Abierta, por caso) y también del lado opositor (los periodistas e intelectuales ligados al grupo Clarín, como caras más visibles).

Sin embargo, la influencia kirchnerista no se agota en los grupos manifiestamente identificados con el oficialismo sino que se traslada a otros referentes que son cercanos a él aunque no se enmarquen dentro de una comunidad nítidamente definida como adherente. Este tipo de movimientos en el campo cultural -en sentido amplio- era visible desde hace al menos un par de años, pero se intensificó a partir de la muerte del ex presidente: allí podríamos nombrar a Andrés Calamaro, Andrea del Boca, Florencia Peña, por ejemplo, en una lista que en rigor es mucho más amplia (por caso, en ocasión de cumplirse el primer mes del deceso de Néstor, trascendieron revindicaciones de su figura por parte de Juan Gelman y Gustavo Santaolalla, entre otros). A su vez, figuras como Pablo Echarri y Osvaldo Santoro destacaron oportunamente que gracias al kirchnerismo hoy existe el derecho de la propiedad intelectual que fue negado sistemáticamente durante 77 años y de la que hoy se benefician dramaturgos, compositores, autores y directores de cine, entre otros referentes artísticos.

Por su parte, los críticos del gobierno tienden a denostar en bloque a quienes adhieren al oficialismo, reduciendo todo a un mero intercambio de favores, lo que es un error conceptual serio, tan serio como creer que Mirtha Legrand -en el otro extremo de este campo necesariamente difuso- sólo prefiere al ex presidente Carlos Menem porque él le dio la posibilidad de volver a la TV, cuando lo que subyace a esa adhesión es en realidad un contenido ideológico no diremos articulado, pero sí más profundo, que a los efectos de la síntesis podemos definir como una mirada conservadora de la sociedad y la política (justamente Mirtha Legrand, reconocida crítica del kirchnerismo, protagonizó en estos días un cruce de opiniones con Federico Luppi, defensor del gobierno).

Un tema fundamental para enfocar el por qué de la influencia del kirchnerismo en la cultura es la llamada ley de medios, que permitió reabrir el debate en torno a temas emblemáticos, como la necesidad de una pluralidad de voces y el enfoque de la comunicación como un campo proactivo de efectos de sentido en materia cultural, educativa y politica, no simplemente un negocio. En esa línea se expresó recientemente el sociólogo Hugo Lewin, expositor de la jornada convocada por el Observatorio Contra la Discriminación en Radio y Televisión: "la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual abre la posibilidad de un debate sobre los medios que era una utopía para quienes estudiamos en los `80 y `90 (...) una de las cosas más valiosas de la nueva ley es que le permite a las minorías tener sus propios medios para expresarse sin que sus discursos sean tamizados por la mirada de otro"

Por otro lado, el contexto propiciado por el kirchnerismo -y centralmente, el debate que desató la nueva Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual- han generado no sólo espacios de reflexión en el periodismo, los medios, la comunidad artística e intelectual, sino también repercusiones en la opinión pública en general: el más reciente estudio sobre "la confianza y el prestigio" de las instituciones y la percepción en la sociedad que sistemáticamente lleva a cabo la consultora Julio Aurelio (sobre la base de una encuesta de 2.300 casos en el área metropolitana, con un margen de error del 2,07 por ciento) muestra que los medios ya no son lo más creíble para la gente, sino que por primera vez desde 1983 aparece como dato novedoso una cierta distancia crítica respecto del periodismo y los medios. Según Federico Aurelio, director del estudio, la credibilidad en los medios se redujo del 25% al 18,6% en 2010, lo que los colocó en el segundo puesto, relegados por la institución presidencial, que aumentó del 8% a casi el 30% en 2010. La interpretación de Aurelio es que “la gente cree que los medios reflejan un humor social peor del que existe" (tema al que en este blog nos hemos referido al hablar del doble clima de opinión) y "la Ley de Medios también influyó en la pérdida de credibilidad de algunos medios”.

Por supuesto, también es posible arrojar una mirada crítica sobre la comunicación oficial, desde “6, 7, 8” (el programa de Diego Gvirtz que hace, valga la redundancia, crítica de medios por canal 7) hasta el "Fútbol para Todos", lo que no implica desconocer aciertos como el canal Encuentro, motorizado por Tristán Bauer (también integrante del grupo Carta Abierta). Todos temas importantes en torno al debate de una política cultural -que el oficialismo no inauguró ni mucho menos revolucionó, pero sí reinstaló- y necesarios, porque después de todo los recursos del presupuesto nacional destinados a comunicación y prensa pasaron a ser $ 46 millones en el año 2003 a $ 829 en el año 2009 (a los que hay que sumarles los “egresos publicitarios oficiales” del "Fútbol para Todos").

Sin embargo, pese a los déficits y cuestiones pendientes, es un error pensar que la discusión de los medios es un capricho del kirchnerismo o simplemente una estrategia política para mejorar las chances del "relato oficial" sobre la realidad. Por el contrario, forma parte de un movimiento cultural más amplio, reconocible incluso a nivel regional, en Ecuador, en Bolivia, y próximamente en Brasil: el gobierno de ese país ya comenzó a elaborar un proyecto de ley de medios en el cual se estimula la participación de los ciudadanos en la comunicación e impide que solo rija la ley del mercado, según anunció recientemente el ministro de Comunicación Social, Franklin Martins. El presidente Luiz Lula da Silva solicitó a Martins la redacción de un “marco regulador” del sistema de medios que será entregado a la presidenta electa Dilma Rousseff, que asumirá a comienzos de enero del 2011. La propuesta contempla -al igual que la norma boliviana que rechazan las empresas periodísticas y la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP)- un artículo sobre contenidos que impedirá la apología del racismo y la discriminación racial o sexual, a la vez que estimulará la cultura nacional. La iniciativa, al igual que sucedió aquí, ya recogió una reacción adversa por parte de los grupos que dominan la comunicación: la Asociación Nacional de Diarios y la Asociación Brasileña de Radio y Televisión acusaron al Gobierno de promover un modelo autoritario y de control informativo, a lo que Martins replicó diciendo que “ciertos sectores ven fantasmas, no quieren la regulación de los medios porque piensan pequeño (...) el mundo está cambiando, Brasil está cambiando, y en todos los países democráticos hay regulación de los medios, en Estados Unidos, Francia, Inglaterra, Italia, España hay regulación de medios y nadie dice que esos países no son democráticos”.

En este sentido, me parece interesante rescatar las palabras de Gustavo Bulla, a cargo actualmente de la Dirección Nacional de Supervisión y Evaluación de la Autoridad Federal de Servicios de Comunicación Audiovisual (AFSCA), quien planteó recientemente en los Talleres de Comunicación Popular que se realizan en la ECI que la oposición acérrima al gobierno no ha entendido el sentido político profundo (más allá de lo coyuntural) de la ley de medios: "los partidos de la oposición, como un modo de ningunear a la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual, no han integrado todavía, después de un año, la Comisión Bicameral para el seguimiento de la Ley (...) En su momento decían que la Ley estaba suspendida. La Corte Suprema ya hace varios meses que le dio vigencia. Y esto trae consecuencias, por ejemplo, que no han nominado a los dos directores, por la 2da y 3era minoría, que les corresponden en la Autoridad de Aplicación y en RTA (Radio y Televisión Argentina). Además, la Comisión Bicameral debe elegir el Defensor del Público de los Medios Audiovisuales de la Nación, y no se ha podido elegir (...) pensando que le hacen un daño al Poder Ejecutivo Nacional o a la Ley, están privando a los ciudadanos que dicen representar, de tener una participación. Hoy dicen que Canal 7 y Radio Nacional son partidarios, son oficialistas. Y ellos tienen dos sillas en RTA para criticar, ponerlo en cuestión, disputar e incluso hacer las denuncias que quisieran sobre los supuestos desmanejos. Sin embargo, prefieren, entendemos que por una línea bajada por los principales grupos de medios, principalmente Clarín, restarle legitimidad a la Ley no sentándose. Es la profecía autocumplida. Ellos decían que la Ley era demasiado gubernamental. Les decíamos que había una participación inédita en la historia de la Radiodifusión argentina. Ellos no participan y luego, entonces, es gubernamental y es la profecía auto realizada".

1 comentario:

  1. En una entrevista a Rock & Pop, el Indio Solari también elogia al gobierno, otro caso de referente del rock nacional que migra desde la oposición política dura en los 90 a una cierta simpatía por el kirchnerismo. Dijo: "me gusta ver una presidenta que hable de la manera que lo hace en la ONU, y por fin tenemos un gobierno con los cojones para enfrentar a todas las corporaciones al mismo tiempo". "Fui defraudado de muy joven, entonces no es que tenga una ideología en particular por alguien, no tengo ese motor político. No soy un artista militante, pero respeto a quienes sí. Un artista debe tener ideales, aunque respeto a los militantes. Soy básicamente de izquierda. No creo en las ideologías, sino en las personas que puedan llegar a ejecutar esas ideas", agregó. Refiriéndose a la muerte del ex presidente Néstor Kirchner, afirmó: "Hablé con Aníbal Fernández, que es ricotero, y le explicaba que ví una magnitud de jóvenes involucrados que me conmovió. Eso es lo que me conmovió de su muerte, ya que no fue alguien de mi entorno íntimo".

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