jueves, 16 de febrero de 2012

Del paradigma de Kuhn al cambio de paradigma global (1)


Una lectora (y más, asidua colaboradora y aportante) de este blog comentó y solicitó algo de desarrollo sobre la relación entre la idea de paradigma científico de Kuhn y el cambio de paradigma global, aludido en la ilustración de la entrada anterior. Lo que sigue es un intento de respuesta al respecto.

Creo que la asociación parte de interpretar que el mundo está cambiando aceleradamente y que esos cambios desafían las teorías y paradigmas científicos que venían utilizándose hasta ahora (idea que, por supuesto, no es una ocurrencia mía, sino que ya ha sido planteada por otros analistas). Pensemos, por ejemplo, en la crisis desatada desde 2008, la cual ha golpeado con más fuerza a las economías desarrolladas que a los países emergentes, al contrario de lo habitual y de las teorías armadas (o paradigmas) sobre el comportamiento económico tradicional.

Este proceso de cambio también tiene una aplicación al análisis de la realidad local, desde que Argentina integra el lote de las economías llamadas "emergentes", lo que permite lecturas de cierta novedad respecto a los fenómenos económicos, sociales y políticos. Por ejemplo, durante el año pasado, varios analistas destacaron el hecho de que la inminencia de las elecciones presidenciales no generó un alto grado de incertidumbre económica, como sí sucedía en otras épocas. Guillermo Oliveto, de la consultora W, extrajo de eso la conclusión de una asociación entre el consumo y los resultados electorales. "Un fenómeno que merece ser analizado en profundidad es la relación entre el consumo y el comportamiento social. Entendiéndose éste de un modo integral, desde los pequeños hechos cotidianos hasta los proyectos de mediano plazo. Consecuentemente, no puede quedar al margen del análisis su potencial impacto electoral. No como un hecho único y definitorio, pero sí como un factor influyente. Disociar al consumo del resto de las variables que afectan la opinión pública implica subestimar su actual poder, tanto aquí como en el mundo".

Esto permite, a su vez, establecer una premisa para el oficio del consultor y analista de tendencias: no se hace por un lado investigación de mercado y por otro estudios de opinión pública, sino que se hace investigación social, donde ambas dimensiones están conectadas.

Para Oliveto, no se trata simplemente de una cuestión coyuntural; él plantea que, haciendo una lectura de largo plazo, se puede apreciar que la tendencia de una alta propensión al consumo es estructural y creciente: tras la salida de la crisis 2001-2002, la venta de los productos más básicos como alimentos, bebidas, cosméticos y artículos de limpieza, que se compran en todos los hogares pero que demandan buena parte del ingreso de los de menor poder adquisitivo se expandió un 63% medido en unidades (entre 2002 y 2010); la venta de autos 0 km, 580%; las tarjetas de crédito en circulación, 145%, y el nivel de actividad de la construcción, 180%.

Este fenómeno, remarcó el analista hace ya varios meses, desafía los tradicionales enfoques y miradas de los economistas: "muchos pueden preguntarse por qué, por lo menos hasta aquí, no se cumplió la previsión de que la inflación frenaría el consumo. La respuesta hay que buscarla en la combinación de variables y en cómo se neutralizan entre sí. Naturalmente, la inflación deteriora el poder adquisitivo. (... ) A nadie le gusta que suban los precios. Sin embargo, la gente siguió comprando. La primera explicación hay que buscarla por el lado del empleo. No es lo mismo darle pelea al incremento de precios con trabajo que sin trabajo. El desempleo está nuevamente en los niveles de 2008. Los salarios, en mayor o menor medida, han ido acompañando el cambio en los precios, con mayores ventajas para los empleados bajo convenio que los fuera de convenio. Pero los fuera de convenio han podido aprovechar una ventaja que les dio el mercado. Una buena parte de ellos tienen acceso a una tarjeta de crédito y a las múltiples ofertas, promociones y descuentos que los bancos y comercios han generado para "anabolizar" el consumo y sostener su crecimiento".

Durante 2011, Oliveto fue uno de los analistas de consumo que más insistió en la correlación entre el boom de consumo y las chances electorales del oficialismo, además de remarcar la diferencia entre ese fenómeno y el “voto cuota” que propició la reelección de Menem en 1995. Según él, una diferencia clave que pasa por la sustentabilidad del modelo: mientras el voto cuota de Menem coexistió con un desempleo creciente (que llegó al 18% hacia el fin de su mandato) el kirchnerismo logró una franca recuperación del empleo. "Además, en los ´90, los salarios estaban fijos y las cuotas, cada vez pesaban más entre los ingresos congelados. Ahora, los comerciantes dicen que, cuando llega la paritaria y suben los salarios, se reactiva el ciclo (...) puede hablarse de voto-trabajo, ya que el empleo es la variable más sólida, junto con la gobernabilidad y la capacidad de negociación con los sindicatos” decía Oliveto, repasando las ventajas competitivas con las que contaba (por entonces) el gobierno. Volveremos en breve sobre este punto.

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