A mediados de esta semana, el dólar
en el mercado informal llegó a 6,78 pesos en la punta vendedora, con lo cual la
brecha entre el dólar de casas de cambio y el informal tocó el 48%. Según
analistas, la mayor demanda provino del sector minorista y
particularmente de personas que planear viajar al exterior (el fuerte ascenso coincidió
con el comienzo del receso de invierno en la Capital Federal y conurbano
Bonaerense, aunque también fue traccionado por personas ávidas de
atesoramiento). Hacia el fin de la semana, en cambio, la presión bajó,
finalizando a 6,45 pesos (una brecha del 41%, pues la divisa en las casas de cambio operó alrededor de los 4,6 pesos) en un contexto en el que ingreso de divisas por
liquidación de la cosecha gruesa favoreció la estrategia oficial respecto del
control de la variable cambiaria.
En la entrada anterior, destacamos algunos paralelismos entre el contexto argentino y el brasileño en términos de la puja distributiva. En un paro de hace dos meses, los camioneros causaron caos en Sao Paulo al obstruir avenidas neurálgicas, y en las últimas semanas hubo asambleas de los trabajadores de Petrobras que reclaman mayor participación en el lucro de la petrolera. Asimismo, persisten negociaciones entre el Ministerio de Educación y los profesores universitarios que llevan adelante una huelga que ha generado la pérdida de clases para un millón de estudiantes.
En la entrada anterior, destacamos algunos paralelismos entre el contexto argentino y el brasileño en términos de la puja distributiva. En un paro de hace dos meses, los camioneros causaron caos en Sao Paulo al obstruir avenidas neurálgicas, y en las últimas semanas hubo asambleas de los trabajadores de Petrobras que reclaman mayor participación en el lucro de la petrolera. Asimismo, persisten negociaciones entre el Ministerio de Educación y los profesores universitarios que llevan adelante una huelga que ha generado la pérdida de clases para un millón de estudiantes.
Existen otros elementos en común
entre nuestro país y el principal socio del Mercosur: una ralentización del
crecimiento económico (en Brasil, la expansión en el primer trimestre del
año fue de sólo un 0,8% en medio de una serie de revisiones a la baja para 2012
y 2013; para este año, el Banco Central de ese país redujo de 3,5% a 2,5% la
previsión de crecimiento, y analistas no esperan un crecimiento de la
actividad superior al 2% por ciento); una moneda local sobrevalorada que mermó
en parte la competitividad de los exportadores, y un gobierno que apunta a la profundización de la crisis
en la Unión Europea (mayor socio comercial de Brasil) como la causa
principal de la desaceleración económica (otros actores agregan al cóctel de
causas exógenas el lento crecimiento económico de China, el segundo mayor
destino de las exportaciones brasileñas).
Al igual que Argentina, Brasil
revalidó la continuidad del oficialismo en el poder (con la diferencia de que aquí
hubo reelección, mientras que en Brasil Lula declinó un tercer mandato ungiendo
a su sucesora). En la campaña para
suceder a Lula, la presidenta Dilma Rousseff descartó la necesidad de
reformas estructurales dolorosas para mantener al país creciendo y sostuvo
que mantendría en lo sustancial del modelo aplicado por su precedesor (aquí,
Cristina habló de profundizar el modelo). Esa línea de política económica
también le ha generado a Dilma críticas desde diversos sectores, en el sentido
de que la presidenta lleva 18 meses en el poder sin poner en práctica las
reformas que sus críticos consideran necesarias (de hecho, se insiste en que el
equipo económico de Dilma persiste en combatir la desaceleración económica
con las mismas armas que en la crisis de 2008).
Recientemente, el economista Andrés
Méndez aportó una lectura de la situación cambiaria en ambos países que, en
este contexto, nos parece más que oportuno citar: “si bien el análisis del valor de una moneda es bastante complejo y
está muy relacionado con diversos factores como la confianza de los agentes
económicos, el crecimiento económico, el respeto de los contratos y muchos
otros aspectos más, podemos animarnos a hablar de un tipo de cambio futuro para
la Argentina y (…) en el primer
trimestre de 2012 el PIB creció 0,75% interanual y la Brasil inversión cayó
poco más de 2% (… ) Efectuando un análisis similar con el PIB (que se había
contraído en 2009), los últimos datos revelan que Brasil se
desacelera y que su moneda seguirá sufriendo ataques especulativos”.
Sostiene Méndez que “pese a contar con una balanza comercial
superavitaria, Brasil tiene un déficit anualizado de cuenta corriente de
alrededor de U$S 53.000 millones (filmina 2). Esto indica que, para seguir
creciendo, la economía brasileña necesita
contar con el ahorro del resto del mundo. (…) Tanto la inversión de cartera
(cortoplacista) como la extranjera directa (IED) han sido muy volátiles desde
la crisis de 2008 verificando un significativo descenso en los últimos
trimestres (de haber entrado U$S 70.000 millones en un año, ahora están
ingresando U$S 10.000 millones). Además, la IED está creciendo menos, sinónimo
de que hay "sospechas" fundadas sobre la futura solidez del
crecimiento de Brasil. ¿Qué piensa el mercado de Brasil y de la Argentina
a partir de la lectura de los Non Deliverable Forwards (NDF)? Que el tipo de
cambio R$/U$S se va a ubicar en R$ 2,20 en julio de 2013, mientras para el caso
de la Argentina, se negocia en torno a $/U$S 6,25 / 6,30. Ahora bien, si
visualizamos la experiencia pasada, advertimos que los inversores sobrerreaccionan exageradamente cuando negocian futuros
sobre moneda argentina. Por ejemplo, mientras en octubre de 2009 se
esperaba un tipo de cambio cercano a $ / U$S 7 para octubre de 2010, finalmente
el valor real fue de $ 3,95 por dólar estadounidense. En consecuencia, podemos
inferir que la trayectoria del tipo de cambio pasará dentro de un año por
debajo de los valores que hoy negocia el mercado. ¿Cuál es el fundamento? La
suba histórica del precio de la soja pero, fundamentalmente, los grados de
libertad que posee el Banco Central para establecer un determinado tipo de
cambio. Consecuentemente, estamos
esperando para dentro de un año una relación cambiaria no superior a $ / U$S
5,50. Paralelamente, para el caso de Brasil nos inclinamos por una corrección
anual del orden del 6% lo que colocaría la relación R$ / U$S en torno a
R$ 2,15. En otras palabras, y más allá de las correcciones nominales, en
términos reales no debieran esperarse demasiadas alteraciones para ninguna de
las dos monedas de la región para los próximos doce meses”.
Lo de 6-7-8 no es periodismo sino militancia, cuando se vaya el gobierno esos tipos desaparecen. El dolar debe ser más alto para que el blue no se escape tanto.
ResponderEliminarGracias por tu aporte! De todos modos, obviamente la entrada "juega" con el número 6-7-8/6,78, sin hacer un análisis del programa en cuestión como propuesta periodística. Respecto a tu propuesta de dejar flotar más el dólar, seguramente el gobierno teme que espiralice la inflación y además quiere tenerlo contenido para afrontar los vencimientos de deuda pendientes, veremos cómo sigue la historia en los próximos meses. Saludos!
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