El intercambio de opiniones en redes sociales detonado a raíz de la
protesta convocada por Hugo Moyano la semana pasada había planteado la
necesidad de una discusión sobre el Impuesto a las Ganancias, tema pendiente
que comenzamos a saldar aquí.
Es sabido que la presidenta Cristina Fernández de Kirchner había
defendido la aplicación del Impuesto argumentando que "en la Argentina de los 9 millones de trabajadores registrados solamente el 19% paga
Impuesto a las Ganancias o a los altos ingresos. El 81% restante no llega a
los mínimos no imponibles". Cristina también
fustigó con ironía al camionero diciendo que "sería
muy interesante discutir en la Argentina esto de hacer socialismo con la plata
del Estado y de los demás, y ser liberal cuando te tocan el bolsillo, sobre
todo si te querés seguir haciendo llamar peronista".
Aunque la retórica presidencial tiene un sello indudablemente distintivo,
en lenguaje técnico la consultora Idesa (a la que ni remotamente se puede
sospechar de simpatía con el oficialismo, más bien al contrario, es una fuerte
crítica) planteó algo muy similar: “los
tres niveles de gobierno presentan déficits fiscales altos y crecientes. Esta
situación explica la búsqueda de la Nación por aumentar recursos fiscales vía
la no actualización de los mínimos no imponibles de ganancias y varías
provincias lo hagan revaluando los inmuebles o aumentado el impuesto a los
ingresos brutos (…) Las causas de estos desequilibrios fiscales son decisiones
que gozan de amplios consensos o, al menos, no generan grandes rechazos. Se
trata de las estatizaciones de empresas (Aguas Argentinas, Aerolíneas
Argentinas, YPF), de jubilaciones otorgadas sin aportes con las moratorias, del
no ajuste de tarifas de servicios públicos o del nombramiento masivo de
empleados públicos (…) El aumento en la presión tributaria hace a la esencia de
la estrategia económica y política iniciada en el año 2003 basada en una
vertiginosa expansión del tamaño del Estado. Prueba de ello es que el gasto
público más que se duplicó en términos reales al cabo de una década. La
apropiación de recursos para sostener esta expansión del Estado se puede
instrumentar por dos vías. Una, explícita y progresiva, basada en impuestos
directos como el impuesto a las ganancias. Otra, oculta y regresiva, que sería
utilizar más activamente el impuesto inflacionario vía emisión monetaria sin
respaldo. Carece de lógica apoyar las decisiones oficiales y simultáneamente
rechazar los aumentos de impuestos para sostener el incremento de gasto público”.
En su discurso, Cristina acudió a un ejemplo (que generó discusiones
posteriores) de que en
el caso de un soltero, con un sueldo bruto de $ 10.000 tributa por ganancias $ 402 y con el mismo sueldo pero para un
casado con dos hijos el descuento es de $ 29. Moyano también acudió a un
ejemplo en su discurso, donde contó que un camionero recibía por mes descuentos
de unos 1.150 pesos en promedio, pero no dijo cuánto cobraba por mes ese
trabajador (él informó luego a Perfil que percibía unos 10 mil pesos mensuales sólo de bolsillo, con lo cual su recibo
de sueldo seguramente es por una cifra mucho mayor).
La defensa presidencial del actual status quo en materia de Impuesto a
las Ganancias abona la tesis de que el Gobierno no subirá el piso, medida que beneficiaría
sólo al 19% de los
trabajadores. En esa línea, Cristina
recordó que en el 2009 no se modificó el mínimo no imponible por la crisis
internacional. "Hoy estamos en una
crisis si no parecida casi igual a la que se vivió después de la caída de
Lehman Brothers", dijo. Es decir, el contexto de crisis sería el
argumento “servido” para desechar la posibilidad que modificar el piso a partir del cual se abona ese tributo. Ese contexto, y la necesidad de preservar “lo
conseguido” y cuidar las fuentes de trabajo fueron también recursos discursivos
desplegados por la presidenta cuando recordó a varios gremios los auxilios
estatales que reciben (por ejemplo, el textil,
curtiembres, frigoríficos, pesca,
alimentación, entre otros). "En
total a la fecha estamos con 30.262 trabajadores de las distintas ramas de la
actividad, sosteniendo con dinero de recursos públicos esta actividad para que
no echen la gente a la calle", recordó. Visto el resultado de la protesta del miércoles, se podría pensar que esas frases tuvieron efecto disuasorio.
Después de la presidenta, fue Florencio Randazzo (el ministro de Interior
y Transporte) quien remarcó que Ganancias es "mucho más justo que el IVA
que todos pagan por igual, independientemente del ingreso que tengan" y aseguró
que es un impuesto progresivo dentro de un sistema tributario argentino que
tiene una fuerte dependencia de tributos altamente regresivos, como el
mencionado IVA. Esta afirmación amerita una profundización, que
haremos en un próximo post.
Gracias Anónimo por tu comentario y aporte! Ya voy a curiosear ese enlace. En la próxima entrada (probablemente hoy mismo) agrego más valoración... desde ya, espero tu comentario, saludos!
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