martes, 3 de diciembre de 2013

La sintonía fina llega con retraso (1)

En el segundo mandato de Cristina Fernández de Kirchner concurrieron la persistencia de la crisis mundial y la incertidumbre en las expectativas internas, expresadas centralmente en la economía doméstica. Al inicio del mandato, el gobierno insinuó que trabajaría sobre las expectativas a través de la “sintonía fina”, concepto que suponía no un cambio de la esencia del “modelo” sino una tarea de encauzamiento  para que las mismas se realimentaran de manera positiva, desde la premisa de que las restricciones residían más en la naturaleza de la oferta que en la demanda (dado que el impulso a la demanda doméstica y al consumo interno se consideraba un aspecto no negociable del “modelo”).

Eso implicaba un trabajo metódico sobre los factores que restringían la oferta de bienes y servicios, haciendo especial foco en las cadenas y rubros en las que la praxis de la política económica podía haber afectado negativamente las expectativas de los agentes produciendo así feedback negativo. En 2011, se preveía que la sintonía fina comenzara con la quita de subsidios a la electricidad, el gas y el agua, un plan que se implementaría de manera gradual y con “arte” en la implementación, una praxis virtuosa bien diferenciada de la tosquedad que caracterizaba otros aspectos de la política económica del kirchnerismo. Uno de los objetivos era achicar gastos por 40.000 millones de pesos de los cuales una gran parte beneficiaba a sectores privilegiados y corregir las distorsiones debidas a tarifas baratas que por años habían acicateado el consumo de la energía en un contexto de creciente escasez del insumo. Ese impulso inicial, sin embargo, no se sostuvo, y el oficialismo recayó en su matriz de tarifas baratas para todos, como señaló oportunamente Marcelo Zlotogwiazda. En política energética, el único resultado concreto de la sintonía fina fue la incorporación del CEO Miguel Galuccio, un ejecutivo de reconocida experiencia, para comandar la reestatizada YPF.

La frustración de la sintonía fina también se expandió al esquema del transporte y en las medidas para enfrentar las dificultades en el flanco externo y cuidar las reservas, cuyo ejemplo más claro fueron la restricción a la compra de dólares y la restricción a las importaciones. Ambas se caracterizaron por improvisación y falta de claridad en la comunicación, que terminaron realimentando el feedback negativo y la distorsión de las expectativas (por casos, con empresas que sufrieron  inconvenientes para producir por falta de insumos, con el consiguiente impacto en la oferta, conspirando así contra el objetivo inicial de expandirla). “El curso de la política cambiaria (con un control inicialmente más suave y a posteriori sumamente acentuado), careció de timming, gradualidad y no contó con una adecuado “trabajo previo” sobre las expectativas. La sustanciación de las medidas tiene que ser aplicada en el mediano y largo plazo pero a través de un proceso gradual. Y estas falencias generan dudas y chocan contra el poder del mercado”, explicaba oportunamente el economista Andrés Méndez.

Así, la carencia de instrumentos adaptados a la sintonía fina junto con la falta de decisión política para sostener el impulso inicial de la segunda gestión terminaron por frustrar la posibilidad de actuar de manera asertiva sobre las expectativas. Al respecto, Méndez citaba a John Neville Keynes (padre de John Maynard Keynes), quien recomendaba en el siglo 19 que los policy makers tengan “arte”. “¿Qué quiere decir esto? Que hagan política económica, que no choquen con la sociedad, sino que vayan en la misma dirección que la sociedad. En otras palabras, que no sean rechazados por la sociedad”.

El gobierno necesitó que a las restricciones económicas se le sumaran las restricciones políticas para decidirse a retomar el concepto de sintonía fina y consagrar a un nuevo CEO para la nueva etapa del kirchnerismo de transición. A las dotes ejecutivas empresariales de Galuccio en YPF, Jorge Capitanich le añade cintura y experiencia política, convirtiéndose así en un jefe de gabinete-primer ministro con visibilidad y juego propio para llevar adelante aquella frustrada tarea, ahora que el retiro de CFK del primer plano forzado por razones de salud se acompasó en el oficialismo con la recuperación de cierta dosis del consenso que miden las encuestas. 

4 comentarios:

  1. Terminando el 2013 uno puede mirar en retrospectiva y analizar lo que paso en la política en los últimos años. En mi criterio el tan usado y alabado 54% por el cual se rigió la política argentina estos años, ya no es el mismo. Si bien hay que aceptar que la política Kirchnerista se sigue manteniendo fuerte luego de varios mandatos consecutivos, ha perdido influencia y respecto de varios sectores e nuestra sociedad. Esta política ha tenido aciertos y errores, y muchos aciertos disfrazados de errores como por ejemplo el cierre a las importaciones. Si un país quiere hacer progresar a las industrias y fomentar la economía nacional tiene que darle los recursos para poder lograrlo a todas y cada una de las empresas e industrias y no dejar a la deriva a una parte de la demanda de productos. Otro ejemplo puede ser la tan comentada ley de medios, o ley de medios K como la nombran algunos. Ley que hacia falta renovar desde hace muchos años, pero la forma en la que fue implementada, una clara y para nada oculta pelea con grupo clarín, no es la mejor forma de lograr la unión y el consenso del pueblo. Con esto no quiero decir que Clarín tenga "razón", sino más bien que en el marco de esta ley se observa una sociedad dividida y la pregunta recurrente pareciera ser: y vos de que lado estas?. Argentina en este 2013 se encuentra dividida, cuando en realidad se necesita unión para llevar adelante a este país. Por otro lado el clima en las calles no es el mismo que hace 10 años. Por un lado hay un marcado aumento por la política, como hacía años no se veía, y por el otro las preocupaciones latentes de las personas por el que va a ser de mañana. Pareciera que el modelo Kirchnerista esta emprendiendo un cambio, y no sólo porque su mandataria haya dejado el duelo y se muestre de otra forma ante sus allegados, sino también por los cambios que se hicieron en el gabinete, y por los demás cambios que en mi criterio van a venir. Falta largo rato para las elecciones de 2015, segura van a surgir nuevos candidatos, uniones entre partidos o desuniones entre los mismos, como ya dije, hasta 2015 falta mucho camino por recorrer y en la política argentina pueden cambiar muchas cosas.

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  2. Gracias por tu aporte, Antonella! Luego te hago algún comentario respecto a tus palabras... volveremos sobre estos temas. Saludos!

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  3. Hablar de la política de un país es ingresar en el mundo de las predicciones y las opiniones. Opiniones que forman parte de la conocida espiral del silencio, presente hace muchos años, y donde más de uno lo “toca de oído” y otros realmente ahondan en los temas de política nacional y provincial.
    Según encuestas realizadas días antes a las Elecciones Legislativas, el panorama era bastante cambiante respecto a lo sucedido durante las PASO. Y es aquí donde la presidencia y su “sintonía fina”, dejan en tela de juicio muchas decisiones. Por ejemplo, uno de los resultados arrojados en el corriente año señalan que la evaluación que hace la gente sobre la gestión de Cristina Fernández de Kirchner, tiene poca diferencia en cuanto a la desaprobación total y parcial; es decir, el primer índice indica un 37,97 por ciento, mientras que la desaprobación parcial es del 34,66 por ciento. El porcentaje que la avala en su totalidad es de 10,12 por ciento.
    Si bien el panorama del modelo actual demuestra estar en procesos de un cambio (con nuevas caras en el gabinete que a su vez tienen mas contacto con la prensa por ejemplo) y estable en el poder después de tantos años, tenemos dos años mas para ver realmente que va a suceder. Pero como señala la presente nota, la sintonía de una serie de medidas viene con atraso y muchas con fracasos. Tanto las ciudades como las provincias debemos estar atentos, porque las cosas siguen su camino y no sabemos a donde nos van a llevar; es más o menos como cita el economista Andrés Méndez, “La sustanciación de las medidas tiene que ser aplicada en el mediano y largo plazo pero a través de un proceso gradual. Y estas falencias generan dudas y chocan contra el poder del mercado”. Tal es el caso que sucede con la promulgación de la nueva Ley de Medios, los procesos aparentan ser graduales pero en un abrir y cerrar de ojos se pretende dar un giro total un marco donde todo “parecía” estar en orden. Y cabe destacar que no es necesario opinar desde alguno de los lados de la “grieta”, sino, que es empezar a defender lo nuestro, actuar, tener pensamiento crítico y saber elegir, aunque no todo lo que “brille sea oro”.
    Entonces, ¿Por donde sería correcto empezar para dejar de “fracasar” y ser factor de un cambio social?

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  4. Gracias por tu aporte, Paola! Al igual que con los anteriores, luego agrego algún otro comentario respecto a tus palabras... volveremos sobre estos temas. Saludos!

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