El perfil dual del jefe de gabinete Jorge Capitanich –economista con cintura y experiencia política- reestrenó el concepto de sintonía fina en la administración y fiscalización
de las cuentas oficiales. Detrás subyace el objetivo latente de reducir
el gasto o mejorar su calidad, dada la resonancia negativa que tiene para el “relato”
cualquier concepto cercano a la palabra ajuste. Allí se inscribe el avance de Capitanich hacia un esquema de financiación que aplique sintonía fina al Fútbol para Todos
incorporando la venta de derechos de televisación del fútbol local al exterior (para
que los recursos no sean íntegramente aportados por el Estado), a la vez que una
revisión de las cuentas de los clubes.
Esa acción se inscribía en un marco general que incluía,
en tándem con el ministro de Hacienda Axel Kicillof, un análisis de los
subsidios (en particular los energéticos) otorgados a privados. La
impronta propia de Kicillof se expresa, en ese contexto, en el seguimiento
desde el área de Competitividad de la rentabilidad de las empresas, información
que podría servir de base para revisar subsidios a privados en función de los
resultados obtenidos.
Durante las primeras semanas, este giro
en la política económica logró dos fuertes golpes de efecto: el primero fueron
los acuerdos ante el CIADI, en los que
el país se comprometió a pagar una deuda de más de u$s 600 millones con cinco
empresas estadounidenses a cambio de poner fin a los juicios iniciados. El
segundo fue el preacuerdo con la petrolera
española Repsol para el pago de una compensación por la expropiación del 51%
del paquete accionario de YPF, en un monto cercano a los u$s 5.000 millones. Ambos hechos
fueron incluso saludados por funcionarios estadounidenses, lo que significó descomprimir una relación bilateral que venía muy complicada (amén de oxigenar el vínculo con España, en el caso particular del tema Repsol).
Esos
avances, junto con la moderada expectativa generada por la salida de Guillermo
Moreno, crearon un ambiente más amigable con el entorno de negocios, al punto
que el presidente de Fiat
Argentina, Cristiano Rattazzi (habitual crítico de las políticas
oficiales en los últimos años), llegó a afirmar que "hay muy buen ambiente de negocios, el país
está reencaminándose en serio", y consideró que la "política
económica se está reencauzando", en una entrevista con Télam en el marco de la
19na.Conferencia Industrial de la Unión Industrial Argentina (UIA). "Más que los cambios de Gabinete, me encantó el cambio de actitud del
Gobierno", manifestó entonces Rattazzi.
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