El “efecto sinceramiento” al que venimos aludiendo en las entradas recientes todavía se da más en el plano de las expectativas que en la evaluación de imagen y aprobación presidencial de Mauricio Macri. El ciclo funciona aproximadamente de esta manera: con posterioridad al ballotage del 22-N, vimos una escalada en las expectativas positivas de fin de año que traccionó las opiniones favorables al nuevo presidente en órdenes de magnitud por encima del guarismo obtenido en la segunda vuelta (51,34%). Así, la imagen positiva se ubicaba por arriba del 60% en la mayoría de las encuestas en diciembre de 2015, con posterioridad a su asunción al cargo. Esas evaluaciones positivas se mantuvieron, con algún matiz, en el mes de enero de 2016.
Ahora, en el plano de las percepciones a futuro ya se advierte en varias mediciones que el pesimismo supera al optimismo: el 47,1% de "sentimientos negativos" contra 44,3% de sentimientos “positivos” en la encuesta de Ibarómetro, el 40,2% que cree que la economía del país estará "peor o mucho peor" (contra 35% cree que estará "mejor o mucho mejor"), el 39% que cree que su economía personal estará "peor o mucho peor" (contra el 26,2% cree que su economía personal estará "mejor o mucho mejor") y el 62,3% cree que los aumentos salariales de este año "no superarán la inflación", contra un 15,8% que considera que "sí" lo harán, dimensiones que mide la encuesta de Management & Fit. Una línea descendente también se advierte en el estudio más reciente de Poliarquía, según el cual las expectativas positivas del futuro del país bajan 6 puntos porcentuales, ubicándose en 63% (en este caso, aún en terreno positivo); el índice de optimismo ciudadano desciende 33 puntos y se sitúa en +7; el índice de confianza del consumidor cae 15,6% y vuelve a los valores de diciembre de 2014, y aumentan las expectativas de alta inflación para los próximos tres meses (un 32% considera que los precios subirán "mucho"). Más allá de los matices entre mediciones, surge un hilo conductor en el cual se advierte una transición desde el pensamiento desiderativo hacia una mirada más “realista” y permeada por una coyuntura económica difícil; de ahí que hablemos de “efecto sinceramiento”.
En este marco, el panorama que nos devuelve febrero no es el de un desplome de la imagen de Macri, pues las evaluaciones positivas, en general, siguen siendo superiores a las negativas (ver datos arriba). Veamos: según la consultora CEOP (de Roberto Bacman), la imagen positiva alcanzó 54% en febrero de 2016, lo que marca un descenso de 10 puntos respecto a la medición de diciembre de 2015. Según ese estudio, la negativa trepó al 41% en febrero pasado, lo que marcaría que toda la merma de imagen favorable se fue a la desfavorable. En la encuesta de Rouvier y Asociados, la positiva alcanza 60,5% (con una baja de 10,8 puntos porcentuales comparada con diciembre) y la negativa 35% (con una suba de 9 puntos porcentuales). En tanto, en el estudio de Ibarómetro las opiniones positivas llegan al 55,9% (con una merma de 9,7 puntos porcentuales respecto a la encuesta anterior) y las negativas al 37,6% (crecen 12,3 puntos porcentuales).
En síntesis, el descenso que vemos en la imagen de Macri es más bien un soft-landing (aterrizaje suave) que una caída en picada. Si hacemos un promedio de esas tres mediciones, la imagen positiva ronda los 57 puntos (56,8%), con lo cual el presidente se ubica por encima del 50% crítico (nivel por debajo del cual, citamos antes en este post, entraría en la “zona de riesgo” de Morris). Si hacemos un promedio de las negativas, obtenemos casi 38 puntos (37,8%). Otro dato notable es que la merma en imagen positiva decanta en los tres casos en un aumento correlativo de la negativa (con exactitud aritmética en el estudio de Rouvier y con aproximaciones en las otras dos mediciones). Esto confirma que hay un arrastre relativo, no lineal, entre la caída de las expectativas, donde en muchas dimensiones ya se advierten más pesimistas que optimistas, y el descenso en imagen, donde el saldo todavía sigue siendo favorable a Macri.
Concepto acuñado por el filósofo inglés Joseph Glanvill, el clima de opinión nos rodea. Existen ciencias para medirlo, pero también hay lugar para lo inesperado, tal como el aleteo de una mariposa en Pekín puede desatar un huracán en México que contraríe el pronóstico del tiempo. Este blog de tendencias de opinión pública e influencia social pretende aportar elementos al "sensor cuasiestadístico" con que sondeamos el ambiente y ser un foro para intercambiar puntos de vista.
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