De nuestra más reciente serie de posts dedicados a distinguir el malhumor del malestar se desprende que los movimientos que subyacen a la coyuntura son los que tienen mayor poder interpretativo, puesto que los efectos socioeconómicos a mediano y largo plazo son los que siempre terminan por imponerse. En este contexto, creemos, hay que distinguir en las encuestas propias y ajenas que periódicamente analizamos en este blog aquellas variaciones que, por un lado, resultan estadísticamente significativas de aquellas que no, por una cuestión de estricto rigor metodológico; y, por otro lado, también diferenciar aquellos datos que tienen que ver con lo que las encuestas captan a nivel de superficie y es permeable a los vaivenes de la coyuntura y el corto plazo, de aquellos otros movimientos que obedecen a tendencias más profundas en el tiempo. Veamos:
Ayer, domingo 10 de julio, el diario Clarín publicó una encuesta realizada por la consultora Ipsos junto con la Universidad de San Andrés. Con datos levantados en junio, según la medición, la imagen del presidente Mauricio Macri es mayoritariamente aprobada, con un 54 %. La encuesta se llevó a cabo a través de un cuestionario aplicado a una muestra de 1.000 personas (50 % hombres y 50 % mujeres) de entre 16 y 55 años de diferentes partes del país, con acceso a Internet. Se buscó una población de distintos niveles socioeconómicos y educativos. El mismo día, Página 12 publicó otra encuesta, en este caso del CEOP (consultora que dirige Roberto Bacman). Aquí, la muestra fue de 1.200 personas en todo el país, respetando las proporciones por edad, sexo y nivel económico-social, y las entrevistas fueron telefónicas. Según esta encuesta, la imagen positiva de Macri roza el 44% (43,9%), en tanto que la negativa trepa al 51,3%. Así, en apariencia tenemos dos fotos muy diferentes de la coyuntura. Sin embargo, un examen más atento nos permite descubrir algunos puntos de contacto ilustrativos, como veremos.
La primera clave es metodológica: si observamos el fraseo con que el estudio de Ipsos-San Andrés midió la aprobación (ver datos arriba; click para agrandar), se puede apreciar que hay dos alternativas positivas netas: aprueba mucho (que recogió 17% de las respuestas) y aprueba algo (30%). El cálculo llega al 54% sumándole un 7% que se identificó con el fraseo “ni aprueba ni desaprueba, pero se inclina hacia el aprueba”; es algo así como el “regular más bien bueno” que hemos citado en otros posts, pero en rigor esa respuesta no era de aprobación ni de desaprobación; era equivalente a un regular, que tanto podemos tomar como neutro o como un primer nivel de malestar. Es decir que la aprobación neta en este estudio es del 47%, no del 54%, y ese 47% no es tan diferente del casi 44% que vemos en la encuesta del CEOP (ver datos abajo; click para agrandar). Máxime aún considerando que la primer encuesta tiene un error muestral de +- 3,1% (+-2,8% en la del CEOP).
Es decir que, aun comparando aprobación con imagen positiva (que no es estrictamente lo mismo), la diferencia no es tan sustantiva. Hay que considerar, además, que mientras la primera medición fragmenta las opciones de respuesta en 6 (sin contar la no respuesta, es decir, el ns/nc), incluida alternativas intermedias bifrontes (ni aprueba ni desaprueba, pero con una inclinación hacia una y otra posición), la segunda fragmenta en 4 opciones de respuesta (muy positiva, algo positiva, algo negativa y muy negativa), sin opción intermedia (no existe el regular, lo que fuerza la polarización de las opiniones). En ese marco, la mayor diferencia aparece en el terreno de la calificación desfavorable, que en el estudio de Ipsos-San Andrés alcanza el 33% neto (hasta 40% si se le suma el 7% que se identificó con la opción “ni aprueba ni desaprueba, pero se inclina hacia el desaprueba”, mientras que en la encuesta de CEOP trepa hasta el 51,3%. En cambio, ambas coinciden en ubicar el acompañamiento a Macri por debajo del 50% de la “zona crítica” de Morris (si bien en el caso de Ipsos-San Andrés el error muestral da margen para pensar en un 50% como intervalo superior) y en un orden de magnitud por debajo del 51,3% obtenido por el actual presidente en el ballotage del 22-N.
Concepto acuñado por el filósofo inglés Joseph Glanvill, el clima de opinión nos rodea. Existen ciencias para medirlo, pero también hay lugar para lo inesperado, tal como el aleteo de una mariposa en Pekín puede desatar un huracán en México que contraríe el pronóstico del tiempo. Este blog de tendencias de opinión pública e influencia social pretende aportar elementos al "sensor cuasiestadístico" con que sondeamos el ambiente y ser un foro para intercambiar puntos de vista.
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