Mientras en los últimos días aparecieron diversos estudios con datos contrapuestos, completamos nuestra serie de posts dedicados a destacar las tendencias profundas en las que hay convergencia por debajo de los vaivenes de la coyuntura. Cerrábamos la entrada anterior destacando el sesgo clasista, en el sentido de que diversas mediciones consolidan que el perfil perceptivo del actual gobierno es que favorece más a la clase alta que a la media y baja: la primer consultora en marcar esto fue Ibarómetro en fecha temprana (febrero de 2016), y su serie longitudinal de mediciones arroja que esa percepción creció mientras avanzó la gestión de Cambiemos, hasta llegar al 59,4% en junio pasado, en tanto que para el CEOP en julio esa percepción alcanza el 60,6% (diferencia de 1,2 puntos porcentuales que es estadísticamente significativa). Para Carlos Fara, la percepción sobre para quién gobierna Macri se traduce en un 50%, por lo que se puede concluir que todas las mediciones conciden en marcar ese sesgo de clase alta. Lo mismo se obtiene cuando se miden estas percepciones en distritos clave como es el caso de nuestra provincia: según un estudio de Gustavo Córdoba y Asociados de junio pasado, para el 43% las políticas y el modo de pensar de Mauricio Macri favorecen a quienes más tienen, un 16,3% interpreta que favorecen a la clase media, sólo un 5,8% cree que benefician más a quienes menos tienen, 22,7% cree que favorecen a todos por igual, 2,7% que no favorecen a ningún sector y 9,6% no sabe.
También hay convergencia en otros datos clave. Veamos: según el estudio citado de Ipsos/San Andrés, si se tratara de un examen el Gobierno aprobaría con lo justo. Una puntuación promedio de 4,8 fue el resultado que obtuvo en una encuesta sobre "cómo marchan las cosas en el país", basada en una escala del 1 a 10. Aunque la escala es diferente, su equivalencia aritmética con una escala del 1 al 100 ratifica que la presidencia de Mauricio Macri se ubica un poco por debajo del umbral del 50% que hemos denominado como “zona crítica de Morris”, dato en lo que convergen diversos estudios. Quienes más satisfechos están con las riendas que toma el país son los de mediana edad. El rango comprendido entre los 25 y 34, brindaron un puntaje de 4,9, aunque los más jóvenes (de 16 a 24) y los más grandes (de 45 a 55) indicaron un puntaje casi igual (4,8). Los más disconformes, con 4,6, serían las personas entre 35 y 44 años.
Respecto a las áreas de política pública, el sondeo remarca que aquellas en la que la gente está más satisfecha son relaciones exteriores y promoción del turismo (ambas en el podio con 5,3 puntos). Ciencia y Tecnología, gestión de Medios de Comunicación y relación con las provincias y los gobernadores son ejes que también lograron cruzar los 5 puntos. Mientras tanto los temas con menor satisfacción popular fueron Economía (4,2); Empleo (4,0) y Seguridad (3,9). Un panorama similar, aunque más crítico, es el que arroja el último estudio nacional del consultor Carlos Fara, según el cual el Gobierno sólo es aprobado en lucha contra la corrupción y política exterior; el resto de los ítems son mal evaluados (es decir, con calificaciones favorables por debajo de la mitad de la escala, 5 de 10 o 50 de 100).
En tanto, la encuesta del CEOP que citamos también indagó la perspectiva a futuro; ahí subsiste la polarización que se plasmó en el ballotage del 22-N. Cuando se le pregunta a la gente si las cosas van a mejorar en su casa, casi la mitad dice que sí y la otra casi mitad dice que no (48,1% y 47,4%; ver datos arriba, click para agrandar). En tren de expectativas, Macri cuenta aún con cierto crédito en el sentido de que un segmento de la opinión pública dice que no hay más remedio, que las medidas que se adoptan son dolorosas, pero que las cosas van a mejorar. El estudio de Carlos Fara arroja guarismos parecidos (aunque un tanto más desfavorables) cuando mide la expectativa no a nivel micro como el CEOP, sino a nivel macro: un 50 % cree que el país va por el camino equivocado, frente al 45 % que piensa que va por el lado correcto, y también confirma que el presente se evalúa con pesimismo, como CEOP había anticipado ya hace un tiempo: sólo el 26% tiene sentimientos positivos sobre la situación del país, contra un 70% que posee un ánimo negativo.
Concepto acuñado por el filósofo inglés Joseph Glanvill, el clima de opinión nos rodea. Existen ciencias para medirlo, pero también hay lugar para lo inesperado, tal como el aleteo de una mariposa en Pekín puede desatar un huracán en México que contraríe el pronóstico del tiempo. Este blog de tendencias de opinión pública e influencia social pretende aportar elementos al "sensor cuasiestadístico" con que sondeamos el ambiente y ser un foro para intercambiar puntos de vista.
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