viernes, 4 de noviembre de 2016

Promedios de cara a la elección de medio término (2)


El mismo repaso de promedios que hicimos a nivel nacional podemos ensayarlo para distritos clave. El primero de ellos es provincia de Buenos Aires (PBA), que implica un 38% de los votos a nivel nacional. Como hemos visto, PBA arroja un escenario complicado para el oficialismo: considerando el promedio de encuestas revisadas (Rouvier, Burdman, Dicen), hoy Cambiemos está disputando el segundo lugar con el Frente Renovador (22,1% a 27,9%). La diferencia de 5,8 puntos porcentuales apenas puede considerarse estadísticamente significativa; lo mismo puede decirse de la diferencia de 4,1 puntos porcentuales entre el FPV y el Frente Renovador (ver datos arriba; click para agrandar). 

Como consuelo para el oficialismo, Cambiemos aparece mejor posicionado en los escenarios medidos por signo político (es lo que vimos en el estudio de Julio Burdman) que en aquellos donde se miden precandidatos. En ese marco, un problema central para el gobierno es que las figuras opositoras que pueden ser cabezas de lista en 2017 son de mucho peso (Sergio Massa, Cristina Fernández de Kirchner, Daniel Scioli, Margarita Stolbizer, es decir, una presidenta mandato cumplido y ex candidatos a la presidencia). En la misma línea, la historia electoral muestra que un revés electoral en PBA suele comprometer la gobernabilidad a nivel nacional. Asimismo, pese a la imagen positiva de la gobernadora María Eugenia Vidal, tradicionalmente las elecciones en ese distrito se resuelven por el clivaje nacional (recordemos que en las legislativas de medio término de 2009 el kirchnerismo perdió en PBA llevando como candidato testimonial al gobernador Daniel Scioli, pese a que él estaba menos desgastado que CFK y Néstor Kirchner en aquella coyuntura). 

En tercer término, la falta de una figura política de peso propia que pueda ser candidato en esa elección (la alternativa Vidal estaría descartada en función de su cargo ejecutivo, salvo que Cambiemos quisiera emular la fallida experiencia de candidatura testimonial del FPV con Scioli) hace al gobierno relativamente dependiente de una figura díscola dentro de Cambiemos, como es la de Elisa Carrió. Por contrapartida, en Capital Federal (CABA), el panorama es más favorable al oficialismo. Cambiemos aparece firme como primera minoría, aunque la incógnita pasa por la definición de candidatos, dado que uno de los que mejor mide en ese distrito (Martín Lousteau) tiene una posición incierta dentro del frente (de hecho, en el ballotage del jefe de gobierno del 2015 puso en riesgo la victoria del PRO). Con matices, la situación tiene ciertos paralelismos con la que presenta Carrió respecto a Cambiemos en PBA. Pero, en principio el predominio electoral del PRO en el distrito debería permitirle conservarlo como bastión en la elección del 2017.

En Córdoba, en tanto, el panorama es abierto. Como en PBA, Cambiemos mide mejor como signo político que cuando se sondean precandidatos, escenarios en los cuales hoy aparece en clara desventaja frente al ex gobernador José Manuel De la Sota (quien llega a duplicar a los precandidatos de Cambiemos en las encuestas), aliado nacional de Sergio Massa en UNA. Pese a que Córdoba acompañó masivamente a Macri en el ballotage, el resultado testigo de cara al 2017 es el de las primarias de 2015, puesto que esa provincia es bastión de Unión por Córdoba desde 1999 y su sello político integra en frente UNA a nivel país. Siendo la elección de 2017 nacional y con Massa y De la Sota sosteniendo sus proyectos presidenciales de cara al 2019, no hay chances de que Cambiemos puede aplicar en Córdoba una suerte de “teoría de las dos canastas”. Asimismo, la alta fragmentación que arrojan las encuestas allí también augura un panorama reñido. Finalmente, en Santa Fe, bastión del socialismo desde el 2007 (como Capital para el PRO), el ascenso de Omar Perotti en el peronismo (visible en las elecciones del 2015 y también en las encuestas) obtura las chances de que Cambiemos pueda consolidarse como alternativa en un distrito en el que no gobierna.

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