La última vez que hubo una elección de medio término así de reñida en provincia de Buenos Aires fue en 2009, cuando Francisco de Narváez (opositor) se impuso a Néstor Kirchner y Daniel Scioli del FPV (este último, como candidato “testimonial” por su buena imagen como gobernador de la provincia) por 34,7% a 32,2%. ¿Es posible que CFK sea este año la opositora que se imponga al oficialismo en las PASO (el resultado en octubre es un albur) por una diferencia similar a la del 2009 (es decir, en torno a los 2 puntos)? Algunos elementos de contexto alimentan esta especulación. Recientemente, el periodista Ernesto Tenembaum apuntó que en el primer semestre del 2017 la confianza del consumidor cayó un 8,5%, ubicándose así al mismo nivel que el peor momento de los 12 años kirchneristas, precisamente cuando Francisco de Narváez derrotó a Néstor Kirchner en la provincia de Buenos Aires por 2,5 puntos porcentuales. La ventaja que muestra el promedio de las encuestas a favor de CFK sobre Cambiemos resulta consistente con ese antecedente. “El Índice de Confianza del Consumidor está en los niveles más bajos desde principios del 2003, compitiendo de igual a igual con lo que sucedía en 2009”, remarcó Tenembaum (ver datos arriba; click para agrandar).
Al mismo tiempo, la Confianza en el Gobierno cayó 9,5%, lo que alimenta la hipótesis de complicación en las perspectivas electorales del gobierno de Cambiemos, puesto que ambos indicadores convergen en lugar de mantenerse separados, como sucedió durante mucho tiempo de la gestión de Mauricio Macri. “Lo lógico es que las expectativas dependan de la situación actual de la persona encuestada. Si a alguien le va bien, es razonable que crea que todo va a mejorar, o viceversa. Sin embargo, en la era macrista las curvas se separaron de manera muy tajante. La mayoría de los argentinos estaban mal pero creían en el futuro: las expectativas buenas convivían con una realidad angustiante. Y de eso se derivaba la buena imagen del Gobierno: era quien podría solucionar los problemas del presente. Eso parece haber cambiado en los últimos meses. Se habría terminado ‘el aguante’, para usar un término del sociólogo Eduardo Fidanza. Las expectativas bajaron abruptamente y, con ella, la imagen del oficialismo", evaluó Tenembaum.
Como dato consuelo para el oficialismo, Tenembaum evaluaba que el nivel de Confianza en el gobierno se situaba en un lugar promedio entre el que tenía Cristina cuando ganó con el 54% y cuando Daniel Scioli fue derrotado fue derrotado en segunda vuelta por Mauricio Macri. “Dado que Cambiemos no aspira a obtener grandes mayorías, ese dato puede ser definitorio en los próximos meses”, apuntaba. Sin embargo, en la última medición el ICG volvió a caer, marcando el mínimo histórico en lo que va de la gestión Macri. Así, alcanzó un valor de 2,24 en julio, con un descenso de 1,9% en el último mes y una caída interanual de 17%, si bien se ubica un 24% por encima del nivel observado en el último mes del gobierno de CFK. ¿Podrá Cambiemos capitalizar ese contraste? "Al votar, las personas evalúan la gestión de un Gobierno. Es raro que voten al oficialismo porque se opone al Gobierno anterior. En ese razonamiento están los límites de la estrategia anticristinista. Tal vez, a último momento, Cristina vuelva a juntarle votos a Macri. Pero el Gobierno debería dar razones positivas para votarlo y la percepción de que eso ocurra cae abruptamente en las últimas mediciones”, apuntaba Tenembaum.
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