El ajuste por venir también puede empeorar el ya alicaído humor de los consumidores argentinos. El Índice de Confianza del Consumidor (ICC) cayó 3,1% en octubre con respecto a septiembre, según el Centro de Investigación en Finanzas de la Escuela de Negocios de la Universidad Torcuato Di Tella; en términos interanuales, el indicador muestra una baja de 36,1% respecto a octubre de 2017 (ver datos arriba; click para agrandar). El indicador se basa en encuestas realizadas entre el 28 de septiembre y el 11 de octubre. Según Juan Cruces, director del Centro de Investigación en Finanzas, en términos de distribución territorial, la confianza del consumidor cae 6,7% en el interior del país, baja 1,7% en el Gran Buenos Aires y desciende 0,5% en Capital Federal. Vale decir, aunque hay matices, el bajón es generalizado y transversal a toda la geografía del país.
Para ponderar la profundidad del bajón, pensemos que esto implica que el humor de los consumidores argentinos se encuentra hoy en su punto más bajo de los últimos 14 años y que en el estratégico conurbano bonaerense ya está en niveles de crisis del 2002. Como apuntó oportunamente el economista Sergio Chouza, “el indicador que realiza el centro de investigación del actual presidente del BCRA muestra que la confianza de los consumidores en la economía ya registra los niveles más bajos desde la crisis de 2001/02, con un deterioro acumulado de 27,3% desde 2015” (ver datos arriba; click para agrandar). En rigor, esta tendencia fue anticipada ya hace tiempo: en agosto pasado, un informe de la consultora Ecolatina adelantaba lo que se venía: “el salto cambiario aceleró la inflación, hizo volar la tasa de interés y provocó desconfianza, lo que frenó bruscamente al consumo. El gasto en bienes durables y turismo emisivo, que trepaba a tasas chinas, pasó a caer fuertemente, y el consumo masivo volvió a descender (…) Las expectativas para el segundo semestre no son alentadoras. La pérdida de ingreso real de las familias (salarios, prestaciones sociales y empleo) más la elevada tasa de interés, generarán una contracción del consumo privado en la segunda mitad del año (…) se espera una significativa reducción del consumo público (que sólo representa 15% del consumo agregado) para cumplir con las restrictivas metas fiscales acordadas con el FMI". De ese modo, la consultora pronosticaba que el principal componente de la demanda interna presentaría una caída ‘significativa’.
El reporte más reciente de la misma consultora no permite abrigar ningún optimismo a futuro. Ecolatina estimó que habrá "una fuerte contracción en el volumen de ventas y un mayor consumo a plazo". Según esa entidad, la aceleración de la inflación a partir de septiembre, producto del salto del dólar a fines de agosto (esperan un aumento del nivel de precios cercana al 20% en los últimos cuatro meses del año), "continuará deteriorando el poder adquisitivo de los trabajadores, ya que las recomposiciones salariales que se vienen logrando en las últimas semanas -de manera aislada y solo afectando al sector privado formal- apenas atenuarán la caída del salario real, que en promedio caerá más de 11% interanual en el último cuatrimestre del año". En ese marco, Ecolatina pronostica que entre septiembre y diciembre el ingreso disponible de las familias tras el pago de servicios públicos se contraerá en mayor magnitud producto de que en los últimos cuatro meses del año tendrá lugar un aumento superior al 20% de los bienes y servicios Regulados, incrementando los gastos fijos (gas, electricidad, Transporte y combustibles) de los hogares, reduciendo aún más la cantidad de dinero disponible para volcar en el consumo de otros bienes. "Por este motivo, para los próximos meses es de esperar que los comportamientos identificados en agosto (caída del consumo, avance del canal mayorista, aumento de compras bajo promoción e incremento del uso de tarjetas de crédito) se intensifiquen en el último tramo del año (…) Asimismo, pasado el mundial y con un dólar más caro, esperamos un desplome de las compras de electrodomésticos (y demás bienes durables)", destaca la consultora. A octubre de 2018, las ventas en locales físicos descienden entre 9% y 10%, lo que confirma la contracción del consumo (ver datos abajo; click para agrandar).
Veamos ahora el impacto en datos reales dentro de plazas clave: las ventas minoristas de los comercios Pyme de la provincia de Córdoba cerraron octubre con una caída de 8,6% respecto a igual mes del 2017, lo que es la mayor contracción registrada en lo que va de 2018. Este ajuste está generando cambios en el hábito de consumo: según un monitoreo del Centro de Estudios Metropolitanos (CEM), el 73% de las personas que viven en Capital Federal y el conurbano confesó haber cambiado sus hábitos de consumo por razones económicas. Eso incluyó cambios en las marcas de los productos de consumo habitual para ahorrar. Asimismo, el porcentaje de personas que reconoce que alguien de su hogar sufrió hambre por razones económicas subió al 35% (una suba de 14 puntos porcentuales contra el 21% registrado a principios del 2018). En ese marco, un 62% de las personas en ese conglomerado respondieron que no les alcanza el sueldo o el ingreso familiar, mientras existe un 61% que asegura que su situación económica es peor o mucho peor en relación hace un año. En el caso de Ciudad Autónoma de Buenos Aires (CABA), esas tendencias deben leerse en el marco del deterioro socioeconómico que vive el distrito: según las estadísticas de la ciudad, la pobreza en CABA es de 17,2%, 6 pp más alta que la que midió el Indec (11,2%). Hasta el primer semestre de este año, 21 mil personas pasaron de pobres a indigentes, 76 mil personas se “cayeron” de la clase media (ver datos abajo; click para agrandar). En conjunto, todo esto confirma un proceso de movilidad social descendente, efecto socioeconómico de la gestión Cambiemos que en la consultora Delfos detectamos a nivel nacional a fines de 2017, con una caída de 5% de la clase media en dos años de gobierno de Mauricio Macri. Asimismo, se estima que el poder adquisitivo de los argentinos cayó un 17% desde la llegada de Macri a la Casa Rosada.
Concepto acuñado por el filósofo inglés Joseph Glanvill, el clima de opinión nos rodea. Existen ciencias para medirlo, pero también hay lugar para lo inesperado, tal como el aleteo de una mariposa en Pekín puede desatar un huracán en México que contraríe el pronóstico del tiempo. Este blog de tendencias de opinión pública e influencia social pretende aportar elementos al "sensor cuasiestadístico" con que sondeamos el ambiente y ser un foro para intercambiar puntos de vista.
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