En la misma línea, una encuesta de D´Alessio/IROL arroja que 52% cree que la performance de la selección influye en gran medida en el humor argentino, 30% piensa que impacta en alguna medida y apenas 17% que lo hace poco o nada (gráfico arriba). Así, un promedio de 68% de los votantes asigna a los resultados mundialistas un efecto palpable en el estado de ánimo. Por supuesto, la comunicación es un factor clave en esa variable: respecto a eso, en la cobertura del certamen se advirtió claramente una “grieta” entre el sistema de medios hegemónico adverso al actual gobierno nacional, que funcionó de manera articulada con la oposición apostando al malestar social, vs el tratamiento visible en los medios de mayor afinidad con el oficialismo.
¿Se expresa esa grieta de alguna manera en el electorado? Parcialmente: un estudio de Trespuntozero detectó que 36,2% de los electores del Frente de Todos (FDT) creía que un buen resultado en Qatar mejoraría el humor social de cara a la elección presidenciales 2023, mientras que entre los votantes de Juntos por el Cambio (JXC) apenas 8,4% opinaba lo mismo. El escepticismo en cuanto al impacto del efecto mundial también mostró grandes matices: 56,6% entre los electores del FDT y 83,3% en JXC (gráfico arriba).
D´Alessio/IROL también indagó en ese punto: para el 26% de los votantes la performance de la selección argentina influye en gran o en alguna medida en las posibilidades electorales del gobierno, mientras que 71% le asigna poco o nada de influencia (gráfico arriba).
En tanto, según Giacobbe, para casi 20% de los electores obtener el campeonato del mundo podría impactar de manera sensible, sumando intención de voto a favor del kirchnerismo; por otro lado, según 77,6% no modificaría el voto (gráfico arriba). Por supuesto, la distancia temporal entre un campeonato y el turno electoral siguiente no es un tema menor: en 1986 la selección ganó el mundial, lo que no impidió la derrota del gobierno nacional de entonces en la elección de medio término de 1987, envuelto en una grave crisis económica. Sin embargo, ese punto también aporta una clave: aunque el triunfo de ayer tenga un efecto a corto plazo en el humor social, el impacto a mediano y largo plazo podría venir de la mano de su efecto socioeconómico. De acuerdo a un estudio de la Universidad de Surrey (Reino Unido), que toma en cuenta estadísticas econométricas desde 1961, el país del equipo que gana el mundial suele recibir un crecimiento extra de 0,25 puntos porcentuales en su Producto Interno Bruto (PIB) en los dos trimestres consecutivos a la victoria. Gran parte del impulso deviene de un crecimiento en las exportaciones, ya que un campeonato aporta mayor visibilidad para los productos y servicios del país en el mercado global.
Marcos Mello, investigador responsable del estudio, señaló en una entrevista con Bloomberg que un caso reciente de salto de las exportaciones de ese tipo se vio en Brasil luego de ganar el Mundial Corea-Japón 2002. Antes de la final de ayer 18/12, consideró que la Argentina era la mejor posicionada por su perfil exportador para recibir ese empuje: “Si hay uno de los dos países que más se puede beneficiar, similar al caso de Brasil, es la Argentina y no Francia. Habría un efecto menor para Francia, ya que, además, es el campeón vigente por lo que sería una menor sorpresa", según el académico. En el tercer trimestre de 2022, el PIB argentino aumentó casi 6% (gráfico arriba) y el año se encamina a cerrar con una suba de la actividad superior al 5%, por lo que un envión adicional en los primeros dos trimestres de 2023 sí podría tener un impacto favorable al oficialismo de cara al turno electoral. Con todo, podría ser una condición necesaria, pero no suficiente: también resultaría clave que esa dinámica macroeconómica impactara a nivel micro en el metro cuadrado de los votantes.
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