En nuestra nota de la semana pasada en este espacio apuntábamos que si bien el ajuste en marcha cuenta con un consenso en torno al 50% de los electores, el acompañamiento o predisposición al sacrificio está en disputa y el sentido asignado al esfuerzo ya transita un terreno riesgoso. Las últimas encuestas nacionales refuerzan esos ejes de análisis y sugieren que el recorte está cerca de encontrar un límite social difícil de franquear: según la reciente medición de Pulso Research, en abril 77% de los electores resignó algún consumo, vs casi 17% que no (gráfico arriba).
El mismo informe destacó el top 5 de rubros más resignados por las familias: casi 29% en consumos básicos como alimentos y bebidas en general, casi 22% en ocio, 16,2% en carne, 13,2% en servicios como telefonía móvil, internet, TV, suscripciones, medicina prepaga y casi 11% de ajuste doméstico ropa e indumentaria (gráfico arriba).
Con apenas matices, la última encuesta de la Consultora de Imagen y Gestión Política (CIGP) arrojó que casi 39% de los argentinos adultos recortó sus compras en el supermercado, casi 26% ajustó en ropa y calzado, casi 15% en recreación y 6,4% dio de baja su prepaga u obra social (gráfico arriba).
Consistente con eso, a fines de abril Pulso Research reportó que a casi 62% de los argentinos sus ingresos no les alcanzaban, vs 36% a los que sí; la brecha entre los votantes con una situación doméstica complicada vs aquellos en mejor situación relativa ronda un promedio de 26,5 puntos porcentuales desde marzo y se ubica en niveles pico en la serie evolutiva anual. En promedio, desde que arrancó 2024 a un 60% no le alcanzan sus ingresos, mientras que a casi 38% le alcanzan bien o con lo justo.
Proyectando la tendencia a mayo, la medición más reciente de consultora Delfos a nivel nacional arrojó que 65% de los argentinos creía probable tener dificultades para afrontar los gastos y compromisos económicos de este mes, vs 32% que lo veía poco o nada probable (gráfico arriba). El dato es similar al de febrero pasado, con un panorama algo menos complejo que en enero, marzo y abril de 2024, pero de todos modos, más allá de diferencias menores entre las tendencias y las cifras entre mediciones, como regularidad estadística surge que, en el mejor de los casos, menos de un tercio de los electores (32,25%) tiene un metro cuadrado relativamente acomodado en sus ingresos y consumo doméstico, mientras que quienes están en la situación contraria duplican esa proporción y rondan 64,33%.
En ese marco, en las últimas semanas el Gobierno nacional comenzó a mostrar algunos reflejos en línea con morigerar el impacto social del ajuste: la primera señal se produjo en el conflicto con las empresas de medicina prepaga y la más reciente con la decisión de postergar las subas de tarifas, que resulta consistente con otro dato del informe de Pulso Research, en el cual 60,2% se mostró poco o nada dispuesto a tolerar esos aumentos, alcanzando el pico de la serie (gráfico arriba). A eso se suman los reclamos de recomposición presupuestaria por parte de las universidades y la crisis desatada la semana pasada en Misiones, lo que en conjunto conforma un mix de resistencia y conflictividad creciente ante los recortes en marcha.
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