jueves, 8 de septiembre de 2011

Escenarios posprimarias (2)


En diciembre del año 2009, el Congreso de la Nación sancionó la ley 26.571 de “reforma política”, que modificó varios artículos del Código Nacional Electoral, de la ley de partidos políticos y de la que prevé el financiamiento de los mismos. Entre las disposiciones de esta ley se destacan las que modificaron el sistema de “internas” de las agrupaciones políticas: hasta su sanción, cada partido político designaba a sus candidatos para ocupar cargos públicos nacionales del modo que lo establecieran sus estatutos, pero a partir de ella están obligados a utilizar el sistema de internas abiertas, obligatorias y simultáneas.

Ello obliga a los partidos políticos a celebrar elecciones internas (aun cuando hubiera una sola fórmula, que es lo que efectivamente sucedió en casi todos las listas presidenciales este año, si bien en otros cargos sí hubo competencia en algunos distritos). En esas elecciones deben votar todos los ciudadanos electores (obligatoriedad), sean o no afiliados a algún partido (abiertas); asimismo, la ley estipuló que todas las agrupaciones deben celebrarlas el mismo día, para lo cual se estableció el segundo domingo de agosto de cada año en el que haya elecciones nacionales (simultaneidad).

El nuevo régimen electoral funciona como un método de selección de candidaturas y de habilitación de partidos y alianzas para competir. La nueva ley produjo en todas las provincias una sensible reducción de partidos políticos: mientras en diciembre de 2009 se computaban 713 partidos, en abril de este año esa cifra se redujo a 494, lo que implica una disminución del 30,71% en todo el país.

Dato clave de cara al próximo aniversario (10 años) del "Que se vayan todos", a cumplirse a fines de este año 2011: esas cifras implican un retorno a los niveles previos a la crisis política del 2001, que derivó en una fragmentación de los partidos. Según datos de la Dirección Nacional Electoral, para los comicios del 14 de agosto se presentaron 206 listas de diputados nacionales, “que eran las cifras de las elecciones de 1999, números que eran tradicionales antes de la crisis del 2001 que generó la fragmentación y proliferación de las fuerzas”.

A nivel nacional, las primarias abiertas, simultáneas y obligatorias (PASO) dejaron más de 40 partidos fuera de la carrera hacia octubre. El Frente para la Victoria (FPV) y la UCR pudieron sortear con éxito muy desigual (pero éxito al fin) ese filtro, quedando como las únicas fuerzas con presencia en los 24 distritos electorales del país. Pero tras las primarias tres frentes no pueden presentar fórmula presidencial (Proyecto Sur, el Movimiento de Acción Vecinal y Campo Popular) y unas 38 fuerzas no pueden postular candidatos a diputados nacionales por no haber alcanzando el piso mínimo exigido en la 26.571 (el 1,5% de los votos emitidos en todo el país para las presidenciales y del distrito correspondiente para diputados o senadores, en los casos donde se elegían).

Con ese filtro, camino a octubre quedaron en condiciones de competir siete frentes presidenciales y 166 de distrito para la categoría de legisladores nacionales. Los partidos más perjudicados fueron aquellos de estructura más débil y altamente dependientes de figuras de alta visibilidad mediática pero mínima incidencia electoral nacional, como el ARI-Coalición Cívica de Elisa Carrió (que se quedó sin candidatos a diputados en uno de los 16 distritos donde compitió, La Rioja, donde sacó 1,27%) y la Alianza Proyecto Sur de Fernando "Pino" Solanas, que sólo conserva para octubre la lista de diputados de la Ciudad de Buenos Aires (donde cosechó el 2,6% de los votos) y perdió además de la posibilidad de presentar candidatos presidenciales también la chance de competir con listas legislativas en la provincia de Buenos Aires, Santa Fe y Tucumán, entrando en un ocaso difícilmente de revertir.

El PRO, de Mauricio Macri -fuerza aún estructuralmente débil a nivel país, si bien revalidó su bastión en Capital Federal- quedó fuera de competencia en Tierra del Fuego (cosechó 1,12%) pero pudo mantenerse en Santa Fe (4,40%) y la Ciudad de Buenos Aires donde se ubicó en el segundo lugar con 15,67% (la boleta corta de Pinedo, sin candidato presidencial, que fue duplicada en votos por el FPV con Cristina Fernández al tope). En provincias como Salta, Entre Ríos, Córdoba, Corrientes, Tucumán, Santiago del Estero y Misiones, el PRO compitió con alianzas y/o apoyos.

Los partidos de izquierda fueron los más afectados en las provincias, aunque la Alianza Frente de Izquierda y de los Trabajadores que pudo confirmar a Jorge Altamira (el del milagro) en la candidatura a la presidencia superó también el piso mínimo en los cinco distritos donde se presentó (Buenos Aires, Tucumán, Jujuy, Córdoba y Capital). En otros distritos pudo colocar un representante al menos uno de los tres partidos que conforman la alianza (por caso, Río Negro, Salta y Santa Cruz, el Partido Obrero de Néstor Pitrola). En Formosa y Catamarca, en cambio, sufrió bajas.

En el año en que se cumplirá una década de la crisis sociopolítica del 2001, cuyo leitmotiv "Que se vayan todos" simbolizó el fin de una época, el sistema democrático argentino probó una herramienta que permitió reprocesar institucionalmente el escenario de fragmentación partidaria que dejó esa crisis. Con la misma, el electorado pudo acompañar con su voto a las fórmulas que se presentaron, más allá de que en la mayoría de los casos las mismas llegaron a las primarias con el consenso interno de sus respectivas fuerzas.

3 comentarios:

  1. Algunas cuestiones que quedan: ¿El 1.5 proscribe como dice la izquierda?
    ¿Se desvirtuó la idea original de que fueran internas simultáneas? Excepto candidatos radicales (y del PJ pero que se presentaron por fuera) creo que no se derimieron candidaturas internas.
    ¿Es legítimo que no se puedan modificar las fórmulas? Supongamos que en esta instancia la oposición intentara hacer una alianza, o se lo demandara su electorado, legalmente no podría.
    Parece ser que las cuestiones internas de los partidos no se modificaron, entonces los propósitos de la "reforma política" no generaron nada. ¿Como lo ves Norman?

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  2. Respondo punto x punto:
    1) creo que es un piso razonable para evitar la dispersión y fragmentación electoral. Una lista que no llegue siquiera a ese % carece incluso de sentido testimonial, si entrar a plantear la vocación ganadora, algo que claramente sólo tienen algunas fuerzas (otras están cómodas en un rol meramente crítico)
    2) Sí, se desvirtuó en parte, porque el PJ anti-K desistió de competir en internas frente al kirchnerismo pensando que no tenía chances de ganar, aunque al final las primarias pusieron eso en evidencia incluso con mayor nitidez. Y en la UCR, por desinteligencias a las que esa fuerza ya nos tiene acostumbrados. Sólo en algunos distritos (por ejemplo pcia de Bs. As.) hubo real competencia interna.
    3) Entiendo que es legítimo porque sino se desvirtúa el sentido del proceso de internas. El tiempo para acordar alianzas o frentes estuvo, el PJ anti-K empezó su interna entre R.Saá y Duhalde y luego la dinamitó, otro tanto sucedió con Sanz y Alfonsín... Lo que no quita que si algún postulante se quiera bajar de acá a octubre, lo haga. Por otra parte, la reforma política también modificó aspectos de la campaña electoral. Yo, al menos, veo el vaso medio lleno. Gracias por tu aporte, Esteban!

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  3. Hay una redefinición del escenario politico y los partidos se alinean en la medida de sus interpretaciones discursivas, posibilidades, conveniencias. A mi parecer la reforma política realiza grandes aportes con la inclusión de las primarias, permite que al interior de los partidos se definan los candidatos que van a encabezar la lista de los partidos, la incorporación de la boleta única es algo muy positivo si bien creo que hubo ciertas carencias en como se la dio a conocer, falto alguna instancia de aplicación previa de la misma a nivel macro y explicaciones más concretas en cuanto al contenido. Si bien me desvío un poco del tema en cuestión...el presupuesto destinado a la campaña de un candidato está generado polémicas al respecto en vísperas de la elección a intendente en la provincia de Córdoba.¿Hay algún límite o tope establecido? Te agradecería Norman si podés aclararme este aspecto de la reforma. Retomando el post en cuestión, comparto que el piso es razonable para evitar la fragmentación electoral, las desinteligencias a a la hora de dirimir los procesos de internas fue otra constante.
    Javier Joel

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