viernes, 27 de junio de 2014

Discusión: las estadísticas sobre pobreza (1)

Despojado de complacencia con el gobierno, el 4 de mayo pasado Horacio Verbitsky escribía: “El ministro de Economía Axel Kicillof logró algo que durante seis largos años se propusieron en vano todos sus predecesores. Desde Miguel Peirano hasta Hernán Lorenzino, pasando por Martín Lousteau, Carlos Fernández y Amado Boudou todos objetaron en distinto tono pero con el mismo nulo resultado la vandalización del INDEC por un homónimo de Cantinflas, cuyas consecuencias para la economía y la política son imposibles de exagerar (…) El dibujo de las cifras del Índice de Precios al Consumidor evitó algunos pagos de intereses por los bonos indexados por la inflación, que el Estado ya readquirió cuando su precio de mercado se desplomó. Pero esto devaluó toda palabra pública. (…) El toqueteo posterior fue tolerable mientras sólo parecía un recurso transitorio y cuando la inflación se percibía en semestres o meses, no en semanas. Luego del duro retroceso de 2009, primer coletazo de la crisis mundial, la economía se recuperó a partir de 2010 y el agujero negro del INDEC se olvidó en momentos de bonanza, lo cual se verificó con la reelección presidencial en 2011. Pero volvió a ejercer su nefasta atracción en cuanto el crecimiento se ralentizó, a fines del año pasado. En mi modesta opinión el falseamiento de los datos del IPC es más grave que el propio fenómeno inflacionario”.

El "toqueteo" del termómetro por parte del gobierno privó a la sociedad de un instrumento fiable para medir la fiebre (inflación) y también otros datos clave, como la evolución de los indicadores de pobreza. Eso abrió el flanco a las mediciones privadas, con el doble riesgo de la falta de robustez estadística para acometer mediciones titánicas como las variaciones de precios a lo largo y lo ancho de un país complejo y repleto de matices regionales, y el sesgo potencial asociado a los múltiples intereses políticos y económicos que cruzan mediciones de tanta gravitación para el debate de coyuntura. En ese sentido, el impulso depurador de Kicillof al poner en marcha el nuevo Índice de Precios al Consumidor Nacional Urbano (IPCnu) necesariamente abre una cadena de impacto en otras mediciones y sube el estándar de discusión. Sobre esto, agrega Verbitsky: “la manipulación que comenzó por un indicador se fue extendiendo luego a otros, que se alteran o no se publican. Subestimar la inflación es hacerlo también con los niveles de pobreza, cuya disminución ha sido un legítimo orgullo del gobierno (…) En sentido inverso, ahora que la tergiversación cesó, el sinceramiento del índice principal no puede carecer de efecto sobre los que de él dependen (…) al sustraer del escrutinio público los informes sobre las canastas, se anuló una parte del efecto favorable obtenido. Las explicaciones del jefe de gabinete de ministros, Jorge Capitanich, los comunicados del INDEC y la palabra posterior del propio Kicillof omitieron un examen elemental: si la inflación del primer trimestre rondó el 10 por ciento, era obvio que se sentiría en la cantidad de gente sumergida por debajo de las líneas de pobreza y de indigencia por ingresos monetarios”.

La discusión sobre la pobreza se articula con el debate sobre el crecimiento, aunque esos datos no evolucionen de la misma manera. En términos de crecimiento, destaca Verbitsky, “pese al impacto de la crisis internacional en 2009, en el promedio de la última década el PIB per cápita creció un 6,4 por ciento anual, como nunca antes aquí y como en ninguno de los países de esta muestra (…) Este razonamiento inobjetable para el conjunto de la década kirchnerista no excluye que en algunos momentos puedan producirse retrocesos, y éste es uno de ellos porque la inflación se incrementó y los aumentos pactados en las últimas paritarias recién comienzan a percibirse. Este es el primer año en la década que los incrementos salariales quedaron por detrás del IPC, dado que el mayor acuerdo en las paritarias fue preservar los niveles de empleo aunque hubiera un retroceso de las remuneraciones”. El gobierno recurre a un argumento que incluye crecimiento económico, aumento del empleo, mejoras previsionales, políticas sociales como la AUH, retorno de las paritarias y promoción del consumo interno para contrarrestar las críticas relativas a la alta incidencia presunta de la pobreza en la actualidad (incomprobable en las estadísticas oficiales e inconsistente en las mediciones alternativas, ya sea por debilidades metodológicas, falta de robustez en los datos o, lisa y llanamente, planteos motivados políticamente en una postura adversa al gobierno). Eso no impide, sin embargo, admitir que la coyuntura actual puede efectivamente arrojar un retroceso en esos indicadores que puede quedar de manifiesto cuando efectivamente se mida con seriedad, como insinúa Verbitsky al final del párrafo citado. 

Así planteado, si uno repasa las mediciones privadas, el resultado no es nítido: la última medición de la UCA arrojó que más de un cuarto de la población vive en la pobreza (su Observatorio de la Deuda Social Argentina la ubica entre el 25,6% y el 27,5%, si se usa una Canasta Básica más o menos conservadora, en ambos casos diferente de la canasta oficial). Ya hemos tratado en post anteriores las recurrentes inconsistencias de esos datos, aunque la UCA no es la única pasible de esa crítica. Por su parte, la consultora Idesa, siempre materia dispuesta para todo lo que sea crítico del gobierno, hace el cálculo siguiente: tras remarcar que al subestimar la inflación desde 2007 el sistema estadístico necesariamente subestimó la pobreza (cierto), Idesa propone una forma alternativa de medición, que consiste en considerar pobre a la gente cuyo ingreso no supera el 60% de la mediana de ingresos de la población (el monto superior que gana la mitad del universo total). “Este indicador es usado en los países avanzados, porque se asume que es el más apropiado”, señala la consultora. Aplicando ese método a la Encuesta Permanente de Hogares (EPH), Idesa sostiene que entre 2004 y 2013 la pobreza bajó del 31 al 26 por ciento de la población, o sea, cinco puntos porcentuales (lo que puede leerse de dos maneras: a favor del gobierno, que la pobreza siguió bajando; en contra, que sigue siendo alta, ya que afecta a 1 de cada 4 argentinos). Tenemos aquí dos fuentes según las cuales la pobreza ronda el 26%, esto es, 10 puntos porcentuales de pobreza menos que la estimación del Banco Mundial para fines de la década del ´90, cuando superaba el 36% (implicaba que 13.400.000 argentinos no conseguían llegar a una canasta básica de alimentos y servicios). Sería un resultado elevado, pero no tan malo para el gobierno, si se lo compara con la década del ’90.

22 comentarios:

  1. A pesar de la falta de credibilidad de la gente en el INDEC, este organismo es el único con los recursos para realizar estudios estadísticos de gran magnitud. Lo que ocurre es que muchas veces algunos datos son usados en determinada manera o con determinada intención. Las consultoras privadas también demuestran en sus estudios que la pobreza bajo y que el PBI ha aumentado, sin embargo se quedan en el dato de que la inflación creció.
    Como dice el artículo respecto de la información obtenida por el modelo EPH, esta puede ser usada de dos formas, y creo que en su mayoría los medios lo usan en detrimento del gobierno en vez de rescatar lo positivo, como es el hecho de que la pobreza ha disminuido en la década kirchnerista.

    ResponderEliminar
  2. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

    ResponderEliminar
  3. El "toqueteo"de los datos sobre la inflación arrojados por el INDEC, a pesar de que en un principio, como dijo Verbitsky, sirvió para evitar algunos pagos de intereses por los bonos indexados a la inflación, produjo desconfianza sobre la palabra del Estado, por parte de la sociedad. Se nos priva de un instrumento eficaz para medir la inflación y demás indicadores de relevancia para realizar medidas económicas y sociales. Si negamos la inflación y la pobreza, no se puede combatirlas. Por efecto de una inflación no reconocida se discuten aumentos nominales de salarios y no una genuina redistribución del ingreso en un marco de crecimiento.
    Además, la sensación general sostiene que la inflación real es mayor a la oficial, por lo que exaltan las expectativas. Si el INDEC comienza a sincerar la suba de precios (Como ocurrió este año cuando el gobierno nacional reconoció una inflación del 3,4% para febrero), quién no va a creer después, que la inflación todavía es mayor?
    Como vimos en clases, las consultoras privadas no poseen capacidad para realizar estudios estadísticos de gran magnitud, como lo requiere un análisis de inflación o del índice de pobreza. Se trata de una tarea del Estado, ya que posee un mayor nivel de recursos. La falta de datos creíbles obliga a negociar paritarias a ciegas y agrega conflictividad entre empresas y trabajadores.

    ResponderEliminar
  4. Javier Diaz Morales28 de junio de 2014, 12:46

    Coincidiendo con lo antes comentado por Carla y Rosario es necesario siempre destacar que el INDEC es el único organismo capaz de realizar mediciones de alta magnitud en un país de tantos millones de habitantes. Sabiendo esto, ¿Como descreer de la palabra o medición que realiza el estado siendo el único que puede llegar a ser el más preciso por los recursos que posee? Siendo así cualquiera podría pensar que la palabra del INDEC es indiscutible y son reales sus mediciones. Pero no es así. Cualquier consumidor de nuestro país hoy sabe que cuando se dirige a realizar sus compras, los valores de perdida del poder adquisitivo no coinciden con los valores expresados por el organismo oficial. Es aquí donde empieza a incrementar la incredibilidad del organismo de medición y empiezan a filtrarse mediciones realizadas por consultoras privadas, que aunque pueda reflejar un mayor acercamiento a los valores reales de la inflacion, y con ella los indices de pobreza e indigencia, no dejan de ser consultoras que no cuentan con los mismos recursos que el estado para realizar grandes mediciones, sumado a los intereses políticos y económicos que puedan mezclarse con el enunciado de cada valor de medición.
    Lo que es necesario destacar, y lo cual siempre lo hago al surgir este tema, es que en el medio se encuentra la gente. La misma que cada día se pregunta si el motivo por el cual se "tocan los indices" como decía Verbitski, son para evitar el pago de intereses y compromisos que significa un desembolso importante del Estado o tal vez para negar de que el país tiene un alto nivel inflacionario y que el indice de pobreza es mayor al que ellos declaran.
    La actual sensación que se vive en el país es de desconfianza de muchos y de credibilidad de muchos otros, quienes creen que lo que hace el estado es por un motivo. Hoy la realidad según el bolsillo y lo que proponen las consultoras privadas, es que la inflación se encuentra varios puntos arriba de la oficial, ¿pero como creer de organismos que no tienen recursos para medir en todo el país? ¿Será que tendremos que dejar de creer en ambos indices o guiarnos simplemente por lo que ingresa y sale de nuestro bolsillo? Mientras este debate o discusion sigue sucediendo día a día, las paritarias de docentes a principio de año, como la de diferentes gremios y rubros y los conflictos sociales que esto arrastra van a seguir existiendo, hasta no contar con una fuente creíble de donde sostener nuestros fundamentos económicos.

    ResponderEliminar
  5. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

    ResponderEliminar
  6. AGUERO BAQUEIRO ROCIO TM 3RO
    Si bien, los resultados de las mediciones de las encuestas realizadas para determinar el índice de pobreza generan polémica, podemos afirmar que en cada una de ellas se utiliza un método cuantitativo. El método cuantitativo se caracteriza por la obtención de porcentajes, permitiendo medir respuestas sobre el objeto de investigación- que en este caso es la pobreza- y convertirlas en cuantificables (porcentajes). Es un tipo de medición que determina la “piel social”, y puede estar sesgada ya que no ahonda profundamente en lo que se investiga.
    Las respuestas de estas encuestas se dan en base a muestras de tamaño representativo, compuestas por aquellas personas que tienen relevancia estadística. En este caso sería gran parte de la población, no hay una característica determinada, ya que dentro del concepto “pobreza”, entra toda la sociedad para poder realizar una correcta medición. Diferente sería si midiésemos el índice de la mortalidad del cáncer de mama, (mujeres, de una determinada edad, enfermas de cáncer de mama).
    Lo ideal es siempre utilizar, en la medida de lo posible, los métodos de medición cualitativo y cuantitativo. El método cualitativo nos brindaría otro punto de vista. Nos permitiría ahondar en la vida de las personas, conocer sus conductas, opiniones; una mayor profundidad. Por ejemplo: conocer porque esa persona es pobre, si le es dificultoso encontrar una fuente de trabajo, si se ayudan de alguna manera como sociedad, cooperativas, centros sociales. Datos que nos permiten tener una investigación mucho más rica.
    “Idesa sostiene que entre 2004 y 2013 la pobreza bajó del 31 al 26 por ciento de la población, o sea, cinco puntos porcentuales (lo que puede leerse de dos maneras: a favor del gobierno, que la pobreza siguió bajando; en contra, que sigue siendo alta, ya que afecta a 1 de cada 4 argentinos)” con esta cita, podemos apreciar que de la manera en la cual es presentada la encuesta en los medios de comunicación, es la información que presenta como cierta, en este caso: ¿ disminuyo o sigue siendo alta?, ¿para qué medio?, ¿presento una sola cara?, ¿ambas? En este ejemplo la encuesta realizada por Idesa tiene una utilidad social, un fin: brindar un “diagnóstico”, ya que vuelca datos acerca de como se encuentra el índice de pobreza en el 2013.
    Otra apreciación, es que en el gráfico que se muestra al comienzo de la nota, se compara los índices de pobreza entre diferentes medidores, pero también en distintos años (2013, mediados de los 70, y década del 90), constituyendo una medición longitudinal, la pobreza es un fenómeno en el cual por lo general siempre se utiliza este tipo de medición. El diseño longitudinal consiste en investigar el cambio de las variables a lo largo del tiempo, sacar más de una “foto” a lo largo del tiempo, se utiliza como el fenómeno de la pobreza para poder realizar comparaciones y determinar si aumentó, disminuyó, o es constante.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. A. Gracias por tu aporte, Rocío. Un apunte: ponés "la encuesta realizada por Idesa..."; en este post, Idesa no hace ninguna encuesta, propone una fórmula de cálculo a partir de una encuesta ajena, que es la EPH. Saludos.

      Eliminar
  7. Ferrari, Matías - 3° año CUP - Turno mañana28 de junio de 2014, 15:35

    La presente nota utiliza un método cuantitativo, ya que como dice su definición, se aboca a la medición de datos provenientes de la superficie del comportamiento de los encuestados. Son técnicas estructuradas basadas en instrumentos de aplicación uniforme cuya respuesta se da en base a muestras de tamaño representativo desde el punto de vista estadística. Es decir, para hacer esta encuesta se tomaron casos que intenten representar a la totalidad de la población.
    Por otro lado, el diseño utilizado en la encuesta fue un diseño longitudinal, este permite investigar cómo evolucionan o como cambian una o más variables o las relaciones entre ellas. La recolección de datos se efectúa en cortes de medición, puntos o períodos específicos, para así poder hacer indiferencias respecto al cambio, sus determinantes o consecuencias. Dentro de los diseños longitudinales también existen otros tipos y en este caso se utilizó el diseño de tendencia, ya que éste analiza cambios a través del tiempo dentro de una población, la recolección de datos de este método se da sobre toda la población o sobre una muestra representativa de la misma. "Aplicando ese método a la Encuesta Permanente de Hogares (EPH), Idesa sostiene que entre 2004 y 2013 la pobreza bajó del 31 al 26 por ciento de la población, o sea, cinco puntos porcentuales (lo que puede leerse de dos maneras: a favor del gobierno, que la pobreza siguió bajando; en contra, que sigue siendo alta, ya que afecta a 1 de cada 4 argentinos)", este fragmento del texto y la imagen que acompaña a la nota dan los indicios necesarios para afirmar que es longitudinal ya que se han tomado cifras de mediados de la década de los 70, de la década del 90 y del 2013, son 3 "fotos" de la situación de Argentina que se utilizan para comparar entre ellas.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. A. Gracias por tu aporte, Matías. Apunto algo, en general cuando se habla de un diseño longitudinal, hablamos de varios cortes en el tiempo de una misma investigación, no de distintos estudios comparados como es este caso. Saludos!

      Eliminar
  8. Por Agustina Cabanillas. Turno mañana
    La pobreza es un fenómeno multidimensional que afecta desde diferentes aristas a la persona. Por lo tanto, su medición consta de una complejidad que requiere, a mi entender, la inclusión de variables que la conforman.
    La manipulación de los indicadores por parte de las grandes instituciones genera una degradación a la credibilidad de estos. Es por esto, que reflejar la situación de vida en un número es complicado.
    Muchas veces, como en este caso, las estadísticas se ven dismimuidas en relación a la población, pero a su vez los indicadores reflejan un menor nivel de calidad de vida necesario para salir de la condición de pobreza. Un ejemplo claro seria, cuando al no revelarse la pérdida del poder adquisitivo del dinero, una persona obtendrá mayores ingresos en terminos nominales, pero no le alcanzará para subsistir en condiciones dignas para su desarrollo.
    También, se puede ver cómo la consultora Idesa hizo un análisis de la pobreza de tipo longitudinal, en la cual, analizó y observó las variables a lo largo del tiempo.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. A. Gracias Agustina por tu aporte. Un apunte, en este caso Idesa no hace un análisis longitudinal, sino que propone una fórmula de cálculo a partir de una encuesta ajena, que es la EPH, en dos momento distintos. Saludos.

      Eliminar
  9. Tarde o temprano llegan las consecuencias. La confianza en el INDEC se perdio hace mucho, ya que la gente observa sus numero e inevitablente compara con la realidad y da cuenta de que en nada se parecen. El INDEC deberia publicar los resultados tan cual son ya que las estadisticas estan para que con los resultados obtenidos tomar determinadas medidas y decisiones. Al ser esos resultados "toqueteados", al no ser correctos no se pueden realizar ninguna medida para mejorar esos resultados, o esas medidas seran incorrectas volviendose todo un circulo donde nos seguimos mintiendo y en algun momento la realidad va a caer por su propio peso.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. A. Gracias por tu aporte, Cecilia. Te apunto algo: ponés "El INDEC deberia publicar los resultados tan cual son..." eso es naif, la discusión es justamente cómo se mide lo que es, ya que en estadística la realidad no es inmediatamente aprehensible. Saludos

      Eliminar
  10. María Belén Mrad - 3º año - Turno Mañana28 de junio de 2014, 19:35

    Los índices oficiales fueron temas controversiales y sumamente discutidos en los tiempos que vive Argentina. La situación llegaba en momentos a parecer una guerra y juego de verdad y mentira. De igual modo, las discusiones y debates que se abrieron para saber si los datos que daba el INDEC eran o no precisos, muchas veces llegaban a conclusiones sin sentido o sumamente politizados.
    La realidad que se establecía fuera de pertenecer a un partido o perseguir una ideologia era distinta a lo que estos indices arrojaban.
    El INDEC hacía referencia a que los datos que suministraba eran precisos, correctos y acertados; pero la verdad estaba en el consumidor y ciudadano que día a día compraba comida o distintos artículos, y así se encontraba con que el dinero no rendía lo mismo el día anterior a ese momento. La gente comenzaba a sentir ese "toqueteo" del termómetro y las sospechas iniciaban su partida respecto a la fiabilidad que se le podía otorgar a estos indicadores.
    En una frase de Verbitsky hace alusión a que: "... subestimar la inflación es hacerlo también con los niveles de pobreza...". A esa frase, yo le agregaría como creencia personal referida al tema, que la subestimación estuvo en la gente, en el consumidor y en las personas que se encontraban en "la incertidumbre de los índices".
    Referido a los datos de pobreza que se obtenían, considerando a esta una variable de medición relacionada estrechamente a la de la inflación, es muy difícil establecer realmente cuanta gente no puede subsistir con su ingreso diario si lo que se desconoce es cuanto necesita de ingreso para subsistir.
    A medida que el tiempo pasaba, los debates sumaron otro factor que fueron los datos arrojados por consultoras privadas, las cuales muchas de ellas no coincidían con lo que planteaba el organismo oficial de índices del país, lo que generaba más polémica y ensanchaba la brecha entre la gente que creía y apostaba por el gobierno y quienes no.
    Es de suma importancia recordar que esa brecha entre personas que apoyan el gobierno y quienes no lo hacen, es una variable a tener en cuenta y poder analizar porque su significado tiene gran peso y puede modificar muchos datos.
    De acuerdo a los comentarios anteriores propuestos, coincido con la idea de que el INDEC es el único organismo del cual la gente tendría que valerse, pero en los momentos que sucedieron como mencione al principio (la plata que alcanzaba ayer, al otro día no valía lo mismo), hace pensar que las segundas opiniones fuera del marco de la politización, como el de otras consultoras es necesario e incluso sirvió para que tiempo después los datos se corrigieran y quienes "toquetearon" los índices se disculpen.

    ResponderEliminar
  11. Javier Auchterlonie TM - 3er Año

    La manipulación de los índices de precios al consumidor durante años del INDEC ha provocado que la sociedad no tenga un instrumento serio y confiable para medir la inflación y también otros datos claves como los índices de pobreza.

    Siempre resulta difícil medir el índice de pobreza o situación económica de las personas, porque si solamente nos guiamos preguntado sobre los ingresos, es factible a que fallemos, ya que la persona encuestada puede mentir en las respuestas. A simple vista podemos ver que la nota presenta un método cuantitativo, el cual por la obtención de porcentajes, permite medir respuestas sobre el objeto de investigación (que aquí es la pobreza) y luego pasarlas a porcentajes. Es una técnica estructurada basada en instrumentos de aplicación uniforme cuya respuesta se da en base de muestras de tamaño representativo desde el punto de vista estadístico. Sin embargo, mide lo superficial, lo manifiesto, lo que constituye las percepciones globales de la realidad. Lo ideal es usar técnicas cualitativas y cuantitativas, las dos te da un análisis de la situación. Siempre que uno tiene que medir, lo ideal sería usar las dos técnicas para tener en cuenta todo el espectro de la situación. En este caso, el método cualitativo, nos permitiría la obtención de información referida a aspectos más profundos de la intimidad del individuo, para así poder explicar sus conductas y opiniones. Por ejemplo saber por qué es pobre esa persona. Para esto existen las “preguntas atajos”, que son determinantes. Si la pregunta es “si tiene baño” y contesta que “no”, a esa persona se lo clasifica como marginal.

    Cuando un espacio es dejado o un rol un no es cumplido por quien debe hacerlo, lo realizan otros. Así comenzaron las mediciones privadas que carecen de la estructura necesaria para realizar un estudio estadístico en todo el país, por lo que agregaron más confusión y debate. De este manera la UCA en su medición estableció que un cuarto de la población es pobre, utilizando la Canasta Básica. Mientras que la consultora IDESA crítica del gobierno, establece un promedio de los ingresos de la población y aquellos que no lleguen al 60% de ese ingreso son pobres. De esta manera la consultora concluye que entre 2007 y 2014 la pobreza bajó del 31 al 26 por ciento. Se llega al mismo resultado, es decir uno de cada cuatro argentinos es pobre. El Ministro de economía al sincerar los índices de INDEC, puso de manifiesto que a más inflación más pobreza.

    Otro dato a destacar es que el gráfico de la nota muestra lo distintos niveles de pobreza a lo largo del tiempo (mediados de los 70, década del 90 y 2013), lo que hace a un diseño longitudinal. Este se centra a investigar, en este caso la pobreza, cómo evoluciona o cambian las variables o relaciones entre ellas. La recolección de datos se efectúa en cortes de medición, puntos o periódicos específicos, para así poder hacer indiferencias respecto al cambio, sus determinantes o consecuencias. A su vez, se utilizó el diseño de tendencia para poder analizar los cambios a través del tiempo dentro de una población. La recolección de datos se debe dar sobre toda la población o sobre una muestra representativa de la misma.

    ResponderEliminar
  12. Marcos Levisman

    Desde hace años que se critica las mediciones del INDEC porque no se las considera confiables. En casos delicados como el índice de pobreza o el índice inflacionario siempre ha habido discrepancias entre las mediciones oficiales y las mediciones privadas. Son indices que están sumamente conectados también porque la suba de uno puede resultar en la suba del otro.
    En el caso de la pobreza hay parámetros internacionales establecidos como es la llamada línea de los dos dólares que determina el límite entre pobreza e indigencia. Teniendo en cuenta esto, y sumando que los índices de pobreza pueden variar mes a mes, el INDEC es el único organismo con los instrumentos necesarios para llevar a cabo estas mediciones. Al ser mediciones que requieren de permanente actualización y pueden tener cambios radicales año a año, solo un organismo oficial podría llevarlas a cabo. Una consultora privada no cuenta con los mismos instrumentos ni el capital para llevar a cabo una medición de semejante envergadura y por eso hay que contar con ciertas precauciones al analizar sus cifras.
    Coincido con que deberíamos tener un organismo oficial que sea confiable para estas mediciones pero por ahora tendremos que conformarnos con estas estadísticas.

    ResponderEliminar
  13. A. Un tanto fuera de término tu aporte, pero gracias, Marcos!

    ResponderEliminar