jueves, 19 de junio de 2014

Coaliciones, frentismo y estrategias de acumulación (1)

Hoy, existen dos coaliciones principales con varios candidatos presidenciales: el espacio pan-oficialista que orbita alrededor del FPV, con matices que van desde la “continuidad con cambio” de Daniel Scioli (quien en las últimas semanas alimentó las señales de “juego propio” respecto del kirchnerismo), pasando por variantes intermedias como las de Florencio Randazzo y la “continuidad explícita” que manifiestan candidatos como Sergio Urribarri, Julián Domínguez y, más recientemente, Agustín Rossi. La lista de candidatos puede extenderse aún más para incluir otros referentes (Aníbal Fernández, Jorge Taiana, etc.) pero se acota drásticamente cuando se observa, en las encuestas (provisorias como toda foto) quién mide y quién no: mientras Scioli y Randazzo figuran como candidatos competitivos, los demás por ahora son candidatos “de nicho”, muy acotados en intención de voto. 

El otro espacio que cuenta con varias figuras con aspiraciones presidenciales es el FAU, donde también se observan candidatos que miden (Hermes Binner, Julio Cobos, Elisa Carrió, en orden descendente) versus otros que hasta el momento no superan el carácter de candidatos “líricos”, con baja intención de voto y acotadas (aunque no nulas) chances de crecer de aquí al 2015. Aquí están, por ejemplo, el radical Ernesto Sanz y “Pino” Solanas, de Proyecto Sur. 

Estas precisiones vienen a cuento, porque vivimos en una época donde el voto está relativamente desalineado, y de ahí la importancia de las figuras en términos de intención de voto. Algunos dirigentes, e incluso analistas, cercanos al FPV y al FAU, respectivamente, suelen proyectar intenciones de voto acumulativas dentro de sus espacios a partir de sumar aquellas que recogen varios de sus candidatos, sin interpelarse acerca de cómo operan las sinergias y las alergias entre candidatos y segmentos electorales. Esos ejercicios de sumatoria muestran al FPV y al FAU disputando la carrera electoral, y relegan al Frente Renovador de Massa y al Pro de Mauricio Macri; pero resulta que, interrogando por candidatos, Massa pasa a disputar el primer puesto con Scioli, y Macri aventaja a los candidatos del FAU medidos individualmente (Binner, Cobos, Carrió, etc…). 

Aun con estos matices, hay que tomar nota de un dato clave señalado por la encuesta de Poliarquía citada antes: hoy, la actitud electoral arroja que el 55% de los encuestados votaría en la actualidad a un candidato opositor y el 35% a uno oficialista. Es decir, el FPV como sello tiene más o menos la misma masa electoral que alcanzó en las legislativas del 2013 (y mucho menos que en la elección récord del 2011). Eso revela un desgaste sensible, pero también le da una ventaja relativa al oficialismo, porque el 55% opositor está disperso en varias fuerzas (FAU, Pro, Frente Renovador), mientras que si un candidato oficialista lograra alinear ese 35%, estaría apenas a 5 puntos de ganar sin ballotage (tesis del consultor Artemio López, de Equis). La cuestión es que ninguno de los candidatos del FPV, por ahora, está suficientemente cerca de esos 35 puntos mágicos, el umbral que marca el ingreso a la coalición ganadora mínima (recordemos que en el sistema electoral argentino basta alcanzar el 40%, con 10 puntos de ventaja sobre el segundo, para ser presidente). 

Sin embargo, sí se advierte en el oficialismo una estrategia menos orientada a crecer en términos de acumulación que apuntada a la contención. Como analizó recientemente el consultor Carlos Fara, la necesidad del gobierno de no debilitarse más de la cuenta mirando a 2015 lo llevó a aplicar “al menos cuatro políticas para contener y disciplinar a los jefes territoriales propios (la última ciudadela que vale la pena defender): 1. Plan de refinanciación de deudas de las provincias, de modo de mantener a los gobernadores a raya. 2. Plan de obras para municipios (Plan Más Cerca), para poder generar una contención hacia los intendentes que se podrían ver seducidos por Sergio Massa. 3. Proliferación de precandidaturas a presidente: ya son por lo menos siete los anotados sotto voce. 4. Renovación de autoridades del PJ, de modo de poner a todos los aspirantes presidenciales en fila y adentro, conteniendo y comprometiendo a la mayor cantidad de caudillos (con una inflación de vicepresidencias y cargos). La estrategia viene funcionando. Por ahora sólo hay desprendimientos menores y esporádicos (en estos últimos días, fue el intendente de Magdalena). Para los ilusos que imaginaban una peregrinación incesante hacia Tigre, el Gobierno sigue dando pelea, aún en un marco de desgano y dispersión”

4 comentarios:

  1. Solo como conclusión aclararía como fue llevada a cabo el sondeo para determinar la intensión de los votantes para las próximas elecciones presidenciales 2015.
    Por lo expuesto anteriormente se puede deducir que se ha tomado una muestra probabilística ya que éstas son las utilizadas por la consultoras de opinión pública con fines de pronóstico electoral y con fines estratégicos. Éste tipo de muestras son más precisas permitiendo así poder calcular el error muestral y los coeficientes de confianza para las estimaciones.
    El relevamiento llevado a cabo por Poliarquía abarcó 40 localidades a lo largo de todo el territorio nacional con una muestra estadística de 1.643 casos. Los resultados ubican al jefe de gobierno porteño y líder del PRO, Mauricio Macri, en tercer lugar con 16% en las preferencias para llegar a la presidencia.

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  2. De acuerdo a lo leído, coincido que al ser una “época donde el voto está relativamente desalineado, y de ahí la importancia de las figuras en términos de intención de voto”, las encuestas llevadas a cabo por estas dos consultoras, ponen a la persona en situación, independientemente de quién va a ganar, es a quién quieren votar, por eso la pregunta: ¿a quién votaría usted si hoy fuera la elección de presidentes?
    Pero justamente, la respuesta es en relación a “si hoy fueran…”, lo que podría darse un proceso de espiralización, los resultados pueden cambiar, ya que de acuerdo a la teoría del silencio, al no ser determinista, el lector, consumidor, ciudadano toma información del ambiente y le es relevante en sus opiniones. Si bien el hombre es un ser social que le teme al aislamiento por lo tanto hay una presión a la conformidad, la opinión pública recorre espirales ascendentes y descendentes, se explica en función de la conformidad por temor y lleva al silencio o a la opinión dominante.
    Por esta razón, el proceso de espiralización, da cuenta que al arrojar resultados como un 55% que votaría a un candidato opositor y un 35% a uno oficialista, en ese 55% la carrera electoral puede cambiar drásticamente, bajando a Massa del primer puesto con Scioli, o a Macri de los candidatos del FAU. Sin embargo, también la apuesta puede darse vuelta, en el sentido de que el oficialismo aplicando las estrategias que describe el consultor Carlos Fara, logren así alcanzar un 35% los candidatos del FPV.
    Entonces si en este caso se da un modelo de voto con perspectiva voto racional, al ser considerado individual y volátil, el votante reconoce su propio interés, evalúa alternativas y vota la mejor. El hombre mira al entorno y así mismo, y en función de eso decide. Esto se puede explicar que, si al darse el resultado de las encuestas, el efecto sea el del “candidato menos favorecido”, en el que se transparenta un intención clara de que el candidato del “carro ganador” no gane, y se elige al que menos intención de voto tiene, aunque no sea de total simpatía. Por lo tanto, “no es tan difícil llegar sino mantenerse”.
    La opinión pública mide cosas volátiles, es decir, la sociedad misma en la que varían preferencias, consumos, ideología, cultura. Estas encuestas tienen el fin de diagnosticar para ver cómo está la opinión en esta situación determinada, y a la vez pronostican a futuro, estimando resultados de la compulsión por vía de la inferencia estadística a partir de una muestra representativa.
    Podemos concluir que podría darse, tal como lo expresa Newman en la analogía que hace del clima de opinión, aunque los medios griten y digan una cosa, la “mayoría silenciosa” (concepto republicano), vota, opina otra cosa.

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