lunes, 25 de julio de 2016

De las mediciones a las mediaciones (1)

Decíamos en la entrada anterior que mientras en los últimos días habían aparecido diversos estudios con datos contrapuestos, era pertinente completar nuestra serie de posts dedicados a destacar las tendencias profundas en las que hay convergencia por debajo de los vaivenes de la coyuntura. Se impone ahora revisar esos datos a los que nos referíamos para tratar de identificar líneas interpretativas en torno a las tendencias, siempre con el afán de detectar movimientos profundos por debajo de los vaivenes de la coyuntura. Veamos: según encuestas nacionales de las consultoras Poliarquía e Isonomía citadas en La Nación recientemente, a poco más de 7 meses de gobierno, la aprobación a la gestión de Mauricio Macri subió del 56% ciento en mayo pasado al 60% en junio, a la vez que la imagen negativa bajó 5 puntos porcentuales, del 43% al 38%, mientras que la mirada positiva del presidente Mauricio Macri permanece en el orden del 50%. La medición de Isonomía, por caso, ubica a Macri con un 63% de aceptación. Según el director de Isonomía, Pablo Knopoff, “Macri se ancla en el futuro y en variables como la herencia y en que las opciones muy distintas a este gobierno es la pasada administración, que el electorado decidió cambiar”. Es decir, según estos estudios, el acompañamiento al oficialismo es elevado y se ubica unos 10 puntos por encima del umbral del 50% (lo que llamamos la “zona crítica de Morris) y en un orden de magnitud por encima del caudal electoral obtenido por Cambiemos en el ballotage del 22-N (51,34%). No obstante, hay que remarcar que se trata de mediciones de aprobación y no de imagen.

Un panorama muy distinto es el que surge del más reciente estudio nacional de la Universidad de San Martín (UNSAM). De acuerdo a ese relevamiento, concluido el 26 de junio, la imagen positiva de la gestión de Cambiemos es del 32,7%, contra una negativa del 46,1% (un 19,9% no lo califica como bueno ni malo, en tanto que 1,5% no responde o no sabe qué contestar). Aquí, el acompamiento retrocede a un orden de magnitud incluso por debajo del caudal obtenido por Macri en la primera vuelta (34%), en tanto que la imagen negativa está cerca del orden de magnitud que logró el candidato del FPV, Daniel Scioli, en el ballotage (48,6%). Sin embargo, como vemos, se trata de una medición de imagen, no de aprobación. Un panorama menos crítico es el que surge de las últimas mediciones de imagen de Aresco y de Hugo Haime. Según el estudio de la consultora fundada por Julio Aurelio, a fines de junio la imagen positiva de la gestión Macri alcanzaba el 48%, contra un 47% de negativa. En este caso, se registra un empate técnico entre ambas dimensiones. Con todo, Federico Aurelio evaluó como un “signo de fortaleza” que Macri, después de “todas las medidas de ajuste que fue tomando, siga teniendo estos puntos”. Sin embargo, el consultor planteó que esa fortaleza “no es eterna”, pues existe un 40% que le da unos seis meses de plazo para que la economía empiece a mostrar signos de mejoría, mientras un 30% lo extiende hasta dentro de un año. 

En una sintonía similar, el consultor Hugo Haime consideró que este “es un gobierno de expectativas, hay un 50% de la gente que le está dando tiempo y todavía tiene expectativas positivas (…) y hay que sumarle la corrupción del kirchnerismo, que hace que no siga cayendo”. En su caso, la imagen del actual gobierno viene oscilando entre el 45% y el 47%, pero sube al 55% si se pregunta sólo por la imagen de Macri. Finalmente, según un sondeo de Management and Fit, el diferencial de imagen positiva de Macri es de 8,6 puntos; vale la pena destacar que la tabla en cuestión se construye a partir de la diferencia entre la imagen positiva (muy buena + buena) menos la imagen negativa (mala), da tal suerte que, cuanto más alto da el resultado, mejor les va a los evaluados. Una perlita de interpretación: cuando Clarín publicó estos datos, editorializó la nota destacando que dos ex funcionarios kirchneristas (Julio De Vido y Aníbal Fernández) son los peores rankeados, y no hizo ninguna mención al hecho, políticamente mucho más relevante, de que Macri perdió 20 puntos de diferencial respecto de enero y de que, según M&F, tiene menos diferencial a favor que otras figuras de Cambiemos, espacio que tácitamente lidera por su carácter de presidente (por caso, Horacio Rodríguez Larreta tiene un diferencial de 10,6, Elisa Carrió de 16,3 y María Eugenia Vidal de 23,6; ver datos arriba, click para agrandar).

Consideramos necesario leer las mediciones a través de mediaciones, jugando con el doble sentido que encierra esta palabra: en tanto que mecanismo de resolución de conflictos (en este caso, entre datos que aparecen como contrastantes) y en el sentido comunicacional del término, referido a que en toda interpretación intervienen mediaciones. En nuestro caso, la principal mediación es el marco de marco de referencia con el que trabajamos en el blog y nuestra premisa analítica central: por debajo de los vaivenes de la coyuntura que captan las encuestas en su carácter de fotos de un momento, hay tendencias y movimientos profundos que les subyacen. Una ponderación de estas 6 mediciones (que, en rigor, no miden las mismas variables: unas hacen foco en la aprobación, otras en la imagen) dentro del proceso de análisis de encuestas que venimos haciendo permite concluir que los guarismos reportados por Poliarquía e Isonomía se desvían de las tendencias longitudinales que veníamos detectando hacia arriba (es decir, probablemente estén sobreestimando el aval al presidente Macri), mientras que la de UNSAM se desvía en el sentido contrario, es decir, probablemente esté hipostasiando el nivel de criticidad. En este marco, las encuestas de Aresco, Haime y, con matices, M&F, se ubican como más consistentes respecto del análisis agregado que venimos haciendo (estadísticamente más cercanas a la media de las mediciones revisadas). No obstante, la nueva serie de mediciones que seguramente veremos en los próximas días puede ayudarnos a ajustar mejor la interpretación.   

3 comentarios:

  1. Seria necesario poder calcular el porcentaje de error muestral de la encuesta teniendo el total de las personas encuestadas para saber que tan certero es este diseño transversal descriptivo, ya que si supera el 3% de error muestral se pone en duda la veracidad de la objetividad en la encuesta sobre si se consulto a un grupo al azar de personas o un grupo especifico con determinada inclinacion politica.

    Gentili Matias

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  2. Gracias por tu comentario, Matías. En principio, la mayoría de las encuestas citadas pertenecen a encuestas probabilísticas, y por lo tanto tomadas al azar. En el caso del estudio de M&F, del cual tomé el gráfico que ilustra la entrada, el relevamiento se hizo en todo el país, con 2.000 casos de hombres y mujeres de entre 16 y 70 años. Los resultados, según el informe, tienen un nivel de confianza de 95% y el error muestral es de +-2,2%. ¡Saludos!

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