La medición del Centro de Opinión Pública y Estudios Sociales (Copes) dependiente de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Buenos Aires (UBA) que citamos en el post anterior no sólo nos permite actualizar nuestro promedio de encuestas nacionales en lo relativo a imagen, sino también en términos de actitud electoral de cara a las elecciones de medio término de este año. Recordemos que, a fines de 2016, según OPSM, un 37,1% tenía intenciones de votar en las legislativas, contra un 53,2% que tenía intenciones de votar a algún partido de la oposición y un 9,7% que se mostraba indeciso. En tanto, según Synopsis, 37,8% tenía intenciones de votar al oficialismo, 42,3% a la oposición y 19,9% se mostraba indeciso. De estas dos mediciones, surge un promedio de intención de voto a Cambiemos de 37,5%, contra 47,8% para la oposición y 14,7% de indecisos.
Con esa distribución de actitudes, la clave es saber cuán fragmentado estaría el voto opositor, dado que con un 37,5% Cambiemos podría ser la primera minoría electoral y por lo tanto ganar las elecciones de medio término de 2017, siempre y cuando el 47,8% de voto opositor estuviera lo suficientemente disperso para que ni el Frente para la Victoria (FPV) ni el Frente Renovador (FR) fueran capaces de alcanzar ese 37,5%. En cambio, si se repitiera de manera aproximada la distribución de preferencias de la primera vuelta del 2015, las chances oficialistas estarían en riesgo: el 37,5% de Cambiemos en este promedio se ubica en el orden de magnitud de los votos obtenidos por ese frente en octubre de 2015, y en esa misma instancia el FPV obtuvo 37%. De recrearse esa partición, estaríamos en una situación de empate técnico.
Cabe remarcar que, en este nivel de análisis, hablamos a nivel de agregados nacionales; otra cuestión es el resultado en provincia de Buenos Aires, puesto que una eventual derrota de Cambiemos en ese distrito (frente al FPV o el FR) tendría, como sucede tradicionalmente con PBA, capacidad de impregnar la decodificación general del resultado electoral (como le sucedió al FPV en 2009 y 2013, cuando perdió en PBA y quedó debilitado, pese a haber ganado la elección a nivel nacional como primer minoría). Este es, hoy, quizá el principal riesgo para Cambiemos, puesto que la mayoría de las encuestas en PBA muestran al oficialismo en segundo o tercer lugar en términos de intención de voto, ya sea por detrás del FPV (con la ex presidenta Cristina Fernández como principal precandidata) o del Frente Renovador (con el líder de ese espacio, Sergio Massa, como principal figura).
Volviendo al marco nacional, la encuesta del Copes ofrece una aproximación alternativa a las 2 anteriores. En primer lugar, la distribución de preferencias baja tanto para el oficialismo como para la oposición. De acuerdo a ese estudio, el 30% votaría a Cambiemos y el 24% a la oposición, pero un 19% se muestra como votante táctico (es decir, son electores interesados en la política, pero que no se decantarían por una u otra alternativa sino hasta bien avanzado el proceso electoral), en tanto que un 27% se muestra indeciso (ver datos arriba; click para agrandar). Claramente, en este caso el resultado electoral está abierto, puesto que la ventaja del oficialismo sobre la oposición es de sólo 6 puntos porcentuales, habiendo 46 puntos por distribuir.
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