viernes, 21 de enero de 2011

La ideología no se toma vacaciones (2)


Cerramos el post anterior planteando dos preguntas: 1) ¿tendrá éxito el gobierno en captar el voto de centroizquierda en las elecciones de este año? 2) ¿necesita el gobierno captar ese voto de centroizquierda después del impulso que cobró la imagen e intención de voto oficialista después de la muerte de Néstor Kirchner?

Repasemos algunos datos recientes. Según el consultor Ricardo Rouvier, la Presidenta tiene una clara ventaja en intención de voto y proyectando indecisos oscila en un 46 o 47% de intención de voto, niveles similares a los que la Presidenta obtuvo en la elección de 2007. Uno de los últimos sondeos de Rouvier da cuenta que entre la Presidenta y su más inmediato seguidor, Ricardo Alfonsín (22% de intención de voto proyectada), hay más de 25 puntos de diferencia. En cuanto a Eduardo Duhalde, Rouvier apunta que "no alcanza más que el 7%de intención de voto, que proyectado podrá llegar al 12%. Artemio López, de Consultora Equis, coincide con Rouvier y señalar que en sus encuestas Cristina Fernández de Kirchner tiene una intención de voto del 47%, con Ricardo Alfonsín como segunda minoría con 20% (22% con proyección). Tercero se ubica Mauricio Macri con 11%, en tanto que el vicepresidente Julio Cobos alcanza 4%.

Por su parte, un estudio del Centro de Estudios de Opinión Pública (CEOP, que dirige Roberto Bacman), sobre 1288 casos a nivel nacional mediante entrevistas telefónicas arroja que la primera mandataria oscila entre el 44% y el 43,3% de intención de voto. En cualquiera de los dos escenarios analizados (uno con Alfonsín como candidato de la UCR y otro con Cobos) a diferencia de los estudios anteriores, es Mauricio Macri quien se ubica en este caso en segundo lugar, con 12% de intención de voto promedio en los escenarios medidos. Ricardo Alfonsín (10,4%) y Julio Cobos (7,8%), respectivamente, se colocan en tercer lugar. Eduardo Duhalde (7%), Elisa Carrió (entre 3 y 4%) y Fernando “Pino” Solanas (4%) obtienen porcentajes magros. Otro dato clave de este sondeo es que la Presidenta, aun después de los conflictos de diciembre (las tomas del Parque Indoamericano, el Club Albariño y los incidentes en Constitución) alcanza una imagen positiva del 60%.

En la oposición, Ricardo Alfonsín continúa siendo el dirigente de mejor imagen positiva nacional, con 52%; Julio Cobos, en declinación, registra 40%, lo mismo que Macri. Los demás dirigentes opositores se ubican por debajo del 40% de imagen positiva: Fernando Solanas suma 36%, Hermes Binner, Elisa Carrió y Eduardo Duhalde, alrededor del 25%. Mientras Solanas y Binner cuentan con altos niveles de desconocimiento, el límite que enfrentan Duhalde y Carrió son altas imágenes negativas. En ninguno de los tres estudios se midió la intención de voto ni la imagen de Ernesto Sanz, recientemente lanzado como precandidato del radicalismo.

Conocedora de estos números, al partir en gira hacia Medio Oriente, Cristina comenzó a activar el operativo reelección, atenta a algunas amenazas: faltantes de combustible, de billetes y cortes de energía, temas que aparecen como "minicrisis" que si bien hoy no ponen en riesgo sus chances para octubre -incluso las mediciones menos favorables la ubican, todavía, en un escenario en el que, si la elección fuese hoy, obtiene un triunfo en primera vuelta- sí plantean interrogantes sobre la pericia del gobierno nacional para manejar ciertas cuestiones domésticas sin la presencia obsesiva de Néstor Kirchner encima de la gestión cotidiana.

Otro tema en el horizonte del gobierno es la inflación, estacionalmente fuerte en verano y el período marzo-abril (retorno de las vacaciones y vuelta al colegio). Por ello, creo que el gobierno apuntará a captar votos afines a los segmentos de centroizquierda, para sostener a largo plazo -faltan 9 meses para la elección, una eternidad- la foto victoriosa que hoy muestran las encuestas. Se trata, ni más ni menos, de la "coalición ganadora mínima" de la que hablan los especialistas en opinión pública, es decir, una combinación entre el voto "duro", alineado, propio, con el voto independiente que resulta "permeable".

El post anterior abundó suficientemente en los temas que el gobierno considera sensibles para el electorado de centroizquierda, así como aquellos donde sostiene un posicionamiento que, en aras de la simplicidad, llamamos "PJ clásico". Después de haber visto cómo están en las encuestas, repasemos entonces el libreto ideológico reconocible hoy en las alternativas de la oposición.

En la UCR, la figura de Ricardo Alfonsín remite inequívocamente a la de su padre, también revalorizado post-mortem. La relación de Alfonsín padre con el establishment nunca fue armónica, y Alfonsín hijo siempre se ha mostrado como más crítico de las formas que de los contenidos del kirchnerismo y planteado, además, que la UCR debe conformar un frente de centroizquierda junto con el socialismo, para regenerar el Acuerdo Cívico y Social que ya no existe tal como se presentó en las legislativas del 2009. Para darle una nueva impronta al Acuerdo, Alfonsín quiere a Hermes Binner como candidato a vice, y el gobernador santafesino ha hecho saber que se siente mucho más cerca de Alfonsín que de Sanz o Cobos) y el GEN que lidera la ex arista Margarita Stolbizer. Recientemente, el diputado planteó que "una alianza entre el radicalismo y el socialismo es lo más natural, porque pensamos igual". Un binomio Alfonsín-Binner representaría una afirmación autónoma del radicalismo respecto del establishment corporativo (hay que tener en cuenta que Hermes Binner se pronunció de acuerdo con que las retenciones las fije el Poder Ejecutivo y apoyó a la ley de medios, en tanto que Alfonsín siempre reinvindica su independencia respecto de los grupos que hoy se oponen al kirchnerismo pero antes se enfrentaron a su padre).

Ernesto Sanz, por su parte, apuesta a heredar parte de la estructura que se cansó de esperar una definición de Julio Cobos y que es reacia a un "radicalismo de centroizquierda" como el que propone Alfonsín, lo cual lo corre automáticamente al especto más centrista (o incluso centroderechista). Su discurso no siempre es claro: en algunas ocasiones, anticipó algo de su pensamiento profundo, ese que emerge cuando los controles y la especulación desaparecen. En esos casos, casi siempre, le sumó al radicalismo rasgos de centroderecha: dijo que a la asignación por hijo los pobres la dilapidaban en el paco y el juego, que el gobierno se equivoca en no ejercer su facultad de represión y se alineó con el establishment mediático tachando la ley de Medios como ofensiva a la libertad de prensa. En otras oportunidades, ha declarado estar de acuerdo con la estatización de Aerolíneas, las jubilaciones y el Fútbol para Todos, aun cuestionando las formas en que se llevaron a cabo esas medidas (las que votó en contra en el Congreso). De ser así, no estaría tan lejos de Alfonsín en lo ideológico.

Cuando Elisa Carrió abandonó la UCR, su referente en economía era Rubén Lo Vuolo, un economista de centroizquierda. En 2009, cuando todavía integraba el Acuerdo Cívico y Social (del que se alejó a fines de 2010 para sostener su propia candidatura a presidente), su delfín fue Alfonso Prat-Gay, un ex JP Morgan. Este corrimiento ideológico suyo hacia la centroderecha también es visible respecto a otros temas, como por ejemplo los juicios contra represores: recientemente, Carrió declaró que "ninguna persona de más de 70 años tiene que estar presa" en clara referencia a la condena al dictador Jorge Rafael Videla.

Fernando Solanas (Proyecto Sur): "Pino" es quien sostiene el discurso más centroizquierdista de los referentes nacionales de la oposición y quien concita las mayorías simpatías entre los votantes de ese segmento enojados por las políticas del gobierno en materia de recursos naturales (en particular, minería y glaciares, además de hidrocarburos). Recientemente, el candidato presidencial de Proyecto Sur dijo que Argentina tiene que reconstruir sus industrias de defensa, ante el peligro de un ataque desde las Islas Malvinas y también señaló que impulsaría sanciones económicas contras empresas de Gran Bretaña y EE.UU., e incluso la ruptura de las relaciones políticas y económicas con el primero de esos países. Pino asegura que las empresas de servicios públicos (entre ellos los trenes y telecomunicaciones) deben estar en manos del Estado, propone expropiar Telecom y nacionalizar los hidrocarburos y apuesta a recuperar las rentas extraordinarias a través de un cambio del actual sistema impositivo, notoriamente regresivo. Pino sostiene que la fuerza política que lidera es la verdadera alternativa al bipartidismo, con un discurso ideológico nítido, pero corre el riesgo de quedarse en un nicho muy testimonial, con bajas chances de ser alternativa de poder, tanto frente a un oficialismo revigorizado como a un frente panradical de centroizquierda como el que propone Alfonsín. No obstante, es uno de los referentes competitivo en ese electorado.

Entre los dirigentes que se posicionan a la derecha del gobierno, el más identificado dentro del PJ disidente es Eduardo Duhalde, cuyo discurso viene endureciéndose cada vez más, al punto que incluso un (ex?) aliado dentro de ese espacio PJ anti K, Felipe Solá, lo tachó de "derechoso" cuando Duhalde se definió a sí mismo como "futuro presidente del orden". Asimismo, el ex presidente interino ha manifestado que si accede a la Casa Rosada propondrá cambiar algunas leyes para recortarle poder a los sindicatos vinculados a actividades del Estado y los servicios, algo que está en las antípodas del PJ clásico y del esquema de poder del actual gobierno. En este sentido, el histórico dirigente peronista Antonio Cafiero afirmó oportunamente que no le cerraba la foto de Duhalde con el titular de la Sociedad Rural Argentina, ya que "históricamente la Rural es una entidad antagónica al peronismo".

Mauricio Macri (PRO) habló de "inmigración descontrolada" en plena toma del Parque Indoamericano, línea discursiva afín a la centroderecha. Ha sostenido, en varias ocasiones, que reprivatizaría lo que el actual gobierno reestatizó (AFJP, Aerolíneas, entre otros) y hace de la línea dura en materia de seguridad uno de los núcleos de su propuesta.

2 comentarios:

  1. El GEN apura a la UCR para que defina su candidato presidencial: el secretario general del GEN, Juan Carlos Juárez, pidió al radicalismo no posponga su interna de abril porque "es sumamente importante que la UCR defina su candidato a Presidente por el Frente Progresista cuanto antes" (sello que reemplazaría al fenecido Acuerdo Cívico y Social). "Seguir retrasando esta decisión, además de cederle espacio y tiempo de instalación a otras fuerzas políticas que terminarán siendo más de lo mismo, contribuye al desconcierto y a la pérdida de expectativas hacia la construcción de un frente", dijo Juárez. En declaraciones que divulgó un comunicado del GEN, agregó que "el Frente (Progresista, en gestación) debe consolidarse todos los días y convocar a otros sectores para una visión amplia y representativa” de la sociedad. El integrante de la Mesa del partido GEN, que lidera nMargarita Stolbizer, señaló que "quienes somos parte de este Frente debemos mostrar que somos una opción superadora, y para ello debemos hacerlo con hechos concretos y sin dilaciones".

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  2. Gracias Anónimo! Aprovecho y actualizo con propuestas del precandidato presidencial de la UCR Ricardo Alfonsín, para agregar info a esta semblanza de ideologías. Alfonsín dijo que "atacando la inflación" es como se atrae la inversión extranjera. Sostuvo que las retenciones al agro "no se pueden eliminar ahora" (en una entrevista al diario La Nación, en la que habló de su plan de gobierno y de las perspectivas del país para el futuro). Resumen: la inflación “no sólo afecta el salario de los sectores más vulnerables, sino también al crecimiento y crea incertidumbre”, expresó Alfonsín y aseguró que para poder solucionar el problema de la inflación “hay que terminar con esto del Indec, hay que normalizarlo” aunque admitió que no es una cuestión que se puede resolver “de un día para el otro”. Por otro lado, aseguró que “atacando la inflación” se puede atraer inversión extranjera “inspirando confianza, respetando las instituciones, fijando reglas estables de juego”.
    El campo: respecto a las retenciones al agro, Alfonsín afirma que “el que diga que las puede eliminar ahora es un demagogo o no sabe”. Sin embargo, asegura que es posible disminuirlas gradualmente “en algunos productos o economías regionales” y propone reemplazarlas con “financiamiento del sector público”.
    Los servicios públicos: descarta de plano la estatización de servicios públicos pero si plantea la creación de organismos de control que funcionen correctamente “para mejorar la gestión de los servicios y para que no ocurran las cosas que están ocurriendo”. Por otro lado, presenta la idea de una “tarifa social” que funcionaría con la realización de ajustes graduales “sin conmover con un aumento súbito” de los servicios públicos.
    DD.HH: aseguró que su intención como precandidato presidencial es continuar con los juicios por los derechos humanos. Sin embargo, lanzó un par de preguntas retóricas que muestran su descontento parcial con el tema: ¿“No teníamos preso a Firmenich? ¿No teníamos enjuiciados muchos de los responsables de la guerrilla?”.
    El Banco Central: recalca que es erróneo ver al Banco Central como un “apéndice del Ejecutivo y que hay que rescatar su naturaleza autónoma”. Respecto al uso de reservas, que es correcta apelar a las mismas pero “con acuerdo del Congreso, como manda ley. En tanto, cuestiona que el país no tenga acceso a los mercados financieros internacionales voluntarios.
    Consejo de la Magistratura: propone realizar cambios en el Consejo de la Magistratura tratando de lograr “equilibrios para que nadie tenga la posibilidad de vetar a un candidato ni pueda impedir que se hagan las remociones que haya que hacer”.

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