viernes, 28 de enero de 2011

Internas y estrategias electorales (2)


Terminamos el post anterior planteando que los conceptos revisados eran importantes a la hora de enfocar los procesos de internas en marcha. Repasemos entonces la situación de los candidatos que en las últimas elecciones legislativas integraron frentes electorales:

1) Elisa Carrió ratificó su alejamiento del Acuerdo Cívico y Social y sostiene una candidatura propia para octubre, por lo que no necesita de ninguna interna para validar su postulación, ya que en la Coalición Cívica no tiene contrincantes. Sí podría estar atenta a la evolución de las encuestas: en caso de que su figura estuviera baja en intención de voto podría, por ejemplo, optar por declinar su postulación para apoyar a otro candidato opositor con el que sienta afinidad -por ejemplo, Ricardo Alfonsín- facilitando entonces las chances de una segunda vuelta en las presidenciales.

Esto requeriría un análisis de compatibilidad entre los que ella considere votantes potenciales suyos y de otro candidato opositor. El adversario común a vencer sería el oficialismo (lo más probable, hoy, es que la candidata sea Cristina Fernández) en tanto que Carrió y Alfonsín serían competidores entre sí (ambos compiten por el voto opositor al kirchnerismo).

2) en 2009, el gobierno -que con el sello Frente para la Victoria conservó su condición de primera minoría nacional en las legislativas de ese año pero fue derrotado en distritos clave, en algunos casos a manos del Acuerdo Cívico y Social y en otros por una entente entre el PJ disidente y el PRO- impulsó una reforma política que establecía, entre otras cosas, primarias abiertas, obligatorias y simultáneas que deberían realizarse el 14 de agosto de este año. En ese entonces, además de valoraciones legales y jurídicas, había un propósito político claro: hacer que el PJ anti -K (también llamado "Federal" y "disidente") enfrentara en una interna al kirchnerismo -se suponía que Néstor sería el candidato presidencial oficialista- con la figura que la facción rival del peronismo consensuara, por ejemplo Eduardo Duhalde, Alberto Rodríguez Saá, Felipe Solá o Mario das Neves (ya en ese entonces, Carlos Reutemann no daba señales de querer competir).

De esa forma, el kirchnerismo apostaba en ganar las internas del PJ y evitar que algún candidato disidente se postulara por fuera y drenara votos permeables al oficialismo (en 2003, recordemos, hubo 3 candidatos de origen justicialista postulados para presidente: Néstor Kirchner, Carlos Menem y Adolfo Rodríguez Saá). El análisis subyacente del kirchnerismo en ese momento fue el siguiente: los candidatos del PJ disidente son competidores antes que adversarios, pues captan una porción del voto filo-PJ. Si hacemos que participen en la interna y les ganamos, es muy probable que esos votos se mantengan con el candidato vencedor de la interna (Néstor) y no que vayan a candidatos adversarios opositores (UCR, Coalición Cívica y otros partidos). El enfoque comunicacional de la campaña, en este caso, tendría una segmentación que contemplaría mensajes para los "votantes filo-PJ" (comunicación de mantenimiento o de refuerzo) más otra orientada a los electores independientes y los indecisos(comunicación de conquista o de persuasión).

¿Qué cambió desde entonces? Pues, falleció Néstor Kirchner y subió la imagen e intención de voto de Cristina Fernández, con lo que entremuros se menciona que la presidenta ya decidió que irá por la reelección, aunque el anuncio se posterga para concentrarse en la gestión: hasta marzo, la agenda presidencial estará abocada a la readecuación del gabinete, y los cambios por venir pueden tener mucho que ver con su candidatura a la reelección y con eventuales acuerdos políticos con gobernadores o candidatos a serlo. El oficialismo considera que hoy Cristina no necesita una interna para revalidar su candidatura para octubre (escenario que podría cambiar si declina la aprobación e intención de voto de la presidenta). El gobierno no ha mostrado firmeza en querer sostener las internas, pero tampoco las ha descartado, todavía; es claro que su pragmatismo no repara en borrar con el codo lo que se escribió con la mano.

3) otro elemento que desdibuja -hasta ahora- la posibilidad de que se confirmen las internas del 14 de agosto es la renuencia del peronismo disidente a enfrentar al oficialismo, algo que no es nuevo: ese espacio ya dudaba de si convenía enfrentar a Néstor Kirchner en una interna o presentarse por fuera con el ex presidente vivo. Con Néstor fallecido y la ola de sentimiento popular favorable al oficialismo posterior a ese hecho, estiman que presentarse a una interna contra Cristina sería perdidoso. Sin embargo, ahí no acaban los problemas del PJ anti -K: las diferencias internas en el seno de ese espacio han crecido hasta un punto de cuasi-ruptura: primero tomó distancia Carlos Reutemann, luego Felipe Solá y Mario das Neves, que no acuerdan con la idea de Eduardo Duhalde y Alberto Rodríguez Saá de realizar internas "cerradas" y por regiones antes del 14 de agosto.

Solá y das Neves cuestionan esas internas, reduciéndolas a una movilización de “aparatos políticos”, a lo que además se adicionan motivos particulares de cada uno de ellos (Solá cree que finalmente el sector duhaldista terminará convergiendo con Mauricio Macri en la candidatura presidencial del actual jefe de gobierno porteño, en tanto que das Neves tiene elecciones en su provincia el 20 de marzo y quiere concentrar todas sus energías en apuntar al delfín que ungió como candidato a sucederlo en la gobernación). Solá defendió las primarias tal como originalmente las planteó el gobierno nacional -"el 14 de agosto tenemos obligación de ir a votar todos los argentinos en las internas abiertas, porque esa obligación independiza a los candidatos de tener que tener estructura, plata, micros", evaluó Solá, considerando que sería una instancia mucho "mucho más representativa para el Peronismo Federal que hacer una interna con el padrón de un partido chiquito".

Duhalde primero descalificó a Solá (aunque no en los términos de Barrionuevo, que lo llamó "el Cobos del peronismo Federal", ni de Rodríguez Saá, quien dijo que Solá y das Neves no se presenta porque sabe que pierden) y luego admitió que "tiene razón en que para hacer la interna en cada provincia se necesita una gran infraestructura” y se mostró a favor de realizarla en el 50% de las provincias por sorteo, juzgando que “es suficiente para saber quién es el mejor candidato”. Una suerte de "tómbola" de interna, muy poco seria. Respecto a Mauricio Macri, aún sigue aún sin definir si será candidato presidencial o buscará repetir en la Ciudad, que tendría comicios entre junio y agosto de este año (con una casi segura segunda vuelta entre el PRO gobernante y el kirchnerismo).

4) El radicalismo, la pata más fuerte del Acuerdo Cívico y Social (que ya no existe con la conformación con que se presentó en 2009, por el alejamiento de la Coalición Cívica) ha acordado realizar una interna previa entre Ricardo Alfonsín y Ernesto Sanz el 30 de abril de este año, instancia en la cual Julio Cobos declinó participar, ya que el vicepresidente argumenta que lo legal es que la compulsa se lleve a cabo el 14 de agosto (la otra razón para no jugar en abril es que sabe que no está en condiciones de ganar la interna). Incluso, ante el riesgo de una impugnación de la interna previa, dirigentes radicales propusieron en cierto momento realizar una encuesta, no vinculante, entre los afiliados para decidir quién será el candidato a presidente (algo tan poco serio como la tómbola que Duhalde esgrimió como alternativa ante las objeciones de Solá a la propuesta de primarias por regiones). Alfonsín y Sanz acordaron la interna porque creen que esperar hasta agosto para tener un candidato radical ungido es darle una ventaja adicional al kirchnerismo, que hoy encabeza la intención de voto. La apuesta de estos dos competidores en la interna es que de ella saldrá un candidato fortalecido con el sello UCR.

El problema es que si Cobos no participa de esta interna previa pero sí de las primarias del 14 de agosto, quien surja ganador del 30 de abril tendrá que revalidar su condición de candidato de esa fuerza nuevamente. Una interna en dos turnos -algo que puede sucederle al radicalismo si Cobos decide presentarse en las primarias y también puede sucederle al PJ anti-K si Solá o das Neves hacen lo propio -puede generar tres tipos de efectos: 1) uno negativo, el de un desgaste contraproducente, que conspiraría contra el objetivo que se pretende que tenga una interna, que es que surja "un candidato más robusto, con una legitimidad mayor que la de un candidato autoproclamado o designado por un pequeño núcleo partidario" , tal como evalúa el consultor Manuel Mora y Araujo. Esto le restaría chances a ambas fuerzas opositoras respecto al oficialismo.

Virtualmente, existen dos posibilidades más: 2) otro efecto negativo, que las internas sean muy reñidas y terminen por tener un efecto de división del partido, que perjudique en cierta forma al candidato ganador en la elección general (por ejemplo, que en una interna entre Sanz y Alfonsín donde gane este último quienes eligieron a Sanz decidan no votar a Alfonsín en la general de octubre) o 3) un efecto positivo, en el que las internas logran crear una expectativa pública suficientemente intensa como para reforzar las chances de esa fuerza política, como suele suceder en las elecciones primarias presidenciales en los EE.UU. Quizá quienes concibieron la idea de las elecciones por regiones dentro del PJ anti-K estaban pensando en un efecto de este tipo; sin embargo, el riesgo de este concepto es que depende fuertemente de que el efecto de "campaña permanente y larga" no termine por saturar o aburrir a los electores. Y ni hablar del efecto perjudicial que podrían tener denuncias o impugnaciones en ese proceso de internas.

No hay comentarios:

Publicar un comentario