miércoles, 21 de agosto de 2013

El malestar en la kultura (2)

La merma de rendimiento electoral ubicó al FPV en alrededor del 27% de los votos a nivel nacional, bien por debajo del 35% que en promedio le asignaban como proyección electoral varias consultoras (incluso aquellas lejanas al oficialismo). Por caso, Poliarquía planteó antes de las PASO un escenario donde tomaba como predictor potencial de esas elecciones el indicador de aprobación de la gestión económica y política del gobierno nacional: según el mismo, los porcentajes logrados por el oficialismo en las últimas tres elecciones son guarismos muy similares a los que registra la curva que expresa ese indicador de aprobación (en términos simples, los candidatos del Gobierno parecerían recibir el apoyo de aquellos ciudadanos que apoyan la política económica y la gestión política implementada por el oficialismo). De acuerdo a esa estimación, Sergio Berensztein evaluaba que los candidatos kirchneristas a nivel nacional estaban en condiciones de alcanzar aproximadamente el 36% de los votos, valor que se corresponde con el indicador de aprobación del mes de julio.

Sin embargo, la performance de los candidatos del oficialismo estuvo bastante por debajo de esa cifra. ¿Significa eso que las campañas de los candidatos oficialistas no fueron suficientemente eficaces en traducir la aprobación en voto? Antes de apresurar una respuesta, recordemos que decíamos en la entrada anterior que el cisne negro de las PASO no estuvo en los resultados que arrojaron los principales distritos (provincia de Buenos Aires, Capital Federal, Córdoba y Santa Fe) sino en plazas del interior en las que, dados los antecedentes electorales del 2009, se daba por descontado un triunfo contundente del oficialismo. En lugar de eso, se produjeron victorias con diferencias más estrechas, empates y hasta derrotas (como vimos oportunamente, repasando los porcentajes obtenidos en 2009 y 2013).

Respecto a ese desgaste, planteábamos como hipótesis que se articulan malestares con el gobierno nacional tanto como otros acumulados con los oficialismos locales (que acusan varias gestiones sucesivas en los respectivos distritos). En gran medida, eso es natural: muchas veces, las elecciones legislativas de medio término producen resultados desfavorables para los oficialismos, dado que son comicios donde no está en juego la gobernabilidad. Por eso mismo, las legislativas de medio término son ideales para figuras del tipo contestatario, como sucedió en 2009 con Pino Solanas en Capital y en 2013 con Elisa Carrió en el mismo distrito, dirigentes a los que, en cambio, no les va tan bien cuando se votan cargos ejecutivos, como quedó patentizado en las elecciones del 2011. Sin embargo, hubo un efecto de "cisne negro", dado que ese comportamiento adverso al oficialismo se produjo en distritos menos medidos (encuestados) que los de mayor peso (como provincia de Buenos Aires, Córdoba, Capital Federal y Santa Fe, que se manejaron dentro de las estimaciones anteriores, con algún matiz menor). Incluso hubo alguna sorpresa en sentido contrario en plazas como Tucumán y Tierra del Fuego, respecto a las cuales algunos sondeos que circularon en las semanas previas hablaban de una avanzada opositora, y sin embargo arrojaron triunfos del FPV.

La merma electoral oficialista resulta menor si se suman a los votos del signo “FPV” aquellos de fuerzas aliadas, tal como resulta del estudio de Javier Zelaznik del Departamento de Ciencia Política y Estudios Internacionales de la Universidad Di Tella publicado este domingo en Página/12: según el mismo, el Frente para la Victoria obtuvo un 31,1%, el Peronismo disidente 25,9%, la UCR 25%, el  PRO y sus aliados 7,7% y la centro izquierda 6,2% (desde el FIT hasta Autodeterminación y Libertad, pero sin incluir al Partido Socialista, que se suma a la UCR en el Frente Progresista, una suerte de panradicalismo), mientras que partidos provinciales y otras fuerzas afines redondearon 4,1%.

De todos modos, el registro del oficialismo en las PASO está por debajo de lo que en su momento estimamos como parámetro para considerar una elección óptima del FPV (un 37%, cifra que resulta un promedio aproximado de lo obtenido por esa fuerza en las anteriores elecciones de medio término del 2005 y del 2009). Por otro lado, consideramos que cierto “purismo” de signos partidarios resulta saludable para mensurar mejor la relativa fortaleza y debilidad del kirchnerismo y las fuerzas opositoras en la actual coyuntura; y, claro está, las cifras definitivas a considerar para el análisis serán las que tanto el oficialismo como la oposición obtengan en octubre, ya que de ese escrutinio surgirá la nueva composición del Congreso Nacional y la correlación de fuerzas de cara a las elecciones ejecutivas-legislativas del 2015 .  

4 comentarios:

  1. Hay que tener en cuenta que de esta elección surge un único opositor del peronismo en provincia y no una alianza como en 2009, lo cual es un gran llamador para que este partido haga lo que siempre hace, seguir al ganador.
    Con lo cual se vuelve a dar la teoría de los tercios. El progresismo, la farsa y el peronismo

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  2. Gracias por el aporte, Anónimo! Supongo te referís a Massa, que aglutina el voto adverso al oficialismo, aunque de hecho en ese distrito también son netamente opositores De Narváez (el que según los sondeos que se están dando a conocer perdería votos a manos de Massa por un efecto de "voto útil") y Stolbizer (que a priori mantendría o podría mejorar algo su caudal electoral por estar posicionada como opción no peronista). Es plausible la hipótesis del corrimiento a Massa, el punto es que hay otros peronistas anti-K o disidentes que también tienen aspiraciones para el 2015 que chocarían con las de Massa. Veremos cómo evoluciona el proceso político, saludos!

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  3. Leí por ahí que la estrategia del oficialismo nacional va a ser activar el trabajo territorial de los gobernadores afines. Creo que esto, además de ser discutible como estrategia, da la pauta que el oficialismo hizo sus proyecciones ejecutivas de cara al 2013 con este resultado (que es el de una primaria legislativa y debería leerse como tal) y en función de esas proyecciones decidió involucrar a los gobernadores a que hagan uso de su poder persuasivo. Probablemente lo que resulte de eso es que sumen malestares; este agregado de malestares con oficialismos (local y nacional) puede endurecer la tendencia anti k y extremizar el utilitarismo en el voto independiente, el remedio puede ser peor que la enfermedad y “piantar” el voto ya que no son disimulables (ni reparables en algunos casos) los desgastes de figuras como Fellner, Insfran, Allperovich y etcs. Para mantenerse sólido y con apoyo en el interior, el FPV tiene un horizonte de mejora posible si se anuncian medidas regionales o se inauguran obras de Nación en las provincias con mayor caída de puntos. También es recomendable para e FPV activar el trabajo de territorio, no dejar todo en manos de los actos de la presidenta, esto se logra a través de sectores sociales y organizaciones que hagan percibir al resto de la población los riesgos de un recambio legislativo para las conquistas y derechos adquiridos; en ese último punto considero inoportuno el distanciamiento de líderes territoriales como por ejemplo Milagro Salas.

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  4. Hola Marina, gracias por el aporte! De hecho, varios sondeos señalan la posibilidad de que los candidatos opositores en algunos distritos estiren la ventaja respecto del FPV. El tema de los anuncios es si pueden tener impacto a esta altura o ya no; hemos tocado ese tema en recientes entradas, y volveremos sobre el punto. Coincido en que el trabajo territorial es clave, condición necesaria, aunque no suficiente para una mejora de la performance electoral oficialista (se supone que el impacto de ese trabajo puede fidelizar voto permeable, pero sería de efecto inocuo -no necesariamente contraproducente- en los segmentos no alineados). Saludos!

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